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𝖢𝖺𝗉𝗂́𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗏𝖾𝗂𝗇𝗍𝗂𝗌𝗂𝖾𝗍𝖾


Cuando fue despojado de sus ropas, bañado y vestido nuevamente por los tres omegas que estaban también en mismo cuarto que él, se preguntó qué es lo que sería de su vida si no escapaba en ese instante.

Por más que buscó alguna escapatoria, no había ventanas y a apenas tenían una silla. La única solución era correr lo más rápido que pudiera cuando lo sacaran.

Su mente maquinaba un y mil planes, quería llorar de solo pensar que tal vez nunca volvería a su casa y no volvería a ver a su familia. Todo era horrible y totalmente asqueroso.

─ ¡Jeongin! ─Alguien gritó su nombre. Espantado giró a todos lados y vio a Yechan cruzado de brazos frente a él.

─ ¿Qué pasó? ─Levantó la mirada, puesto que estaba sentado en la silla. Ni siquiera se había dado cuenta que Seungmin le había hecho un corte de cabello.

─Necesito que cooperes, no me dejas maquillarte y si no te tenemos listo en quince minutos, nos van a matar. ─Murmuró con temor Yechan logrando asustarlo a él también.

No quería que les hicieran nada a ellos así que solo suspiró derrotado. Se dejaría maquillar, pero luego huiría por su vida, de paso también se los llevaría a ellos.

─ ¿Cómo es que saben hacer todo esto? Digo, son muy chicos y yo que tengo 20 años, no sé ni agarrar una brocha para pintarme. ─Trataba de hacerles plática para matar los nervios y el temor que aumentaban con el pasar de los segundos.

─Nos han enseñado a base de golpes, es doloroso, pero dicen que es por nuestro bien saber hacer algo y no ser unos omegas inútiles. ─Habló Junsung, quien hasta ese momento estaba sentado frente a ellos jugando con un carrito.

Sintió su corazón hacerse trizas. Junsung solo era un niño que necesitaba una infancia llena de amor, no de golpes. Ni tampoco Seungmin o Yechan merecían vivir su adolescencia así.

Les iba a seguir preguntando algunas cosas hasta que entró una mujer y lo vio con asco.

─Bien dicen que, aunque la mona se vista de seda, mona se queda. ─La mujer llevaba un chicle haciendo demasiado ruido al mascar, logrando incomodar a los otros omegas. ─Ya llegó el señor Jeon.

Los menores se apartaron de Jeongin, este se levantó apretando las manos y caminó hasta la puerta, fue ahí cuando vio la oportunidad de huir cuando esta fue abierta.

Intentó correr, pero fue tomado de los brazos por dos alfas musculosos y muy altos.

Un alfa de traje negro y lentes oscuros bajó de un carro elegante acompañado de otros cinco hombres más. Se veía tan imponente que hasta daba miedo, terminó por acercarse al chico bajándose los lentes. Jeongin sintió que podría desmayarse ahí mismo. El alfa era el padrastro de Chan, eso no podía ser posible.

Había visto ese rostro solo unas cuatro veces en su vida, pero nunca podría olvidarlo; era alguien sumamente atractivo. Incluso él había bromeado con Chan sobre robarle el esposo a su mamá.

De pronto se sintió traicionado, no quería pensar que su amigo también fuese así y que fue amigo de una persona como él.

Quiso vomitar de solo imaginarlo, pero se controló lo suficiente para no llorar. Las ganas no faltaban, pero había oído que algunos alfas les excitaba ver a los omegas llorar.

─Es un placer poder haber hecho negocios contigo, Kim. Disfrutaré mucho de esta preciosa mercancía. ─Estrechó la mano con aquel alfa que llevaba muchas cadenas en su cuello y anillos en los dedos. Se giró para ver a los hombres que tenían tomado a Jeongin y los miró con seriedad. ─Llévenlo al auto y que no escape.

Los dos hombres asintieron y se lo llevaron a rastras, entre suplicas y luchas por parte del omega, fue metido al lujoso carro. Quiso patearlos, pero lo habían agarrado de las piernas y de las manos.

Cuando iba a gritar por ayuda, alguien de los asientos traseros le tapó la boca. Aprovechó eso para morderle con tanta fuerza que lo hizo gritar.

Pero ese grito se le hacía muy familiar.

Chan. Pensó.

─ ¿¡Por qué me muerdes, maldito animal!? ─Bangchan salió de su escondite mientras se sobaba la mano.

El omega no podía creer lo que estaba viendo y se lanzó sobre el chico, dispuesto a pegarle, hubiese salido bien el plan si no fue porque lo agarraron, evitando que lo hiciera.

─ ¡Tú! ¿Qué haces aquí? Eres una monstruo. ─Lágrimas empezaron a caer de los ojos de Yang. Lágrimas de decepción y coraje, pero el alfa parecía divertida con la situación.

─Insúltame lo que quieras, pero yo no fui el tonto que se subió al carro de un desconocido y terminó así. ─Bang le sacó la lengua, sacando de contexto a Jeongin.

─ ¿Cómo puedes estar tan tranquilo después de haber hecho esta traición tan grande? Yo te confíe mi amistad, no puedo creerlo.

Ahí fue cuando al alfa también se le llenaron los ojos de lágrimas y abrazó a su amigo. No había sido su atención hacerlo llorar y espantarlo.

─No te haremos daño. El esposo de mi mamá es detective y ha estado durante cinco meses detrás de ese hombre, cuando por fin logró hacer un trato, resulta que tú eras la "mercancía". ─Chan intentaba consolar a su amigo, nunca le había gustado verlo llorar.─ Anoche estaba en tu casa cuando Muwoong me llamó, me dijo que te había encontrado y decidí venir con él, así no estarías incómodo en el trayecto a la estación de policías.

─ ¿Qué? ¿Me estás diciendo que esto fue planeado? ─Jeongin estaba tratando de entender toda la situación. Era muy extraño todo, tampoco sabía si confiar mucho en Chan.

─Sí, pero ahora debemos de irnos antes de que llegue la policía y se arme un alboroto. Les avisaremos a tus padres que estás bien para que vayan por ti. ─El alfa dio la señal al beta para que avanzara.

El omega todavía no podía creerlo, sin embargo, entre toda la incertidumbre recordó a los tres omegas que estaban ahí.

─Chanie, ahí dentro tienen a tres omegas muy pequeños. No quiero que les hagan daño, no tienen casa y no me perdonaría si los lastiman.

Chan vio la preocupación en los ojos del chico, lo entendió y sonrió al darse cuenta el enorme corazón que tenía. Aún en esos momentos, todavía se preocupaba por los demás.

─Ellos estarán bien, serán llevados a un orfanato para que sean adoptados. No te preocupes, podrás verlos antes de que se los lleven.

Eso había tranquilizado más al omega. Bien, tal vez ahora debía disculparse con su amigo por haberlo mordido, pero mejor no, se lo merecía por haberlo asustado.

🐸

Yunho abrazaba a su esposo, consolándolo para que pudiera comer, aunque sea un poco. Todos en la casa estaban muy afectados por la desaparición de omega, y aunque no llevara más que tres días afuera, se sentían como si fueran eternos meses.

─Papi, debes comer. No has tocado tu comida para nada. ─Keeho intentó alentar a su padre. Todo en la casa se veía tan deprimente.

El teléfono comenzó a sonar y fue Sunhye quien se levantó para contestar.

No duró ni diez segundos cuando un grito se escuchó en toda la casa. Yunho se levantó de inmediato pensando en que tal vez su hija se había caído o había entrado un ladrón.

Grande fue su sorpresa cuando la vio llorando al teléfono. El corazón le palpitó más rápido y se imaginó la peor de las noticias, ¿y si habían encontrado a su pequeño hijo sin vida?

Toda clase de cosas horribles vinieron a su cabeza, tuvo que sentarse en el sofá porque sentía que podía desmayarse en cualquier momento. Se echó aire con la mano sin perder de vista a su hija, quien colgó la llamada y se quedó quieta viendo a su padre.

- ¡Jeongin está sano y salvo! Lo tienen en la comisaría. -Sunhye corrió a abrazar a su padre entre llanto. Ninguno de los dos lo podía creer.

El alma le regresó al cuerpo al alfa mayor y cuando giró su rostro al momento en que el ruido de vidrios romperse llamó su atención, vio a su esposo.

- ¿E-es verdad eso? ¿Nuestro hijo está bien? - Jaejoong estaba parado sin moverse, teniendo detrás suyo a Keeho de la misma manera.

Sunhye asintió emocionada, soltando a su padre para abrazar al omega. Otra vez la familia volvería a estar junta.

- Bien, familia. Es hora de ir a por nuestra almendrita. - El alfa se levantó del sillón y tomó las llaves del carro. Todos lo siguieron con mucha alegría, querían llegar lo más rápido posible. 

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