𝖢𝖺𝗉𝗂́𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗏𝖾𝗂𝗇𝗍𝗂𝗈𝖼𝗁𝗈
Todos en la comisaría observaban con mucho detalle al omega, en especial por esos hoyuelos que aun sin sonreír se vislumbraban con la mínima mueca. Murmuraban algunas cosas y eso solo hacía sentir incómodo a Jeongin, quien hasta el momento estaba sentado junto a Chan.
El tiempo pasaba demasiado lento. Extrañaba mucho a sus padres y estos parecían no llegar, solo le quedaba ver avanzar a las manecillas del reloj que tenía enfrente. Todo parecía ir tan lento y él solo quería llegar a su casa lo más rápido posible.
Unos murmullos y gritos lo alertaron y giró con rapidez hacia la puerta donde su padre estaba gritando su nombre. Se levantó del asiento con los ojos ya llorosos y no tardó en correr hacia los brazos de él, se sentía como cuando era un cachorro de cinco años y unos niños en el jardín lo habían insultado por su aroma, ese día había corrido a su madre en cuanto lo vio llegar; justo como ahora.
─ ¡Mi pequeño angelito! ─Jaejoong lo abrazó con mucha fuerza, tratando de contener las lágrimas, pero ya era muy tarde. Ambos estaban llorando.
A ese abrazo se le sumaron otras dos personas más: su padre y su hermano. Ya se sentía en casa.
─ ¿Y Sunhye? ─Preguntó cuando cayó en cuenta que su hermana no estaba ahí.
─Dijo que tenía una llamada importante que hacer, pero ahora viene. ─Keeho fue el que le respondió y los cuatro siguieron abrazados.
─Señores Yang, un placer tenerlos por aquí. ─Una de las oficiales que estaban ahí se acercó a saludar. ─Le dijimos que encontraríamos a su hijo y aquí está, sano y salvo.
─Oficial, ¿Muwoong tardará mucho en desocuparse? Tengo hambre y estar aquí me aburre mucho. ─Chan caminó hasta el escritorio de la oficial y le robó un paquete de galletas que tenía ahí.
─No te preocupes, Chan, vamos a cenar y claro que estás invitado. Sin ti, nuestro hijo tal vez se hubiera sentido muy asustado. ─El señor Yang le sonrió. Siempre tan amable.
─Muchas gracias, pero no quiero ser una molestia, es su reencuentro y yo no tengo nada que hacer ahí. ─Chan hizo una reverencia y siguió comiéndose las galletas.
La familia Yang se separó de ese abrazo, todos llorando por volver a estar unidos, aunque Jeongin aún estaba esperando a que su hermana apareciera hasta que la vio correr hacia él, lo segundo que sintió fue un fuerte golpe al caer al piso y el peso de su hermana.
─Estúpido, ¿cómo se te ocurre ser tan inocente? eres un tonto. No volverás a salir solo a la calle, te seguiré a todos lados. ─Amenazaba su hermana sin soltarlo, sentía que le faltaba el aire por la fuerza que estaba usando al abrazarlo.
─Está bien, Sunhye, estoy aquí y es lo que importa. ─Trataba de controlarla y hacer que lo soltara. Ya le estaba costando respirar.
─Hye, suelta a tu hermano, lo estás asfixiando. -Yunho caminó hasta sus dos hijos y levantó a su hija para que soltara al omega.
─Perdón, estoy feliz de volver a verlo. ─La alfa le extendió la mano a su hermano para que la tomara y se levantara.
─Tranquila. ─Jeongin le revolvió el cabello y luego miró a los oficiales que observaban todo con una sonrisa en los labios.─ ¿Ya me permitirán ver a Junsung, Seungmin y Yechan?
─ ¡Oh! Claro que sí, en un segundo los traemos. ─Un oficial le hizo la seña a otro para que fuera por los niños.
Fueron diez minutos lo que estuvieron esperando hasta que los tres llegaron acompañados del oficial que había ido por ellos. Estaban notablemente asustados, veían todo con terror hasta que vieron a Jeongin y lo abrazaron en busca de consuelo.
─No nos dejaste, sabía que tú sí podrías ser nuestro amigo. ─Junsung le estaba ronroneando mientras se aferraba a su mano.
─ ¿Sabes a dónde nos van a llevar? Ellos dicen que estaremos en un lugar mejor pero no queremos irnos con ellos, queremos estar contigo. ─Seungmin se abrazó con mucha fuerza a su otra mano.
─Serán llevados a un lugar donde conocerán a más niños y encontrarán a una buena familia que les dé todo el amor que se merecen. ─Respondió con un hilo de voz. Le dolía apartarse de ellos, después de todo, solo eran unos niños asustados por lo que les pasaría.
─Escuché una vez sobre ellos, creo que era algo como orfanatos. -Yechan alzó la mirada para verlo, en su mirada se reflejaba una tristeza inmensa. ─No todos son adoptados y lo más probable es que nos separen, yo no me quiero apartar de ellos.
Seungmin y Junsung se apartaron luego de oír eso. Claro que ellos tampoco querían ser separados, o eran los tres o no era ninguno.
Jeongin supuso que no entenderían que aquello fuera posible y lo mejor era no hablar más sobre el tema o tal vez tratarían de huir.
Solo los abrazó un poco más, esperaba verlos en algún futuro y que pudieran encontrar familias donde los cuidaran tanto que no permitieran que alguien los volviera a dañar.
Dejó un beso en cada una de sus mejillas y cuando se dio la vuelta se topó con algo que no esperaba ver, más bien, con alguien.
─Omega... ─Hyunjin estaba parado cerca de él. No había sentido su presencia y mucho menos había captado su aroma.
─Hyunjin. ─Agachó la cabeza con pena. No estaba listo para verlo y mucho menos para afrontar la realidad.
─Me alegra que estés bien y que no te haya pasado nada. ─El alfa hizo amago de acercarse, pero retrocedió avergonzado.
─ ¡Hwang Hyunjin! Casi te atropellan por no fijarte en el semáforo. ─Jungsoo entró regañando a su hijo, seguido de su esposo e hija como si fueran guardaespaldas del omega. Callados y bien arreglados.
─Señor, no puede entrar gritando. ─El oficial se dirigió hacia el omega que acababa de entrar.
─Una disculpa, pero es que un día este mocoso se va a venir matando. ─Chasqueó la lengua y colocó su bolso de marca sobre una silla que estaba vacía. ─Pero que mal educado soy, Hwang Jungsoo, para servirles.
Jaejoong quien hasta el momento estaba tomando un poco de agua casi se ahoga, Yunho tuvo que darle palmaditas en la espalda y todos se giraron preocupados a su dirección.
─ ¿Estás bien? ─El papá de Hyunjin preguntó desconcertado, pero algo en su cerebro hizo click y abrió la boca sorprendido.─ ¿Jaejoong?
─ ¿Se conocen? ─Jeongin y Hyunjin preguntaron al mismo tiempo.
─No.
─Sí.
Dos respuestas diferentes, una verdad.
─Bueno, como sea. Les pedimos de favor que arreglen sus problemas allá fuera, están llenando la sala y tenemos trabajo que hacer. ─La oficial extendió la mano hacia la puerta que salieran.
Chan quien hasta el momento se había mantenido curioso a todo lo que pasaba a su alrededor hizo un puchero. Ya no sabría en qué terminaría lo que estaba sucediendo.
La familia Yang salió de la comisaría y detrás de ellos iban los Hwang, pero hubo algo que le llamó la atención al omega Hwang.
Había tres tiernos niños omegas sentados juntos en una esquina. Se le partió el corazón de verlos tan ajenos a todo lo que pasaba.
─Adelántense, tengo que hacer algo. ─Avisó a su esposo e hijos antes de regresarse con los oficiales.
🐸
Afuera todo se sentía tan nuevo para Jeongin, aunque no estuvo días ahí encerrado, ya se había hecho a la idea de que tal vez nunca volvería a ser libre.
Acarició su propio brazo para darse apoyo y recordarse que todo estaba bien, ya no le pasaría nada malo porque su familia lo cuidaría.
─Bueno, ¿de dónde se conocen ustedes dos? ─Yunho cortó el silencio luego de un largo rato, curioso del porqué su esposo había reaccionado de esa forma.
─Es una larga historia, muy divertida, por cierto. ─Rio Jungsoo saliendo de la comisaría.
─ ¿Él es el omega al que le arruinaste la cita con papá? ─Keeho preguntó curioso, queriendo saber todo.
─No, pequeño. ─Terminó por acercarse a ellos y entrelazó su mano con la de su esposo. ─Todo comenzó cuando tu padre buscaba a un chico llamada Jungsoo, lamentablemente yo tenía el mismo nombre que él. Yo era nuevo en la preparatoria y ese día un omega muy lindo me llamó para que le "ayudara" a algo.
─No sigas contando, es muy vergonzoso. ─Jaejoong se tapó el rostro. Recordar eso le hacía sentirse estúpido y muy avergonzado.
─Descuida, ya te perdoné. ─Bromeó Jungsoo y luego siguió hablando. ─Cuando salí, él me dio una cachetada sin ninguna explicación previa y me dijo que nunca me acercara a su alfa, que era feo y no sabía qué había visto en mí. Yo quedé sorprendido porque era mi primer día, caí en la mentira de que conseguiría mi primer amigo y a cambio recibí un golpe e insultos.
─ ¿Por qué nunca me habías contado sobre esto, omega? ─Yunho se dirigió hacia su esposo, un poco molesto por no saber ese detalle.
─No pensé que lo volvería a ver. Me arrepiento mucho por haber actuado de forma estúpida. ─El omega Yang miró arrepentido al omega Hwang. ─Tampoco sabía que Hyunjin fuera hijo de personas tan respetables, pensé que serían vagos y marihuanos como él.
─A mi cachorro nadie le dice vago y marihuano más que nosotros. ─Youngwoon abrazó a su hijo como si esas palabras fueran de ayuda.
─Tú y mamá se mueren de hambre si defendernos fuera su trabajo. ─Yeji estaba cruzada de brazos y recargada en un árbol, apartada de ellos. ─Bien, ya que el novio de Hyunjin está a salvo y sabemos la trágica historia de preparatoria, ¿podemos irnos a casa?
─No seas grosero. ─Lo regañó su padre. ─Bueno, yo creo que sí debemos irnos. Nos alegra mucho que ya estés a salvo, Innie. Debes cuidarte mucho y no duden en comunicarse con nosotros si es necesario.
─Sí, señor Hwang. ─Jeongin sonrió. Los papás de Hyunjin siempre eran tan lindos.
La madre de Hyunjin caminó hacia el auto siendo seguido de su esposo e hija, en fila y en orden. Se veían tan geniales que daban miedo.
─Necesito hablar de algo importante contigo. Cuando te sientas mejor me mandas un mensaje para ponernos de acuerdo.
Con esas palabras, el alfa se fue dejando a Jeongin tembloroso de lo que pudiese ser eso de lo que quería hablar.
Tal vez ya era hora de afrontar todos sus pensamientos y las cosas malas que habían hecho.
Una vez en el carro, la familia Hwang se encontraba en un silencio sepulcral. Aún no avanzaban, pero Hyunjin sentía la presión sobre él.
─Hijo, ¿Estás bien? ─El señor Hwang decidió acabar con ese silencio.
─Estoy bien, papá. ─Hyunjin le dio una mirada rápida antes de colocarse sus audífonos para desconectarse del mundo.
─No sé si fue mi imaginación o Jeongin no tenía olor, así como Hyun. ─Yeji musitó una vez que el carro avanzó rumbo a casa.
Jungsoo y Youngwoon se quedaron pensativos. Su hija tenía razón.
Hyunjin había perdido su aroma ese mismo día en la mañana. No entendían por qué había pasado eso y mucho menos cuál era el motivo, pero también se habían percatado que el omega de su hijo no llevaba ese aroma tan característico en él.
Irían con un doctor para que le explicara lo que estaba pasando.
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