
𝖢𝖺𝗉𝗂́𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗏𝖾𝗂𝗇𝗍𝗂𝗇𝗎𝖾𝗏𝖾
La familia Yang había llegado a su casa y por fin podrían volver a dormir cómodos, sin ninguna preocupación.
Todos fueron a sus perspectivas habitaciones a descansar, pero dos de ellos se quedaron despiertos y tenían una emocionante plática hasta que uno de ellos sacó un tema a la conversación.
─Sunhye, ¿tú le avistaste a Hyunjin que ya habían encontrado a Jeongin? ─Keeho se giró para ver directamente a su hermana.
La alfa asintió.
─Creí que el merecía saberlo, después de todo él también estuvo al pendiente de lo que sucedía.
─Tienes razón. Solo espero que puedan solucionar las cosas y dejen de hacerse daño. ─El alfa tomó su sábana para arroparse y acurrucarse. ─Parece que el único que no se da cuenta que son destinados es Jeongin.
─Se dará cuenta pronto o le voy a pegar. ─Murmuró su hermana, haciendo lo mismo que él.
Jeongin, quien pasaba por el pasillo de regreso a su cuarto, alcanzó a escuchar la conversación. Chasqueó la lengua al sentir nuevamente un nudo en la garganta.
Claro que se había dado cuenta que eran destinados, pero también era consciente de que no podían ser nada si Hyunjin ya tenía pareja.
Entró a su habitación y dejó el vaso de agua que llevaba sobre su escritorio. Tenía que pensar bien las cosas, Hyunjin ya le había dicho que debían hablar y claramente debían hacerlo.
También estaba preocupado porque su aroma no regresaba y tampoco había notado el del alfa. Pasaba algo raro y no tenía tanto ánimo para quedarse a resolver las incógnitas que rondaban en su vida.
🐸
─Hyunie, despierta. ─Jungsoo removió a su hijo, pero este solo se enredó más en las sábanas. ─Levántate o haré que venga tu padre por ti.
El alfa gruñó y con molestia se levantó. Todos sus cabellos estaban revueltos y había un pequeño rastro de saliva en la comisura de sus labios.
─Báñate. Iremos al doctor en cuarenta minutos y no pienso llevarte con la cara llena de saliva.
El omega salió la habitación para dejar solo a su pequeño retoño quien parecía que estaba harto de su vida, y tal vez sí lo estaba.
Se bañó, se cambió e intentó peinarse. No había sido un trabajo fácil, pero logró estar listo justo a tiempo.
Bajó las escaleras y en el comedor estaba Hyeongjun tomando café con su papá. Parecían grandes amigos que incluso le dio pena interrumpir la plática.
─ ¡Oh, hijo! Tu amigo llegó hace un rato. ¿Sabías que es bueno armando rompecabezas? ─El alfa Hwang habló alegre, halagando a su amigo.
─También es muy bueno para aparecer en la casa sin invitación. ─Murmuró Hyunjin yendo a tomar un pedazo de pan tostado.
─Yo también te quiero mucho. ─Su amigo le sonrió con alegría, sin haberse molestado por lo que le dijo.
─ ¿Qué haces aquí? ─Preguntó un poco desconcertado, mordiendo un pedazo de su pan.
─Pues yo fui quien te consiguió la cita con el doctor. ─El omega le dio un sorbo a su café antes de volver a hablar. ─Resulta que tengo un primo quien es familiar de un amigo de un señor que tiene un hijo doctor.
Hyunjin solo lo observó sin entender ni un poco de su explicación. A veces su amigo tenía una forma tan rara de conseguir las cosas.
Suspiró terminando su desayuno. Debía cepillarse con rapidez los dientes o su madre sería capaz de arrastrarlo así hasta el hospital.
Una vez que terminó de cepillarse los dientes y estuvo parado frente a la puerta, soltó un largo bostezo y caminó hasta el auto. Su madre manejaría y parecía que no iría el metiche de Hyeongjun.
─Hijo, sé que tal vez no quieras ir, pero estamos preocupados por ti. No es normal que no tengas aroma. ─Su madre arrancó el auto para dirigirse al hospital.
Todo estuvo otra vez en silencio hasta que estuvieron frente al hospital.
Hyunjin odiaba ese tipo de lugares, nunca le había gustado estar rodeado de jeringas y personas en batas blancas.
Había personas llorando, otras serias y algunas pocas festejando de que sus familiares estaban fuera de peligro; tantas emociones y feromonas le estaban aturdiendo la mente provocando que casi vomitara.
─Cariño, ¿estás bien? Te ves más pálido de lo normal. ─Jungsoo se detuvo al ver cómo iba su hijo.
─Sí, mamá. No pasa nada. ─Hyunjin trató de ser fuerte y siguió caminando adelante. Ya no era un niño de cinco años para tener miedo a los hospitales, debía ser fuerte.
Iba pensando en muchas cosas para distraer su mente cuando alguien tomó su mano y le dio un pequeño apretón.
Su mamá.
"Gracias". Fue lo único que pudo murmurar.
Ambos se sentaron en la sala de espera mientras era nombrado una vez que su mamá dio todos sus datos. Ahora jugaba con sus manos por los nervios.
No sabía qué podían decirle, si era algo grave o solamente era algo que podría solucionarse con medicina. Esperaba que fuera la segunda opción.
─Hwang Hyunjin. ─Una bonita enfermera lo llamó cuando una mujer embarazada salió del consultorio.
─Ya va, gracias. ─Su madre le sonrió a la enfermera y palmeó la espalda de su hijo. ─Vas, cachorrito.
─ ¿Entro solo? ─Se levantó asustado.
─Sí. Ya eres mayor de edad Hyunie, no me van a dejar entrar contigo. ─Jungsoo levantó su ceja, pero estaba conteniendo las ganas de reírse al ver a su hijo asustado y sin saber qué hacer.
El alfa entró al consultorio más asustado de lo que ya estaba.
─Oh, toma asiento, Hyunjin. ─El doctor señaló la silla con una tierna sonrisa.
─ ¿Cómo sabe mi nombre? ─El alfa casi mostraba sus dientes para ponerse a la defensiva, pero una carcajada lo hizo confundirse.
─Allá afuera se rellenó una hoja con tus datos; entre ellos estaba tu nombre y la enfermera me lo hizo saber. ─El doctor seguía con esa sonrisa burlona y eso le hizo chasquear la lengua.
Claro. Eso había sido demasiado obvio, pero él estaba asustado y su cerebro no cooperaba.
─ ¿Qué te trae por aquí? Cuéntame cómo te sientes. ─Aquel omega se acomodó los lentes y recargó su espalda contra la silla.
─No lo sé, mi mamá siempre responde a eso. ¿Podemos decirle que entre? Me da miedo. ─Sus nervios habían aumentado y aunque había hablado con seriedad, el doctor había vuelto a reír.
No entendía qué le había causado tanta risa.
─Puedo ver que eres un alfa, pero no siento tu aroma. ─El doctor lo había visto con curiosidad.
Hyunjin trataba de ver a todos lados menos a ese hombre, ahí fue cuando sus ojos fueron a parar hasta uno de sus reconocimientos y claramente se podía leer ahí el nombre de "Choi Junhong".
─Sí, no sé por qué, pero un día simplemente desperté sin mi aroma. ─Quiso dar una simple respuesta y no verse afectado, pero, en sus ojos podía verse la tristeza reflejada.
─ ¿Has estado separado de tu omega? ─ Con esa pregunta había hecho que Hyunjin lo mirara sorprendido y ahora sí lo viera directamente.
─ ¿Cómo dice? ─Tal vez había oído mal, debía asegurarse.
─Eso, ¿has estado lejos de tu omega? Tal vez sea eso o no quieres aceptar que lo es.
Bueno. No había oído mal.
─Desde el primer momento en que lo vi supe que era mi omega; lo supe porque mi lobo se puso demasiado feliz de solo verlo. Estuve detrás de él por mucho tiempo y cuando por fin pareció mostrar interés en mí, él me dejó plantado el día que le iba a pedir ser mi novio. ─Hyunjin había bajado la cabeza recordando aquel momento que tanto le había dolido.─ Aun así, no quise rendirme y un día sucedió algo, algo de lo que al día siguiente él se arrepintió y dijo que no debió pasar.
─ ¿Lo marcaste? ─El doctor preguntó con calma, no quería asustarlo más de lo que estaba con esas preguntas.
─No, no lo marqué porque algo dentro de mí me decía que si lo hacía... él me gritaría y hubiera sido peor. Tal vez tenía razón y solo fue un error. ─Ya había rastro de llanto en el rostro del pálido. Era algo que le dolía hablar y que no había podido expresar con nadie más. ─Luego él fue secuestrado y el día de ayer fue rescatado. Sé que no quería verme, pero aun así fui como un tonto a verlo porque tenía esa terrible necesidad de sentir su aroma, solo que no estaba ahí.
─ ¿Tampoco tenía su aroma? ─Aquello había llamado la atención del doctor y anotó algo en su computadora.
─No, y créame que su aroma es fácil de detectar, en especial por los policías. ─Hyunjin rio entre lágrimas. ─Una vez nos atraparon por eso, pero nos dejaron libres.
─Umh, ya sé qué es lo que sucede. ─ Junhong leyó un poco de lo que le mostraba su pantalla brillante y sonrió al haber encontrado la respuesta a ese caso.
─ ¿Me voy a morir verdad? ─Aquel alfa marihuano pataleó haciendo berrinche.─ ¡Soy muy joven para morir!
─ ¡No! No vas a morir. ─El omega lo regañó.─ Mira, desde pequeños se nos ha enseñado que la única manera de marcar a tu pareja es mordiendo su cuello para poder crear una unión, lo que nadie nos dice es que hay un algo mucho más fuerte que eso.
─ ¿Qué cosa? ─Su curiosidad había aumentado y tal vez, solo tal vez, ese doctor omega le había caído bien.
─Cuando dos personas están realmente enamoradas y son destinadas, aún si no hay una marca en el cuello de alguno de los dos que diga que hay algo que los une; se crea algo llamado el lazo de la luna. Se dice que la luna une sus almas y no hay forma de romper esa unión que se crea. ─Junhong jugaba con un lapicero que había tomado de su escritorio. ─Si alguno de los dos se muestra inseguro o rechaza eso que la luna ha creado, ambos pierden sus aromas evitando que otros alfas u omegas los encuentren atractivos.
Si Hyunjin estaba interesado en ese tema, ahora estaba confundido y con mucha hambre. Hablar a veces hacía que su panza exigiera comida por tanto desgaste.
─Esta es una manera de defensa por parte de sus lobos internos porque ellos aceptan ese lazo una vez que se forma. No es que se vayan a quedar sin aroma para siempre, solo es un pequeño susto para que vuelvan a estar juntos y acepten lo que la luna les regaló. ─El doctor terminó de hablar dejando el lapicero a un lado de su teclado.
─ ¿Qué pasa si él no desea aceptarlo y me saca de su vida? ─Preguntó el alfa.
─Fácil, sus lobos morirán de tristeza por no poder estar juntos y con ello, ustedes también morirán poco a poco, pero con mucho dolor.
Bueno, eso ya no le había gustado para nada. Debía hacer que Jeongin estuviera con él porque no quería morir.
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