La marca, IV Parte, Especial 2K
Despertó esperando sentirse dolorido, pero lo cierto es que no sentía su cuerpo, no sentía absolutamente nada, salvo la certeza innegable que sentía desde lo más profundo. Se estaba muriendo. Los lamentos en su alrededor no eran halagüeños, estaba en un hospital, seguramente improvisado a raíz del asalto, y las voces de los heridos más los llantos que llegaban desde fuera eran lo peor que había escuchado en su vida.
Abrió los ojos ladeando la cabeza para ver con quien hablaba Elyas, en pie al lado de su lecho de muerte. Jesús se paraba ante él, firme y con una mirada decidida que jamás había visto, esa no era una cara que Jesús tuviera permitido hacer, y Auron tuvo que conformarse con reír para sus adentros ese comentario, incapaz de insultarlo en voz alta.
-No queda otro remedio, tienes que ir y pedir ayuda, Jesús, corre sin detenerte, no pares ni a comer, tienes que llegar como sea.
-Yo iré con él Elyas. Si un mob se le cruza -Arsilex se golpeó en el pecho con el puño- yo soy el mejor cebo.
-¡Ese es mi alcalde! -coreó Jesus.
-Buena idea Arsilex. Solo no mueras, si mueres volverás a Wakanda y todo el camino que hayas hecho lo tiraras a la basura.
-Que si Elyas que si. Y solo tengo que saltar desde una gran altura para volver y avisaros de que llegué a Karmaland...
La voz se fue apagando en los oídos de Auron, caía de nuevo a un pozo negro y frío, lleno de la más completa nada.
-No, Karmaland no... -las palabras se apagaron en sus labios.
-¡Calvo! ¡Eh calvo!
Auron abrió los ojos, Rubius estaba a su lado, sentado en la misma cama en la que él agonizaba.
-Puerco.
La voz de Auron apenas fue un suspiro, quedando inconsciente apenas pronunció el insulto.
-¿Qué? ¿Qué le pasa? ¿Y las pociones? -Rubius preguntó nervioso a Elyas y Herny, quienes estaban con él.
-Pensábamos que eran nuestras pociones, pero las vuestras tampoco hacen efecto.
-¿Qué dices? ¿'Tas bobo o qué? ¿Cómo que no hacen efecto? ¡¡Son las pociones de los Dioses yo mismo se las pedí!! ¡¡Tienen que hacer efecto!!
-Rubius... -Elyas hablaba bajo- lo hemos intentado.
-¡¡Qué no!! Auron, puto cerdo, ¡Eh! ¡Despierta calvo! No puedes morirte porque te aplaste una vaca con sobrepeso, ¿qué van a decir los demás?
-Rubius, -Elyas se acercó palmeando su hombro- Auron, no es humano, aún tiene partes de mob, las pociones no pueden sanarlo lo suficiente.
-No, que no... que Auron es...
Los ojos llorosos de ambos chicos arrastraron sus propias lágrimas al borde de los suyos.
-Al menos está con uno de sus amigos. Vamos Elyas, dejémosles solos.
Elyas se despidió en silencio arrastrado por Herny. Rubius se encontraba sentado en la cama, sin saber qué hacer, sin saber que creer, todo parecía demasiado irreal. Hace unos meses aún reía con el hombre en la cama, jugaba a estallarle una bomba en los pies, a arrojarlo por un acantilado. Esperaba que de un momento a otro apareciera en su dispositivo la ansiada frase de "Auron está sangrando" y le bastara con extender la mano hacia la de él, Auron se levantaría y le llenaría la cara de putazos. La sonrisa que se le vino a los labios fue demasiado cruel, tanto como la frialdad del cristal que tenía en su mano, el cual no vibraba, se mantenía mudo, mientras Auron agonizaba a su lado.
-Calvo... - no podía mirarlo, no podía, perdió la mirada en el suelo, lejos de la visión de su amigo, lo tomó de la mano a ciegas- estoy aquí.
El nudo en la garganta se desenredó en lágrimas.
-A llorar a la llorería, calvo tóxico.
La voz de Auron fue tan suave que apenas llegó a escucharla. Aguantó un sollozó apretando sus labios.
-Cállate un mes, puerco.
-Dame un minuto, y me callo lo que tu quieras, preciosa.
Casi pudieron reír, ninguno se miraba, pero las manos estaban bien prietas.
-Todos... te echan de menos.
-Me estoy muriendo, no quedando gilipollas, puerco.
-¡Que si! -Rubius le miró con una sonrisa enorme, las lágrimas no salían de sus ojos porque aún las tenía amontonadas con gran esfuerzo- Lolito y Mangel cuidan tu casa como si fueras a volver en cualquier momento, Willy piensa en ti cada vez que ve un árbol en su invernadero, Fargan dice que tiene que compensar el vacío de maldad que has dejado y tiene a Alexby loco, el enano iba a venir a buscarte para que le deje en paz, hasta Vegetta empieza a extrañar que su puerta dure tanto, y yo...
-Shhhh shhh, no digas nada señorita, ya sé que me amas, ven y cómeme el morro.
-Dame diamantes daddy y te hago lo que me pidas.
Rieron, pero fueron risas muy tristes, Rubius se atragantaba con sus lágrimas, y Auron lo hacía con un nombre que no era capaz de pronunciar y le arrasaba por dentro. Sintió como Rubius se movía en la cama, alguien lo llamaba desde fuera, se despidió de él sin palabras.
Auron podía oír la fuerte voz de Rubius profiriendo todo tipo de amenazas y reproches, y la suave voz que apenas podía oír, le contestaba con la inocencia de un ángel. Su corazón comenzó a martillear tan fuerte que dolía, se mordió el labio rompiendo a llorar porque su cruel imaginación lo había golpeado muy bajo. Su amigo volvió a entrar, se apresuró a limpiar sus lágrimas con la torpeza que le permitió su estado, con los ojos fuertemente cerrados, preparándose para negar cualquier acusación del oso.
-Auron.
-¡No estoy llo...!
Abrió los ojos de par en par topándose solo con el blanco techo y su dolorido corazón, aquella voz suave y angelical, el aroma amargo del caramelo quemado, sin quererlo, sin pedirlo, se acercó tanto a su cama que él solo entró en su rango de visión.
-Luzu...
Luzu le sonrió, con una sonrisa tan amarga como su olor arruinado.
-No... hay donde sentarme.
-Siéntate aquí "mi niño" -pensó las últimas palabras encerrándolas en su boca, mientras le señalaba para que se sentara en la cama a su lado.
El silencio no fue tan desagradable como la incomodidad de no saber qué decirse, de apenas atreverse a mirarse. Auron solo se atrevió a dejar caer la mirada un momento sobre el alfa que se sentaba en su cama. El corazón se le partió en pedazos al verlo, y recordó, recordó las palabras del hombre a su lado, recordó sus propias palabras antes de su arrebato suicida. "Sí tengo corazón"
-Evil-Luzu. Estaba seguro de que ya lo habrías superado.
Se merecía tener un corazón, sólo para ser capaz de sentir el dolor que aún manchaba el rostro del hombre que amaba, se merecía ese castigo.
Luzu rió mirando al suelo, con aquella risa que siempre se le contagiaba a él sin saberlo.
-¿Por qué todos estáis empeñados en que es una fase? ¡Este soy yo ahora!
-Tu eres y siempre serás Luzu. El Luzu que plantó flores en la tumba de mis mascotas sin pedirselo, el Luzu que corre a salvar a sus amigos cuando caen, el Luzu que dá todo sin esperar nada, el Luzu que no le importa salir herido, si puede seguir al lado de los cerdos de sus compañeros, y evitar que se maten entre ellos.
Luzu lo miraba en silencio, escuchando cada palabra, tras unos segundos, Luzu le sonrió, pero no dijo nada. Aunque eso fue bastante para Auron, bastó para que su cuerpo mutilado sintiese algo, algo que venía de aquella sonrisa, mariposas en su estómago que le regalaban una más dulce marcha de ese mundo que tanto había jodido, y que tanto le había jodido.
-Luzu, perdóname, fui un capullo -su corazón se resentía, sin sangre en él, supo que el momento llegaba, que tenía que soltar el lastre para no volver como un fantasma a ese asqueroso mundo, tomó aire para poder seguir despidiéndose- me equivoqué -quería llorar, pero su cuerpo ya no le dejaba, Luzu se inclinó sobre él, juntando su frente con la suya, llorando- Me equivoqué Luzu...
-Está bien Auroncito.
-Nunca fue un error... haberme... enamorado -cerró los ojos sin poder evitarlo, aúnque estaba usando más fuerza de lo que nunca puso en algo- de mi destinado.
Luzu se quebró en llanto, le agarró la mano, y Auron sonrió al notar el calor de su cuerpo por última vez, feliz, realmente feliz, sin sentir nada más que la piel de Luzu, sin sentir lo que había entre sus manos.
-Luzu... -y así sonó su último aliento.
Sus manos se vaciaron sujetando la nada, sonrió sorbiendo el último rastro de tristeza y enjugando sus lágrimas en la sudadera negra, tomó aire una vez, antes de enfrentarse a Rubius. El oso lo esperaba fuera del espacio de privacidad que habían creado para Auron, sujetaba en sus manos el cristal mirando el chat, temblando, enfadado, sorprendido.
-¡¡LUZU CABRON!! ¿¿SABES EL MIEDO QUE HE PASADO??
Luzu rió.
-Lo sé Rabis, lo siento, no sabía si iba a funcionar. Ahora... -sacó su propio cristal, escribiendo una única palabra en el chat- te agradeceria si no le dices a Vegetita.
Rubius miró el chat de Luzu y se sonrió al ver lo que había escrito.
-¿Que dices Vegeta? ¿Luzu? Estás senil, Luzu no vino conmigo, fui yo solo -ensayó lo que le diría al líder de los héroes a su vuelta a Karmaland.
Luzu rió.
-Gracias Rabis sabía que podía contar contigo.
Rubius le guiñó un ojo.
-Ve rápido, yo me quedaré un poco por aquí.
Sonrió, iniciando el comando.
/spawn
Auron abrió los ojos, la luz lo cegó por un momento, al igual que las canciones de los pájaros y el aire en sus pulmones. Joder, el cielo se veía fantásticamente familiar. Demasiado familiar.
Giró sobre sus pies para ver su alrededor, las casas, la vaya a su lado, los árboles... el cartel.
-Pero qué cojones...
En sus manos, el tacto frío del cristal, lo miró incrédulo, sin esperarse encontrárselo de vuelta en sus manos. Rompió a llorar como nunca lo hizo.
-Bienvenido a casa, Auronsito.
Luzu estaba con él, sonriendo como cada vez que lo veía en sus recuerdos, su pelo suelto sin esa capucha, las manos en los bolsillos, tan inocente, irradiando alegría, lo veía ahí y no se lo creía. Miró una vez más el cristal en sus manos.
-¿Tú? ¿Lo guardaste todo este tiempo?
-Los Dioses dijeron podía conservarlo, siempre que te perdonara, por si volvías, devolvértelo.
-Entonces ¿Me has perdonado? -se atrevió a decir con miedo.
-¿¡Qué!? ¡Auron, no! -había extrañado ese tono de voz del castaño, tan feliz, Luzu se echó a reír- Eres tonto. Yo nunca estuve enfadado contigo. Era conmigo, por ser tan estúpido. Auron, no hiciste nada malo, solo... fuiste tú.
-Por eso mismo, ¡tenías que estar furioso Luzu! -su pelo de slime, su ojo maldito, se encendieron y chispearon con rabia hacia el cielo- ¡Conmigo! ¡Tu no te mereces esto!
Luzu solo le sonrió, le miraba dulcemente, como si fuera un niño, mientras Auron ardía, literalmente.
-La lava es un destello de luz, que ilumina nuestro camino en las noches llenas de peligro. Puede que tengas razón, Auron. Pero siempre quise ser merecedor de ti.
Aquellas palabras, dichas con su voz, con aquella dulce entonación de cuando miraba algo que le inspiraba, lo hizo enrojecer. ¿Cómo era posible que ese ser de luz no se creyera suficiente?
-Luzu, mi niño.
Lo dijo con miedo, con miedo de ser rechazado por la única razón que tenía para seguir teniendo corazón, pero la sonrisa de Luzu brilló más, tanto como sus ojos. Sus pies se movieron más rápido de lo que quiso, incapaz de detenerlos, sin lógica, sin miedos, atraído por esa sonrisa como un suicida a un barranco. Tomó el cuello de Luzu, su cintura, enterró los dedos de su mano en los cabellos castaños y besó esos labios, sin esperar ser respondido, por que un suicida no necesita seguir respirando.
Pero Luzu, tras la sorpresa inicial, atrajo a Auron para encerrarlo entre sus brazos, respondiendo a ese beso con una caricia de los suyos, haciendo de sus respiraciones una, de sus latidos una sinfonía y de sus lenguas un poema de amor épico.
-¡¡AUUUURON!!! ¡¡¡CERDOOO!!!
La voz llegó hasta ellos desde la lejanía, escuchándose perfectamente porque Lolito se dejó la garganta en ello. Fue inevitable que el beso se rompiera por las risas, el dispositivo vibraba como loco en su mano, todo era tan mágico en ese momento como la musical risa de Luzu a su lado.
El pelirrojo le saltó a los brazos agarrándose a él como un koala, llorando como loco.
-¡¡PERO LOLITO PUERCO!!
-¡¡¡LUZAAAAAA!!!
Lolito lloraba llenando su hombro de mocos, mirando a Luzu, que reía. ¿Pero esos dos no se estaban matando?
-¿Luza? ¿¡¡Qué habéis estado haciendo sin mi gorrinos!!?
La oscuridad dejaba ver la luz de la luna llena de forma espléndida colarse a través de sus ventanas. El silencio era roto por los sonidos húmedos de los besos y ocasionalmente de los suspiros. Suspiros que dejaban marchar la rabia que ya no tenía sentido, que se exhalaban con las lágrimas que se habían guardado. En esa noche, dejó de existir el pasado y los reproches, el tiempo se detuvo dentro de la cama para que las lentas caricias sobre la piel fueran poemas de amor y promesas de vida.
Auron sostenía entre sus manos la mandíbula de Luzu, besando sus labios con esos besos que en otro tiempo le hacían reír y ahora se convertían en un contrato de sinceridad pura, que incendiaba su corazón, sin saber si las lágrimas que bailaban en su pecho como miles de diminutas mariposas, ahogándolo, eran de la tristeza del daño que dejaban atrás o de la más extrema felicidad. Las manos de Luzu se movían por su cintura, perfilando el cuerpo moreno que ardía con un romántico fuego como él, literalmente.
Suaves besos sin prisa sobre los labios, mirándose a los ojos sin perder detalle, de cada suspiro, de cada gemido que Luzu dejaba escapar, entrecerrando los ojos de placer, cada vez que Auron empujaba hacia delante, hundiéndole en su cuerpo.
Tenía ganas ya
La voz de Auron sonó bajito, pero entonada de manera hermosa. Luzu sonrió, negando con la cabeza, intentando esconder la mirada en otra parte.
De pasar junto a ti
Unos minutos soñando,
Sin un reloj que cuente las
Caricias que te voy dando
Juramento de caramelo y limón
El alfa no pudo evitar reir, una risa que le llenó a Auron los ojos de las lágrimas más dulces, que curó su alma.
Prometimos querernos los dos
Te he echado de menos
Todo este tiempo
He pensado en tú sonrisa y
En tú forma de caminar
Te he echado de menos
He soñado el momento
De verte al lado mio dejándote llevar
Quiero que siga así
Tu alma pegada a mi
Mientras nos quedamos quietos
Dejando que la piel cumpla poco
A poco todos sus deseos
Hoy no hay nada que hacer
Quedémonos aquí
Contándonos secretos
Diciéndonos bajito que lo nuestro
Siempre se hará eterno~
-Qué cliché -se quejó Luzu, no muy enserio, sonriendole con los ojos mas brillantes que Auron recordaría, unos ojos donde se reflejaba y se veía en él.
-Mira lo que me has hecho puerco.
Gimieron juntos pues el deseo había derrotado a la paciencia de las suaves caricias. Auron se movía sobre él, buscando los jadeos del hombre que lo sostenía con fuerza, sin querer volver a soltarlo. El ritmo de sus caderas se volvió tan frenético como sus gemidos cuando la lengua de Luzu saboreó su cuello con sus jadeos abrazando su piel.
Quería más, necesitaba encontrar la paz en la boca del alfa atravesando su piel y la buscaba con cada impulso de sus caderas, intentando desesperarlo. Acarició el pelo castaño, acunando la cabeza de su amado necesitando tenerlo por siempre en sus brazos. Le escuchó gemir en su piel, luego un suave gruñido y sus manos se hundieron en la piel del trasero de Auron apretandolo contra él, y sus dientes se hundieron en su carne y ambos cuerpos temblaron en un dulce orgasmo que les sacó las mas linda de las sonrisas y el más hermoso de los gemidos. Auron besó tímido el cuello de su alfa, dejando que su dulce olor a limón se mezclara con el fuerte caramelo tostado, ambos con trazas de jengibre. Escuchó la respiración agitada del éxtasis de Luzu memorizándola como el más bello poemas, y clavó sus colmillos en el cuello de la única razón de su existencia.
Una hermosa marca doble, una promesa de compartirse, de amarse, de pase lo que pase, seguir respirándose.
Wiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii FELICES 2K DE ESTRELLITAS Y 15 DE VISITAS!!!!
Y como quien no quiere la cosa, salió una maratón!!! jajajajajaja
Nada bichos, que siempre termino escribiendo a carreras y última hora. Os cuento un secreto?
ODIO A AURON. Se noto?
El próximo especial toca la historia de Lolito... ay señor...
Ya sé que hay un video de RAUL cantando esta canción, pero RAUL aquí no pinta nada, ni lo mentéis, que seguro está durmiendo con su mujer muy tranquilo sin que le piten los oídos.
Nos vemos en 4 días para seguir con la trama original!!
Besotes, sois mi mas grande tesoro.
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