La marca, II Parte, Especial 2k
-¿Qué...? Auron...
El mundo de Luzu desapareció, la cabeza le dio vueltas y ante él solo estaba la figura naranja de orbes negros mirándolo seriamente, tomando su mano sobre la mesa.
-No te estoy pidiendo que lo hagas, solo... te digo lo que quiero. Luzu mi niño, sé que eres mi destinado, no solo eso, durante ese tiempo en el que te he hecho tanto daño yo, te he echado de menos -le sonrió, fingiendo pena- ha sido muy difícil para mi soportarlo, y ahora que te he recuperado, yo... Luzu, no quiero volver a separarme de ti nunca más.
Se puso en pie para acercarse a Luzu, se inclinó amablemente y con lentitud para posar un beso casto, como las caricias de una ala de mariposa, sobre los labios llenos de sorpresa de Luzu.
-Auron...
El aludido sonrió, ya como lo hacía siempre, siendo él.
-¿Terminamos esta velada perfecta en otro lugar? -se inclinó de nuevo, esta vez para susurrar lento y grave en el oído del alfa- Mi celo está próximo Luzu.
Luzu tragó duro, lo miró a los ojos sin tener tiempo de pensar en lo rojo que podía estar en ese momento. Su mente estaba nublada por completo.
-Está bien.
No, no estaba bien, solo estaba donde Auron quería.
Apenas entraron por la puerta de la casa de Auron el primer beso incendió sus cuerpos y desapareció cualquier rastro de inocencia. Los besos era intensos, desesperados, las caricias debajo de la ropa exploraban lo desconocido con avidez camino del dormitorio, sin tiempo para pensar, sin tiempo para reñir a Frederick por los tres huevos que pisaron por el camino. Solo existían ellos dos.
Auron se repetía, al igual que lo hacía siempre, las mismas palabras, "toma el control, no pierdas el control, no eres un sucio omega". Pero allí mismo, con los fuertes brazos de aquel alfa empujándolo contra la pared, esa voz se iba apagando. Su cuerpo se fundió en lava con solo el contacto de la mano de Luzu en la piel de su vientre, abrasando las ropas que los envolvían. Ahora era Luzu quien tomaba lo que quería, y la voz de su cabeza se hacía silenciosa conforme su omega volvía a la vida, llenando todo de olor a limón.
Los últimos jirones de ropa cayeron al suelo, consumidos por las llamas cuando el alfa descendió con un reguero de sus dulces besos, bajando por todo el cuerpo flamígero que ningún daño podía hacerle a él. Lo amaba dibujando con sus manos y ojos cada parte del cuerpo que sus manos acariciaban, alimentándose de él como si no hubiera comido en meses, mientras Auron retenía los gemidos como si se tratasen de su propia vida. El omega naufragó en su lujuria cuando Luzu se arrodilló ante él, sosteniendo en la palma de la mano su creciente erección, devolviéndole el beso que Auron le había dado a su helado días atrás, y la pared que sujetaba a Auron estalló en llamas, haciendo reír a Luzu.
Auron, acostumbrado a tomar lo que quería, a tener cualquier cosa que deseaba, nunca se pensó en que existiera alguien que viviera simplemente para ofrecérselo todo, y ese alguien era quien estaba arrodillado ante él. Su lengua le recibió dentro de su boca, lo chupó hasta llevárselo a la garganta sacando de él un furioso gruñido entre dientes mientras su mundo se diluía, con solo tres palabras saliendo de entre sus gemidos, repitiéndolas una y otra vez, como un mantra de placer sagrado.
-Luzu mi niño -con la voz más entregada y llena de amor que Luzu jamás escuchó.
Acarició el pelo de Luzu disfrutando de poder hacerlo, cruzó miradas lascivas con él que desataron más roncos gruñidos. No tenía que pedir nada, Luzu se lo daba antes siquiera de saber lo que quería. Disfrutó hasta que el deseo consiguió quebrarlo cuando la lengua de Luzu se internó en la línea de su glande, presionando de vuelta el pre semen que el castaño saboreó. Entonces rogó para que lo tomara, él que siempre lograba lo que quería, que siempre se salía con la suya, suplicó que le permitiera entregar su cuerpo y Luzu se puso en pie, besó su barbilla, sosteniendo la mano de Auron para llevársela al pecho, donde el omega sintió el corazón desbocado del alfa, y ahí dejó la mano de Auron, para dejarle sentir en la palma de su mano lo que su corazón hacía por él.
Luzu acarició el trasero del monstruo de lava, lo tomó de los muslos y lo alzó hasta su cintura, Auron se sujetó de él, alzando un largo gemido cuando Luzu lo penetró contra la fría pared con una lentitud agónica, muriendo ahogado en el olor de caramelo picante cuando se abrazó a él. Luzu lo llenaba una y otra vez, tocaba partes de él que hasta ahora no habían existido y su cuerpo se tensó dolorosamente cuando el alfa pretendió morder su cuello en el instante justo que su cuerpo se rindió al de Luzu, rompiéndose en pedazos, corriéndose con fuerza, gritando su nombre al cielo.
Allí mismo, acorralado contra la pared, sin respiración, su cuerpo agitándose por el orgasmo y el nudo entrando en él, frente a uno de los alfas más poderosos que haya conocido, no era un omega, era simplemente Auron, y Luzu. Sentía su corazón en la palma de su mano, latiendo para él, sintió que Luzu le entregó todo lo que tenía.
Esa noche, el caramelo tostado bañó al limón rebajando su amargor, le quitó gran parte de la acidez corrosiva y juntos se volvieron un bálsamo.
Amanecieron abrazados entre el olor del caramelo tostado y el limón, y se rieron por lo gelatinosa que se volvió el lecho en el que descansaban, si bien era extraño, se quedaron abrazados un poco más, así que aquella mañana, igual que la noche pasada, Luzu besó cada centímetro del cuerpo de Auron, mordió cada parte apetitosa de su cuerpo, lo derritió otra vez, y Auron le entregó su cuerpo sin sus miedos embotando su mente. Pero a pesar del deseo, de los besos, de las mordidas, ni una sola marca quedó presente en el cuerpo de slime.
Desde ese momento, Luzu se mudó a vivir a una nube desde la que descendían arcoiris a un mundo de dulces de limón azucarado, donde no existía el pasado y el futuro relucía lleno de buenos deseos, pero de vez en cuando, algún relámpago golpeaba ese mundo de ensueños, electrocutándolo para traerlo a la realidad, una realidad en la que no podía marcar a Auron. Así que tras muy poco pensar, decidió contarle a Auron su intención de romper la maldición de su cuerpo, borrar todo rastro de rencor entre ellos, y ese día las sonrisas fueron enormes, pero la ceguera de Luzu mayor, al no ver que la sonrisa de Auron no era de amor, si no triunfal.
Cuando por fin tuvo lista la poción, fue en busca de la persona que amaba, teniendo que buscarlo por todo Karmaland hasta que el bueno de Alexby le dio la solución de donde buscar, la playa de Lolito. Ya antes de ver a los dos chicos pudo oler perfectamente el aroma del limón danzando entre el aroma del océano, unidos, el olor del verano, pero al recordar que ese último provenía del "alfa" junto a Auron, su mente lo arrastró de vuelta a los peores recuerdos de traición.
Luzu no era así, no quería espiarlos, pero el miedo que le oprimió el corazón lo obligó a esconderse tras la esquina de la casa de Lolito para calmarse, antes de salir y enfrentarse a la pareja sentada en el muelle.
-¿Y para cuando tu cuerpo de siempre? ¡Echo de menos al viejo Auron!
-Pronto, Evil-Luzu está en ello.
-¡Así que lo has conseguido! ¡Le has convencido! ¡Esa es mi mano derecha!
Auron rió.
-Bueno, convencerlo... le he tenido que dar un empujón, porque cada vez que se lo pedía me daba largas.
-¿Qué has hecho Auron?
-Le dije que quería que me marcara.
-¡¡¡¿QUE QUÉ?!!! -Lolito se puso en pie de un salto, espantado- ¡¡¡¡AURON!!!! Eso es muy serio. ¿Estás seguro?
-Completamente. En este cuerpo de slime no quedan cicatrices, si quiere marcarme tiene que romper el hechizo. Así que ahora es Luzu quien quiere devolverme mi aspecto y yo ni se lo he tenido que pedir.
-Pero... ¿Y la marca?
-¿Qué? ¿Recuerdas el truco que me enseñaste sobre el respawn? ¿El de no regresar y dejar que los Dioses te den un cuerpo nuevo?
-¿Con el que evitamos las cicatrices estúpidas? ¡Auron! Grandísimo hijo de puta.
Auron rió.
-Está todo pensado Lolito. Solo tengo que morir y dejar que el cuerpo con la cicatriz de la marca desaparezca. Cinco minutos y libre.
Nadie vio la sombra alejándose y el pelirrojo volvió a sentarse a su lado, mirándolo con la cabeza inclinada, devorándolo con la sensualidad que su bestia híbrida le daba, acarició el interior de los muslos de Auron, su mirada directa a los ojos del slime, que al ser negros, nunca se sabía dónde estaban.
-Ya... y me vas a decir, -se acercó a él, susurrándole meloso en el oído- que también está en tus planes enamorarte de Luzu.
-¡¡Lolito!!
Él rió sabiendo que podía ver mucho más de lo que Auron mostraba, era demasiado fácil leer la mente de gente como Auron, Lolito podía comérselos de querer hacerlo.
-A mi no puedes esconderme nada Auron. Salta a la vista que sois destinados. Piénsatelo, antes de hacer algo de lo que no tengas oportunidad de arrepentirte, mano derecha.
-Cierra la boca Lolito, sé lo que hago.
-¿Lo sabe Luzu?
La sonrisa de tiburón de Lolito le puso la piel de gallina.
Al regreso a casa fue fácil ver la nota en el buzón, sonrió, siempre triunfante. La nota de Luzu decía que ya tenía la poción y que todo estaba listo, le esperaba para cenar, aquella misma noche.
Se preparó con más esmero del que lo hacía para otras citas y se puso en marcha. Por algún tonto motivo se sintió vacío yendo sin nada en las manos, así que por el camino paró a recoger alguna que otra flor. A Luzu le encantarían. Sonrió, aunque no lo notó, porque es lo que tiene la felicidad, que no la ves hasta que la encuentras en quien amas, a quien más ganas tenía de ver.
Llegó a los más alto de las escaleras topándose con las puertas de la muralla de Luzu abiertas y una sensación de preocupación le hizo correr dentro.
-¡¡Luzu!!
Su grito sonó en el patio tan fuerte como los latidos de su corazón e igual de innecesario. Luzu estaba allí mismo, ante el altar de la venganza, sorprendido por la entrada del pequeño, pero nada más, y su corazón aún latía muerto de miedo de pensar por un momento, que a ese hombre le había ocurrido algo malo. Se sintió un tonto, e ignoró a su estúpido corazón, para acercarse al castaño, extrañado al ver la capucha de su sudadera sobre la cabeza.
-Te... te traje unas flores mi niño.
Luzu las tomó con la mirada inexpresiva, cuando Auron fue a darle un beso, el castaño se apartó casualmente.
-Gracias Auron.
Sonrió, no fue fingido, realmente le hizo gracia que Auron le regalara flores en ese preciso momento. Aquellas extrañas flores añiles que Luzu había encontrado el primer día que le mintió con aquel "te quiero", habían crecido entre sus casas como una plaga de recordatorio. Las mismas flores que estuvieron en su mano en aquella mentira, estaban de vuelta en sus manos cuando iba a hacerlo de nuevo. Las arrojó a su altar de venganza.
-¿Luzu? -ahí empezó a asustarse, cuando reconoció a Evil-Luzu ante él.
-Aquí tienes la poción para transformarte, Auron. Puedes irte por donde has venido, y nunca regresar.
El rostro de Luzu se volvió sombrío, no fue una petición, fue una amenaza. Auron tomó el frasco en sus manos con desconfianza. Unas manos que seguían temblando.
-Aquí pasa algo... Luzu, ¿me estás dando la poción buena o es una trampa de Evil-Luzu?
-¡¿Cómo?! -rió insultado- ¿Te crees, que soy tan sucio y rastrero como tú Auron?
-¡Eh! Sin faltar, solo sé que ayer mismo eras happy Luzu y hoy eres otra vez un otaku emo.
-O puede que la razón que te hace desconfiar de mi es porque ni siquiera puedes hacerlo en ti mismo. Vives rodeado de tantos engaños, de tantas mentiras que todas tus palabras te suenan vacías incluso a ti. Te escondes detrás de esa fachada llena de burlas hirientes y sentimientos huecos, hasta volverte incapaz de escuchar al lobo que está medio muerto en ti. No eres un monstruo solo por fuera Auron, pero es que yo no tengo la poción que pueda convertir en un ser humano, porque ni siquiera los Dioses lo han conseguido trayéndote a Karmaland, al menos la poción que yo te doy, te ayudará a parecerlo.
-¿¡Qué estás insinuando!?
-¡¡Mierda Auron yo no estoy insinuando nada te lo estoy diciendo muy claro toma la poción y desaparece para siempre!! Antes de que los Dioses vean lo que eres y te castiguen por toda tu inmundicia.
-¡¡¿Estás diciendo que no merezco ser un héroe de Karmaland?!! ¿Por qué? ¿Porque no soy como tú o como el amorcito tuyo del "Vegetita"? ¿eh? ¡¡Pues podéis meteros tú, Vegeta y los Dioses mi puesto por el siempre sucio!!
El desprecio de cómo nombró a su amigo le hizo encararse a él con rabia, tanta que Auron retrocedió un paso, el olor a quemado irradiaba el lugar con un sabor increíblemente amargo, ese olor no venía de la lava, si no del alfa. En todo el tiempo en el que Auron había estado torturando a ese dulce muchacho castaño, jamás había conseguido corromper su aroma, su dulce aroma a caramelo tostado.
Luzu extendió la mano hacia él.
-El dispositivo, Auron.
Aquello no iba a ningún sitio, ningún héroe, ni siquiera Vegetta, podía arrebatarle su puesto como héroe inmortal de Karmaland, ningún hombre ni héroe podría sostener el dispositivo de otro en su mano, simplemente el cristal regresaría a él debido a su vinculación mágica. Luzu solo estaba montando otra de sus escenitas dramáticas. Sacó el dispositivo y lo sostuvo por encima de la mano de Luzu.
-¿Quieres esto? ¿Eh? ¿Quieres mi cristal Evil-Luzu? ¿Piensas que no puedo renunciar? ¿Que no soy nada? Soy mucho más que todos vosotros y no necesito a ningún Dios lamiéndome el trasero para demostrároslo, renunció a...
Según pronunció estas palabras, el cristal de Auron se escurrió de su mano haciéndose de aire entre sus dedos, cayendo en la palma de Luzu, como un simple cristal de arena.
-Gracias por renunciar, Auron.
Auron se había quedado congelado, le faltó el aire, no entendía, no sabía cómo.
-¿Qué...?
-Simple, un héroe de Karmaland tiene que tener valor, espíritu, perseverancia y lealtad a uno mismo. ¿Sabes por qué no puedes tener ninguna de esas cualidades? -sus ojos se fijaron acusadores en las cuencas llenas de miedo del slime- Porque tú no tienes corazón, Auron. Abandona Karmaland -le dió la espalda moviéndose hasta el altar de la venganza, alzando el viejo dispositivo de Auron sobre la lava- Ya no eres uno de nosotros.
Auron se quedó allí plantado, como una estatua, mirando al hombre que acababa de destrozarlo, con la poción de Luzu en su mano.
-Hay algo que si tengo -Luzu alzó una ceja como pregunta- y eso es saber obtener todo lo que quiero, de quien yo quiera -destapó la poción y la bebió casi de un trago-. Gracias por ser tan confiable, mi niño.
Las últimas palabras que dijo estaban encharcadas en odio y resentimiento y el hecho de salir de allí lo más rápido que le dejaron sus pies no le impidió oír un chapoteo en la lava.
Sus días en Karmaland, habían terminado.
Despertó como si su cuerpo fuera una pesada losa de piedra, casi incapaz de moverse, apenas había conseguido descansar. En su mente estaba todo lo que había pasado aquella noche, su cabeza daba vueltas y la imagen de Luzu le encogía el pecho y le hacía sentir miserable. Sus cosas ya estaban empacadas, lo había hecho esa misma noche en pleno ataque de ira, pero sentado en la cama, se detuvo un momento a repasar lo que se llevaba, lo que estaba haciendo.
Frederick estaba a su lado, durmiendo con las plumas hinchadas, los ojos cerrados y la cabeza caída. Suspiró con una sonrisa ¿Qué iba a hacer con su hijo? Salir de Karmaland era una condena para él, para un pollo como Frederick... acarició a su hijo con ternura y tardó en verlo. Su mano, era completamente humana. Sorprendido tardó en reaccionar, corrió al baño a encontrarse con un espejo y ahí estaba, el Auron de siempre, como vino al mundo, bueno, con algunos cambios. Su pelo conservaba una enorme brecha de slime naranja en su flequillo, y el ojo debajo de este, seguía teniendo una esclerótica negra, pero ahora guardaba una pupila del mismo slime naranja. Se echó a reír, poco a poco la risa se fue haciendo llanto, dejándose derrotar sobre el lavabo.
-Luzu... mi niño.
-¡¡¡AURON!!! ¡¡CALVO!!
-¿Lolito?
La voz venía de fuera de su casa, se limpió la cara lo más rápido que pudo y fue a abrir la puerta, pero no encontró a Lolito allí. Todos, todos los héroes de Karmaland estaban en su puerta. Todos, menos Luzu.
-¡Clavo!
Todos lo miraron con los ojos como platos, pero sus expresiones eran serias y preocupadas, solo había que ver a Vegetta, silencioso y cruzado de brazos, a Rubius con cara de haberle matado todas las vacas a Willy o a Fargan... bueno, Fargan nunca había puesto esa cara.
-¡¿Qué pasa puercos?! ¿Venís a buscar un poco de esto? -se señaló a si mismo, triunfante.
Lolito se acercó hasta él sin decir nada, tenía su cristal en la mano y le mostró el chat del grupo de héroes. Sobre la conversación que seguramente habían tenido todos esa misma mañana, para reunirse con urgencia donde ya estaban, había una línea que jamás había aparecido.
[-]Auron
-¿Qué significa esto mano derecha?
Miedo. No era preocupación lo que tenían los rostros. Todos tenían miedo de su respuesta.
-¿De verdad te vas a ir? -el pelirrojo rompía en llanto y la única cosa que lo frenaba de agarrarse a Auron era tener a Frederick en los brazos.
-Lolito... -le regañó Vegetta- ¡Y tú! ¡Tontito! ¡¿Quieres soltar a Auron de una vez?!
-¡Cállate un mes! ¡El calvo no se va no le voy a dejar! -Rubius se había abrazado a la pierna de Auron y estaba siendo arrastrado hacia el exterior de la casa mientras Auron intentaba salir.
-¡Suéltate maldito calvo tóxico!
-¡Baja cagón! ¡Baja wacho baja!
Auron solo tuvo que agacharse para darle una colleja bien fuerte al oso, pero eso solo le hizo agarrarse más fuerte y gritar con más ganas.
-¡Vegetta quieres hacer algo con tu novia!
-¡Puedo reventarte la cara a ti si quieres!
Mangel se acercó a Rubius y con ayuda de Fargan consiguieron separarlos.
-¡¡Calvo no te vayas!!
-¿De verdad es necesario? -la voz de Alexby sonó baja y llena de ruego.
-Yo no sé lo que han dicho los dioses Alexby -Vegetta se encogió de hombros.
-Sea lo que sea, es decisión de Auron -Willy a su lado sonó conciliador.
Auron se despedía así de sus amigos, con la música de los sollozos de Rubius y Lolito. Les dio un buen apretón de manos a Willy y a Vegetta, al cual no se atrevió a mirar a los ojos, siguió por Mangel y luego sucedió un largo abrazo con Rubius, del cual tuvieron que separarlo. Se fue hasta Lolito, despidiéndose de Frederick hasta el punto de querer llorar él también y casi no aguantarse cuando los ojos verdes de Lolo regaron en lágrimas.
-¡No te vayas mano derecha!
-Lolito... -respiró, iba a aguantar- Cuida de mi hijo por lo que más quieras. Y, otra cosa, te devuelvo -sostuvo la espada de diamante por la empuñadura para ofrecerla- la Saqueadora, siempre fue tuya, alcalde.
Lolito negó una y otra vez apretando los labios con fuerza.
-¡Quédatela~! -gritó en pleno llanto- ¡No quiero que te pase nada Auron~!
Auron miró a Vegetta, creyendo que algo que pertenecía a los dioses no debía estar con él, pero Vegetta intercambió una mirada con Willy, que se encogió se hombros, y Vegetta asintió para Auron. Guardó la espada agradecido, conteniendo las lágrimas. Le tendió la mano a Fargan, que rápidamente lo abrazó dándole un par de palmadas en la espalda. Alexby no fue menos, se agarró a él, y en el abrazo le dijo al oído, no como un secreto, más un ruego.
-Ve hacia el sur, sobre unos tres días, hasta que veas un bioma de desierto, sigue la dirección de las dunas y terminarás viendo la luz de un faro. Ve allí, diles que vas de mi parte y de Vegetta. Estarás bien.
-Gracias Alexby.
Una última mirada, a todos y cada uno de ellos, agradeciéndoles más de lo que creían.
-¡Hasta la vista puercos!
Les dio la espalda rápidamente para echarse a llorar en silencio, como un tío duro, sin evitar llevar la mirada a la casa sobre la montaña, guardándose el único adiós que no podía soltar.
A ver si termino en un rato el siguiente capitulo, es que Willy y Fargan me están distrayendo!! espero este para celebrar los 15!
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