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Especial 5K Estrellitas

                          

                                       

TIMELINE: esta historia sucede en el pasado, en Karmaland mientras Auron está desterrado en Wakanda, entre los especiales de "La Marca".

Las cosas no habían mejorado en absoluto desde la marcha de Auron, desterrado de Karmaland al renunciar a su status como héroe. No habían mejorado para Luzu.

Si antes se recluía en sus dominios ahora era peor, porque no tenía un blanco en el que desahogarse y evitaba a sus compañeros como si de la peste se tratasen. Todos los intentos de hablar con él eran zanjados por las torretas y ni siquiera Vegetta había conseguido acercarse a la muralla de lava.

En la reunión de aquella mañana el silencio era tan pastoso que hacía leve el enfado de todos los héroes.

-¿¡Entonces vamos a dejarlo así!? -Rubius estaba tan nervioso como enfadado.

-¿Qué quieres hacer cabezón? -Vegetta era presa de la frustración y hacía días que no le quedaba una gota de paciencia- Ya lo hemos intentado todo.

-Si macho, que yo he muerto 30 veces intentando colarme en su casa desde el aire -Fargan estaba realmente cansado del tema- Si no quiere hablar dejémosle.

-Volémosle la puta casa como dice Alexby.

-No lo dijo enserio Rubius -Vegetta se llevó la mano a la cara, controlándose.

-¿Quién dice que lo dije en broma?

-¡Alexby que no le puedes explotar la casa a Luzu!

-¡¡Lo que yo no entiendo Vegetta es cómo estás tan tranquilo ahí parado cuando Luzu podría saber como hacer a Auron héroe otra vez y traerlo de vuelta!! ¡Te importa una mierda!

-A ver cabezón. Auron ya te explicó que fue decisión suya.

-¡Pero...!

-¡Ni peros ni nada Rubius! ¡Se acabó! Aunque me duela, esto no es como lo de las elecciones, esta vez, tenemos que aceptar que quizá los hemos perdido a los dos.

Todos bajaron la cabeza, derrotados o negándose a aceptarlo, todos menos uno de ellos, cuyos ojos verdes se iluminaron a base de ira.

En otro tiempo Luzu podía pasar el día trabajando en sus vías, planeando su venganza contra Auron o ideando planes para imposibilitar la alcaldía, pero ahora el día era su momento para dormir, esconderse en la ausencia que le brindaba el sueño. Todo le molestaba, la dichosa luz, los cantos de los pájaros, los gritos de sus compañeros. Mientras el sol brillaba, él invertía sólo el tiempo necesario en cuidar de sus animales, y luego, sin nada que lo distrajera de sus pensamientos, se dejaba caer en un sueño que hacía que el pasar de los días fuera más llevadero.

Despertaba avanzada la noche, con el silencio de la fría brisa nocturna o los tétricos lamentos de los zombies, una banda sonora mucho más adecuada para su estado de ánimo, que alimentaba su autocompasión de un modo casi enfermizo.

Todas las noches, dedicaba horas a sujetar su propio cristal y a repetir una y otra vez las palabras de Auron, él también quería abandonar, pero por lo visto, el sentido del humor de los dioses se basaba en ignorarlo completamente.

Esa noche no había sido distinta, había dejado su cristal sobre la mesa y seguía esperando una respuesta, seguía esperando que si se alejaba de aquel cristal, no apareciera por arte de magia de vuelta en su mano. Que los dioses entendiesen, y le permitieran abandonar. Pero el cristal seguía ahí, burlándose de él con las sonrisas de los Dioses de Karmaland colándose entre sus reflejos.

Absorto en los juegos de luces y los espejismos del cristal, le sobresaltó oír un suave ruido, tan tímido, que de no haber estado concentrado en nada, no lo habría percibido.

-¿Manolo?

Se levantó buscando por la casa al simpático cerdito, encontrándolo justo donde no tendría que estar: sobre su cama. Aquello le hizo sonreír por primera vez desde la marcha de Auron y durante ese par de segundos olvidó todo. Aceptó no despertar al dulce dormilón, hasta que el tacto rígido del cristal aparecido en su mano y como una maldición le regresó a la mierda. Respiró resignado con la cabeza baja y optó por volver al salón, pero al girarse, encontró que alguien estaba justo a un mísero paso de él.

Lo único que pudo ver fue el reflejo de la luna en el acero del cuchillo a punto de rajarle la garganta, esquivándolo por reflejo y milagro, cayendo al suelo, echó a correr hasta los cofres donde guardaba las armas. Se volvió dispuesto para el combate con una formidable espada en la mano, pero allí no había nadie, ni rastro. Parpadeó confuso, ni Manolo se había despertado. ¿Quizá se quedó dormido un segundo y había tenido una pesadilla? No, lo que había sentido en ese instante, había sido muchísimo peor que una pesadilla traída a la realidad.

Sin ser capaz de confiar, acomodó la espada en la mano, e intentando ser lo más silencioso posible, empezó a comprobar puertas, ventanas... cualquier posible entrada o salida de la casa, pero lo único que se había colado era la brisa marina con el olor de aguas estancadas.

Justo terminaba de revisar una de las últimas que le quedaban, cuando por el rabillo del ojo vió una figura caminando lentamente, el acero deslumbrante girando en su mano. Pero otra vez, al mirar directo, allí no había nadie.

Se acercó en silencio a comprobar el lugar, pero nada, absolutamente nada. Rió, no supo si de si mismo o del propio miedo.

-¿Por fin te has vuelto loco del todo Luzu?

Esa voz tan especial justo tras de él. Olvidando la espada se giró para mirarlo. Unos ojos verdes que brillaban en la oscuridad, como el veneno más tóxico, se clavaron en él un segundo antes de que el cuchillo lo hiciera. Gracias a sus reflejos solo su brazo sufrió, al interponerlo justo a tiempo para protegerse la garganta.

Retrocedió de un salto intentando recuperar el agarre de su arma.

-¡¿Cómo narices has entrado en casa Lolito?!

El pelirrojo sonrió psicópata.

-Todos tenemos nuestros secretitos Luzu. ¿Quieres que te enseñe los míos? -Luzu echó a correr fuera de casa- ¡¡Ven aquí cerdo!!

Las puertas de seguridad se cerraron en las narices de Lolito con el típico mensaje de advertencia apareciendo en su dispositivo. Chistó con la mirada fija en la espalda de Luzu, mientras huía de él.

Luzu se escondió detrás de uno de sus árboles, intentando normalizar el ritmo en el que el aire entraba en sus pulmones. ¿Qué hacía Lolito allí? ¿Era por la alcaldía, las bombas y los atentados? ¿Por Auron? Apretó la herida de su antebrazo dándose cuenta de todo lo que sangraba. Sacó a prisas un trozo de pan dándole un fuerte bocado y tragándolo de golpe, pero la hemorragia apenas paró.

-Luuuuuuzaaaaa~.

Esa forma de canturrear su nombre le puso los pelos de punta, dejó de respirar al instante, casi sin atreverse a asomarse para ver donde estaba el loco de los cuchillos. No estaba cerca, pero sí lo suficiente, no se iba a convertir en una víctima más de su sadismo. Tomó el arco, las flechas, y dando un paso decidido que lo sacó de su escondite, apuntó donde debía estar Lolito, pero allí, no había nadie.

Su decisión no se quebró por ello, mantuvo el arco tenso buscando la estilizada y llamativa figura de Lolito por su jardín, pero solo había silencio y ese irrespirable olor a agua estancada por todos lados.

Paz. Todo su patio estaba sumido en una pacífica calma nocturna. Dio un paso hacia delante, la hierba se hundió silenciosa bajo sus botas. Miró hacia todos los lados y dio un paso más, pero esta vez el sonido del pie sobre el suelo, sonó ligeramente desacompasado.

Lo más rápido que pudo giró su arco hacia la espalda soltando una flecha que Lolito esquivó tirándose al suelo y saliendo a la carrera. Los dos se resguardaron detrás de un árbol cada uno.

-¡¿Con que quieres jugar sucio eh Luza!?

-¡No estoy jugando Lolito te has colado en mi casa! ¡Voy a reventarte! ¡Ven si tienes huevos deja de buscarme por la espalda cobarde!

-¿Cobarde? ¡Yo no soy el que lleva escondido un mes en su puta casa sin ver a nadie! ¡Da la cara cabrón!

Se asomaron casi al mismo tiempo. Luzu disparó medio segundo antes acertando a Lolito en el pecho lo que hizo que el pelirrojo fallara su propio tiro dejando cinco flechas incendiando la base de árbol donde se escondía el castaño. Que salió corriendo para buscar otro refugio.

-¡Luzu! ¡Sabandija! ¡Sal si tienes huevos cabrón! ¡Voy ha hacerte mierda!

El castaño soltó aire, controlando su aroma para que Lolito no pudiera encontrarlo. Tomó aire y apuntó con la flecha al pelirrojo disparando casi al momento, directa al cuello. Lolito la esquivó sin dificultad de un salto, no así la segunda flecha que se le hundió en el hombro una milésima de segundo después de que Lolito pudiera hacer su disparo.

Luzu está sangrando.

Las armas encantadas de ese psicópata deberían estar prohibidas, y él encerrado.

Luzu ha sido asesinado por Lolito.

Se rindió para calmarse en el cartel de Karmaland. Era noche muy avanzada y los guardias estaban ocupados resistiendo a los zombies que intentaban entrar en el pueblo. Una vez tranquilo, utilizó la recién aparecida llave, vinculada al lugar de su muerte, para, mágicamente, volver a ese lugar. Lolito estaba apoyado con chulería en un árbol, masticando un trozo de pan del que aún tenía la mitad en su mano. En la otra, daba vueltas a uno de sus cuchillos, mirando muy atentamente el punto donde Luzu iba a revivir.

-¿Tienes miedo Luza? -se rió, no podía ver su fantasma, pero sabía que estaba ahí- ¡Está bien! Me aparto.

Lo vio alejarse. Luzu giró la llave en una puerta invisible sobre el lugar de su muerte y al momento volvía a ser un hombre de carne y hueso. Solo que con una cicatriz permanente más.

Y un cuchillo se le clavó por la espalda a la altura de la cintura. Cayó al suelo de la impresión y del dolor. Lolito se le subió encima, a horcajadas sobre la cintura mientras él intentó arrastrarse agarrándose al árbol para alejarse del pelirrojo, pero no lo dejó, agarrándolo con violencia del pelo de su frente y tirando hacia él con fuerza y un cuchillo le atravesó la mano, dejándosela clavada al tronco del árbol al que se agarraba.

Esta vez Luzu gritó con ganas, soltando un puñado de insultos dedicados para el hombre que se reía sobre él. Sentía la respiración lenta y excitada de Lolito moviéndose sobre él, su presa, el calor de su cuerpo y el olor, que ya no era podredumbre, si no el olor del océano, marcándolo como suyo. Lolito se inclinó hacia su rostro, tirando más del cabello de Luzu, para poder mirarse a los ojos.

El pelo rojo de Lolito cayó en cascada sobre su hombro, sus ojos verdes brillaban al mirarlo, con una emoción homicida tan escalofriante como lo era esa sonrisa de dientes cónicos. Un híbrido. Mierda, Lolito era un híbrido, ¿Cómo no lo vió antes?

-Lolito... tus muertos. ¡Voy a matarte! ¡Voy a reventarte!

-¿Ya no jugamos más al escondite? Bien -sonrió y los ojos le destellaron con luz propia, tomó el otro de sus cuchillos y lo presentó sobre el cuello de Luzu, que lo miró furioso. Rápido, preciso, sin dolor. Propio del mejor de los asesinos.

Luzu está sangrando.

Luzu ha sido asesinado por Lolito.

A los cinco segundos de estar de vuelta en el cartel ya empezó a notar como el dispositivo se volvía loco en su bolsillo. Probablemente todos los demás habían despertado y estaban disparando miles de preguntas en el chat. Pero Luzu no tenía tiempo para tonterías, sin leer, sin mirar, tomó el dispositivo y escribió.

Luzu: SILENCIO MAMONES.

Arte de magia, el dispositivo no volvió a indicar nada sobre nuevos mensajes. Su mirada refulgía con una ira roja, sangrienta, enfocada allí, donde en la distancia, esperaba su presa. Sus dientes de alfa asomaron, su propio olor le quemó las fosas nasales. Iba a matar a Lolito mil veces.

Esta vez abandonaría su cuerpo, con ello sus armas, y la cicatriz del cuello y de la espalda que le había causado el pelirrojo. Sabía que si volvía Lolito estaría allí esperándolo otra vez, esta, sería él quien le sorprendiera, así que como fantasma, volvió caminando con calma, dándoles tiempo a los Dioses para que sanasen las más recientes heridas de su cuerpo y se lo devolvieran. En casa, tomó uno de sus mejores arcos y una pechera sin gastar más tiempo rebuscando.

Salió al patio y se acercó sigiloso y más atento que nunca, al lugar de su última tumba.

Nada.

Sus labios hicieron una mueca pensando. Lolito, si era un híbrido, soportaría heridas graves como si de rasguños se tratasen, Fargan podía volar, su vista era impresionante y más aún en la oscuridad. Rubius poseía gran fuerza y olfato. ¿Qué era lo que Lolito podía hacer? ¿Qué tipo de híbrido se estaba enfrentando? ¿Serpiente? ¿Veía su calor? No, ya le hubiera atacado. Esos dientes, esa sonrisa, ¿Tiburón? ¿Que podría hacerle un tiburón? El caso es que esa sonrisa, no los dientes, la sonrisa, ya la había enfrentado antes, ¿Pero dónde? ¿Cuando?

Una melodía arrebatadora empezó a entonarse en su interior, nubló su mente y su visión. Su cuerpo se movió solo, haciéndose la voz de su cabeza más fuerte según avanzaba, hasta ver a Lolito, bajo la luna, con su cortina de pelo naranja cayendo despeinado y sus ojos verdes brillantes clavándose en él, sin moverse, dibujando una sonrisa de triunfo para tragedia de Luzu. En ese momento lo recordó y con el último ápice de cordura que le quedó antes de sucumbir al encanto lo supo.

-Sirena.

OH, SHIT.

Bueno lo de siempre, que se me ha alargado, voy por 8 páginas así que os dejo las cuatro primeras por aquí mientras termino lo horny. Nos leemos en un rato!

GRACIAS POR LAS 5000 ESTRELLITAS!!!!!

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