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Delta, III Parte, Especial 3K y 20K

FIN DEL ASCO
PARTE MÁS SOFT

-Nos han pagado una gran suma para un trabajo muy simple, entraras en esa ciudad -le señaló a través del portal- y abrirás las puertas para nosotros y nuestros aliados ¿Lo has entendido pececito?

El "pececito" había crecido tanto que ya le podía mirar de igual a igual, asintió. Su amo le acarició el rostro que la noche anterior se había pasado abofeteando, pasó el dedo sobre el labio roto del pelirrojo, sonriendo al sacarle un pequeño quejido. Le acomodó la ropa para poder ver las múltiples marcas de sus colmillos en el blanco cuello.

-Si conseguimos destruir esa ridícula ciudad, podremos quedarnos en la dimensión en la que naciste, ¿No te hace ilusión? -Lolito asintió seriamente- Haz bien tu trabajo, deja todo limpio para cuando lleguen nuestros aliados. Confiamos en ti pececito. Mata a esos héroes.

-Ahora mismo -le sonrió mostrando la dentadura.

Atardecía en Wakanda. Con el sol de frente, los ojos de los héroes en pie sobre la muralla, no lograban ver lo que estaba ante ellos. Lo tenían claro, esa invasión no sería como las anteriores, todo ante ellos era distinto, sobre todo el portal que se tragaba toda la luz de su ciudad.

-Elyas, esto tiene mala pinta.

-Lo sé Herny.

-¿Deberíamos pedir ayuda? -la voz chillona de Jesus sonó demasiado descorazonada.

Elyas era reticente, ellos habían hecho una promesa y debían resistirla, no podían correr en un momento de duda a rogar socorro, pero aquello... tenía que ser sincero, los superaba, ¿Portales? Apenas sabían de ello.

-Eso... ¿Es una sirena? -Lexosi le interrumpió el hilo de pensamientos.

-¿Qué? -el pequeño Arsilex saltaba para ver sobre la muralla.

-Sh ¡escucha!

-¡Estamos en el desierto Lexosi qué tonterías...!

Jesus tuvo que callar, era cierto, débilmente unas notas iban entrando en sus oídos, hipnotizándolo.

-¡¡Taparos los oídos!! -gritó Elyas- Herny, necesitamos esa ayuda.

-¡Eh! ¡Creo que lo veo!

-¡Jesus! ¡Que te tapes los oídos! -le gritó Elyas.

-¿A ver? -Herny le quitó el catalejo- ¿la pelirroja? Oye es mona... ¿pelirrojo? ¡Jesus a que no le das! ¿Jesus?

El héroe miraba embobado hacia el sonido de la canción, fue Arsilex quien reaccionó más rápido tirándolo muralla abajo, hiriendolo de muerte, su cuerpo desapareció.

-¡Arsilex!

-¡¿Qué?! ¡Se quedó colgado le eché una mano!

-¡Herny devuelveme mi espada aspiradora!

-¿Ves Elyas? ¡Ahí vuelve como nuevo!

-¡Que os tapéis los oídos!

-¡Si ya no está cantando Elyas quítate las manos que no te enteras!

-¿Cómo que...? -al separar las manos de sus oídos vió que tenían razón- ¿Por qué?

Unos aldeanos habrían las puertas de Wakanda, caminando tranquilamente el pelirrojo entró con dos cuchillos danzando en sus manos, una vez dentro, giró la cabeza encontrandolos a ellos. Los sonrió.

-No me jodas... -la voz de Jesus temblaba de risa nerviosa.

-¡Arsilex, Lexosi! ¡Los aldeanos! ¡Que cierren la puerta! ¡Herny, Jesus! ¿Jesus?

-¡Ocupado!

Al estar en la parte baja de la muralla Jesus sufrió el primer encuentro. Lolito corrió hacia él y pudo esquivar la primera cuchillada, pero no la segunda, que le rebanó el cuello. Lolito sonrió al salpicarse de sangre, pero esa sonrisa se borró al ver que no quedaba cadáver, que su cuerpo era borrado dejando en el suelo objetos sin valor. Molesto, miró al resto de los chicos.

-¡Eh! ¡Cabrones! ¡Bajad aquí si tenéis huevos!

-Lexosi -susurró.

-Dime Elyas.

-En cuanto no te vea, corre a Karmaland, avisa a Vegetta, este tío tiene algo.

-De acuerdo.

El ejercito se amontonaba tras la muralla, intentando penetrar sobre las defensar, tirar la puerta abajo, llovían proyectiles incendiarios, los aldeanos se apuraban en apagar los fuegos mientras Arsilex y Lexosi hacían frente a los pocos que habían entrado siguiendo a Lolito.La melodía volvió a sonar, no a su alrededor, en sus oídos, la sonrisa de Lolito se hizo enorme cuando ambos chicos cayeron en el embrujo y dieron un paso hacia él, precipitándose de la muralla. Aturdidos en el suelo, Lolito se acercó con calma hacia ellos, clavando los cuchillos en su garganta, dejando de cantar en el momento justo para que supieran lo que había pasado justo antes de morir y mostrarles su sonrisa psicópata. Rio cuando los vio caer al suelo, pero otra vez sus cadáveres desapareciendo dejando las armas y las armaduras en el suelo.

-Pero que mierda... uh -una flecha le golpeó de mala forma la pechera rebotando en su barbilla dejándole una brecha, se giró, encontrando a Jesus sobre una casa- ¡¿Cómo narices estás vivo?!

-¡Vas a necesitar mucho más que eso para matarnos!

-¡Nosotros somos los Noobs! -Arsilex le apareció desde atrás tensando el arco.

Lolitó esquivó con suerte esa flecha que prendió fuego a sus pantalones, dándose prisa en apagarlos.

-¡Ven aquí enano mamón!

Enfocado en el pequeño Arsilex no vio a Jesus llegar por detrás reventandole la armadura.

-¡Ahi la llevas! ¿Ahora qué?

-¡Apartaos!

Otra flecha, esta vez a una pila de TNT que Herny había colocado cerca de ellos. Jesus esquivó a Lolito echando a correr en dirección a Arsilex que intentaba cubrirlo con flechas incendiarias, pero fue la flecha de Elyas la que detonó la dinamita. El pelirrojo se cubrió como pudo detrás de una casa de la que quedó la mitad y el barrió el suelo con el cuerpo.

-¡¡Mamones!!

-¡Jajaja esa te la has llevado puesta eh crack! -se rió Herny.

Lolito tomó el arco del suelo, el que Jesus había perdido en su primera muerte, tensó con rabía acertando al chico de la máscara amarilla una primera vez, la segunda fue de suerte, pero dió en el blanco haciendo desaparecer a Herny. Se resguardó de los tiros de Elyas tras una pared, pero Jesus le llegó por detrás con la espada que tuvo que parar con la madera del arco encantado. Encajonados ambos en el callejón, Lolito le dio una patada en la espinilla como pudo a Jesus para poder defenderse de Arsilex que le clavó un estoque de la espada en las costillas al no poder detener al pequeñajo, sin ser lo suficientemente alto como para poder apuñalarlo corrió huyendo de ambos apuñalando a Jesus. Al salir de detrás del edificio, topó con las flechas de Elyas, teniendo que correr, hasta topar de nuevo con quien acababa de matar.

Perdía, lo acorralaban apareciendo incansablemente después de la muerte. Lolito no entendía nada, gritó rabioso un montón de insultos sabiendo que pronto lo encontrarían y así fue. Los vio aparecer rodeándolo en su escondite, sonrió, porque entendió algo muy simple. Si no podía matarlos, no lo haría. Comenzó a entonar la canción, pero a la segunda nota, una flecha de costado le sesgó la tráquea.

La sensación de ahogarse con su propia sangre apareció tan pronto vio a Elyas preparando otra flecha, se agarró la garganta intentando impedir la hemorragia.

-¡Matadlo!

No, él nunca había sido la víctima, aquello no podía estar sucediendo. Siempre le había bastando con cantar, sus objetivos quedaban a su merced, hacía lo que quería con ellos, pero estos tarados aparecían una y otra vez como si nada. Su voz estaba perdida y si no huía...

-¡Que se escapa! ¡Matadlo!

-¡Arsilex quítate de enmedio no puedo disparar! -Elyas gritaba desde lo alto.

-¡Jesus va hacia ti! -avisó Herny.

-¡Lo veo! ¡Mio! Pues no.

-¡Jajajaja como corre!

-¡Pero matadlo! ¡Elyas!

-¡Si Jesus se quita de enmedio, Arsilex!

-¡Pero que no soy yo!

-¡¡Herny!!

Se subieron a la muralla para verlo correr, las flechas ya no le alcanzaban, ni las de los arcos más chetados.

-Pues si que corre tú -se rió Arsilex.

-Vuelve al portal, ¿Serán de alguna dimensión rara?

-No lo sé, pero necesitamos a Vegetta, es el único que sabe cerrar portales y si hay más como él esta noche no podremos resistir la invasión.

-Entonces iré a buscar a Vegetta -dijo Jesus.

-¿Y si entramos en el portal antes de que lleguen los mercenarios esta noche?

Todos miraron a Arsilex por la tonta idea, o quizá no tan tonta.

-Será mejor que antes mandemos a todos estos de vuelta por donde han venido.

Había corrido tanto como pudo, no tenía miedo, estaba cabreadisimo, él era el mejor, el mejor asesino de la Hermandad, él limpiaba y el resto de enclenques barría detrás. No se creía que unos locos disfrazados y un idiota gritón en pañales le hubieran dado una paliza. No tenía sentido, que hacía un asesino si sus víctimas no morían por más que las matara. Había intentado avisar a su amo pero el tajo en la garganta, aunque había dejado de sangrar le hacía casi imposible respirar, hablar quedaba descartado, así que su amo no le entendió cuando intentó avisarlo, como siempre, sin esperar otra cosa de Lolito, dio por concluido el trabajo, dando la orden de marchar sobre Wakanda. El resto de sus hombres se prepararon para unirse a la gloriosa invasión.

Lolito trató de llamar su atención, advertirlo, pero su insistencia solo le hizo ganarse un golpe que lo dejó en el suelo para luego dar la orden de que se lo llevaran. Quiso gritar, patalear, insultarle, pero nadie le hacía el más mínimo caso. Para cuando una cadena de explosiones interrumpió los gritos de ánimo entre los hombres, Lolito estaba demasiado lejos de todo para poder explicar lo que había sucedido, y aún así no podía creer que esos cabrones, lo hubieran seguido hasta allí.

El caos que generaron en unos minutos fue impresionante, allá por donde se moviera Lolito intentando encontrarlos solo veía destrozos, cadáveres y objetos desechados había memorizado el olor del que parecía el líder e intentaba encontrarlo a él, siguiendo el sonido de los absurdos y estridentes gritos, que no dejaban de volverle loco moviéndose por todos lados, hasta que lo escuchó un grito viniendo de fuera.

-¡Aquí llegaron los refuerzos!

Apretó los dientes reconociendo aquella voz tan alegre, tomando un arco dispuesto a ensartarlo con una flecha en cuanto llegara hasta la ventana pero algo lo detuvo. Entre todo el fuego, dos figuras se hicieron presentes encarándose a la fortaleza que pretendía defender, dos hombres que se imponían como si fueran los mayores héroes de todas las dimensiones, e iban prácticamente desnudos.

-¡Se puede saber que estáis haciendo tontitos! -a pecho descubierto y brazos en jarras se atrevía a reñir a los locos que creaban el caos.

-¡Vegetta gandul! ¡Aquí ya casi terminamos!

-¡Alexby ese culito!

-¡Eeeeeeeeey chicos! ¡¿Que tal estamos?! ¿Me extrañabais? -gritó el del casco saludando feliz a los de arriba.

-¡A ti siempre Alexby!

-¡Herny!

Se rió con una extraña risa el pequeño en tanga, a su lado aparecieron otros dos chicos, uno cubierto con la capucha de la sudadera y una extraña máscara de oso bobalicón y un hombre trajeado de negro, con una cinta en la frente y tabaco en sus labios.

Lolito apretó los dientes, daba igual cuantos locos vinieran, solo tenía que hacerlos desaparecer y cerrar el portal con ellos fuera, tensó el arco y disparó, acertando en el pecho al único conocido.

-¡Jesus! -gritó el de pantalones morados.

-¡Ese! ¡Ese es el que os decía! ¡En la ventana!

-¡Mangel! Pilla esto mi pana -Alexby le tiró un francotirador.

-¡Revientalo Mangel! -gritó enfadado Vegetta.

Rubius a su lado, metió las manos en los bolsillos, para disfrutar de la buena puntería de la inmejorable puntería de su mejor amigo. Mangel apuntó, esperó y disparó en cuanto el pelirrojo volvió a asomarse. Chistó con el cigarrillo en la boca.

-Pero qué puta mierda Lely, la mira está torcida.

-Hahahaha, torcida dice -la risa de Alexby no cambiaba.

-¿Pero le diste o no cabezón?

-Creo que le he dado en un pulmón.

-Bueno, pues vamos y lo reventamos ¿No? -el oso se columpió en sus talones.

-Vale chicos, tú y Mangel id a por él. Alexby, contrólame a esos tontitos, yo voy a ver que clase de portal es este y si podemos cerrarlo.

-Ok boomer -contestó el oso.

-¡Perfecto! ¡Así pruebo el juguete que me ha dejado Fargan! -Alexby mostró un bazoca.

-¿Que hace?

-¿Quieres verlo Jesus? -la voz del del casco era adorablemente picara.

Lolito se veía huyendo otra vez, con una perforación en su pecho, estaba jodido, de no ser un híbrido habría muerto hacía horas, pero no le importaba, lo único que quería era llegar hasta su amo y protegerlo antes de que los intrusos atravesasen la muralla y entrasen en la fortaleza, dejando un reguero de sangre tras de él, que sin saberlo, era una clara señal para la pareja que lo buscaba. Atravesó las puertas y los pasillos, siguiendo el olor a muerte y carne quemada que desprendía su alfa, desesperándose por estar a su lado, ahogándose con su propia sangre al tratar de respirar cuando el alivio y la alegría lo invadió al encontrarlo, justo donde un jefe de mazmorra debía estar esperando.

Pero no estaba solo, Davinia estaba a sus pies, con su cabello enredado en las manos que la herían. Lolito cayó de rodillas ante la escena, vencido, sabiendo que lo único que le quedaba por entregar era a su hermana, pues no le quedaba nada, más aceptandolo como el mayor de sus fracasos y el pago más necesario de su gran deuda. Y en ese mismo instante en el que la derrota lo clavó al suelo, el hombre de la máscara de oso y el moreno de negro entraron golpeando la puerta.

-¡Coño Mageh el jefe!

-Rubiuh, ¿volvemos por el Vegeto?

-Naaaa, este nos lo cargamos tu y yo Mageh.

El grito de la sirena les hizo atender al jefe, que la pateó violentamente.

-¡Pero qué te ha hecho la pobre! ¡Sueltala hijo puta! -magel grito corriendo hacia ellos con Rubius a su lado.

-Pececito dila que cante para ellos -le susurró.

Lolito miró a su hermana rogandola con la mirada y ella entendió, llorando comenzó a entonar una hermosa canción que detuvo a los dos chicos como estatuas de piedra. El jefe levantó un arco arrojándoselo a Lolito con unas cuantas flechas. Fue fácil entender, tomó el arco en su mano y sentándose con esfuerzo en el suelo disparó seguro de hacer blanco, primero cayó el de negro, luego el oso. Los dos cuerpos quedaron tendidos en el suelo y las risas del jefe resonaron sobre las notas de la canción que se fue apagando.

Lolito sonrió, habían ganado, todo estaba bien, todo...

Su amo tenía un cuchillo en la mano, tiró del cabello de su hermana levantandola en el aire, el cuchillo se acercaba al cuello. La sangre de Lolito hirvió, perdió el sentido, la razón, o mejor dicho, recuperó la luz y se negó a perderla. Alzó el arco aún en su mano y disparó una única flecha directa a la garganta del hombre que le había cuidado cuando su mundo fue destruido, entendiendo, al soltar la segunda flecha, que él no había hecho nada por evitarlo. La rabia, el odio, le llenó el rostro de lágrimas, cargando la tercera flecha, pero una detonación a su espalda se le adelantó, agujereando el cráneo de su amo. Todo pareció congelarse en ese instante, el mundo comenzó a moverse muy despacio. El cuerpo caía lento sobre el suelo, se sintió arrastrado de la ropa, alguien lo estaba agarrando, su hermana extendió la mano hacia él, una garra de negras uñas cruzó una espada de diamante frente a su cuello.

-¡¡RUBIUH!!

Otra detonación. Lolito recuperó el escaso sentido con el disparo del fusil que hizo caer a su agresor justo a su lado agarrándose un hombro que sangraba.

-¡¿'Tas bobo o que Mangeh?! ¿¡Que mierda te pasa!?

-Rubiuh ¿no lo ves?

El otro hombre se acercaba a él después de disparar a su propio aliado, se arrodilló a su lado y le tomó de la muñeca donde Lolito sostenía la flecha que estaba dispuesto a disparar, pero cuando Mangel levantó la mano de Lolito, no era una flecha, era un cristal.

-¡¿Qué coño?! ¡Espera espera! -el oso sacó del bolsillo su propio cristal extendiendo una ilusión frente a su rostro- ¿Lolito?

El pelirrojo no entendía nada, ¿cómo sabían su nombre?, ¿que era todo aquello? Desde la puerta se oían gritos llamando a esos dos. El de gafas que lo sujetaba de la muñeca lo levantó en brazos como una muñeca, su cuerpo temblaba, débil y frío, mientras era cargado hacia la salida dio un esfuerzo por alcanzar a su hermana, caer de esos brazos y despedirse de ella. Lloró lo que no había llorado en tantos años retorciéndose en brazos de aquel hombre, temiendo por su hermana, por verla sangrar en el suelo como su madre en el agua. No quería otra imagen que lo torturara al cerrar los ojos, no quería ver morir a su hermanita, golpeó al hombre para que lo soltara pero no tenía fuerza ninguna para imponerse, y sin embargo, él se detuvo.

-¿Que pasa? ¿Eh?

Los ojos grises lo miraron directamente a los suyos, sin saber por qué, aquello lo hipnotizó, esos ojos grises como el humo de su cigarro, el olor de la montaña secuestrando su mente, llevándolo a antiguos recuerdos, demasiado agradables como para seguir guardando una gota de miedo en su maltrecho cuerpo. No podía decir nada, pero no hizo falta, el hombre sonrió mirándolo.

-¡Eh, Rubiuh! -el de orejas de oso se levantaba del suelo quejándose- ¿Puedes poner a salvo a esa sirena? Escondela que Vegetto no la vea o se volverá loco.

-¿Qué? ¿Por qué? ¿Por qué yo?

-Porque es importante para mi niña, ¿verdad?

Le sonrió, sinceramente y sin segundas intenciones y Lolito le respondió tímidamente, pero desde el corazón, se agarró a su cuello y se dejó cargar, durmiéndose entre el olor más maravilloso de su mundo. El olor de las enormes montañas que un día cobijaron su más querido hogar.

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Sin corregir en absoluto, según lo he terminado lo he publicado, lo siento tengo el cerebro seco y el ánimo por el suelo u.u, casi me ha quedado más un boceto de lo que realmente quería hacer que otra cosa, me atrapó el tiempo y mis promesas tontas, sorry. Narración super rápida, lo sé, no sabía cómo encadenar las ideas! y me quedaba sin tiempo!! Así que lo narré en plan de como si fuera uno de los primeros eventos: entrar, barrer y para casa. Tampoco lo iba a terminar así pero ya no me da. 8635 palabras en 10 horas, no doy no doy, soy un desastre.

Al rato de estar escribiendo esto me di cuenta de que dejé a la sirenita sin voz... lol, no soy disney, ¡lo juro!

Al menos el cap que publicaré a continuación es un amor, creo, ya no sé nada.

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