55: No puede estar pasando
Después de gritarles a todos que se detuvieran, Rubius se había quedado congelado en el sitio, tenso, sin poder apartar los ojos bien abiertos del dragón.
-¿Rubius?
Luzu le miró preocupado, Rubius seguía al dragón con la mirada, sin perderlo, por más quiebros que hiciera en el aire, y es que no sabía cómo explicarlo, pero lo sentía en el fondo de su ser, como una música que no oyes pero percibes a distancia, el sentimiento de estar en casa con la cabeza recostada sobre el hombro de a quien amas. Eso es lo que sentía, junto a unas enormes ganas de llorar de la nada.
-¡A ver chavales! -Staxx se ganó la atención de todos a gritos- ni idea de como el Rubius lo sabe, pero tiene razón, el enemigo es eso -señaló la figura candente de luz que arrojaba hechizos a la cara del dragón, haciéndolo gruñir de rabia y dar dentelladas rabiosas- Un dios renacido. Y si no lo derrotamos pronto, se hará con todo el poder del End, y se acabó.
-¿Se acabó? ¿El que se acabó? -se quejó Auron.
-Todo lo que él quiera, no habrá nada que lo pare. Y algo me dice que estáis de lo primero en su lista.
-Pero... ¿Y el dragón? ¿Qué hacemos con el puto dragón?
-Aaaaah no os preocupéis por ese dragón... ¡Solo es Vegetta!
Silencio...
-¿QUEEEEEEEE?
Minutos antes...
Staxx observaba, con un nudo en la garganta, como los endermans rodeaban con sus largos brazos a Vegetta, que se mantenía firme, solo por creer lo que él le había dicho. Dios, si pudiera tragarse ese nudo en la garganta lo haría, porque le estaba ahogando. Vegetta se había entregado a un suicidio solo por algo que él creyó ver años atrás, en aquel desastroso día, solo porque él le dijo que confiara, Vegetta lo arriesgaba absolutamente todo, solo por su palabra.
Y como sucedió entonces, los ojos de Vegetta cobraron un brillo eléctrico, tan visible como una estrella fugaz en el cielo nocturno, pero está vez, Vegetta permanecía en absoluto silencio, manteniendo el control. La magia que Karmaland había prohibido usar para cuidar del secreto de sus héroes, volvió salvaje a las palmas de sus manos como lo fue en el pasado, y los endermas, comenzaron a murmurar sus secretos al oído del único que podía escucharlos.
La oscuridad cubrió al héroe como una capa, lo envolvió y trazó para él un aspecto inhumano, de una figura tan negra que devoró toda la luz del mundo, dejando solo brillar miles de ojos morados en todas direcciones, adorando a dos ojos amatistas que brillaron opacando al resto, justo antes de desaparecer, en la nota más alta del crescendo de las voces de los endermans.
Staxx tuvo la sensación de que había cerrado los ojos, así de oscuro se volvió todo, hasta darse cuenta de que había sido totalmente incapaz de cerrarlos.
-Ostias... ¡Funcionó! ¡JA!
Miró a todos lados, viéndose completamente solo en el End, estalló a carcajadas. Y luego todo se volvió esperar.
Un ruido horrible y bien conocido, el rasgón en el espacio tiempo a su espalda, y Vegetta estaba de vuelta en el End, tras él, pero esta vez con Willy prisionero entre sus fuertes brazos, que forcejeaba por librar los suyos de la presa del pelinegro.
-¡El dispositivo Vegetta!
-¡¡Ya lo sé cabezón!! -la piel negra se desvanecía de sobre él, dejándole volver a ser quien era- ¡Pero es que no se está quieto! ¡Willy! ¡No quiero hacerte daño! ¡Para de una vez! ¡Asqueroso sal de mi Willy!
-Si es lo que quieres... yo ya tomé lo que quería -su voz fue melódica pero áspera, no era Willy- Y tomaré el resto.
Una magia, tan poderosa como la suya propia, una magia que Willy escondió desde que eran niños, dándola por olvidada, por desvanecida, hizo crecer extraños brotes que nacieron de sus pisadas.
-¡No! ¡Ni se te ocurra! ¡No vas a utilizarlo para revivir, rata ponzoñosa!
-¡¡VEGETTA RECUERDA LA ÚLTIMA VEZ QUE ESTUVIMOS AQUÍ!!
Staxx le gritaba desde la distancia, incapaz de acercarse. La última vez que estuvieron en el End, no fue difícil hacer memoria, cómo olvidar cuando los endermans intentaron rodearlo, como había sucedido hoy, pero esa vez, Willy le arrancó de entre sus deformes garras, Luzu y Alexby tiraron de ellos, arrojándolos a ambos sobre los restos del dragón. Willy posó accidentalmente la mano sobre los huesos viejos del dragón, que al segundo se alzaron, naciendo carne y piel, pero para él, fue muy distinto, el vértigo lo hizo perderse y sus ojos lo miraron desde otros. Hasta que Luzu le arrastró fuera del trance.
-¡Eso es!
Intentando contrarrestar los esfuerzos del dios intruso, aprisionó el cuello del albino en su brazo, arrastró a Willy a la fuerza y tirones, hasta los restos carcomidos por la arena, tirando al albino preso y a él mismo entre las colosales costillas de la bestia legendaria. Tomó la mano de Willly con tanta fuerza como pudo, intentando obligarlo a tocar juntos el hueso pulido, apretando los dientes en el titánico esfuerzo, tragándose la furia al notar que no conseguía competir en fuerza, que una estela de luz tomaba forma a su lado desde un remolino de mágico brillo verde que los circundaba. Esa luminiscente forma sorbía para sí las fuerzas del albino, ató sus manos en hilos de luz que tiraban en contra e impedían alcanzar los huesos por solo un triste suspiro. Era una guerra que él, ellos, debían ganar a como diera lugar, no se iba a rendir, aún contra un dios.
-Willy, compañero, sé que estás ahí -hizo más fuerza, sabía que la mano de Willy intentaba lo mismo que la suya, pero había otra cosa, esa otra figura de luz, que se lo impedía a ambos.
-Vegetta.
Oír su voz, la del Willy de verdad, que luchaba con todas sus fuerzas junto a él, le alivió el pecho y al mismo tiempo hizo que doliera. Apoyó la frente en su espalda, abrazándose con fuerza a ese cuerpo que tanto amaba, buscando aliento, despidiéndose sin quererlo, intentándolo todo en un último esfuerzo, los dos juntos, pero una risa sonó a su lado, una risa de burla y triunfo.
La mano de Willy quedó inerte en la de Vegetta, carente de fuerza, y tan solo un hilo de vida. Sus ojos apagándose como una antorcha abandonada en la más profunda oscuridad, y aún, con ese suficiente ápice de vida, que Vegetta sentía consumirse entre sus brazos.
-No... no no no ¡NOOO! ¡¡WILLYYYYY!!
Vegetta lo tumbó en el suelo, y Willy solo tuvo el suficiente aliento para buscarlo con la mirada, las manos aún unidas y apresadas por esos hilos de luz, Vegetta entrelazó sus dedos a los de él en un desesperado apretón, llevando la otra mano al rostro que le miraba sin fuerzas.
-¡Willy! ¡WILLY! ¡WILLY NO! -acarició la pálida mejilla mientras sus ojos se humedecían, mientras las lágrimas le ahorcaban la garganta, mientras buscaba en los ojos verdes algo que se perdía demasiado lejos- Willy, por favor, no puedes, tú, por favor por favor, tú no, aguanta un poco, Willy, lo prometiste, Willy, somos tú y yo...
El rostro pacifico del beta, intentó sin fuerzas dar una sonrisa, que hizo respirar a Vegetta con el mayor dolor que había sentido nunca.
-Contra el mundo, Vegetta.
Aquellas palabras hicieron que el pelinegro se arrojase sobre sus labios, unos labios que a pesar de enfriarse, tomaron los suyos con una caricia tan llena de amor, como deseo de corresponderlo, de darlo todo por él, una caricia, que queriendo estar llena de todo el sentimiento que siempre guardó por su traviesa sonrisa, por el calor de su cuerpo y el ardor de su mirada, tuvo tal sabor de despedida, que su corazón se rompió hasta hacerse polvo. Y ahí, con sus ojos en los suyos, tomó de sus labios con un último y doloroso roce, su último aliento. Esos verdes ojos se opacaron ante su mirada, perdieron la luz y se cerraron, su cuerpo cayó pesado entre sus brazos y él lo levantó para abrazarlo contra su pecho,
-¿Willy?
Vegetta quebró en llanto, rompiendo en gruesas lágrimas, el dolor hiriendo su garganta mientras sus manos acunaron el pálido rostro hasta la seguridad de su cuello,besando su sien. La mano de Willy, firmemente sujeta a uno de los huesos, en su última voluntad de ayudarlo, que florecía lenta, pero imparable, ante sus ojos.
Le acuchillaron las caóticas carcajadas de un dios rebosante de un poder robado, se regodeaban en la despedida de los dos amantes, deleitándose con el dolor de sus almas. Esas carcajadas dolían, tanto como los recuerdos de toda una vida, las risas, las victorias, todas las veces que se tomaron las manos, el primer beso, los tantos que siguieron, reducidos a un montón de recuerdos, en el cuerpo que se enfriaba en sus brazos por más que lo abrigara con el suyo para evitarlo, todo, reducido a un simple montón de recuerdos, que se desvanecerían con el tiempo, que se perderían, sin él a su lado, sin sus sonrisas para él.
Él no quería los recuerdos.
Le enfurecían tanto aquellas tétricas carcajadas que no podía soportarlo y fue ahí, cuando esa risa se detuvo, cuando Vegetta decidió tomar el último esfuerzo de Willy alargando su mano y tomando la de él sobre los huesos, cuando la mayor encarnación del poder de destrucción en todas las dimensiones, el poder del End, se alzó glorioso, enmarcado entre nubes de pura magia, para mirarlo directamente a los ojos.
-¡Chavales! ¡A lo que estamos! ¡Hay que matar a un dios! -aunque por fuerte que fuera su voz, Staxx nunca parecía serio.
-¡¿Cómo narices vamos a matar a un dios, estamos locos?! -Fargan miraba la batalla del dios y el Dragón, rezando para que se mantuvieran a esa distancia.
-¿Les tiramos palos? -bromeó Lolito.
- ¡Hay que hacer algo, está haciendo daño a Vegetta!
-Calvo, ¿De verdad te crees eso?
-Tíos esto es serio ese es Vegetta ¿vale? ¡Lo sé! ¡Es Vegetta! ¡Y ese es el hijo de puta que ha estado haciendo todo esto! -Rubius no sabía donde meterse- ¡Si hay que matar a un dios matémoslo! ¡Es lo que hemos estado haciendo desde que llegamos a Karmaland!
-¡Pero este es un dios de verdad! ¡Como los nuestros Rubius! ¿Cómo narices piensas que...?
-¡Ender pearls! -el grito de Luzu interrumpió a Alexby- Hacedme caso tíos, conseguid ender pearls, ¡Todas las que podáis!
-¿Luza?
-¡¡HACEDLO JODER!!
Ese grito de Luzu los puso a todos tan firmes, que salieron disparados en todas direcciones en busca de endermans, pero en el caso de Alexby, cuando intentó huir del genio de Luzu, una figura translúcida se coló delante de él, deteniendo su intento de colaborar.
-Tú no Alexby -la imagen de Staxx tomó forma delante de él, seriamente.
-¡Staco luego!
-¡No! Necesito que "tú" vayas a otro lugar -señaló la isla sobre ellos- el dispositivo de Vegetta está allí arriba, consigue una ender pearl y sube, tenemos que arreglarlo.
-¿¡El puto dispositivo está aquí!? ¿Arriba? -miró a la isla en lo alto y recordó- No necesito una ender pearl para subir -miró a todos lados buscando- ¡Fargan! ¡Fargan rata! -el aludido se volvió hacia él acudiendo a la carrera en su ayuda- Necesito que me subas ahí arriba.
-¡Hecho ratón! -su sonrisa fue tan enorme como el deje seductor con el que siempre brillaba al mirarle- pero tú le explicas a Luzu porque no buscamos las ender pearls.
Las alas de Fargan aparecieron a su espalda azotando el aire y provocando una risa de sorpresa en Staxx, que dejó de reír en el momento en el que Fargan, rápido, para evitar quejas del pequeño, levantó a Alexby como una princesa, y se lanzó a las alturas, con Alexby gritando entre sus brazos cientos de insultos.
-Pero...¡Ey ese es mi enano!
Fargan dejó que los pies de Alexby se posaran en el suelo, y el espectro de Staxx se materializó al lado de ellos, con unos labios muy fruncidos, y no una expresión muy feliz, dedicada a Fargan.
-¡Staco! ¿Dónde?
-Alexby -Staxx lo miró serio, con compasión más bien- todo se va a solucionar.
-Lo sé Staco -el pequeño intentó reír, aunque la risa fuera demasiado nerviosa ante el rostro de compasión y tristeza de su amigo, lo que le hizo sospechar- ¿Qué... qué pasa?
Staxx señaló la dirección. El rostro de los chicos se rompió, al ver en la distancia un cuerpo tendido, con el brazo extendido hacia ellos como intentando alcanzar algo, sus cabellos blancos caían sedosos sobre su pacífico rostro, demasiado pacífico y silencioso.
-No...
-¡¡WILLY!!
Las alas de Fargan le impulsaron, prácticamente de un salto, hacia el cuerpo sin vida de su amigo. Alexby, llegó un segundo después, levantando polvo con sus rodillas al resbalar sobre el suelo. Fargan tomó a Willy entre sus brazos con miedo, resguardando un cuerpo que se dejó caer de entre sus manos. Alexby respiró un sollozo al verlo, mordiéndose el labio para callarse, mientras el búho se descomponía en pedazos ante sus ojos y el olor a sangre que despedía el alfa lo cubría todo. Willy se veía tan sereno y delicado, escurriéndose sin vida de entre el abrazo contra el pecho de Fargan, que apenas podía creer lo que veía.
-¿Willy?
Alexby tomó una de las blancas manos entre las suyas, fría y exánime, tembló al notar lo distinto que se sentía en su piel. Un gruñido, gutural y cargado, le hizo mirar a Fargan, sus ojos dorados se prendían contra esos dos seres que batallaban en la distancia, sus dientes se hundían contra la piel de sus labios. Alexby apretó más la mano de Willy entre las suyas, deseando poder pedirle ayuda al albino para contener al alfa.
-Fargan...
El búho gritó con todas su fuerzas, escondiendo sus lágrimas en el cuerpo de su más gran amigo, de su única familia, y Alexby perdió la oportunidad de llorar. Lolito fue el primero en aparecer tras el estallido de una ender pearl, en rescate de todas las señales de peligro que había lanzado el alfa, y sin saberlo, Alexby también. El segundo fue Auron, como siempre, su fiel saqueadora en lo alto, lista para cualquier cosa, que cayó al suelo al ver a los dos chicos arrodillados, al ver el cuerpo apagado entre los brazos del híbrido. Luzu fue el siguiente, deteniendo su carrera hacia ellos de la misma forma que Auron había dejado caer la espada, el último de ellos, se apareció junto al resto.
-No... no, no puede ser -el oso empezó a temblar, con la mirada fija en la escena, descomponiéndose en pequeños pedazos- dijisteis que estaba vivo, ¡Vosotros dijisteis que estaba vivo!
Auron se apresuró a retenerlo entre sus brazos.
-¡Cálmate calvo!
Primero Mangel, ahora Willy.
-¡Esto no puede estar pasando! ¡DIJÍSTEIS QUE ESTABA VIVO! -no fue un grito, fue un atronador rugido de alfa, alzó la barbilla hacia el cielo, para seguir gritando con todas sus fuerzas- ¡VEGETTA! ¡CARGATE A ESE HIJO DE PUTA YAAA!
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