45: ...rota
El caos era el único rey en aquella montaña. La lava descendía liberada de los diques, por lo que quedaba de ladera, haciendo prácticamente imposible el moverse de manera segura por la zona. Los cadáveres y los cuerpos inconscientes regaban el prado que, unas horas antes, estuvo cubierto de verde hierba y radiantes flores.
Los héroes que un minuto antes respiraban aliviados por la victoria aplastante, ahora miraban como una espesa niebla negra, discurría como un millar de serpientes furiosas entre los cuerpos, avanzando sin descanso, cubriéndolo todo a su paso.
-Eeeeh... ¡Tíos!
La voz de Rubius consiguió que, por separados que estaban debido a la batalla, todos sus compañeros lo miraran. Fargan a su lado, no apartó la vista de la espesa niebla, Luzu desde lo alto de los restos de la muralla, Lolito en sus cercanías, Auron sirviendo de muleta a Merlon, todos guardaron silencio al ver el augurio negro que bañaba el campo.
Tomó aire para gritar a Luzu sobre qué hacer cuando las garras de Fargan se le clavaron en el brazo, tirando de él un paso hacia atrás. La nube negra cubrió los cuerpos por completo y se lanzó hacia ellos envolviendo sus pies y escalando sus cuerpos, Oyeron a Luzu gritar que se alejaran pero no tuvieron tiempo, aun así la niebla volvió al suelo ignorándolos a ellos, y continuando su avance, dejándolos con aún mayor cara de asombro hasta que entendieron.
De la espesura negra se alzaron los cuerpos, sanguinolentos o amputados, eso no importaba, lentamente volvían a ponerse en pie creando sonidos asquerosos y aquellos que aún respiraban, también lograron levantarse, con semblantes coléricos y ojos blancos.
-¡Chavales!
El grito de Fargan intentó llamar su atención sobre la nueva amenaza, pero fue otro el que escucharon, el de la voz desgarrada de Auron, seguida del lamento de Merlon, a quienes la niebla envolvía y obligaba a respirar.
-¡¡AURON!!
MINUTOS ANTES, EN EL CRÁTER DE KARMALAND.
Alexby se había convertido en un auténtico imán para los rapiitori, parecía atraerlos a todos con más fuerza gravitacional que el mismo agujero negro que había engullido Karmaland. Los sicarios caían sobre él, si uno le inmovilizaba el brazo, salía volando con una voltereta, lanzado por los aires, si cargaban contra él, Alexby se apartaba dejándolos caer por sí mismos o tirándolos al suelo con una llave estampando sus cuerpos dolorosamente contra el suelo, y cuando le dejaban tan solo un segundo de aire, era él quien caía encima de alguno con un único par de golpes ya en el suelo. Para cuando Vegetta y Willy se le unieron, el pequeño héroe ya tenía a cinco hombres en el suelo.
-¡Alexby!
El mencionado apenas necesitó agacharse para permitir al hacha de Vegetta enganchar una de las espadas que se le venían encima a traición, lanzando la hoja a otro lado lejos del cuerpo de su amigo, y entonces, rápido y hábil como sólo Vegetta, el hacha dio un golpe de vuelta, cercenando el cuello del rapiitori. Willy de una zancada coló su propio cuerpo al otro costado del pequeño, interponiendo la espada contra otra.
Tuvieron ese segundo que solo tienen aquellos que son uno en batalla, ese segundo que tienes cuando tu cuerpo sabe lo que hace, cuando tu mente encuentra la paz en hacer lo que ha hecho miles de veces, y en ese segundo, los tres pudieron mirarse a los ojos, o a las máscaras, y sonreír sabiendo que con sus compañeros ahí, no debían temer nada, sus espaldas estaban cubiertas.
Mientras, Mawu seguía en el mismo lugar, sin moverse ni tener intenciones de hacerlo. Nadie podría decir en lo que pensaba, el reflejo en las lentes cubría su mirada con un acento más siniestro que el del propio Mangel, nadie podría decir si pretendía hacer algo, si disfrutaba de los tres héroes moviéndose entre los cada vez más escasos rapiitori, como si llevasen a cabo una danza macabra exquisitamente ejecutada. Él simplemente estaba allí parado, en silencio, con gesto inexpresivo, con la risa de Alexby de fondo, los gritos de Vegetta quejándose de lo mucho que habían tardado, y los múltiples "rata" que se escuchaban con las risas deformes de un modulador de voz.
Los chicos discutían entre ellos como si todos los hombres que intentaban enfrentarlos no importasen, no para los filos de sus armas. Un espadazo de Alexby evitado por una elegante finta de Vegetta para dar a un indeciso rapiitori que no llegó a verlo tras el de ojos morados. Willy encogiéndose en el suelo para permitir a Vegetta impulsarse sobre él contra el enemigo, no, nada de eso era un combate, era una coreografía fabulosa, ensayada hasta tal punto, que los héroes se permitían reír y hacer chistes.
Mawu dio un paso hacia ellos, sabía cómo iba a terminar la pelea, no importaba cuantos inexpertos reclutas cargasen contra los héroes, ellos solo jugaban a ganar, pero Mawu, no tenía intención de dejarlos divertirse. Había venido aquí con la férrea idea de la venganza, de destruir cada gota de esperanza, cada amable sentimiento, cada brizna de emoción de felicidad. El mundo que le había rechazado a él, ahora iba a ser despedazado y olvidado entre sus manos.
Avanzando, se detuvo justo a unos metros de Alexby, tomando entre sus dedos el dispositivo de Vegetta, y es que claro que sabía quien estaba bajo la máscara blanca, el ingeniero de los dioses, para él, la mayor aberración de la existencia. Vegetta, en una de sus elegantes fintas, fue capaz de ver a Mawu acechando al más bajo, como este, confiado al ver a su amigo a su lado, tomaba un arma para tendérsela.
-¡¡ALEXBYYYY!!
El grito desgañitándose congeló a Willy, que apartado de ellos solo pudo mirar como Vegetta corría hacia su otro compañero, Alexby, sobresaltado, miró a Vegetta, entendiendo sin creer lo que podía estar pasando: una trampa. Sus ojos se clavaron heridos sobre su pana, la mano de Vegetta casi lo alcanzaba para apartarlo, y el desastre sucedió en la fracción de un parpadeo.
Del dispositivo negro en las manos de Mawu surgió una sombra, rápida, que igual que un rayo negro tocó tierra a los pies de Mawu, dividiéndose en el suelo en rectas ramificaciones justo entre los héroes y en ese mismo instante, dispararse hacia arriba, creando unas rejas que los separaron, tirando a Vegetta al suelo haciéndolo perder el hacha por la violencia del tirón. Un rayo negro más apareció a sus pies, otra vez saliendo con ciega rapidez del suelo, esta vez para tomar los tobillos del héroe en el suelo, y arrastrarlo de vuelta al pozo mientras él, intentaba agarrarse a cualquier cosa que pudiera frenarlo. Fue Willy, el que saltó sin pensar sobre las macabras rejas y se lanzó a sujetar a Vegetta soltando la espada de diamante, enredando las manos del pelinegro a su cintura para tirar en contra y sacarlo de la presa. Alexby llegó apenas una milésima después, alzando la espada para cortar los quebrados rayos negros que apresaban a su amigo.
Con la espada en lo más alto preparando un golpe sobradamente fuerte, bajo la atenta mirada de Mawu y la expectante de sus compañeros, Alexby soltó aire bajando la hoja y unas púas retorcidas, como las patas de una araña, surgieron como un relámpago desde las serpenteantes sombras, clavándose en el hombro del muchacho, levantándolo del suelo, dejándolo preso en el aire.
-¡¡Alexby!!
La voz de Vegetta anunciaba la desesperación y el llanto, miró al enmascarado que lo sostenía y como si ellos se conocieran de toda la vida, él le soltó. Las ramas negras arrastraron veloces a Vegetta hacia el pozo, dejándole forcejeando junto a las ender pearls. Willy se levantó hacía Alexby luchando contra las garras que lo encarcelaban, recogiendo su hacha caída de las manos de Vegetta, dispuesto a cortarlas.
-¡¡CUIDADO!!
Gracias a Alexby se giró a tiempo, Mawu había tomado la espada de diamante que había cargado Alexby y Willy, la hizo a un lado gracias al ángulo de su hacha. Sin otra posibilidad, tuvo que abandonar la idea de proteger a sus amigos, para hacer frente a quien siempre creyó que lo era.
Alexby forcejeaba para soltarse, pataleaba y gritaba el nombre de Mangel una y otra vez. Vegetta intentaba zafarse de los retorcidos apéndices que tiraban de él, retorciendo el cuello para asegurarse de lo que le podía ocurrir a Mangel, o al oscuro, sin saber muy bien a quien apoyar, aguantando entre dientes los mismos gritos que lanzaba Alexby desesperado.
Mangel, o más bien, Mawu, jugaba con ventaja, usando aquellas retorcidas patas como hojas que detenían los golpes del hacha de Willy, quien se movía, esquivándolas con rapidez, solo para toparse con otra a la que debía esquivar para no salir herido. Los rapiitori que aún se mantenían en pie ayudaban a los que no podían, observando la escena temblando, a punto de salir corriendo, muchos sin esperar una mejor razón para hacerlo.
Los intercambios de golpes y cruces de hojas seguían uno tras otro, cada vez que Mawu detenía el hacha con la espada, uno de sus rayos negros caía intentando acuchillar a Willy, que los esquivaba con la facilidad de quien aprende a repetir un movimiento mil veces, pero en un momento, cuando Mawu se cubrió con la espada, Willy no golpeó contra ella, si no que, de nuevo, usó el ángulo del hacha para enganchar la espada de diamante, apartándola de Mawu, y a la vez que giraba sobre si mismo, su otra mano tomó el hacha restante en su cinto, golpeando con fuerza en la guardia abierta de Mawu, justo bajo sus costillas.
El grito desgarrador de Alexby paró el tiempo, congeló al dios y al oscuro en sus lugares, solo el pecho de Willy se movía agotado, aún sosteniendo la espada lejos de él, aún sosteniendo la cabeza del hacha dentro del costado de su amigo Mangel. Los garfios negros se tensaron rodeándolos a ambos, se clavaron en los hombros de Willy empujándolo contra Mawu, quien sujetó al enmascarado logrando tirarlo al suelo y allí, las negras patas los envolvieron cual zarzas, dejando entrever la firme presa que ambos se tenían, Mawu lanzó su mano contra el cuello de Willy y él apretó la suya contra la boca de Mangel, callándolo entre la confusión de los apéndices negros. El brazo del oscuro impulsándose antes de descender el hacha sobre el cuerpo de Mangel.
Las creaciones negras se esfumaron tras ese golpe con la simpleza de convertirse en humo, dejando arrastrar por la inapreciable brisa de la noche. Alexby cayó al suelo, murmurando el nombre de su pana, Vegetta se apoyaba para ponerse en pie pesadamente, flaqueando su espíritu por lo que sus ojos habían visto, sin poder hacer absolutamente nada. El oscuro se incorporaba, con el dispositivo de Vegetta ahora en su mano, lo miró girándolo apenas un segundo, caminado hacia el de ojos morados, deteniéndose a su lado. Ambos en pie uno frente al otro, se miraron, y Willy llevó su mano a la máscara alzándola para descubrir su rostro.
-Willy...
El albino posó su mano en el hombro de su mejor amigo, de su alma gemela, mientras Vegetta lo miraba estupefacto, sin fuerzas por la segura muerte de Mangel. Sus manos se movieron indecisas hacia él, buscando el abrazo de quien más había necesitado tener al lado, cuando Willy lo empujó hacia atrás, haciéndolo caer dentro del pozo del End, desapareciendo en la inmensidad estrellada.
-¡¡VEGEEETTAAA!! ¿¿¡¡Pero qué haces Willy hijo de puta!!??
Willy envió su mirada hacia él, una carente de la calidez típica en él, alzando el dispositivo de Vegetta ante él. Alrededor de la mano de Willy se formó un suave remolino de magia con la viveza del verde más intenso, y esta vez, con más fuerza que la vez anterior, el dispositivo de Vegetta escupió negrura, ahora en forma de niebla, que descendió sinuosa hasta los pies de Willy, lanzándose hacia los cuerpos en el suelo, persiguiendo a los asustados rapiitori que habían permanecido. Ellos gritaron enloquecidos, no de dolor, si no de algo distinto, sus ojos se volvieron opacos, blancos, los cadáveres se levantaron entre tétricos lamentos y todos a la vez, cual ejército, miraron a Alexby.
-JODER.
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA.
Esperando a los lloros.
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