3: A la Mierda
EN ESTE CAP. HAY ESCENAS +18 MUY MUY EXPLÍCITAS Y SUBIDAS DE TONO.
(Bueno no creo que haga falta avisar de esto en un omegaverse pero...)
MUY MUY SUBIDAS DE TONO.
AMENO.
El dulce aroma a fresas que escapó de la habitación sellada, activó cada una de las terminaciones nerviosas de Rubius, sus garras se clavaron astillando la silla de madera, soltó aire para controlar al oso hambriento en su interior y se avergonzó cuando aquello sonó más a un gemido de placer que a una descarga de tensión.
Sacudió la cabeza y miró la pantalla. Sus amigos estaban tranquilos, relajados sobre la cama.
-Bien, vamos a ver que ilegalidades escondes Vegettita.
Tomó con él la pantalla y el control de torretas con la sala de cofres en mente, dispuesto a hacer todo un desastre sin que nadie le interrumpiera.
Vegetta se pegó a Willy escondiendo la nariz en el nacimiento de su pelo suspirando en su oreja, apretó con fuerza el cuello de la camisa del albino y este procuró abrazarlo con suavidad, con el brazo sobre el que Vegetta se recostó. Todo estaba bien. Vegetta no estaba creando ningún problema.
Tampoco es que fuera la primera vez que tenía a Vegetta medio desnudo, goteando por una reciente ducha y suspirando en su cuello, aunque hacía mucho de la última vez que ese hermoso cuerpo escultural lleno de sugerentes cicatrices se le insinuaba. Aunque... Dioses, la cosa se estaba poniendo caliente, tomó aire y miró a Vegetta de reojo, sin decir nada.
Parecía calmado simplemente respirándolo, no había nada de aquello que había asustado a Luzu. Estaba tranquilo, oliendo su cuello. Una pregunta se le vino a la mente.
¿Que tipo de olor podría tener como beta? La respuesta se subió sobre él cabalgándolo y aplastándolo contra la cama: el olor de Rubius.
PERO QUÉ BOCAS ERES WILLY MACHO.
Vegetta respiraba sobre su cuello, levantando la camisa de Willy con una caricia lenta sobre sus abdominales, apenas frotando su erección contra su entrepierna en un baile lento que le hizo perder el sentido. Joder se lo estaba comiendo sin usar la boca. Se dejó llevar, arqueando la espalda para que Vegetta pudiera retirarle la camisa y seguir sintiéndose dibujado por aquellas manos que tanto había añorado.
Vegetta le susurró en el oído su nombre, respiró sobre él el calor de su garganta, recogiendo el sabor de su piel, con besos húmedos y lamidas, desde la clavícula a la mandíbula.
-Willy, ¿Has traído a mi osito?
Willy miró directamente a esos hambrientos ojos morados que lo esperaban, disfrutando de cómo había enloquecido su cuerpo en unos segundos, le sonrió.
-No sé de qué me hablas Vegetta.
-¿MmmhUm?, Willy Willy Willy...
Rubius había encontrado un par de cosas interesantes en los cofres, y se había apropiado de otras tantas. Total, solo tenía que reparar el agujero por el que había entrado y Vegetta nunca sabría que había estado allí.
Buscó la pantalla de las cámaras, pues tenía que asegurarse de que sus amigos seguían ocupados.
-¡¡¿PERO QUE MIERDAAAA?!!
Casi se le cae la tabla de las manos al ver a Vegetta montando a Willy mientras le acariciaba lento y sugerente, deslizando las manos hasta la cintura del pantalón y desabrocharlo.
¿Pero qué coño estaba haciendo Willy? ¿Es qué se había olvidado de que él estaba ahí y podía verlo todo? Estaban hablando así que Rubius dió vueltas a toda la pantalla desesperado buscando el audio. ¡Era imposible que el cabrón de Vegetta no hubiera pensado en el audio!
Recordó como Willy había hablado con Vegetta desde los altavoces de la puerta. Corrió golpeándose de lleno contra la pared, pues era incapaz de apartar los ojos de la tablet. ¿Estaba mal espiar a su mejor amigo y a su amante? Qué más daba, como cura ya se auto impondría cantar un par de avemarías como castigo.
Willy le sostenía la mirada, retando a Vegetta con una sonrisa en los labios, dejándose hacer. La boca caliente y jadeante de Willy se veía apetecible, incluso en la pequeña pantalla, le vió contener un gemido cuando Vegetta se recostó sobre él rozando las entrepiernas y acercando sus bocas.
-¡Pero si el cabrón está disfrutando!
El pulso de Rubius temblaba, se supone que debía tener celos de lo que allí pasaba pero... lo cierto es que le estaba gustando, quería más, tragó en seco y encendió el audio.
-Vegeeeeettaaaaa -protestó Willy riéndose, Vegetta ya casi lo tenía sin pantalones, pero tampoco pensaba resistirse.
-Jijijijijijiji.
El pelinegro apartó las manos de la cintura casi desnuda de Willy, solo para acariciar el resto de su cuerpo y saborear como eso los excitaba a ambos, pues sentía la dureza del chico competir con la suya. Acarició con el pulgar el labio inferior de Willy.
-Los labios de Willy...¿Tendrán el sabor de mi osito? Eso me pone.
Un beso, demandante, urgente, no los dos juntos si no uno contra el otro, Vegetta buscándolo, devorándolo, Willy tomándolo, controlándolo.
Para cuando Willy volvió en sí al romper el beso para respirar, él mismo se había arrancado los pantalones y no podía juntar aire suficiente ni dejar de mirar a aquellos ojos amatistas sedientos. Se apoyó en sus manos mientras Vegetta le comía el cuello y se frotaba contra él haciéndole jurar por todos los dioses.
Mordía su piel enviando cosquillas a través de sus nervios por todo su cuerpo, Willy no podría retenerse más. El omega gruñía cada vez más alto el nombre de Rubius.
-Que no está aquí Vege -jadeó Willy como pudo.
Vegetta lo miró sonriendo de lado.
-Chiqui... te has dejado la puerta abierta.
Willy miró de reojo a la puerta y ahí estaba el alfa. Tan encendido que casi podía ver el calor de su respiración agitada. Rubius desnudó su torso más rápido de lo que nunca lo había hecho lanzándose sobre Vegetta como una fiera muerta de hambre, tirando violentamente al omega sobre la cama bajo él, introduciendo su rodilla entre las piernas.
Mierda, mierda, mierda.
Fue lo que pensó Willy al ver al alfa abalanzándose sobre el omega como una bestia y sintió que debía remediar aquello o Vegetta terminaría con una marca que no podría soportar, pero cuando estaba a punto de apartar al híbrido de un golpe, Rubius agarró su muñeca como un cepo y lo arrojó de vuelta a la cama, justo al lado de Vegetta.
-Mio.
Los ojos de Rubius brillaban oscurecidos, clavándose exigentes en los suyos. Vegetta se afanaba por abrir el pantalón del alfa mientras lamía su clavícula.
Rubius acarició a Willy subiendo por el brazo reteniéndole en el sitio con solo esa mirada, llegó a sus pezones y el calor de sus dedos le hizo suspirar y retorcerse, luego subió hacia el cuello apartando la mirada de él para controlar al revoltoso omega excitado bajo su cuerpo. Besó a Vegetta mientras Willy miraba, un beso lento, bebiéndose la sed del omega por un alfa. Entonces la mano de Rubius abrazó el cuello del albino y de un tirón lo llevó hasta ellos para tomar su boca.
A LA MIERDA.
Willy respondió al ardiente beso de Rubius uniéndose a los esfuerzos de Vegetta por dejarlo sin pantalones. Los tres arrodillados en la cama frente a frente.
Rubius acarició el muslo de Vegetta lentamente subiendo, resbalando los dedos sobre el líquido que desprendía el olor a fresas. Usó esa caricia para unir el cuerpo del omega al suyo, frotando la erección de Vegetta en su pierna. Su mano se acercó peligrosa a la suave entrada del pelinegro, volviéndolo loco cuando la yemas del híbrido juguetearon en el anillo de su entrada mientras le machacaba contra su músculo.
Moría de excitación quedándose sin fuerzas que lo sostuvieran porque el deseo se las robaba todas. Utilizaba su lengua para saborear la tersa piel con gusto a café alrededor de los pezones mientras miraba como Rubius y Willy batallaban con sus lenguas salvajemente sin querer rendirse ante el otro.
Willy introdujo la mano entre la ropa interior de Rubius colando sus dedos en la línea al final de su espalda. El alfa comenzó a gruñir en advertencia, los dos chicos lo estaban volviendo loco y el boxer le estaba demasiado apretado. Pero Willy no era un santo que se dejase intimidar por un ronroneo, así que antes de perder la batalla de su boca, introdujo el dedo corazón en la entrada de Rubius al mismo tiempo que Vegetta dejaba una fuerte mordida en el pezón que había estado mimando. El rugido de Rubius mostró sus enormes caninos mirando a ambos chicos furioso. Sonreían.
¿QUE PODÍA ESPERAR DE UN DÚO LEGENDARIO?
Agarró al omega arrojándolo boca abajo ante él, levantando sus caderas para exponerlo, arrancarle los boxers que vestía y acariciarlo en la línea entre sus glúteos de arriba a abajo con el pulgar.
Willy no se tomó a bien la falta de atención. Se acercó a Rubius haciéndose rodear por uno de sus fuertes brazos y frotándose contra la pierna de él como lo había hecho Vegetta antes. Le bajó la ropa interior y acarició su erección apretando firme con su mano.
-Tú eres mío, alfa.
Le canturreó a su lado empezando a subir y bajar la caricia, Rubius volteó los ojos para mirarlo mostrando los dientes. Este Rubius no podía ser más excitante.
Aquello bastó para que el alfa volviera a sujetarlo de la nuca para besarlo. Parecía que Vegetta y Willy se habían puesto de acuerdo telepáticamente pues Vegetta, acercó su culo a Rubius dándole una vista inmejorable mientras Willy, masturbándole, rozaba el glande de Rubius contra la dilatada entrada del omega. Las garras del híbrido se cerraron con fuerza en las caderas de ambos y Vegetta se quejaba sobre excitado por lo que le estaban haciendo esos dos.
Los jadeos de placer escapaban de entre sus labios, el beso entre Rubius y Willy era más lento, más delicioso en aquel baile de tres. Sentían sus cuerpos arder. Vegetta se desesperaba con el juego de sus chicos con él, por sus muslos chorreaba aquel líquido con el olor a fresa que estaba por toda la habitación, dolía, necesitaba al alfa, lo necesitaba ya.
-¡Alfa mio!
-¿No puedes estar un rato callado?
Willy lo agarró del brazo interrumpiendo a Rubius. Arrodilló a Vegetta entre ellos y lo besó una vez más, lamiendo primero sus labios, apartándose cada vez que Vegetta abría la boca esperando más y luego lo volvía a lamer, dejando un mordisco, luego otro, solo para distraerlo mientras se deshacían totalmente de la poca ropa que conservaban.
Un último acercamiento de labios y permitió que Vegetta lo besara, dejándolo hacer, observando al mismo tiempo como Rubius tomaba lugar detrás de Vegetta, mirando hambriento su redondo trasero, sosteniendo las caderas del distraído omega.
Willy sonrió pensando que ese sería un gran momento para comprobar cómo de necesitado estaba Vegetta, agarrando su miembro, acariciando el glande cubierto de presemen. Aquello volvió loco al pelinegro, Rubius sujetándolo con fuerza contra él, frotando la punta de su dura erección en su sensible entrada, Willy besándolo y acariciándolo demasiado lento de arriba abajo.
-Ahora,¿Vas a estar callado, omega?
Un escalofrío de placer sádico recorrió el cuerpo de Vegetta al mirar los centelleantes ojos verdes de Willy.
BIENVENIDO, SEÑOR DEL MAL.
-S- si¡Ah!
Gimió al sentir a Rubius entrando con fuerza en él. Dios, la mano de Willy acariciándole, la piel de Rubius rozando su interior lentamente mientras sus garras de uñas negras dejaban la marca de cada dedo en sus caderas. Y aquellos ojos verdes mirándolo con una gran sonrisa. No podría soportarlo más.
-No, aun no Vegetta.
Le susurró Willy sin apartar los ojos de los suyos y Rubius se inclinó sobre él para besar su cuello, gruñendo para declararse de acuerdo con Willy, entrando en Vegetta hasta el fondo de una estocada. Vegetta gimió sin contener el grito. Era demasiado, era el cielo, justo ahí, donde Rubius le había golpeado, su osito, donde Willy lo acariciaba, su único amante.
Llevó su mano hasta la erección de Willy para comprobar que el estaba igual o más excitado, mojado y duro, mientras se besaban y el alfa lo sometía, sosteniéndose a duras penas aferrándose al albino. Había olvidado lo firme que tenía el trasero, lo agarró apretando con fuerza.
La boca de Rubius se abrió sobre cuello del omega, sus caninos acariciaron la piel buscando el lugar para reclamar, Vegetta gimió al sentir arder el aliento sobre ese lugar esperando la mordida. El rugido del alfa cuando la mano de Willy se interpuso entre ellos con una traviesa caricia casi hace temblar las paredes.
-Nada de marcas -sentenció Willy con firmeza a pesar de no poder respirar.
El alfa y el beta se sostuvieron la mirada en una feroz batalla, Rubius entró con fuerza vengativa en el túnel del omega, haciendo que este se estremeciera de placer al sentir como golpeaba su punto más dulce, cerrando con fuerza la mano sobre el miembro palpitante de Willy, que al sentir eso casi pierde la guerra de miradas con Rubius, pero entonces el alfa lamió sumiso la mano del albino, Willy sonrió perdiendo el sentido. Eran como tres TNT estallando al hacerlo la anterior.
-Buen osito.
Otro gruñido resonó en su propio cuello sintiendo los dientes de Vegetta rasgando cerca de su mandíbula, lo que le puso la piel de gallina, y que placer.
-¡Maldita sea Willy~! -protestó al no tener su marca.
-Sh shhhh shhh, -le puso un dedo sobre los labios- esa boca.
Locos sobre hormonados, tenía que dar gracias a que ninguno de los dos se ajustaba a lo normal. El el oso era manipulable y el omega de Vegetta se mantenía casi racional. El omega gruñó aún más llorando porque el albino dejó un corto beso en sus labios antes de abandonar su polla.
Willy se sentó ante Vegetta apoyando la espalda cómodamente en la pared, acarició el rostro del pelinegro llevando la mano hasta la nuca y empujarlo con suavidad hasta su entrepierna. Vegetta no tardó en entender y en venganza sostuvo el miembro de Willy con fuerza introduciendo todo lo que pudo en su boca, lamiendo, chupando.
Willy miró al cielo para dar las gracias por esa cálida y húmeda boca que lo estaba poniendo más duro de lo que nunca estuvo. Tan frío como siempre había intentado aparentar y apenas tenía voluntad para resistir follarse la boca de su ex, sobre todo al sentir los gemidos de Vegetta vibrando a su alrededor. No tenía fuerza para contener los jadeos de placer descontrolado.
Su mirada se cruzó con la de Rubius, el alfa los miraba a ambos, mientras se follaba a Vegetta, acariciaba cada músculo de su espalda, Willy enredaba sus dedos entre el cabello de su amigo marcando el ritmo. Se miraron otra vez a los ojos él y el alfa. Willy sonrió ladino. Empezó a mover sus caderas contra la boca de Vegetta cuando Rubius sostuvo con aún más fuerza las caderas el omega para ir más rápido más profundo.
MÁS.
Vegetta se sentía a punto de explotar en millones de pedazos, bajó su mano para tocarse él mismo disfrutando de los dos hermosos hombres con él. Un gemido de Willy y su puño apretando su pelo dolorosamente fue la señal para el alfa de dar la última estocada, dura y profunda que tocó la última nota de la locura, en aquel punto sensible dentro de él, mientras Willy se retorcia de placer corriéndose en la lengua de Vegetta, a la vez que este mismo en su propia mano con el semen del alfa calentando su interior, reconfortándolo, mientras un delicioso nudo lo llenaba.
Las tres respiraciones agitadas, temblando, los tres hombres rendidos en la cama sin saber muy bien donde dejarse caer. El dolor se había ido para el omega. El alfa lo apretaba contra él. Sujetando la muñeca de Willy con fuerza, lo atrajo hacia Vegetta para abrazarlos a ambos, ninguno iba a escapar del alfa. Willy se acomodó en el cuello de Vegetta pasando el brazo por su cintura.
Aquella era la mejor bomba que habían estallado juntos.
Aquí dejo la PRIMERA PERO NO ÚLTIMA parte caliente, porque como siga corrigiendo voy a seguir añadiendo y no va a terminarse nuuuuuunca. Así queda! Con faltas y todo. (Y 20 minutos después de escribir esto añadí otro párrafo jajajajajajajaja, mátenme u.u)
Lo que cuesta escribir con uñas largas en un móvil, borro mas de lo que escribo.
Espero que os merezca la pena y os guste. Yo me divierto y sería un regalo que a vosotrxs también.
Millones de besotes.
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