15: Sentir, II Parte
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(Dedicado a EricaAryaSanchez que dejó su comentario/petición en el cap. 6)
Decidido, con el corazón ardiendo, entró en la habitación, dos manos se posaron en su espalda, cuatro manos le quitaron con mimo la ropa y lo guiaron hacia la cama de sábanas moradas, lo ayudaron a subir con gentileza y lo acomodaron sobre ellas. Willy a un lado, Vegetta al otro, desnudando el torso de Willy, ambos de rodillas junto a Rubius, se acercaron el uno al otro, besándose sobre él.
-¡Eh! ¿'táis bobos o qué?
Los vio reír sin dejar de besarse, lo miraron de reojo y se relajó disfrutando de una imagen con la que nunca había soñado. Lo estaban provocando, aquellos dos hermosos hombres ante él, jugaban. Vegetta, el hombre por el que muchos suspiraban, el título de señor de la perfección tatuado en cada centímetro de piel, en cada músculo deliciosamente trabajado, en cada traviesa cicatriz, siempre impecable, y ya no hablar de sus mágicos ojos morados. Y Willy... su pelo platino siempre despeinado en un inmejorable caos, su escultural cuerpo fibrado, con una piel blanca angelical que llamaba a la adoración con las caricias más devotas, a memorizar cada rincón de su bien formado cuerpo, y sus rebeldes ojos del color de la selva más viva. Cuerpos por los que el mismísimo pecado suspiraba.
Dos manos se posaron en su vientre, y lo acariciaron con suaves y cálidos dedos subiendo delicadamente, a pinceladas por su cuerpo, jugaron mimando sus pezones entre las yemas de los dedos y acunaron su cuello enredando las caricias en las hebras de su pelo, se sentía bien. Se sentía de maravilla. Y lo único que podía hacer era agarrarse fuertemente a las sábanas para evitar que su alfa, medio histérico, le hiciera lanzarse sobre ellos.
Se arqueó para que las manos de los hermosos chicos llegasen más lejos, de sus labios escapó un suspiró, ellos lo miraron complacidos, sus sonrisas deslumbraron. Vegetta le desabrochaba el pantalón distraído y él levantó la cadera impaciente.
-Yaaaaaa~...
Willy se inclinó sobre él, rozándose, amenazando con devorar su cuello.
-¿Tienes prisa? -le susurró al oído encendiéndolo.
-Como un niño -se rió Vegetta.
Iba a responder cuando la mano del pelinegro le dio una caricia sobre su ropa interior que lo hizo suspirar, al mismo tiempo Willy besaba su cuello de una manera tan dulce como la caricia del de ojos morados, lo saboreaba como si fuera un dulce, se volvió loco y no supo que estaba diciendo. Los hizo reír, estaban disfrutando torturándolo. Otra vez esos dos, mano a mano, esa idea lo prendió con locura, tenerlos así para él, sonrió victorioso.
Vegetta dejaba una cadena de besos en su vientre, Willy se entretenía recorriendo su mandíbula y cuello con los labios, acariciando su torso, tallando cada rincón de su cuerpo. La mano de Vegetta, provocaba que le faltase el aire, los dos le estaban haciendo perderse dentro de su propio cuerpo.
El pelinegro se levantó abandonando la cama, Rubius, hecho todo un desastre, lo buscó con la mirada echándolo en falta, revolvía en los cajones. Willy lo desnudó por completo regalándole pequeños besos desde las palmas de sus manos hasta los muslos cuando le quitó los pantalones.
-¡Willy! -lo llamó Vegetta.
Este le arrojó algo que el albino atrapó al vuelo y volvió junto a ellos, el alfa sabía que el de ojos morados escondía algo en su mano, pero fue Willy quien se lo mostró, dándole una lamida a una pequeña bala, como no, de color morado.
La expresión que puso debió de ser muy obvia puesto que los hizo reír. No quería juguetes, no quería esas cosas en él, pero una imagen calmó sus miedos, la imagen de Vegetta la primera vez que fueron a cazar juntos, desesperado con él mientras le explicaba cómo actuaban los mobs para que pudiera defenderse sin ser un parguela. Luego la imagen de Willy, explicándole cómo colocar la TNT para crear más desastre. Y es que esos dos le habían enseñado tanto... cerró los ojos, respiró profundo, y se rindió.
Primero Willy le pasó el pequeño juguetito, vibrando y con un suavísimo roce, por sus labios. Aquello, no estaba mal, se relajó. Willy lo deslizó por su cuello sin apenas tocarlo, y Rubius dejó caer la cabeza ofreciéndose a la caricia, Willy jugueteaba lamiendo sus pezones, no, no estaba nada mal, cuando llegó con la bala a sus rosados pezones la cosa cambió bastante. Aquello, no tenía nada de malo.
Vegetta se había desnudado mirando la perfecta escena, y ahora se hacía un hueco abriendo las piernas de su confiado osito, doblándole las rodillas para que Rubius pudiera levantar las caderas y colocarle una almohada debajo. Acarició el interior de los muslos del alfa preparándole para el beso que le dejó entre las piernas, suavemente, colocó un anillo en la base de su pene que lo apretó lo justo para amar esa sensación. Rubius gritó una blasfemia cuando Vegetta dibujó con su lengua la marcada vena de su miembro, masajeando con dos dedos su glande. Le dieron una pausa para respirar, porque todo el aire de sus pulmones le estaba asfixiando, le dolía, y ahora fue Willy quien terminó de desnudarse.
Vegetta siguió besándolo por todo el interior de sus muslos, acercándose poco a poco y rodear con sus labios las bolas de Rubius, su lengua calentándolo y humedeciéndolo, con lo que el oso gritó su nombre en un gemido que Willy ahogó de un posesivo beso. El albino dibujó con la bala, una línea por su torso, descendiendo hasta entregársela a Vegetta que, con ella en su poder, acarició sus testículos y regaló atrevidos paseos por su perineo, turnándose con su caliente lengua, sacándole gemidos por aquella nueva y maravillosa sensación que era sentir la punta de la lengua de Vegetta, que creaba un delicioso cosquilleo que le recorría todo el cuerpo y calentó aún más su polla. Willy unió su mano con la de Vegetta rodeando juntos la erección del alfa y una sensación nueva le hizo saltar. Willy tenía la mano llena de lubricante que dejó caer sobre la mano de Vegetta, haciendo que la caricia de ambas lo llevaran de cabeza al infierno ardiente, y si intentaba quejarse o alzar la voz, no podía, porque Willy tenía secuestrada su boca, sujetando su rostro para él. Batallaba por respirar y besar a Willy, batallaba por no perder el calor de la boca del pelinegro en él.
Lo único que podía hacer era apretar las sábanas en su puño, aunque creía haberlas roto ya, cerraba los dedos de sus pies intentando esforzarse en evitar moverse, pero sus piernas solo respondían a la necesidad de sus caderas de buscar más. Como castigo por no dejar de moverse, Vegetta cambió el beso por un repentino mordisco en la parte interna de su trasero.
-¡¡Veg!! -gritó Rubius.
-Vegetta no lo muerdas -le defendió Willy paciente.
-Jijijiji. Nadie lo verá, y si alguien lo ve...
Rubius dejó caer la cabeza al ver la fantástica expresión de lobo de Vegetta.
Willy rodó los ojos y dejó un cariñoso beso de disculpa en los labios de Rubius, luego en su mejilla, permitiendo que respirase.
-Chiqui... si esto ya te tiene así... -oyó el secreto de la mano de Vegetta encenderse- con esto vas a necesitar un médico.
Rubius gritó otra blasfemia arqueándose cuando el plug, lleno de lubricante, bailó en su entrada. Willy tuvo que sujetarlo de una pierna para volver a abrirlo, castigando el interior de su muslo con un dulce arañazo, que envió un intenso cosquilleo por toda su piel, lo que le hizo ganarse su nombre ahogado en un gemido quejumbroso del alfa. Vegetta sujetó su otra pierna y de pronto se encontró que las manos que maltrataban su erección con tanta pasión, se convirtieron en dos lenguas. El plug entró dulcemente en él, vibrando una dulce sinfonía por todo su cuerpo.
SE SENTÍA A MORIR, Y NUNCA HABÍA ESTADO TAN VIVO.
En su mente la firme decisión de aguantar, de seguir sufriendo esa locura que encendía su piel, quemaba los pulmones, y le daba un sonido nuevo a los latidos de su corazón. Respiraba, y el juguete acariciaba cruel aquel punto en su interior, respiraba, y se perdía en la sensación de las lenguas en en las líneas de su tronco, en la punta de su glande. Tenía que ver aquello, se apoyó en sus codos esforzándose por levantar la vista y al verlos adorándolo se olvidó de sí mismo y se hundió en el placer, cayó a la cama.
-¡Parad! pa-parad, me... voy. No...
-Eso sí que no Rub -Willy le dio un suave apretón en el glande que lo distrajo de irse.
Las caricias se volvieron más consideradas, el travieso plug salió de él, se acostaron cada uno a un lado suyo, permitiéndole tomar aire y volver en sí. Pudo mirar a sus chicos a los ojos mientras le daban mimos en el pelo y sus orejas de oso.
-Míralo, que lindo.
Todo rojo, sin saber ya cómo se respira, párpados caídos de placer, boca húmeda por la que resbalaban finos hilos de saliva. Willy le acarició los labios sonriendo a la afirmación de Vegetta.
-Puede verse aún más lindo Vegetta.
-¡¡WILLY!!
-Oh, no soy solo yo.
Apartó la vista cerrando los ojos con fuerza, no quería ver la mirada de aquellos dos demonios mientras le penetraban juntos con dos dedos. A cambio, Vegetta jugueteó con su lengua en un pezón para dejarle luego un buen mordisco, y ahí ya no tuvo fuerza para quejarse, ni para ver como el pelinegro le indicaba con una mirada a Willy que mirase en el cajón de su lado.
Rubius volvió a poder respirar cuando retiraron sus manos de su interior, pero el sonido del nuevo juguete le puso sobre aviso, su cuerpo se encogió al ver su tamaño y forma retorcida mientras Willy lo cubría de lubricante derramándolo por encima.
-Tranquilo Rub, seré suave... -le dijo Willy con voz aterciopelada.
-¡Una mierda Willy!
Vegetta le chistó acariciando su frente y sus orejitas, llevándose toda su atención. Fijó sus ojos en los ojos amatistas, porque algo en ellos le ordenaron que así lo hiciera. Vegetta sonreía dulce, acariciando con la una mano sus labios, a la vez que sus orejitas con la otra, llevándolo al éxtasis cuando Willy acarició risueño la colita de su trasero.
Casi a traición, pero lento, entraba en él esa cosa enorme que Willy tenía en la mano, acariciando sus muslos relajando, besando el interior de sus piernas, penetrándolo más y más hondo. Las yemas de los dedos de Vegetta acariciaron la lengua de Rubius mientras el alfa se perdía más y más en sus ojos amatistas. Sentía las fuertes manos de Willy sosteniendo su pierna para accionar el aparato dentro de él, tocándole un punto que jamás habría imaginado que existiese. Su cabeza no era lo único que estaba a punto de estallar.
Sus chicos lo besaron, lo calmaron, lo consintieron, devoraban cada uno de sus gemidos, adorándolo saboreando su piel tramo a tramo, con caricias en su cuello, besos en su oreja, en sus labios.
-Vegetta -la voz ronca de Willy se llevó los ojos amatistas en los que nadaba- Voy a hacerlo.
Los labios de Vegetta se fruncieron, de disgusto quizás.
-Está bien chiqui, deja algo para mi.
-¿Qué va ha hacer Vegetta? -preguntó sin aire, Vegetta solo le siseó para calmarlo, con otra caricia sobre su frente.
-Solo intenta aguantar para mi, ¿vale osito?
Asintió sin saber a qué, estaba, hecho un desastre, destrozado.
El vibrador salió de él dejándolo vacío. Poco a poco fue notando como el calor del cuerpo de Willy calmaba todo su cuerpo y ya no necesitó más explicaciones, miró a Willy tumbándose sobre él hipnotizado por el deseo. Vegetta se hizo a un lado para observarlos a ambos acariciándose él mismo. Willy tomó posesión de todo el cuerpo de Rubius besándole el cuello, la mandíbula, sintió el miembro de Willy presionar en su entrada, su suave mano tras su rodilla empujando su pierna a lo alto, abriéndolo para él y obediente, separó las piernas todo lo que pudo. Un fuerte y profundo beso en su boca evitó un gemido demasiado alto cuando lo invadió suavemente, pero hasta el fondo, se acomodó y empezó a moverse, con delicadeza, dominándolo con el beso.
Rubius no era el único que se deshacía, Willy iba más y más rápido, regresó a besarle el cuello dejándolo perderse en fuertes jadeos, alcanzando sus caderas para embestirlo más y más fuerte. Tomó valor para abrir los ojos y mirar a Willy sobre él llenándolo y cubriéndolo con el calor de su cuerpo, sus ojos directos a los suyos con una expresión de deseo única que renacía con cada gemido del beta al entrar en él, a Vegetta junto a ellos, esos ojos morados, que desprendían tanta fuerza observándolo, agradeció al anillo que Vegetta le había colocado, entendiendo su función justo en ese momento, que se sintió palpitar con dureza. Se abrazó a Willy desesperado, notando como el albino se tensaba, pero él iba a aguantar, a como diera lugar, Rubius no se iba a correr, contenía el grito, contenía el placer que quería estallar, los quería a los dos dentro de él, quería saber lo que se sentía con ambos.
QUERÍA SENTIR MÁS.
Willy se hundió una última vez en él, su voz gimiendo sobre él, fue lo más bonito que había escuchado, lo llenó con la suavidad de su calor, recuperó el aliento, descansó dejando pequeños besos en su cuello. Rubius aún lo sentía en su interior palpitando, satisfecho, salió de encima suyo. Vegetta de rodillas, le tendió la mano invitando a Rubius a subirse en sus piernas, Willy lo ayudó a subir aupándolo de las caderas y Vegeta lo abrazó, Willy hizo lo mismo a su espalda, besando su hombro.
-No te preocupes chiqui, enseguida te dejamos terminar.
Rubius asintió nervioso a la sonrisa lasciva de Vegetta. Con ayuda de Willy, Vegetta entró en él, y fue el albino quien guió a Rubius en los movimientos, procurando de no hacerle daño. Se dejó caer sobre Vegetta abrazándolo, disfrutando de su piel y su aroma a fresas, que no terminaba de saciarlo sin ese delicado aroma que venía desde su espalda. Se perdió en la voz de Vegetta mientras le penetraba jadeando y gimiendo su nombre, Willy lo acariciaba y mimaba, el omega bajo él gruñó alcanzando su máximo y Willy empezó a masturbar al oso.
Rubius gritó varias veces mirando al cielo, apoyando su espalda en el firme pecho de Willy y confiando en que los fuertes brazos de Vegetta lo sostendrían, cerró los ojos en absoluta paz mientras Vegetta dejaba besos en su barbilla y Willy en su cuello y hombro, los tres abrazados como si fueran uno, su calor, sus aromas, sus pieles como si fueran otras nuevas.
-Buen alfa -le susurró malicioso Willy al oído.
Vegetta se rió y Rubius se escondió en el cuello del pelinegro, gimiendo un tierno quejido de vergüenza.
Para siempre guardaría en su corazón las voces de pasión de aquellos hombres amándolo.
Veeeeenga ya 40 estrellitas en nada de tiempo y 7k de lecturas en total. Os amo chiquis!!!
No os hacéis una idea de la de vueltas que le di a este cap... espero que guste en todos los sentidos!!! Intenté que no fuera lo típico de mete, ooh si que rico, saca, mete otro... me entendéis, lo sé.
Para compensar, el siguiente es super ñoño, amé escribirlo!!!
Aprovechad ahora, que pronto se viene el drama...
Os leo!!!!! Espero vuestras coñas, tonterías y peticiones!
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