Las gotas de lluvia arrullaban el del alfa, quien se había tomado la tarde para tener una pequeña siesta. Abrió sus ojos perezoso, viendo a la gran ventana a su lado y como las gotas chocaban contra esta y el balcón al otro lado.

—¿Alguna vez deja de llover? —se preguntó, respondiendo a sí mismo al recordar que era otoño y era común.

Sin muchas ganas, tomó asiento en la gran cama y miró al reloj que se posaba sobre la mesita de noche, eran las cinco y media, había dormido por tres horas; tanto sueño lo atribuía a los medicamentos que le recetaron para evitar un resfrío.

Se levantó para acercarse al espejo, llevó su mano hacía la venda para retirarla, ya dos días habían pasado desde el incidente y al parecer ya se encontraba curado y su alfa agitado; se preguntaba si había alguna medicina para poder calmarlo.

Su estómago rugió en hambre, por lo que decidió salir de su habitación y bajar a la primera planta. Cuando estaba en el último tramo de escaleras, notó a su madre entrar a la casa seguida de unas personas, su corazón se detuvo al ser inundado por el delicioso olor a chocolate con leche y sus ojos al encontrarse con los color caramelo del omega que lo salvó.

—SeokJinie que bueno que despiertas —su madre se acerca a él, haciéndolo reaccionar—. He invitado a NamJoon y sus padres como agradecimiento del otro día, saluda.

—Eh- si, buenas tardes, es un placer tenerlos aquí —intenta disimular su nerviosismo y que la situación lo ha tomado de sorpresa.

Los padres del omega se presentan y vuelven a agradecer la cena, igual indican que no era necesario, siendo respondidos por Chaerin, la madre de SeokJin, con que es lo mínimo que podrían hacer. Ambos jóvenes son dejados de lado debido a la plática de sus padres, NamJoon voltea hacia el alfa que no evita sonrojarse apenas lo hace— ¿Ha estado bien, hyung? —pregunta suave.

Mientras que SeokJin analiza el porque ahora la palabra 'hyung' suena tan bien a sus oídos ¿era mayor que el omega? No lo sabía, pero no le importaba ser llamado así por este— Sí, yo... yo no he tenido ningún otro malestar más que el golpe, el cuál ya está curado —apunta hacía dónde está la herida.

Curioso, NamJoon se acerca subiendo los escalones hasta estar en el mismo que el pelinegro y posa sus ojos por sobre la herida. Mientras que se asegura que lo dicho por el alfa sea verdad, este parece estar aguantando la respiración al tener frente a frente al castaño.

—¡Nammie! Ven por favor.

La voz de Chaerin se escucha haciendo al omega volver en sus pasos, deteniéndose viendo al alfa quien no se ha movido.

—Oh, yo... ya iré, debo ir a hacer algo, sí.

El omega asiente, retomando su andar hacía el comedor y cuando SeokJin lo pierde de vista se permite respirar normal, apoyándose en el barandal— ¿Por qué tiene que ser tan lindo? —susurra de manera incriminatoria.

La cena, para tranquilidad de SeokJin y su atacado corazón, resultó tranquila con los mayores hablando la mayor parte del tiempo. Gracias a esta supo de la repentina invitación a cenar de la otra familia Kim, Chaerin se había encontrado con BoA y su hizo en una tienda de chucherías hace un par de horas; justo en las que SeokJin se había dormido, por ello no supo con antelación la invitación.

Con la llegada del padre del alfa, la conversación se fijó en el trabajo de este y su repentina mudanza, hacía sido ascendido a administrador del restaurante de esa zona, por ello dejaron el agite de Busan y se adentraron a la tranquilidad del pueblo BiNuen; el omega menor estuvo muy atento a esta información.

Después de la deliciosa cena, animados por la conversación, los padres continuaron hablando en la sala de estar mientras que los padres del alfa le indicaron a SeokJin que llevara a conocer el resto de la casa y que esperaran en el cuarto del mayor.

El omega se colocó a la par del alfa, quien agradeció a todos los cielos por haber ordenado su habitación en la mañana.

—Vamos —habló, intentando no sonar nervioso mientras que el omega se miraba tranquilo.

Una vez frente a su habitación, SeokJin se hizo a un lado permitiéndole a NamJoon entrar primero. El pequeño omega miraba todo curioso, desde las paredes pintadas con un suave tono vainilla hasta el piso de madre oscura, haciendo un lindo contraste a su parecer. Además de una biblioteca con varios libros, un sillón junto a una pequeña mesa y la gran cama.

—Puedes sentarte en la cama —indica el mayor, NamJoon voltea a verlo— o en el sofá, es cómodo, no es que la cama no lo sea pero lo es a mi parecer, digo...

—La cama está bien, hyung —responde suave el menor, sonriendo levemente. SeokJin quiere cortarse la lengua al hablar tan nervioso frente al castaño, decide mejor tomar asiento en el sofá frente a la cama.

—¿Qué traes ahí? —pregunta el mayor. Desde que lo vio, SeokJin notó como este traía una bolsa en sus manos, primero sus nervios lo nublaron y durante la cena no quiso interrumpir la charla, pero sí notó como el castaño mantenía la bolsa entre sus brazos abrazándola contra su abdomen.

El menor parece recordar la bolsa en sus manos, estira su mano en dirección del alfa quien tarda un segundo en reaccionar que el menor desea que la tome— Es su ropa —habla el menor—, la lavé para traértela.

SeokJin abre la bolsa, encontrándose con la sudadera negra que traía ese día, junto con sus pantalones azul claro. Con el apuro de su madre y su timidez se habían olvidado de ella— Muchas gracias, en serio nos habíamos olvidado por completo de esto —y con ello, el mayor recordó algo— ¡Cierto!

Poniéndose de pie, el pelinegro camina hasta su armario recordando que ahí tenía la mudada, ya lavada, que le habían prestado— Yo aquí tengo la ropa que me prestaron, también nos habíamos olvidado de esto.

Retirando la ropa de la bolsa, coloca las prestadas en esta regresándole la bolsa al menor— Incluso nosotros no habíamos olvidado de esto —admite el menor, sonriendo divertido—, se las hubiera quedado hyung, le quedan bien.

No sabe si es por la sonrisa amplia del menor o porque lo acaba de halagar, pero SeokJin puede sentir que su corazón se saldrá de su pecho, que su lobo mueve la cola en suma felicidad y que su rostro vuelve a enrojecer— Gra-gracias.

Entre preguntas por parte de ambos, nervios notables del mayor junto a sus sonrojos y la timidez del menor, ambos se permiten conocerse un poco más, sabiendo unas cuantas cosas más del otro.

Una vez solo SeokJin puede percibir el aroma de chocolate con leche del menor en las prendas que le trajo, debió tenerlas tan junto a él que se impregnaron de su aroma. Decide mantener su sudadera junto a él, sintiéndose arrullado por el suave aroma al dormir.

SeokJin es el alfa más dulce del mundo 🤧