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1. Tierra mojada

El apagado septiembre trajo consigo varías nubes grises para adornar el cielo, al igual que vientos fríos, el pequeño omega notaba la diferencia aún cuando el cielo en esa ciudad siempre parecía tener nubes de lluvia.

Siendo ya prácticamente un experto, el chico notó como pronto comenzaría a llover así que sonrió yendo hacía su armario buscando su abrigo, botas para el lodo y su amado paraguas transparente, se vistió listo para dar su adorado paseo que repetía cada vez que llovía.

—Esta vez te diste cuenta más rápido de lo que creí —menciona risueña su madre al verlo bajar por las escaleras. Ella no es ajena de la pequeña fascinación del omega a las caminatas bajo la lluvia o después de estas.

Orgulloso, NamJoon sonríe mostrando sus hoyuelos y achicando sus ojos. Camina hacía la cocina buscando una galleta para comer mientras espera que las gotas comiencen a caer por todo el lugar, sonríe cuando apenas da un bocado y el ruido de la lluvia los rodea.

Se permite comer otra galleta de chocolate y un trago de leche para volver a la sala dónde su madre se le acerca con una bufanda en sus manos- La vi en la tienda de la señora Jung, pensé que te quedaría bien.

El castaño se inclina dejándose poner la tela alrededor de su cuello, el color cálido es parecido al del caramelo, como el de sus ojos lo que hace que el color destaque mucho más.

—Gracias, ya me debo ir.

La mujer asiente dejándolo ir, sin omitir recordarle que tenga cuidado y llegue antes de la cena.

Se dirige tranquilo y feliz hacía el lago que se encuentra a unos cinco minutos o menos cerca de su casa. Los altos y frondosos árboles de la zona hacen que el lugar bajo la lluvia se vea mucho más hermoso a los ojos del omega. Sonríe suave llegando al lugar y viendo como las gotas golpean el lago frente a él, del otro lado de este logra divisar algunas casas. Ese pueblo no está en medio de la nada o abandonado, pero si esta habitado por personas que aman tener sus espacio y ser rodeados de naturaleza, por ello es normal ver bastante distancia entre las casa y que los negocios estén un poco apartados, no mucho para ser odioso.

Entre admirando la belleza de los pequeños detalles que la lluvia le obsequia, su olor y el disfrutar de como las angustias de su último año de institudo se desaparecen, NamJoon ha estado al menos una hora entre los árboles y el lago. Hace varios minutos tomó asiento bajo un gran pino, siendo abrazado por su fresco olor dándole un toque al de la tierra mojada.

Estira su mano, tomando unas cuantas piedras del suelo para lanzarlas al lago. En el momento que iba a tirar la última piedra, su mano queda quieta en el aire mientras que a su nariz llega un aroma desconocido.

NamJoon logró distinguir el olor rápidamente, este le transportó a un viaje que hace muchos años realizó con sus padres a Busan; olía a agua de mar y arena.

Curioso como solo es él, tomó su paraguas y comenzó a seguir el rastro que el aroma le daba. A cada paso el aroma se intensificaba, deteniéndose solamente cuando escuchó una voz ajena y unos quejidos, en ese momento reparo que el aroma provenía de un alfa. Pensó en darse la vuelta y regresar a su hogar, pero los quejidos y que su madre jamás le enseñó a ser un cobarde hicieron que siquiera, encontrándose unos metros adelante a un chico de cabello negro en el suelo, lleno de lodo, mojado y con una clara mueca de dolor.

El omega aceleró sus pasos hasta estar frente a él, quien se miraba aturdido, justo en ese momento se dio cuenta de un hilo de sangre que salía de la frente del desconodido— ¿Se encuentra bien? —preguntó alerta el omega, agachándose hasta quedar frente al alfa quien lo miraba un poco perdido.

—Yo... estaba caminando y... —la explicación quedó a media cuando la lluvia se intensificó, haciendo que las rápidas gotas impactaran contra su herida provocandole un poco de dolor— ¡Ah! Duele.

El casgaño da un rápida mirada alrededor y nota la piedra causante de la herida, el alfa debió resbalar y su frente chocó contra esta.

—¿Puede levantarse? —El desconocido asiente, intentado levantarse y lograndolo, haciendo que el omega se sienta aliviado por no ver otra herida visible— acompañeme ¿si?

Dejándose hacer, ya que aún se sentía un poco aturdido, el alfa camina junto al desconocido que estira su mano para taparlo también con el paraguas, algo un poco inútil al darse cuenta que se encuentra completamente mojado y cubierto de lodo, pero no dice nada ya que le parece amable ese gesto.

El camino es silencioso pero no incómodo, solo unas suaves indicaciones por parte del omega sobre tener cuidado en algunas partes se escucharon. En menos de diez minutos se encontraban frente a una bonita casa de madera negra que confirmó que era la casa del más bajo al este abrir la puerta.

—¡Mamá ven! —pidió NamJoon frente a la puerta.

Una mujer mayor se apareció frente a ellos, viéndose asustada al darse cuenta del estado del pelinegro junto a su hijo. Este le explicó la situación y la mujer rápidamente lo hizo pasar, mandando al alfa a su baño y a su hijo que buscara ropa de su padre para que el alfa pudiera usar.

Concentrado, el omega se encontraba terminando de poner un vendaje improvisado en la frente del alfa, quien se tomó un baño rápido y se encontraba vistiendo la ropa seca que le habían proporcionado.

Mientras la mirada del omega se encontraba enfocada en no tocar el área herida, los ojos oscuros del alfa se encontraban en el rostro contrario admirando sus facciones en secreto, hizo eso hasta que el contrario se separo indicando que había terminado.

—¿No le duele nada más? —preguntó suave el castaño, recibiendo una negativa por parte del alfa.

—Estoy bien, solo me duele el trasero por la caída pero nada de que preocuparse —bromeó el alfa, haciendo sonreír al omega.

—Listo —se escuchó la voz de la omega entrando a la sala con teléfono en mano-, le he avisado a tu madre, ya viene en camino, es una suerte que vivan al otro lado del lago, es cerca.

—Muchas gracias señora, lamento haberles molestado con tanto.

La mayor negó— No hay que agradecer, es un alivió que mi lindo NamJoon estuviera justo en ese momento; agradezco a la lluvia por ello -Aunque un poco confuso con las últimas palabras de la mujer, su mente se enfoca en el nombre del omega junto a él. "NamJoon" repite en su mente haciéndolo sonreír—. Por cierto, puedes decirme Señora Kim o Tia BoA ¿eres nuevo aquí, no?

—Lo soy, me llamo Kim SeokJin, ayer nos mudamos con mis padres al lugar, venimos desde Busan.

—Eso explica el olor —susurra el omega a su lado, aunque no llega a escucharlo con claridad ninguno de los dos presentes.

—Había escuchado de nuevos vecinos, pero sabía que ya habían llegado —indicala mujer, tomando asiento en el sofa individual frente a ellos—, y dime ¿que hacías en el bosque? Deviste caminar mucho y no llevabas paraguas.

La atención del par de omegas se centran en el alfa, quien al escuchar la pregunta, se siente su rostro calentarse y está seguro que debe estar completamente rojo hasta las orejas— Bu-bueno yo —su vista se posa por un segundo en el omega junto a él antes de ponerla en las paredes blancas de la sala.

Justo en ese momento el timbre de la casa se hace sonar y el alfa agradece en sus adentros haber sido salvado.

Casi como un rayo, una omega rubia entra a la casa acercándose a SeokJin y poniendo sus manos en el rostro de este— ¡Hijo! ¿Pero que ha sucedido?

—Estoy bien, me cai y me golpeé, él me salvó.

Apuntando al omega, la mujer posa su vista en este— NamJoon, un gusto señora —saluda en voz baja, sintiéndose tímido al tener la atención de la madre y de su hijo sobre él.

—Muchas gracias dulzura —se acerca la rubia hacía él, posando sus manos en sus mejillas al igual que hizo con su hijo instantes antes—, eres tan lindo y amable de haber ayudado a mi torpe hijo.

Poniendo a un lado el como su madre lo ha llamado, SeokJin podría ponerse a chillar al ver como NamJoon negaba tímido mientras se sonrojaba, solo se controló porque la madre de este podría verlo.

Después de unas cuantas palabras de agradecimiento más, madre e hijo se retiraron del lugar argumentando en si llevar al menor a una revisión rápida y este diciendo que no era necesario; al final si le tocó ir.

—Con razón su olor es así, tiene lógica que sean de Busan —indica NamJoon una vez regresan a su hogar.

—¿A que te refieres? —pregunta confundida su madre.

—Su olor —responde NamJoon obvio—, huele a agua de mar y arena, lo encontré gracias a ello.

La mujer ladea su cabeza viendo a su hijo mientras este ordenaba el botiquín de primeros auxilios— Yo solo pude sentir el aroma al lodo y tantito el de sangre, no pude definir su aroma.

Consciente de ello, NamJoon termina de guardar las cosas y se dirige a su habitación sintiendo sus mejillas enrojecerse mientras que abajo su madre sonreía intuyendo algo.

En mi tiempo estando sin Internet inicié esta historia y la llevo ya por la mitad, es una historia corta y muy tierna, necesitaba hacer algo sencillo.

Esta historia es para disfrutar y leer a gusto, espero que les guste owo

Nos leemos luego~

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