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Dulce, azúcar caramelizada, neva-azúcar, glaseado con esencia a nata, vainilla y mantequilla... Olor a Pan recién horneado, el olor a huevo se desprendía al igual que la leche a diferentes temperaturas... Sugar cube corner, me gustaban los dulces pero no en exceso, olfativamente este lugar era un deleite ya que entraban en mi categorías de olor buenos y en su mayoría los aromas que emanaban de aquí si podían ser clasificados como "olores" y no "hedores", ahora... Desde un punto de vista visual, era muy escandaloso, casi vulgar como un insulto al gusto, me sentía como estar en medio de Candy Rush.
Para una persona común este lugar sería divertido, tal vez hasta considerado lindo pero para mí no era así, desde la vista de un diseñador de alta costura... Esto era muy chillón, no puedo negar que no me gusten los dulces de aquí, pero la única razón de la que me encuentre en este lugar es por petición de alguien.
Tome una mesa que estaba en la esquina del lugar, estaba me gustaba porque este lugar no llamaría mucho la atención pero me dejaba una buena visión del exterior, gracias al gran ventanal... Niños corriendo por la calle, otros tantos pidiendo entrar para poder adquirir algunos de los dulces que en el local se venden, un aroma como a jugo de manzana y a rocío matutino, llenaba mis narices, ese era el olor típico de aquella chica que me tenía esperando- Hola- Me saludo con su típica sonrisa en el rostro antes de plantarme un tierno beso en la mejilla, ese día su vestimenta estaba compuesta por una camiseta naranja tal vez algo desteñida pues ese tono de naranja no era tan vivido, sus pantalones también se encontraban algo gastados y un poco faltantes de color, obviamente iba con su inseparable sombrero- Es un gusto verte- Respondí obviamente con una sonrisa.
-¿Puedo preguntar porque elegiste este lugar?- Dije al ver que se sentaba justo frente a mí.
-Pues... Tiene buenos dulces, me parece bonito y...- Se detuvo a señalar con la cabeza hacía el mostrador donde se encontraba una chica de cabello rosa fuerte y rizado (olía como algodón de azúcar, que recién sale de la maquina) su piel era más como glaseado con una esencia... a Nata, si definitivamente era a Nata- Mi prima es la dueña, también soy uno de sus proveedores... Ya sabes cosas como huevos, fruta... Cosas que se producen en la granja- Ella le hizo señas a una de las chicas para que tomara el pedido.
Dirigí mi mirada para poder observar a la chica, desde mi olfato pude determinar que era empalagosa, pero quería confirmar con mi vista, su parentesco con AppleJack... Su vestimenta iba a la par con el local, realmente parecía que vestía un pastelillo en lugar de ropa... Como si tratara de recrear a Rosita Fresita, su pelo rosa era demasiado esponjado y esa sonrisa de su rostro... Era casi infantil, sinceramente lo único que me agradaba a la vista eran sus ojos azules, no se le veía ninguna semejanza con Jaqueline a parte de los ojos claros... Pero me gustaban más los verdes de AppleJack.
-¿Qué desean ordenar?- Pregunto la camarera, se le veía un tanto joven, tal vez de la misma edad que Sweetie.
-Me gustaría un frapuccino y una rebanada de pie de manzana- Contesto mi acompañante como si fuera algo habitual en ella.
-Yo quisiera una orden de galletas y... Un café de vainilla- Le conteste un poco pensativa con lo último a la camarera, esta solo asintió con una sonrisa diciendo "Enseguida regreso"
-¿Este lugar es de tu agrado?- Pregunto un tanto nerviosa la chica de ojos verdes frente a mí- Realmente no me molesta este lugar, es algo...- Me quede un tanto pensativa buscando la palabra que más se adecuara- Particular, ya había ordenado cosas de aquí con anterioridad.
-Que bueno y... ¿Hay algo de lo que me quieras contar?- Pregunto ahora un poco más relajada, mostrando una sonrisa tan cálida como el aroma que desprendía, a su vez lograba percibir como los aromas de los alimentos que habíamos ordenados se acercaban, de esta misma manera, se acercaba un ese olor a glaseado con esencia de nata y algodón de azúcar que se desprende de la maquina aún caliente.
-¡Una orden especial!- Su voz era igual que su vestimenta, eso demostraba una vez mas mi teoría, tengo un don innato gracias a mi nariz y como bonus podía desenmascarar los objetos. La chica dejo los platillos respectivos, frente a cada una de nosotras- ¡Nada menos que para mi primita especial!- Abrazo fuertemente a la chica rubia, que se mostraba un tanto avergonzada, tal vez por el comportamiento de su familiar en público; fácil de confirmar al ver la manera en que la trataba de alejar.
-Vamos... Pinkie, estás trabajando...- Su voz se notaba un tanto desesperada, era obvio que deseaban que la soltara; acerque mi mano para tomar mi taza, acerque está un poco a mi nariz, cerrando los ojos... Podía aspirar el aroma del café, mezclado con leche caliente, vaina de vainilla y un toque de canela... Por el aroma, puedo determinar que la leche fue calentada aparte y luego se mezclaron todos los ingredientes. Dándole un sorbo a mi bebida pude confirmar lo que ya sabía, que el café era de calidad... Esta chica tenía un aspecto un tanto singular, su aroma era muy empalagoso y por lo visto su personalidad era igual, pero su trabajo realmente superaba cualquier expectativa.
-Se nota que tienen una buena relación familiar...- Deje la taza de nuevo en el plato, pero no podía apartar mi vista de aquella demostración de afecto, la chica de rizos al escuchar mi voz, giro su rostro algo curiosa por verme.
-Disculpa, mi prima es algo maleducada y no me presenta- Esta le dio un leve golpe en el hombro a la contraria, causando que ella se sobe el hombro.
-Me comenzaste a abrazar desprevenida... Bueno, Rarity ella es mi prima Pinkamena Pie, pero prefieren que le digan "Pinkie" o "Pinkie Pie"... Pinkie ella es Rarity es mi...- Se quedó unos segundos pensativa, pero realmente estos eran apenas perceptibles- Amiga, nos conocimos gracias a Rainbow Dash- Extendí mi mano para que la otra chica la estrechara, pero esta lo hizo de manera tan enérgica que en un momento creí que podría zafarme el brazo.
-Es un placer.
-El placer es mío, siéntete libre de venir en cualquier momento que desees, cualquier amiga de AppleJack es amiga mía y por ser amiga puede darte buenos descuentos- A lo último guiño su ojo, sin perder aquella sonrisa de comercial que estaba cincelada en su rostro.
-Ya Pinkie... Recuerda que estas en el trabajo...- AppleJack se quitó su sombrero y lo coloco a un lado suyo.
-¡Deberías de ser mas divertida!- Se fue tras desordenar la cabellera de su prima, causando que el flequillo de esta se desordenara, una vez que aquella chica tan animada desapareció de cuadro, mi acompañante se dispuso arreglar su flequillo- Disculpa... Ella a veces puede ser muy... Afectiva, sin medir claramente la situación- Intento aclarar, tomando su vaso y llevándose el pitillo a la boca para sorber el líquido que contenía.
-Descuida, mi padre es igual... Siempre tan afectivo, pero igual lo quiero- Tome una de mis galletas, llevándomela a la boca, chocolate amargo... Eso era lo que desprendía, maicena y un toque de vainilla.
-Entonces... ¿Eres una niña de papá?- Con el tenedor, cogía un poco de su trozo de pie y se lo llevaba a la boca- Sinceramente... No lo veo tanto de esa manera, mis padres no son malos, pero son muy difíciles de llevar y aunque suene egocéntrico de mi parte, todo lo que he llegado a ser, lo conseguí con mis propios méritos- La expresión de su rostro, era un tanto de asombro pero no como para alterarla a gran escala- No me malentiendas, son buenas personas y son tal para cual... Pero a veces es como si se cerraran en su propio mundo, tal vez no compartimos algunos puntos de vista... Los quiero, pero a veces son estresante- Tome otro sorbo del dulce y casi contenido de mi taza, sinceramente podría decir casi ambrosiaco- Disculpa, que cuente eso así... Tal vez tu relación con tus padres sea mejor.
-En realidad... No lo es- Su aroma se sentía mas calmo, la canela se iba apaciguando, ahora su aroma era casi exclusivo de las manzanas... En su rostro se reflejaba un tono de melancolía, como si recordara algo de su pasado. Allí fue cuando supe que me di cuenta que pregunte algo que tal vez no debí de haber dicho- Mis padres murieron cuando yo era pequeña... Bueno... AppleBloom es la que en verdad era pequeña, aunque sea yo los puedo recordar, pero ella no creo que sea capaz de crear una imagen de algún recuerdo que vivió con ellos, es como que te cuenten una historia de tu vida pero no tienes idea de si es verdad- Dio una leve risilla como tratando de aminorar la carga del tema.
Acerque mi mano a la suya que estaba sobre la mesa, ante el contacto entrelace nuestros dedos para darle un leve apretón... Creo que era mas por la persona que por el momento, ya que en ese instante en verdad deseaba decirle que todo estaría bien, pero no lo hice... Solo me quede allí tratando de que ese pequeño gesto funcionara- Bueno... Cambiemos de tema... ¿Qué tal van las cosas en el taller?- Y así fue como entre platicas y demás, pasamos la tarde... En algunos años puede que trate de recordar el momento, en 5 años puede que recuerde todo a la perfección, en 10 probablemente llegue a olvidar que fue lo que pedimos o inclusive el sitio donde nos sentamos... Pero no olvidaría ese sentimiento que experimente en aquel instante.
La comida de aquel día parecía más como una merienda, tras haber terminado de comer, nos dispusimos a ir a mi casa para poder probarle el atuendo que ya estaba prácticamente terminado- Aquí tienes todo, recuerda que la camisa debe de ir por dentro, te dejare las botas y el cinturón en la silla al lado del vestidor...- Dije entregándole las prendas, a lo cual solo me dio un asentimiento antes de entrar en el vestidor que le mostré, solamente me senté en una silla con la vista hacia la ventana, una cortina era lo único que me impedía poder observar a esa hermosa rubia en ropa interior... Esa hermosa rubia con los ojos de esmeralda, era demasiado hermosa para poder imaginarlo... Como diseñadora, mi imaginación no tenía límites, pero eso no quitaba que deseara ver la realidad en todo su esplendor. Su aroma cálido siempre me recordaba a un día de verano, a una tarde soleada... Su aroma... Era cálido, relajante.
-Ya está...- Salió del probador vistiendo una camisa blanca en las mangas y la mitad del pecho para abajo, la parte restante era de color verde pasto, dejando los botones suficientes como para poder atarse una corbata vaquera si lo deseaba, sus vaqueros de color azul completamente nuevos, las botas marrones con un decorado de una pequeña manzana en ella y detalles en dorado... Finalmente su cinturón tenía una gran hebilla con el logo de su granja en esta. Me levante de mi asiento para poder observarle mejor- Colócate en el centro... Me falto un pequeño detalle- Me acerque a la mesa para abrir sacar debajo de esta una caja grande, al abrirla allí estaba un sombrero vaquero del mismo tono marrón que el de sus botas, en el centro del sombrero se veía un adorno con una manzana roja y una cinta de color verde recorriendo alrededor del sombrero- Aquí tienes...- Me acerque a ella para poder entregarle el accesorio final, esta lo tomo con cuidado, inspeccionándolo un poco... Casi pareciera que era la primera vez que veía un sombrero, su forma de verlo, la manera en que lo agarro tan dudosa.
-Pensé que te gustaría, el tuyo se ve un poco gastado y... Considerando la naturaleza de esas competencias, lo más probable es que podría destruirse- Su mirada comenzaba a cambiar de a poco...- Además, este combina mejor con tu atuendo.
-Muchas gracias- Dejo su sombrero a un lado y se colocó el que yo le había entregado- Señorita- Dijo elevando un poco su sombrero como lo hacían en las películas, completándolo con un guiño, simplemente di una leve risilla por las ocurrencias de ella.
- A simple vista te queda bien, extiende tus brazos- Dicho esto, me coloque mis gafas rojas y comencé a inspeccionarla con mayor detenimiento- Ahora extiéndelos a los costados- Me quede observándole, inspeccionando cada uno de los dobleces que se le formaban, como esas arrugas en la tela acentuaban de a poco su figura, camine a su alrededor hasta llegar a su parte posterior, los pantalones se le ajustaban bien pero le daban la comodidad suficiente para todas las hazañas de la competencia en la que participaría.
Su espalda tan bien trabajada, se veía increíble con su camisa nueva... De a poco fui trazando el contorno de esta en sus omoplatos, tan fuertes pero no le quitaban la apariencia femenina, cálido... muy cálido, estaba tan cerca de su nuca donde emanaba una gran cantidad de aromas que me atraían como un imán; "El diablo fabrica ollas de cobre pero no hace tapas", una analogía sobre como cualquier persona puede caer ante las garras del pecado... Como el diablo solo controla el infierno pero cualquiera es completamente libre de entrar en el, pero no salir. Si la vasija de cobre fuera AppleJack, no me daba miedo caer ante ella, si lo que siento es pecado, no me importa realmente.
Me fui apegando a su cuerpo un poco mas hasta rodearle por completo con mis brazos, posicionando mis brazos en su vientre donde pude apreciar que bajo la tela se lograba sentir el contorno de sus abdominales marcados gracias a sus horas laborables... Cerré mis ojos al pegar mi cabeza por completo a su espalda, para poder concentrarme en su aroma, en aquella sensación que me producía, en la forma que de solo poder estar así de cerca de su aroma, mi corazón ya estaba corriendo como loco.
-¿Me veo tan bien que me gane un abrazo?...- El nerviosismo era notable en su voz, no necesitaba abrir los ojos para saber que estaba sonrojada, pero aun así eso era una de las cosas que quería contemplar, no me equivocaba... Ese pequeño tono carmesí complementaba el tono esmeralda que provenía de sus ojos.
-Sinceramente... Te queda mejor de lo que esperaba...- El cuerpo de AppleJack se giraba hasta estar completamente frente a mí, mis manos cambiaron su posición para poder rodearle el cuello con mis extremidades atrayéndola un poco más, nuestros labios estaban rozándose sin llegar a unirse por completo el aroma de manzanas que emanaba de su cuello era embriagador... Casi como la sidra de manzana como un Jack Daniels pero hecho de manzanas. El revoloteo en mi pecho era cada vez más intenso que dejaría en ridículo el aleteo de un colibrí, sus labios eran suaves pero el beso firme, como si no quisiera dejar el control de los besos ante nada, de a poco fui desabrochando los botones de su camisa, por mas que detestara dejar una prenda de tan alta calidad caer en el suelo... En estos momentos no me importaba.
Su pecho estaba al descubierto, definitivamente sentía que de su piel provenía el aroma de la sidra, sidra... Ron especiado... Canela, esas eran las fragancias que se generaban en mi cabeza, los olores que su cuerpo emanaba hasta dejarme completamente adicta a ella, volví a unir nuestros labios mientras desataba su cinturón para después desabrochar sus pantalones, estos cayeron sobre las botas como si ellas fueran algo para marcar el límite, ella solo se subió con un pequeño impulso a la mesa para poder quitarse las botas y dejarlas a un lado con tranquilidad (En retrospectiva creo que intentaba provocarme un poco).
Aprovechando de que al estar sentada en la mesa quedaba un poco mas a mi altura, me acerque para comenzar a recorrerle el cuello a besos, dando aspiraciones leves a su aroma, llenando mis fosas nasales de aquel perfume natural que la envolvía, mi cuerpo se apegaba un poco mas al de ella solo por instinto, no podía apartarme de su cuello... Tan cálido, con mi lengua trace toda esta extensión saboreando su piel, mis manos que estaban tras de su espalda alcanzaba a sentir sus músculos bien formados...
-Vamos... Arriba...-Mi voz jadeante salió como un leve soplido, tome su mano y comencé a llevarle a rastras hasta las escaleras para poder subir a mi habitación, el aroma que desprendía desde su sexo solo servía para embriagar mis pensamientos, mi mente estaba a su completa merced, a su disposición como un cuerpo sin espíritu me había dejado con su mera presencia, como un perro esperando las ordenes de su amo.
Cerré la puerta tras de nosotras, la chica rubia superaba mi altura fácilmente, por ello tuve que colocarme de puntas para poder conseguir volver a besarle, sus labios tan salvajes, deseosa de ellos, sus manos me tomaron fuertemente por las caderas mientras yo solamente tenía las mías en su pecho un poco por encima de los senos pero aun así lograba sentir un poco la suavidad de estos, con un leve empujón cayo sentada en el borde de mi cama, donde me dio la oportunidad de volver a ganarle un poco en altura; Tome su sostén deportivo para sacarlo por encima de la cabeza, dejando al descubierto sus senos tan firmes y bien formados- Me vuelves loca...- Dije sentándome a horcajadas sobre su regazo para poder atacar nuevamente a su cuello como si fuera una hilera de cocaína que quería aspirar... Una de mis manos bajo hasta su pecho derecho para comenzar a masajearle, mientras no dejaba de recorrer entre besos, lamidas, mordisco y para no mentir una que otra olfateada a su cuello, leves jadeos se escapaban de sus labios mientras jugueteaba con su pezón el cual comenzaba a ponerse rígido.
El aroma a humedad crecía desde sus bragas, pero este era opacado por el propio aroma de su sexo, no era un aroma a pescado como el sexo femenino, tampoco era un aroma a claveles como aquella chica con la que lo hice por primera vez... Su aroma era, era diferente, especias... algo acanelado, la vainilla dulce... A veces es muy aburrida, el picante puede hacerte llorar si cae en los ojos pero... La canela, la canela era un punto medio a saborear, dulce y picante, puede servir en cualquier momento y te enloquece con su manera de actuar. Baje con besos por todo su cuerpo, inclusive entre sus pechos donde un aroma reconfortante se emanaba, sonara estúpido pero en ningún momento abrí mis ojos, toda su figura se formaba con mis ojos cerrados, mi nariz la podía mapear con solo olfatearla- Eres hermosa...- Tras ese comentario seguí bajando hasta llegar a su entrepierna donde se acumulaba una gran cantidad de humedad en sus bragas; dejando un suave beso entre aquellos pétalos me dispuse a terminar de quitar aquella prenda que estorbaba.
Ese aroma me golpeó fuertemente como una ola de calor en el verano, el cuerpo de esta mujer tenía que ser una droga, una a la cual me volvería adicta, si es que ya no lo era, acerque mi rostro hasta el lugar donde se desprendía el aroma, tuve que controlar todos mis impulsos para no enterrar mi rostro por completo en aquel lugar, con mi lengua lamía los líquidos que emanaban de su vagina con furor, dulce... Acanelado, especiado, excitante... Siguiendo estimulada olfativamente mi cuerpo no tardó en reaccionar, baje mi mano libre por dentro de mi falda para hacer a un lado mis bragas que ya habían sido empapadas por la excitación.
Con mi mano comencé a estimularme, a la par que devoraba a lamidas y besos el sexo de mi adorada rubia, una de sus manos se enredaron en mi cabello a la vez que sus caderas arremetían contra mi boca, moviéndola como si quisiera buscar fricción, en ningún momento deje de estimularme y menos tras ser incitada por las acciones de la rubia, mordí levemente el clítoris de esta, sacándole un fuerte gemido con mi lengua baje lamiendo desde lo mas alto hasta llegar a su coño completamente mojado, penetrando en este solo con mi lengua logre sacarle otro gemido, mientras que con una de mis manos seguía estimulando su pequeño botoncito, sus caderas cada vez iban mas rápido, lograba sentir como su aroma inundaba toda la habitación.
Con un gemido fuerte, sujetándome mi cabeza para que no me apartara, finalmente llego al orgasmo... Su esencia ahora estaba finalmente en su completo esplendor, basto con inhalar ese aroma de aquella manera por unas simples milésimas de segundos... Provocando que tuviera uno de los más grandes orgasmos de mi vida, mi cuerpo sacudido por pequeñas convulsiones eléctricas que recorrían mi cuerpo con locura, hasta llevar el placer a la parte más mínima de todo mi cuerpo.
Allí estaba yo, Rarity Belle, una estilista de renombre, una diseñadora aclamada por millones, con peticiones inclusive para abrir las pasarelas como modelo... Me encontraba de rodillas, completamente exhausta como si las energías hubieran abandonado mi cuerpo, mi rostro cubierto por los líquidos residuales del coño de una campesina, jadeando por todo lo que ella me había causado, finalmente abrí los ojos. Ante ellos estaba aquella rubia con una sonrisa en su rostro y sus piernas aún abiertas.
-¿Qué pasa con esa mirada perdida, Terroncito?- Su beso ahora no era nada comparado con lo anterior, este era calmado, relajante, como tratando de transmitir cariño y tranquilidad en el menor de los movimientos.
No importa como lo vieran, esta mujer me había vuelto una completa adicta.
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