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Luke buscó a la pelinegra en el pequeño descanso entre clases, encontrándola junto a Natasha quien esperaba a su amiga recargada contra el casillero conjunto al de Ava, el ojiazul suspiró.

-Hola-susurró al llegar a su lado, captando la atención de ambas adolescentes.

-Hola-respondieron al unísono con leves sonrisas.

-Uhhh, Ava, ¿puedo decirte algo?-preguntó rascando su ceja levemente nervioso, la pelinegra asintió con una sonrisa, Natasha suspiró y se alejó un par de pasos, sacando su teléfono de su bolsillo trasero, prestándole total atención al aparato.

-¿Qué pasa Luke?-preguntó con una sonrisa ladeada mientras guardaba delicadamente su libro de física dentro de su mochila.-¿Quieres comer en mi casa antes de irnos?

-¿Crees qué podamos ir la próxima semana a los recreativos? es que Cal, Garret, Liv y yo somos un equipo y debemos obtener dinero para poder pagar el autobús para la competencia, empezaremos hoy.-dijo nervioso, la sonrisa de Ava desvaneció poco a poco, asintió.

-Claro-susurró-Entiendo.

-No te enfades-dijo Luke en voz baja-Te prometo que la próxima semana te llevaré a la feria si quieres.-dijo rápidamente.

-Odio la feria-murmuró silenciosa Ava-Todo es tan sucio ahí.

Luke asintió rápidamente, a veces era difícil saber que hacer con Ava, pero era su novia y tenía que esforzarse en entenderla.

-Podemos ir a donde tu quieras o puedes venir a mi casa, yo limpiaré todo-dijo, Ava asintió con ligera tristeza.

-Me encantaría, pero uhh, la próxima semana tengo prueba de física-murmuró-Supongo que será luego-le sonrió rápidamente, Luke la miró con semblante triste.

-¿Estas enojada?-preguntó, la pálida suspiró encogiéndose de hombros.

-No-dijo con una sonrisa que no le llegaba a los ojos.

-¿Por qué las chicas siempre dicen que no cuando alguien les pregunta si están molestas?-Ava negó.

-No estoy molesta-dijo lentamente.

-Te ves molesta-razonó el rubio.

-Solo estoy cansada y eso..quiero ir a casa.-explicó, Luke suspiró.

-Está bien, ¿puedo abrazarte?-Ava negó levemente.-¿Darte un beso?-preguntó nuevamente, Ava lo miró fijamente un par de segundos, pero no pudo resistirse más y sacó sus toallitas, Luke tomó una y limpió su cara al igual que sus manos, le sonrió a la pelinegra.

-Uno rápido, ¿si?-susurró Ava nerviosa, este sería el segundo pico que se darían y era demasiado para ella, el primero había sido en casa de Ava cuando se despidieron a la mañana siguiente, ambos tenían los dientes lavados y acababan de tomar un baño, solo sucedió, no pasaron más de dos segundos cuando se separaron con sonrisas.

Luke sonrió tomando sus mejillas con ambas manos, le sonrió y le dejó un beso en la frente al mismo tiempo que Ava besaba su barbilla, al separarse ambos se sonrieron con dulzura.

La pelinegra suspiró levemente nerviosa cuando Luke cerró los ojos, acercándose lentamente hacia ella, al final cerró también los ojos cuando sus labios se rozaron, Luke no pudo evitar sonreír para después dejarle dos besos cortos en los labios, manchándose un poco del labial rojo que Ava llevaba puesto junto con gloss transparente, la pelinegra suspiró y dejó otro beso en la comisura de sus labios.

La campana los hizo alejarse rápidamente el uno del otro, se sonrieron.

-Te veo mañana-dijo Luke, la pelinegra asintió.

-Espero que te vaya bien y consigan el dinero-Murmuró en respuesta, el ojiazul le sonrió.

-Gracias-dijo alegre.

Se quedaron unos quince segundos mirandose a los ojos, hasta que Luke escuchó la voz de sus amigos por el corredor.

-Me voy-murmuró justo en el momento en que Finn le gritó.

-Hasta luego-susurró caminando de regreso hacia Natasha que la miraba con una sonrisa perversa, Ava rodó los ojos.

-¿Eso fue un adelanto de tu obsequio de cumpleaños de esta noche?-preguntó subiendo y bajando las cejas con rapidez burlonamente.

Ava bufó.

-No Nat-murmuró aburrida-No haremos...eso-susurró sonrojandose levemente, Natasha soltó una carcajada.

-Oh dios, eres tan linda, en realidad ambos lo son, son tiernos-dijo sincera-No puedo creer que estén juntos, la verdad.

-Lo sé-murmuró Ava en respuesta.

-Wow, ¿quién ha sido o por qué has empezado a usar labial?-dijo Garret divertido en cuanto Luke se acercó a ellos, el rubio frunció el ceño.

-¿Eh?-peguntó confundido.

-¿Con quien te has besado?-preguntó Caleb interesado, Luke los miró a todos aún sin entender, hasta que Liv le señaló a los labios, Luke abrió los ojos y limpió rápidamente sus labios con el dorso de su mano, dejando en su pálida piel un rastro rosado con brillos, maldijo mentalmente.-No olvides la barbilla-dijo el moreno divertido, Luke apretó levemente los ojos y limpió la zona con la punta de sus dedos.-¿Y bien?

-No ha sido nadie-murmuró comenzando a caminar dentro del salón de clases.

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Ava esperaba sentada frente a la gran y solitaria mesa de cristal a que el relog marcara las 7:55

Sus padres solían olvidar sus cumpleaños con regularidad, así que Ava preparaba su comida favorita junto a un pastel de chocolate un poco pequeño.

La primera vez ocurrió cuando acababan de mudarse a la calle, Ava cumplía siete años y ambos habían salido a cenas romanticas con sus respectivos amantes de aquel tiempo mientras Ava miraba las velas de su pastel de cumpleaños (el cual hizo junto a su madre dos días atrás) derretirse mientras algunas lágrimas caían por sus sonrosadas mejillas.

Cuando la menor cumplió 10 años y volvió a quedarse olvidada en casa, todos acordaron que si el relog marcaba las 7:55pm y ninguno de los dos había vuelto a casa, Ava comería sola con música de fondo.

No era tan malo después de todo, ella no gustaba mucho de la compañía de sus progenitores y además si a la mañana siguiente le recordaba a sus padres que su cumpleaños había sido el día anterior, ellos le entregaban la tarjeta negra de su padre.

Suspiró cuando la alarma de su teléfono sonó, tomó una de las cajas que habían llegado por paquetería una semana atrás de parte de sus abuelos maternos, desde Noruega.

A veces Ava sentía que sus abuelos eran las únicas personas en el mundo que en realidad la querían y se preocupaban por ella.

Sonrió con tristeza al ver el contenido de la primera caja.

Era un nuevo violín, era realmente precioso, pero había dejado de tocarlo hace nueve años, nunca le había gustado mucho, solía hacerla llorar de estrés cuando se equivocaba en una nota; pero sus abuelos adoraban oírla tocar, así que cada vez que iban de visita o ellos venían a su casa, Ava ensayaba cerca de diez canciones durante poco más de un mes, aunque llorase de estres y solo quisiera romper aquel instrumento.

Al abrir la segunda caja sonrió abiertamente.

Era la colección completa de Edgar Allan Poe, junto a una caja de velas rojas, negras y blancas.

Por alguna extraña razón Ava adoraba las velas, su vestidor en lugar de estar lleno de ropa, tenía velas por todos lados, de colores, aromatizadas, de figuras, le gustaba tomar unas cuantas cada noche y mirar la flama fijamente antes de irse a dormir, no sabía porqué.

Limpió sus obsequios cuidadosamente antes de dejarlos sobre la mesa.

No había sido un cumpleaños tan malo después de todo, Natasha le había osequiado tres cd's y un kit de cuidado para el cabello.

Pero en el fondo no podía dejar de estar un poco triste.

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K opinan

Odio a sus padres ahuevo