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06

COMENTEN MÁS PORFAS):

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Adrien tocó el timbre de la casa perfectamente pintada de blanco con los marcos y puerta en negro, era extraño, llevaba toda su vida viviendo en esa residencia y jamás había tocado el timbre de la casa de Ava, excepto en halloween, pero después del primer año, ella nunca volvió a abrirles la puerta y terminaron por saltarse esa casa para pedir dulces.

La puerta se abrió, Ava los miró seria.

-Llegan tarde-dijo, Dallas la miró con disculpa.

-Lo siento mucho Ava, mi madre me puso a barrer cuando ya iba de salida, Adrien solo me esperó-La pelinegra los miró seria y asintió, dejando la puerta más abierta.

-Limpien sus pies antes de entrar-dijo, ambos asintieron, siguiendo sus indicaciones, entraron en la casa y abrieron los labios levemente bajo las miradas de Natasha y Caleb desde la mesa del comedor.

El piso era de mármol blanco y joder si no brillaba, porque Ava lo limpiaba diario y el piso de la planta baja lo pulía los lunes, miércoles y viernes; los sillones eran de piel, color negro, perfectamente limpios, sin una sola mancha, demonios, todo brillaba y parecía que se encontraban en el set de alguna película de gente rica, la casa era del mismo tamaño que la de Adrien, la distribución era la misma, pero había algo que la hacía totalmente diferente, tal vez la falta de paredes divisoras, porque se tenía una perfecta vista de toda la planta baja desde la entrada de la casa, habiendo solo columnas reforzadoras en donde deberían haber puertas y paredes.

-Sus manos-murmuró Ava, ambos, confundidos estiraron sus manos, ella les colocó un poco de gel antibacterial-No toquen las paredes ni algo de cristal, dejarán la marca de sus dedos-dijo, ambos asintieron, ella les hizo un gesto con la cabeza, la siguieron hasta el comedor, en donde se encontraban Natasha y Caleb, que se miraban como si estuvieran a punto de asesinarse.

La mesa era amplia, estaba cubierta con un mantel blanco, un florero de rosas amarillas y rojas estaba en el centro, unos cuantos metros atrás había un mueble de cristal lleno de botellas de alcohol, todas parecían estar llenas y parecía haber de todo ahí, lo que era cierto.

Ava se sentó en la cabecera, Dallas junto a Natasha y Adrien junto a Caleb.

-Ayuda-meee-susurró Caleb en su oído-Esto es un infierno Adrien, no puedo hacer nada sin que ella deje de observarme-dijo en voz baja.

Adrien le frunció el ceño a su amigo, sacando su cuaderno de ética de su mochila, mientras Ava escribía algo en su libreta.

-No lo creo Cal-susurró en respuesta-Creo que es entendible que quiera conservar la limpieza en su casa, es decir, mira su casa-dijo sorprendido, Caleb asintió.

-Lo sé, ¿qué mierda? nunca había visto su casa por dentro, siempre tienen las cortinas cerradas y sus ventanas son de esas que no se abren, definitivamente no me esperaba esto, si hubiese sabido que es rica, ya le habría pedido su casa para hacer alguna fiesta-Adrien rodó los ojos.

-¿Van a hablar todo el rato o vamos a hacer el puto trabajo?-preguntó Natasha seria mientras los otros dos miraban a Adrien y Calum.

-Claro, lo sentimos-dijo Adrien, colocándose sus lentes.

Veinte minutos después, mientras Dallas le dictaba a Ava su parte de la investigación para que ella lo pasara al borrador por ser la que mejor letra tenía, se escuchó el portazo de la puerta.

-Hola preciosa-saludó su padre sin dejar de mirar su teléfono.

-Hola-murmuró escribiendo la fecha, pues Dallas y todos los demás miraban a su padre, que unos segundos después finalmente despegó la mirada de su teléfono y miró a los adolescentes, caminó hacia ellos.

-Hola, amigos de Ava-murmuró.

-Hola señor Nass-saludaron al unísono.

-Solo Nat es mi amiga-respondió Ava aburrida, llamando la atención de los menores.

-Oh, entiendo, ¿alguno de ellos es tu follamigo?-preguntó divertido el hombre, haciendo que a Adrien y Dallas se les coloraran las mejillas mientras apretaban los labios, Caleb solo frunció el ceño con desagrado, nunca se acostaría con Ava.

La pelinegra rodó los ojos, soltando un suspiro.

-No-respondió brusca.

-Bueno, si no quieres decirlo no lo digas preciosa, pero usen condón, tu madre te compró otra caja la semana pasada-todos los adolescentes miraron a Ava.

-¿Te podrías callar ya?-preguntó molesta, su padre rió, los tres chicos elevaron las cejas.

Si ellos le dijeran eso a sus padres, probablemente se ganarían un enorme regaño y un castigo.

-Claro, por cierto ¿has visto a tu madre?-preguntó sacando un cigarro y encendiéndolo, botó la caja vacía en la mesa, Ava la miró con molestia.

-No desde ayer-respondió sin dejar de mirar la caja.

Natasha mordió su uña incómoda, ella ya había presenciado eso en el pasado y se sentía culpable por haber ocasionado que los otros tres miraran a alguno de los padres de Ava.

Caleb, Dallas y Adrien miraron con confusión a la pelinegra.

-Me pregunto donde estará-dijo con una risa, Ava bufó y miró a su padre molesta.

-¿No tienes algo más que hacer, como irte a coger a tu novia? estamos haciendo tarea, adiós-escupió con molestia, los tres chicos la miraron boquiabiertos, para después mirar disimuladamente al señor Nass.

El mayor rió, asintiendo.

-Volveré mañana, no me esperes princesita-dijo divertido.

-Nunca lo hago-murmuró honesta, levantándose para tomar la caja de cigarros con sus uñas, su padre le apretó un cachete con su gran mano y besó su mejilla.

Ava saltó hacia atrás, dejando caer la caja de cigarros con una expresión de terror que confundió a los tres visitantes masculinos, se fue corriendo hacia el cuarto de baño.

Su padre no se había lavado ni desinfectado las manos y además, había fumado.

A veces lo odiaba.

El mayor miró a los adolescentes que miraban confundidos a donde Ava se había ido, sonrió.

-Odia que la toquen-explicó divertido, caminando tranquilamente hacia las escaleras.

Natasha suspiró negando, se levantó de la silla, recogió la caja del piso y fue a tirarla al bote de la cocina, se lavó las manos y volvió a sentarse junto a Dallas.

Tomó la libreta de Ava, donde la pelinegra ya había escrito tres quintas partes del informe.

-Por favor no le pregunten sobre esto-susurró, captando la atención de sus otros tres compañeros de clase-Se que la odias Caleb, pero por favor no la toques si no te has lavado las manos justo antes, sus padres solo lo hacen para molestarla-dijo mirando seria al moreno.

Adrien le dio un fuerte codazo a su amigo en la costilla, el pelinegro hizo una mueca, pero asintió.

-¿Seguimos?-le preguntó Natasha a Dallas, el castaño asintió, comenzando a dictarle desde el punto en el que se había quedado.

Ava volvió un par de minutos después, con las mejillas rojas, no por vergüenza ni nada parecido, se había tallado la cara con fuerza.

Adrien la miró intrigado.

Se preguntaba porqué actuaba de forma tan extraña.

La pelinegra rodó los ojos al ver a su padre bajar con un traje de dos piezas, perfectamente peinado, bañado y perfumado.

-Pueden tomar todo lo que quieran, hay cigarros en el cajón de la cocina, pero hey-llamó lanzando una caja de chicles a la mesa-Mastiquen uno antes de irse, no quieren problemas con sus padres, ¿verdad?-preguntó mirando su reloj de oro-No les des porros Ava, esos son para la próxima fiesta-ordenó caminando hacia la salida.

La pelinegra suspiró rodando sus ojos.

-Adiós princesita-dijo su padre desde la puerta, Ava lo miró molesta y le mostró el dedo medio, el mayor soltó una risa y cerró la puerta.

Ava miró mal a Adrien y Caleb que la miraban con los ceños fruncidos, mientras Natasha y Dallas continuaban con el trabajo.

-¿Qué?-preguntó molesta.

-Tu padre me agrada-dijo el moreno, ella soltó una risa irónica.

-¿Por qué no me sorprende? los idiotas se llevan bien, deberías hablarle, tal vez te de un poco de hierba alguna vez-dijo seria, Adrien arrugó más su frente.

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