「07」┊ Capítulo siete
– La fiesta –
• • •
Narra Chirai
—Repito, no me gusta la empanada ¡Me gusta el choripán! —por enésima vez, le grité a la psicótica cuñada de Broly en la cara. Llevaba más de media hora amenazándome junto a la barra— no juego para mi mismo equipo, no pertenezco al club de las tijeras, no quiero probar cosas nuevas y no me apetece el choque de vaginas y por sobre todas las cosas; nunca saldría con la hermana de mi mejor amigo.
Ahí van, los 100 motivos por los que nunca sería la amante de tu novia.
Chica loca y desconocida.
Los chicos organizaron una fiesta de despedida, antes de viajar por la pretemporada como de costumbre. Todos los años, el equipo local del instituto competía en el torneo regional de la ciudad; este año, no era la excepción y por mucha brujería que hiciera, o lo intenso que le manifestara al universo mis intenciones de arrancar el año lejos de mi soltería tóxica.
No podría evitar, lo inevitable.
—Entonces ¡¿Explícame por que demonios mi novia tiene una blusa con tu jodido nombre?! —ahí va de nuevo. Otro de sus brotes psicóticos.
Una vez más intentaré explicarle.
Y si no me entiende...
Esto se resuelve a puños.
Porque estoy demasiado ebria y a todo aquel que siquiera se atreva a hablarme, o a respirar de una forma que me disguste: le arranco los dientes uno por uno.
Si, hoy amanecí tranquila por suerte.
—Mira...
Respiré profundo y le imploré a una fuerza superior que me brinde un poquito más de paciencia, apenitas.
Ya conozco a la chusma y al día siguiente no quiero aparecer en un vídeo viral en ese chat de "Escraches, bronca y chismes 2023". Literalmente si sales aunque sea de casualidad en ese grupo, los administradores y todos tus compañeros te funan.
—Tu novia llegó hace poco a esta ciudad ¿Verdad? —volvi a hablar esta ves con calma. Ella asiente— y es la hermana de Broly. Broly es mi mejor amigo, por lo tanto a veces me quedo a dormir en su casa y olvido traer mi ropa porque soy muy descuidada. Pero no hago macumbas, hechizos, agua de tanga, ni esas cosas raras con prendas de ropa. Lo juro —arrastré la voz torpemente y sin querer se me escapó un eructo— ¿Por donde iba?. Ah si, de seguro Broly le prestó esa blusa a tu novia. Yo siempre le pongo esa etiqueta con mi nombre porque —hice una pausa al sentirme culpable—: dios, amo mucho a Milk, pero es de esas amigas que te piden ropa prestada y nunca la regresan.
—Pero Kale dijo que...
Por suerte alguien llegó para quitarmela de encima.
—Debi suponer que estabas aquí, Cauli —casí me reí en su cara. Su novia apareció de brazos cruzados y le reprochó con la mirada por su actitud matona— te expliqué lo de esa remera toda la tarde, pero aún así tenias que ocasionar problemas y discusiones.
—Quería escucharlo de su propia boca —se excusó apenas, muy vagamente.
—Me amenazó y dijo que estaba coqueteando contigo —instantaneamente, me aproveché de la situación y la acusé al igual que un niño.
—¡Caulifla! —ella le recriminó por portarse así de feo conmigo y no tardó mucho en confrontarla, con un sermón extenso que disfruté palabra por palabra. Obviamente fingí que me sentía profundamente ofendida.
Lo mínimo que se merece después de hacer ese reclamo tan tóxico es un buen tirón de orejas. O que mi cuñada la haga dormir en el sillón por esta noche.
Es una bravucona.
—¡La encontré en un concurso de chupitos y llevaba más de quince shot's de Vodka encima! —imitó mi acción y tuve que darme la vuelta para descubrir con quien estaba acusandome.
—¡Chirai! —Broly desaprobó mis acciones y me vio justo como Kale a la tal Caulifla.
Ahora era ella quien se burlaba de mí a espaldas de su novia y yo ni siquiera pude devolversela porque cuando quise sacarle fuck you Broly me dobló el dedo y en mí intento de insultarla me cubrió la boca por grosera. Y lo peor de todo, arrojó a la basura la botella de champaña que obtuve gratis por bailarle a un viejito.
—¿Tengo que apretarte los labios para que no seas grosera y estar molesto para que dejes de beber y alcolizarte? —Broly me regaño con el ceño fruncido y una voz autoritaria.
Por primera vez lo escuché hablar así.
Y tuve unas ganas inmensas de pedirle perdón hasta por existir.
Posiblemente ya escuché esta voz dominante en otras ocasiones, pero tuve que estar más ebria que ahora y por eso no lo recuerdo.
—Dios aprieta, pero tu ahorcame —le mordí la punta de los dedos en un intento por ser sensual en el que de seguro fracase rotundamente. Porque Kale y Caulifla me observaban con cara de vergüenza ajena.
—Hablo en serio Chirai, me preocupo por tí —volvió a mirarme con esos ojos almíbar que anhelaba que también fueran de mis hijos. Se quitó la chaqueta que llevaba puesta y la dejó caer sobre mis hombros — sigues con la manía de usar ropa con la que se te ve todo. ¿No ves que te pones en peligro de ese modo?
—¿Y como crees que obtengo la bebida gratis genio? —bufé con obviedad en un chiste del que me reí yo sola— además, me consuela saber que al menos no soy repulsiva para el resto de los hombres. Lo triste, es que la única persona que quiero que me mire de esa forma, no lo hace.
Otra vez ese rostro de padre sobreprotector.
—Olvidé que cuando bebes solo dices puras tonterías —suspiró rendido y dió un pequeño vistazo a su celular.
—¡Los borrachos y los niños no mienten! —puntualizé levantando un poco la voz y algunas personas se voltearon a mirarme.
Broly me sostuvo la cintura cuando casi me caigo de la banca.
—¿Pueden cuidarla por mí? —suplicó en dirección a las chicas, quienes por alguna razón seguían mudas desde que Broly llegó a la barra— hermana, tengo que reunirme con Kakaroto y el resto del equipo para coordinar los últimos detalles del viaje. No tardare mucho, esperen aquí y cuando vuelva iremos a casa —indicó con una pequeña sonrisa, que se borró cuando me observó hurgando en el cesto de basura para recuperar mi champaña— y eso también va para ti Chirai.
Me cargó como un costal de papas debajo de su brazo y de nuevo volvió a sentarme en la banqueta Roja, pero esta vez ocupé un lugar junto a Kale.
—¡Eso no es justo! —reproche cuando lo vi caminar para alejarse— ¡Nada de esto es justo! ¡Vuelve aquí y ámame!.
Demasiado inútil.
Lo perdí de vista entre el montón de gente.
.
.
.
La brisa de verano choca con mi cuerpo y hay un poco de rocío disipado en el aire. Agradezco que me saquen de ahí adentro para respirar aire puro, si que lo necesitaba.
Porque allí adentro todo apesta a toxinas y el cerebro me iba a explotar; con la música a todo volumen y el ambiente vibrando. Toda esa gente sudorosa que bebía y bailaba como si no hubiera un mañana, justo como yo lo hice desde el minuto uno en el que llegué a la maldita fiesta de despedida.
Quería matar las penas perreando un poco y bebiendo mucho, pero no asimilé las consecuencias de esto. Inclusive me alejé de mis amigas, porque de lo contrario no estaría así de borracha y arrepintiendome de tantas cosas que esporádicamente llegaban a mi memoria.
Hablando de las chicas, de seguro ahora quieren matarme.
Verifico mi celular y tengo más de sesenta llamadas pérdidas, treinta notificaciones en Instagram, muchas etiquetas y unos cuantos WhatsApp's que respondo para no amanecer muerta y enterrada en una zanja, a causa de la cólera de mi amiga Milk.
Esos malditos chismosos siempre exageran todo.
Leí los mensajes y mentalmente quise pegarme un tiro por la vergüenza que sentiría el día de mañana cuando despierte. Y tengo la sensación de que todavía hay mucho por recordar.
—¿Te sientes bien? —Kale se agachó a mi altura y acomodó uno de los mechones disparejos que me cubrían la cara— cualquier cosa que necesites, puedes decirme.
—Me siento mucho mejor —acepté la botella de agua que Caulifla me extendía y le di un sorbo— al menos todo a mi alrededor dejó de girar. Gracias por cuidarme.
Mi celular volvió a vibrar, en una notificación con un timbre personalizado que reconocí enseguida.
Cuando vi el mensaje me quedé de piedra en mi lugar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro