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「05」┊ Capitulo cinco

– The chisme –

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Narra Chirai

—Entonces: sus dedos comenzaron a acariciarme por distintas partes del cuerpo —le contaba a mis amigas lo sucedido y ellas me escuchaban con atención—, intenté contenerme, no quería parecer una idiota. Pero entre la calentura del momento y mis pensamientos alocados ¡Sufrí de un ataque de estupidez! Y luego...

Antes de que pudiera continuar explicando, ellas dedujeron todo solas.

—Dios santo —Milk se emocionó, cubriendo su rostro con ambas manos.

—¡Si! —Bulma festejó elevando sus brazos en el aire— ¡Hicieron el sin respeto! —ella me miró con ilusión mientras hacía movimientos pélvicos— ¿Verdad?.

Yo traté de recalcular sus palabras.

¿Que si qué...

—Si te lo cogiste —como si nada, 18 aclaró mi duda y yo enseguida me ruboricé. Siempre tan directa.

Entiendo que todo parecía apuntar en esa dirección. Pero al final fue mas patético y humillante de lo que esperaba.

—Ojalá... —suspiré sobre la mesa.

Tomé el paquete de gomitas para devorarlas yo sola, con ilusiones de que no me preguntaran nada más. No estaba lista para proseguir con el resto del chisme.

—¿Y luego que pasó? —Lemo fue el primero en cuestionarme haciendo que frunza el ceño.

¿En que momento ese entrometido se coló en nuestra charla de chicas?.

—¿Tú cuando llegaste? —le pregunté con los ojos entrecerrados. Mis amigas al igual que yo, lo fulminaron con la mirada.

—Hace un momento.

—Pues fuera, shu.

—Vuelve cuando uses falda.

Nosotras cuchicheabamos en una de las mesas cerca del ala oeste del campus. El de cabello rojizo nos veía recostado en el cesped, a menos de un metro de distancia.

—Largo de aquí —rechacé su presencia tirando una gomita en su cara.

—Pero.

—Es una charla de chicas —le reclamó Bulma con mi mismo fastidio.

El contrario se extendió sobre el cesped e hizo caso omiso a nuestros reclamos.

—Lárgate —insistí— antes de que comencemos a hablar de tampones y tips para la panocha.

—Bien, bien —con cara de desagrado se levantó de golpe— ¡Me voy!. Tsk, una vez que su conversación no era tan estúpida.

Las cuatro lo despedimos con nuestra mejor sonrisa y entre medio de murmullos continuamos.

—¿Entonces? —Milk no se aguantó y me animó a que siga contando.

—Me le declaré.

Ellas me miraron con asombro.

No se lo podían creer.

—No lo hiciste —Milk dudó estupefacta.

—Si, lo hice.

—No...

—¡Ya! —Bulma golpeó la mesa con ambos puños y ansiosa me sujetó la cara entre sus manos— ¿Qué pasó después de eso?.

Fruncí mi nariz y llena de vergüenza les dije:

—Soltó un gas y comenzó a roncar como tractor en marcha.

—¡Nooo! —Bulma se lamentó practicamente gimoteando en mi oido. Desearía ser sorda en este momento— ¿Qué demonios fue eso?. Corte, corte, esperaba algo mucho mas horny y romántico.

—Pero ¿Y en la mañana? —Milk aun tenía esperanzas.

Siento arruinar sus espectativas.

Ellas creen que mi vida es semejante a las películas. Donde el chico y la chica apenas rozan sus dedos y despues ¡Pum! ¡Noche de sexo apasionado! ¡Matrimonio! ¡Tengamos veinte niños y que las niñas se parezcan a tí!.

Que mas quisiera yo.

Pero la triste realidad es que:

—Cuando desperté ya no estaba.

—¡Doble maldición! —Bulma volvió a reclamar consiguiendo aturdirme. Me solté de su agarré y tomé mi bolso cuando vi que ya casi era hora de entrar a clases.

Los nervios post-tonteria están ahí.

Revuelven mi estómago.

Y es que en un momento dices algo que no querías, o metes la pata súbitamente y el remordimiento parece estar recordandotelo a cada rato.

—Tienes que confrontarlo —Lazuli determinó sacudiendo un poco su cabello— refresca su memoria.

¿Nunca se anda con rodeos? ¿Verdad?.

Ella si que le hacía frente a cualquier cosa. Directa, razonable, decidida, prudente, tenaz y además de eso luciendo fabulosa en el proceso.

En fin.

18 supremasy.

—¿Tú crees? —dudé viéndola acobardada, ella respondió con un asentimiento enseguida.

Por otro lado yo.

Que era la cobardía personificada, no sé si me atrevería a confesarme por segunda vez.

¿Y si de nuevo fracaso?.

Imaginá que llevo mucho tiempo esperando hacer eso... y cuando lo hago: el chico que me gusta no dice nada. Parece ni registrar mi terrible salto al abismo y en lugar de recibir un "También me gustas" como toda chica que se confiesa, me bombardea con una apestosa flatulencia.

Lloro.

—Seamos sinceras —Bulma también se levanta y me abraza por detrás. Reposando su menton en el hueco de mi hombro.

Momento lésbico.

No es que lo seamos, pero toda chica tiene de estos con sus buenas amigas.

:—Y no te enojes —continuó hablando. Uno de sus dedos pica en mi mejilla, y para ese entonces ya estoy enojada. Porque si, siempre preparada para el drama. Chica intensa—. No fue un buen momento para confesarse.

—Si —Milk coincidió— convengamos que en plena madrugada, después de la universidad, el entrenamiento y una salida frustrada.

—Yo solo querría echarme como morsa y no despertar hasta el fin de semana —Lazuli reflexionó junto con ellas.

Me frustre en el instante, como si pudiera matarlas a todas con una mala mirada. Subí al banquito individual e hice una escena.

—Perdóname por no llamarlo pequeño e invitarlo a vivir a mi casa —reclamé ofendida mirando a Bulma— o hacer que prometa casarse conmigo cuando él pensó que era comida —ésta vez ataqué a Milk, que de seguro me golpearía con la sartén la próxima vez que organicemos una reunión en su casa— o darle un beso en la mejilla y luego...

Mi reclamo infantil fue derrocado por las palabras de Lazuli.

—Pero funcionó —cortó a secas— ¿Cuantos chicos vas conquistando tú? ¿Funcionan tus estrategias? ¿Huh?.

Justo en el orgullo.

Y no puedo decir nada porque tiene toda la maldita razon.

Tampoco puedo enojarme con ella.

Rubia, cualquiera perdería discutiendo contigo.

—Momento —Bulma apuntó un lugar especifico, e inmediatamente todas nuestras miradas estaban dirigidas ahí— ¿No es ese Broly?.

—¿Qué esperas para hablar con él? —Milk me animó dando un pequeño empujoncito en mi hombro.

—No —Lazuli detuvo su caminata. Las cuatro ahora estabamos de regreso a nuestros salones— ¿Acaso no está con una chica?.

—No lo sé —confesé achinando los ojos para ver mejor— acerquémonos un poco más.

Caminamos unos cuantos metros hasta quedar a una distancia prudente y que ellos no pudieran reconocernos. Definitivamente, una chica bronceada, alta y bonita se aferraba a su cuello en un emotivo abrazo.

—¿Y quién es? —todas le preguntamos al unísono a Bulma. Ella prácticamente conocía a todo el mundo aquí.

—No sé —la peli-azul quedó pensativa. Luego sonrió, aparentemente recordando algo— creo que la sigo en instagram. A ver...

Ahora su celular era invadido por tres pares de ojos. Practicamente formamos una ronda, observando como con sus largas uñas tecleaba un nombre de usuario.

—Es ella —confirmó, enseñándonos que tan buena stalker era.

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