「02」┊ Capítulo dos
– El día en que la suerte parecía estar de su lado –
• • •
Narra Chirai
Confirmo.
Esta es la peor noche de mi vida.
Ni bien todos nos acomodamos en la mesa, las penumbras nos envuelven y desconciertan enseguida todo el espacio. ¡Se cortó la luz del restaurante! ¡Magnífico!.
Mas bien, la ciudad entera quedó sin luz y no se veía nada; a excepción de las pantallas de teléfono que escasamente iluminaban el lugar.
Y cuando esto pasó, los gritos sorpresivos de Bulma y Milk no tardaron en oírse. Enseguida fueron resguardadas, bajo los brazos protectores de sus novios.
¿Yo?.
Yo me abracé a mi misma.
Los brazos de Broly ya estaban reservados para alguien más.
Resulta que cuando quise aprovechar la situación, para hacer un actin de damisela en apuros; Lemo se me adelantó (el llegó un rato después al restaurant). El muy cobarde saltó como un gallina encima de Broly y yo quedé sola.
Sabía que no tenía que venir.
—Uuf, y yo que quería emborracharme hasta no acordarme de mi nombre, bailar toda la noche —escuchaba a Bulma protestar.
—Mujer, ya cállate y vámonos de una maldita vez —dijo Vegeta como siempre, con su mal humor.
—Es una pena que debamos marcharnos —Milk abrazó con mas fuerza a Goku.
—Si, la comida estaba deliciosa.
En tanto ellos se quejaban, yo lloraba en mis interiores ¿Cómo volvería a casa con el apagón? ¿Tenía qué caminar tanto cuando apenas llegábamos?.
Me quejo del mal humor de Vegeta y ahora tampoco estamos muy disparejos. Mis amigos se susurran cosas y en su atmósfera de amor, no quepo por mucho que se esfuercen en acoplarme.
Sé que si quisiera, tanto Bulma como Goku se ofrecerían a llevarme a casa. No quiero ser mal tercio para ninguno de los dos; es tan incómodo invadir su privacidad.
Mucho mas en momentos como este, donde la noche se presta para arrumacos y momentos melosos.
Si mis retinas siguen presenciando esto me volveré loca.
¿Como se atreven a comer en medio de los pobres hambrientos? Eso no se hace.
Me doy la vuelva y con la poca luminiscencia de mi teléfono busco la salida del restaurante. Mas tarde inventaré alguna excusa del porqué me marché, avisaré en nuestro grupo de whatsapp cuando llegue sana y salva a casa.
La gente se amontona en la salida. Para ser una noche lluviosa y helada, el flujo de personas que salen del restaurante es notorio.
Mis pasos van inseguros y torpes, avanzando tan rápido como puedo. Posiblemente si me doy prisa, este frío no me causará una hipotermia aguda y estaré durmiendo calentita en mi cama en cuestión de minutos.
—Señorita —una mano se afirma en mi brazo y detengo mis pasos en seco— el chico de por allá está siguiéndola y la nombró muchas veces.
Doy la vuelta y me encuentro con la mirada preocupada de Broly. Trae en sus manos un par de zapatos y Lemo lo sigue hasta donde me encuentro.
Los del restaurante hacen lo posible y consiguen encender una luz de emergencia. Me quedo quieta en mi lugar y mi oji-almibar no tarda mucho en alcanzarme.
—¿Te llevo a tu casa? —me propone, en una cálida sonrisa. Me es imposible decirle que no y simplemente asiento.
De improviso me sostiene de la cintura, me aferra contra su cuerpo y aparta una de las mesas alejadas. Sus manos obligándome a tomar asiento en la pequeña banqueta, sostiene el par de zapatillas y remplaza mis zapatos de tacón con esto.
—N-no era necesario.
—Te vi caminar cojeando y le pedí un par de zapatos a las trabajadoras —me explica. Se coloca en cuclillas y amarra los cordones con todo el cuidado posible— también estás temblando.
No es el polo norte, pero el clima se asemeja. Desde de que se apagó la calefacción y con toda la gente que abre la puerta constantemente; si a eso le sumamos mi cabello mojado y la falda corta.
Muero de frío.
Una de sus manos se posa en mi muslo desnudo, siento la calidez que desprenden sus dedos y enseguida mis mejillas se tiñen de un color carmín.
—Señor, sus llaves están en la recepción —le informa la misma muchacha que me habló con anterioridad. Broly acaricia mi cabello, antes de marcharse y salgo de ese trance anterior— su novio es muy dulce.
—Lo sé —reconozco, y afirmo mi mano contra mi corazón. A mil por hora, siempre pasa cuando él está cerca.
—No es tu novio —me recuerda el odioso de Lemo entre pequeñas risas.
Mi sonrisa se desdibuja y doy un pequeño golpe contra su pecho.
—Tu cállate, lo será. Ya lo es, pero no lo sabe —le recrimino con mi ceño fruncido. Sus risas se intensifican, fastidiándome más de la cuenta.
—¿Ah si?.
Mi amigo rojito me desafía con la mirada, voy a decirle algo más para defender mi romance imaginario. Cuando Broly nos llama desde la puerta.
Ambos caminamos y nos despedimos de los chicos para avisarles que ya nos íbamos. Creí que solo seríamos él y yo, pero la presencia de Lemo me hace suponer que también vamos a llevarlo a casa.
Llegamos al estacionamiento. El auto de Broly se encuentra aparcado frente al local.
Él se monta en el asiento piloto y peleo con mi amigo por quién lo acompañará. Parece que solo lo hace con intenciones de molestarme, se mofa de mí cuando me caigo entre forcejeos y aprovecha la oportunidad de subir de copiloto.
Maldigo entre dientes y con resignación termino de brazos cruzados en el asiento trasero.
—Mmm, no sé si pueda llegar a casa —Broly se queja a medio camino. Un pitido repetitivo se oye resonar en el auto— debí revisar la gasolina antes de salir.
Una lamparita imaginaria brilla en mi subconsciente.
Tengo un apartamento pequeño, acogedor, con una cama nupcial y queda de pasada; una cuadra después del apartamento de Lemo, no falta mucho para llegar.
—Puedes quedarte a dormir en mi cama -corregí con un rubor intenso- es decir... en mi casa.
—Gracias Chirai, eres muy buena amiga —acepta sin despegar su mirada del volante.
— O los dos podrían...
Lemo comienza a hablar, pero con mis manos cubro su boca asomándome al asiento delantero. Le advierto en un susurro que no se atreva a frustrar mis planes.
—Soy una exelente amiga —le comunico cerca de su oido— pero si arruinas esto, juro que cuando Broly no me vea: abriré la puerta delantera y te empujaré para verte rodar como un envoltorio en la calle.
Guarda silencio.
Y una sonrisa satisfecha se esboza en mi rostro.
Maravillosa jugada.
Quiero felicitarme a mi mísma.
Dormiremos los dos solos en mi morada, como si fueramos una pareja y al igual que en las películas románticas ¿Quién sabe que podría suceder?.
¡Estoy emocionada!.
Sigo fantaseando en mi mente y ojalá esta noche de un giro radical justo como espero.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro