Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo Especial: Cuando todo va a comenzar II

Los amores reñidos son los más queridos

(Fred Weasley II y Natalie Watson)

-Y bien, ¿dónde vamos a ir a comer? –Preguntó Natalie, dejándose guiar de la mano de Fred.

-¿No prefieres que sea una sorpresa?

Ella negó con la cabeza.

-Pues tendrás que hacerlo –sonrió el chico guiñando un ojo.

Ese gesto tan simple bastó para acelerar el corazón de Natalie, que genuinamente sonrió.

Fred se contagió del gesto, pensando en lo adorable que estaba, y la guió por las calles de Londres hasta llegar a un pequeño restaurante de aspecto acogedor.

-Hemos llegado –anunció Fred-. No es muy conocido, pero te prometo que sirven la mejor comida de la ciudad.

-Pues viniendo de ti eso son palabras mayores; todavía me acuerdo de cómo comías en Hogwarts...

-Vaya, no sabía que ya entonces causaba tanta impresión en ti que me tenías vigilado –susurró Fred en su oído mientras la cogía por la cintura.

Natalie volvió a ponerse roja.

-¡No! O sea, yo...

-Admite que te he pillado.

-¡Te digo que no! Es solo que... Bueno, resultaba llamativo.

Fred se echó a reír.

-Me lo voy a tomar como un cumplido –dijo, guiñando un ojo.

Un camarero llegó para atenderles, y enseguida les adjudicó una mesa junto a la cristalera y les llevó las cartas para que pudieran elegir.

Al final, y tras mucho discutir, terminaron eligiendo una serie de platos para compartir que no tardaron mucho en llevarles y comieron entre risas.

-Entonces cuéntame –pidió Fred tras beber un trago de su cerveza-, ¿cuánto tiempo llevabas observándome en Hogwarts?

-Te he dicho que no te observaba. Solo es posible que alguna vez... ¿Sabes? Da igual. Desde octubre de séptimo –confesó al fin, poniéndose completamente roja.

Fred sonrió divertido y se estiró para acariciar su mejilla.

-Si ya sabía yo que esa fijación que tenías por castigarme...

-En serio, ¿no podemos dejar este tema? Aunque si te castigaba era porque lo merecías.

-Bueno, eso último también pude ser cierto –sonrió el pelirrojo.

Natalie se contagió de su sonrisa y se esforzó en cambiar de tema, a lo que Fred accedió una vez había obtenido la confesión que quería.

Más tarde, cuando ya habían salido del restaurante y simplemente caminaban por un parque cercano sin ningún rumbo en particular, Fred se sentó a la sombra de un árbol y tiró de ella haciéndola caer sobre su regazo.

-¿Sabes una cosa, chica lista? –Preguntó antes de que a Natalie le diera tiempo a decir nada.

-Dime.

-En séptimo tus castigos fueron los únicos que no me salté –confesó con una sonrisa.

-Lo sé; siempre me pregunté por qué venías.

-A lo mejor porque me gustaba pasar las tardes contigo en ese plan profesora estricta tan sexy...

Natalie le dio un suave golpe en el pecho.

-No me tomes el pelo... ¿Hablas en serio?

-Por supuesto que sí. Y ya que entonces perdí el tiempo, ahora no pienso dejarte escapar.

-¿No?

-Ni hablar. Así que más te vale aceptar salir conmigo o esto será un poco incómodo.

-Me parece un argumento razonable –sonrió Natalie, y le besó.

-¿Eso es un sí?

-Pero no te relajes.

Fred sonrió mientras acariciaba su mejilla.

-Juro solemnemente que no lo haré.

La chica acertada

(Albus Potter y Alice Longbottom)

Albus se se miró al espejo una vez más, abandonado la tarea imposible de poner orden en su desordenada cabellera Potter y en cambio centrándose en que no hubiera ni una mancha en el jersey que se había puesto. Y es que unque normalmente no se preocupaba demasiado por su aspecto, más allá de estar presentable, aquel día era especial y muy importante para él: por fin, tras mucho dudar, se había atrevido a pedirle una cita a Alice Longbottom, y ella había aceptado. Incluso había tenido que contenerse para no saltar cuando oyó que ella decía "por supuesto", y había pasado el día entero con un subidón de adrenalina. Sin embargo, a medida que el momento se acercaba estaba más y más nervioso, y empezaba a dudar de que aquello fuese una buena idea.

En cualquier caso, a diez minutos de las cinco, que era cuando habían quedado, ya era demasiado tarde para echarse atrás y solo le quedaba cruzar los dedos para no hacer ninguna tontería que echase por tierra sus oportunidades.

Bajó con tiempo a la sala común, donde había quedado con ella. Casi todo el mundo estaba ya en Hogsmeade, así que allí solo quedaban unos pocos críos de primero y segundo... Y entre ellos estaban Elena, Rose y Dominique, sentadas en una mesa junto con Paula y Diana, las mellizas de primero.

Rose hacía floridos movimientos con su varita mientras hablaba muy segura de sí misma, y Albus adivinó que estaría dando una de sus magistrales clases de encantamientos.

Suspiró, y se pasó una mano por el pelo olvidando todo lo que le había costado que quedara medianamente ordenado, y lanzó una mirada asesina al grupo de cotillas, pues no cabía la menor duda de que se habían quedado para ver aunque fuera el comienzo de su cita. Elena y Dominique fueron las únicas en darse cuenta, y se limitaron a sonreír y a hacer gestos de ánimo. Albus las respondió articulando que se largasen, pero paró súbitamente cuando vio que Alice bajaba por la escalera. Aún así, cerrar la boca le resultó un esfuero mayor, porque la chica estaba impresionate con el cabello pelirrojo en un semirrecogido, unos pantalones ajustados y una americana negra que había tomado prestada del armario de Grace.

Se acercó a él con una sonrisa algo tímida y le saludó con un beso en la mejilla.

-Estás preciosa, Alice –murmuró Albus, algo cortado pero totalmente sincero.

La aludida se sonrojó ligeramente y su sonrisa se ensanchó.

-Tú también estás muy guapo –sonrió, perdiéndose por un momento en sus ojos vedes, que siempre habían sido lo que más le había gustado de él.

-Muchas gracias... Bueno, ¿vamos? Había pensado que, si te parece bien, podríamos ir a Hogsmeade y...

Viendo lo nervioso que estaba, Alice sonrió y se cogió de su brazo con seguridad.

-Cualquier cosa que hayas preparado me parece genial –aseguró.

Albus asintió y ambos caminaron juntos hacia la salida.

Una vez en Hogsmeade, el chico la condujo por las calles hasta llegar a un gran edificio más bien a las afueras: se trataba del acuario de especies mágicas que se había inaugurado allí el verano anterior.

-¿Vamos a ver el acuario? –Preguntó Alice, en un tono que Albus no supo descirfrar.

-Sí, esa era mi idea... Aunque si quieres podemos hacer otra cosa.

Ella negó con la cabeza enérgicamente.

-No, no, me encanta el plan, solo es que me ha sorprendido, pero me encanta la idea, llevo queriendo venir desde que lo abrieron –aclaró, e impulsivamente le abrazó.

Ciertamente estaba sorprendida, de manera muy agradable, por cómo Albus la había calado y había organizado la mejor cita a la que la habían llevado. Quizá se debía a que se conocían desde niños, pero igualmente la encantaba.

Y él, por su lado, estaba encantado de verla encantada.

Entraron en el acuario y se sacaron la foto de rigor, la cual más tarde compraron para tener un recuerdo de aquella tarde.

Durante el recorrido, Albus sorprendió a Alice con distintas curiosidades sobre la mayoría de especies que vieron, e incluso llegó a contar un par de chistes malos que la hicieron reír a carcajadas.

-No, no, ese es demasiado malo incluso para mí –dijo tras oír uno sobre las pirañas que acababan de ver.

-Oh venga, tampoco es tan malo –protestó Albus-, tienes que admitir que su gracia tiene...

Alice enarcó una ceja y él terminó por rendirse. Estaban ya saliendo después de un recorrido completísimo, pero ninguno de los dos quería dar la cita por terminada.

-Aún es pronto –comentó el chico con una sonrisa.

-Es verdad, queda mucho tiempo para que sea la hora de tener que ir a Hogwarts –convino ella-. A lo mejor podríamos pasarnos por Las tres escobas a tomar una cerveza de mantequilla.

-Me gusta esa idea. Además, tengo sed.

Fueron al local charlando sobre cosas que siempre habían querido hacer, como probar el paracaidismo en caso de Albus o participar en una partida de Paintball en el de Alice.

Cuando llegaron a Las tres escobas no había ninguna mesa libre, como ya se habían visto venir, pero aún así tuvieron suerte y pudieron sentarse en dos taburetes contiguos en una esquina de la barra, donde siguieron con su conversación entre risas y medio olvidando las cervezas de mantequilla que descansaban frente a ellos.

-Creo que es hora de volver al castillo –suspiró Alice, viendo como las mesas se iban vaciando de estudiantes, la mayoría de los cuales le resultaban conocidos.

-Sí, ya va siendo hora. Si nos damos prisa aún podemos coger un carruaje.

-Prefiero ir andando, la verdad.

-Como quieras –sonrió Albus, quien también prefería esta opción ya que así pasarían algo más de tiempo juntos.

Para cuando llegaron a la Sala Común, esta estaba desierta, ya que era la hora de la cena, pero ninguno de los dos tenía hambre realmente, así que decidieron saltarsela.

-Espero que no te hayas aburrido –sonrió Albus cuando ya se despedían en la sala común.

-Todo lo contrario, de verdad. Espero que podamos repetir, de hecho.

-Yo también lo espero.

Alice se acercó entonces a él y le dio un beso en la mejilla, como había hecho aquella tarde al principio de la cita, antes de subir por la escalera.

No había mentido al decir que le había encantado y ojalá pudieran repetir, pero en el fondo de su corazón tenía una certeza: sabía que había laguien que hubiera encajado aún más con Albus Potter, y tenía la convicción de que se había equivocado de gemela. Y ahora tenía miedo de que se diera cuenta.

Lo bueno se hace esperar

(Scorpius Malfoy y Rose Weasley)

Rose se miró al espejo mientras se ponía los pendientes de plata que Scorpius la había regalado en una ocasión por su aniversario. Mientras lo hacía, la pelirroja reflexionó sobre el largo camino que llevaban recorrido ellos dos.

Habían empezado a gustarse en segundo, pero no lo habían admitido hasta tercero, cuando empezaron a salir. Con una sonrisa, Rose recordó que la había llevado al cine a ver su película preferida por aquel entonces, aunque a él no le apasionaba precisamente, y que luego la había invitado a cenar pizza. Una semana justa después le había pedido salir; y por supuesto Rose había dicho que sí, porque era lo que quería. Aún así, el miedo a que las cosas salieran mal y su amistad se perdiera siempre había estado presente entre ellos, y precisamente por eso habían tardado tanto tiempo en contar a la gente lo suyo –además de por lo reservada que era Rose por naturaleza-, más de un año de hecho, puesto que hasta que estuvieron en quinto curso no habían empezado a tontear en público y la gente, incluso sus propios amigos, pensaban que habían empezado a salir en junio de aquel año más o menos, cosa que no se habían molestado en desmentir.

A aquellas alturas, a ambos les daba bastante igual lo que dijera la gente acerca del amor y de que no se sentía realmente siendo tan joven: ellos se querían, y no necesitaban que nadie les dijera si estaban enamorados o no, porque ya lo sabían.

Mientras caminaba por el laberinto de pasillos en dirección a los jardines, Rose recordó el momento en el que habían decidido que era estúpido seguir ocultando lo suyo al mundo.

Fue a finales de mayo, un día ventoso y gris en el que habían quedado para ir a Hogsmeade al cine, como en su primera cita, en esta ocasión para ver una reposición de la película Love actually, que Rose tenía muchísimas ganas de volver a ver.

Cuando llegó a las puertas del castillo, Scorpius la esperaba allí con una rosa que tenía el tono exacto de su pelo y la hizo sonreír.

-Iba a acompañar la rosa de una rima, pero pensé que a lo mejor me dejarías –dijo el chico con una sonrisa mientras se la daba.

-Cuando te dije que no bajaras el listón no pensé que te lo ibas a tomar tan en serio –rió Rose, dándole un beso en la mejilla y cogiendo la rosa con cuidado aunque enseguida se dio cuenta de que no era necesario, ya que Scorpius le había quitado las espinas.

-Qué puedo decir... Soy un hombre de palabra, ya me conoces.

-Y admito que me aprovecho de ello para arrastrate a ver Love actually –sonrió ella.

-La próxima vez elijo yo, que quede claro.

-Pero si al final te acaban encantando las pelis que yo te propongo.

Scorpius negó con la cabeza mientras la ayudaba a subir al carruaje.

-Me gusta más cuando después cenamos juntos en ese italiano tan bueno de Hogsmeade –puntualizó.

-Y mis comentarios de las películas también te gustan, admítelo.

-Eso sí –dijo él mientras se subía.

Hablaron con normalidad durante todo el camino hasta Hogsmeade, pero Rose notó que su novio estaba más bien nervioso, y eso la preocupó, temiéndose ya lo peor.

Sin embargo, si algo atormentaba al rubio este no dijo nada al respecto, y mientras veía la película Rose se olvidó totalmente del tema. Y es que el cine tenía ese efecto en ella: la hacía olvidar hasta la más mínima preocupación. Este era un rasgo, por cierto, que había sacado de su abuela materna, la cual siempre que iba a verlos se llevaba a Rose y a Hugo al cine muggle.

Sin embargo, mientras cenaba la pasta carbonara que se había convertido en tradición, esta molesta sensación volvió a ocupar sus pensamientos.

-Scorpius –dijo al fin, interrumpiéndole en mitad de una frase-, ¿a ti te pasa algo?

El chico quedó un poco descolocado por la súbita pregunta.

-¿A qué te refieres?

-Te veo raro –Rose se encogió de hombros.

Scorpius tomó aire y tragó saliva, confirmando así las sospechas de su chica.

-Bueno la verdad es que sí... Hay algo que me gustaría decirte ya hace algún tiempo.

-Pues aquí me tienes –respondió ella, tratando de antener su sonrisa.

-Verás, llevamos ya un tiempo juntos, y no es la primera vez que te lo digo: estoy enamorado de ti. Y no lo sé porque la cabeza me de vueltas o note cosas raras en el estómago como dicen los muggles, ni ninguno de esos tópicos. Lo sé porque, por estúpido que parezca, me veo capaz de pasar el resto de mi vida contigo, porque me haces feliz y porque me gusta aunque sea verte leer en silencio sin molestar (no preguntes pero lo he hecho más de una vez). Y como no creo que estemos haciendo nada malo, no veo porque no dejar que la gente lo sepa, que así de paso alejo de ti a todos esos repelentes que lo que quieren es que les hagas las redacciones de Encantamientos.

Después de este discurso en el que había puesto su corazón, Scorpius se dispuso a beber agua, pero no pudo porque Rose se había levantado y le abrazó con todas sus fuerzas mientras le besaba.

No necesitó más respuesta, porque en realidad, y por muy nerviso que estuviera, ya la sabía de antemano.

Es ridícula y ofensivamente corto, ya lo sé. Eso es lo primero que tenía que deciros, y que lo siento muchísimo, pero últimamente estoy teniendo una crisis de inspiración y en los pocos momentos en los que realmente estoy motivada para escribir parece que los astros se alinean  y siempre surge algo que me impide hacerlo. No sabéis cuanto lo siento. Pensé en no publicar este capítulo,  en verdad, y tal vez me arrepienta de haberlo hecho, pero he pensado que no es justo dejaros una semana más sin cap.

La semana que viene, de todos modos, os prometo que será un capítulo decente, me cueste lo que me cueste. Ya falta muy poco para que esta historia acabe, os lo he dicho varias veces, y ahora mismo calculo que serán dos -a lo sumo tres- capítulos y el epílogo, así que lo que falta me lo pienso  currar mucho más que este capítulo por el que otra vez me disculpo.

Tampoco he estado contestando a los comentarios, pero entre mañana y pasado lo haré en los dos últimos capítulos, y os ruego que me perdonéis el retraso ahí también, me siento muy mal :(

Para intentar compensaros o algo así, el martes o el miércoles había pensado en publicar aquí como un pequeño extra la que he pensado que será la sinopsis de mi próxima historia, cuyo título provisional es "Corazón de serpiente" y que está basada en la época de la primera generación. Si estáis interesados bueno, os agradecería que lo dejaseis en los comentarios, que ahora sí pienso contestar a todos.

Miles de gracias a todos los que seguís ahí, sois de verdad los mejores y escribo por vosotros. Aunque últimamente haya tenido unas tres semanas de bajón, prometo que ahora lo haré mejor.

Un besote,

AngelaLannister

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro