Capítulo 5
Bueno por el momento Skye no ha tenido ningún pleito con nadie por su nuevo color de ojos. Esperamos que todo siga así. ;)
Y ya vamos por la mitad del fanfic. ¿Que? ¿No pensaron que iba ser largo? Yo siento que no voy a lograr llegar al capítulo 10. XD
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Marshall estaba pensando en cómo podría hacer que Skye se sintiera aún más parte del equipo, a pesar de su nueva apariencia. “Quizás,” pensó en que podría hacer para recuperar la actitud alegre de Skye
"¿Sabes qué podría ayudarte a aceptar tu nueva apariencia?" Propuso el dálmata.
Skye se volvió hacia él con una mirada interrogante. "¿Qué?"
"¿Podríamos tomar algunas fotos juntos?"
"Tal vez podríamos hacerlo..." Dijo Skye, dudosa.
"¡Sí! ¡Vamos a hacerlo ahora mismo!" Gritó Ryder, saliendo de la habitación con los demás siguiéndolo.
"Pero, ¿a dónde vamos?" Preguntó Marshall, confundido.
"Al único lugar adecuado para una sesión de fotos: Bahía Aventura."
Ryder y los demás montaron a sus vehículos. Al llegar a Bahía Aventura, se reunieron frente a la playa. Ryder se llevó la mano a la barbilla, reflexionando sobre la ubicación perfecta para la sesión de fotos.
"Esto no será fácil. ¿Dónde podríamos ir?" Pensó en voz alta.
"Yo sé." Dijo Marshall. "¿Qué tal la orilla del agua?"
"¡Perfecto!" Ryder dijo, guiándolos a todos hacia la playa.
"Espera, ¿no deberíamos cambiar primero?" Preguntó Skye refiriéndose a su uniformes de rescate.
"No es necesario. No vamos a ir a ningún lugar." Dijo Ryder, deteniéndose cuando llegó a la orilla.
"¿No vamos a ir a ningún lado?" Preguntó Skye, sin entender.
"¡No! Una sesión de fotos debes hacerlo aquí en playa. Skye, confía en nosotros,” dijo Ryder, viendo la incertidumbre en los ojos de su amiga. “Estas fotos van a mostrar al mundo lo valiente y hermosa que eres, sin importar que tus ojos sean rojos.”
Marshall, con su cámara lista, animó a Skye a pararse en la orilla del agua, donde las olas besaban suavemente la arena. “Vamos, Skye, ¡muestra esa sonrisa qu ilumina Bahía Aventura!”
Con un suspiro, Skye se adelantó, y mientras el viento jugaba con su pelaje, una sonrisa genuina comenzó a formarse en su rostro. Ryder y Marshall se unieron a ella, y juntos, posaron para una serie de fotos.
Rocky, Rubble, Zuma Chase y Everest llegaron a la sección de fotos.
"¿Pueden unirse a nosotros?" Preguntó Ryder.
Skye sonrió ante la idea de tener a sus amigos más cerca. "Por supuesto. Es perfecto."
"Hubiera sido muy cruel excluirnos amiga". Mencionó Zuma con su sarcasmo tan característico.
“¡Eso es perfecto!” exclamó Marshall, mientras el obturador de la cámara hacía clic tras clic.
Las risas llenaron el aire, y cualquier rastro de preocupación en el rostro de Skye se desvaneció.
"Ahora tendrás una ventaja que yo hubiera querido". Mencionó Zuma.
"¿Cual ventaja?" Preguntó Skye.
"Cuando quieras 'volar' no se va a notar en tu ojos".
Unas pequeñas risas salieron de la boca de Skye. "Luego no te quejes que te pregunten eso por tu color de piel".
Unas fotos eran alegres y llenas de acción, con los cachorros saltando y jugando en la arena, mientras que otras eran más serenas, capturando momentos de calma y reflexión. Pero había una serie de fotos que Marshall había planeado especialmente para Skye, una serie que él esperaba que le recordara cuánto significaba para él y para todo el equipo.
"Ahora, solo tú y yo, Skye," dijo Marshall, guiándola a un lugar apartado de la playa donde las olas acariciaban la orilla con suaves susurros.
Skye lo siguió, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción. "¿Qué tienes en mente, Marshall?"
Marshall colocó la cámara en un trípode y activó el temporizador. "Algo especial," respondió, y se paró junto a Skye, mirando hacia el horizonte.
Mientras la cámara capturaba la escena, Marshall se volvió hacia Skye, su expresión seria pero llena de cariño. "Quiero que estas fotos sean un recordatorio de que siempre estaré aquí para ti, en los buenos y malos momentos."
La cámara hizo clic, capturando el momento exacto en que Skye se lanzó a los brazos de Marshall, su corazón rebosante de gratitud y afecto. "Gracias, Marshall. Eso significa todo para mí."
En ese momento llegó Ryder. "¿Puedo ver la foto?"
Marshall miro a Skye. Parecía que no iba a tener ninguna objeción con eso."Claro que si". contestó Marshall, y rápidamente se la muestra a Ryder.
La luz del atardecer se reflejaba en los ojos de Skye y Marshall, creando un efecto casi mágico en la fotografía. El rojo intenso de los ojos de Skye contrastaba con el azul profundo de los de Marshall, y juntos, formaban una combinación perfecta, como el fuego y el hielo, cada uno complementando al otro.
"Es una foto hermosa," dijo Ryder, admirando la imagen. "Captura algo más que solo dos amigos; hay una conexión especial aquí."
Skye miró la foto y luego a Marshall, sintiendo cómo su corazón se llenaba de un calor que no tenía nada que ver con el sol poniente. "Marshall, esta foto... es como si capturara exactamente cómo me sientes".
Marshall se sonrojó ligeramente, pero mantuvo la mirada de Skye. "Porque es verdad, Skye. Eres muy importante para mí, y quiero que sepas que siempre estaré a tu lado, no importa qué."
Ryder les dio un momento antes de sugerir, "¿Qué tal si hacemos una última foto con todos? Una gran foto de familia."
Los cachorros se reunieron alrededor de Skye y Marshall, y todos sonrieron ampliamente mientras Ryder tomaba la foto. En ese momento, todos sabían que, más allá de ser un equipo, eran una familia, unida por la amistad y el amor que compartían.
Con el cielo ahora teñido de colores pastel y la noche acercándose, la sesión de fotos llegó a su fin. Pero para Marshall y Skye, el día había sido algo más que una serie de imágenes; había sido una confirmación de sus sentimientos, un paso más en su camino juntos.
"Gracias, Marshall, por hacerme sentir tan especial hoy," dijo Skye, mientras caminaban de vuelta a sus vehículos.
"Gracias a ti, Skye, por ser tú," respondió Marshall, y en la suave luz del crepúsculo, se tomaron de las patas, listos para enfrentar cualquier desafío, siempre juntos.
"¡Ya se van a dar el beso!". Gritó Zuma.
"Cállate Zuma". Exclamaron ambos cachorros.
Marshall y Skye, se tomaron de las patas, compartían una mirada cómplice, ignorando las bromas de Zuma.
“¿Sabes, Skye? Tu nueva apariencia te hace única,” dijo Marshall con una sonrisa. “Y esos ojos rojos… son como dos faros que guían mi camino.”
Skye soltó una risita. “¿Y tus ojos azules? Son como el océano en el que siempre puedo sumergirme.”
"Mejor vaya a un hotel". Gritó Zuma de nuevo.
"¡Tu mejor vete al hotel con Rocky!" Exclamó Skye. Sea como sea eso funcionó. Zuma no volvió a decir algo.
"No te gusta jugar pesado". Dijo Skye con una sonrisa.
Zuma solo se rió. "Esos ojos si te volvieron malvada".
A su vez Chase y Everest también se tomaron fotos a solos.
Compartiendo un momento de tranquilidad después de la ajetreada sesión de fotos.
"Everest, ¿acaso no habíamos dejado una plática pendiente allá en la montaña?" Chase comento, su voz llena de una calidez que solo Everest podía sacar de él.
Everest asintió, su mirada fija en el horizonte donde los últimos rayos de sol se despedían. "Sí, recuerdo que tratabas de preguntarme algo, tartamudeando y todo nervioso, ¿no es así?"
"Exactamente," dijo Chase, sacando su cámara con una sonrisa tímida. "Y hay una foto que aún no hemos tomado. Una que podría ser la más importante de todas."
Curiosa, Everest se acercó. "¿Qué foto es esa, Chase?"
Con un suspiro nervioso, Chase ajustó la cámara en el trípode y activó el temporizador. "Una foto de nosotros dos. Juntos."
Everest sintió cómo su corazón latía más rápido. "¿Nosotros dos?"
"Sí," Chase confirmó, parándose junto a ella. "Porque... Everest, hay algo que he querido decirte desde hace tiempo."
Aunque sabía cuál sería la pregunta, Everest no podía evitar sentir la emoción de este momento.
El obturador de la cámara hizo clic, pero ninguno de los dos cachorros prestó atención. Sus ojos estaban fijos el uno en el otro, y el mundo a su alrededor parecía desvanecerse.
"Everest, Te amo".
Everest se quedó sin palabras, su corazón rebosante de emociones. "Chase, yo también te amo".
Los cachorros se acercaron, y en ese momento, no necesitaron más palabras. Se abrazaron bajo el cielo, y la cámara capturó el momento perfecto. El beso perfecto.
A su vez Rubble y Rocky los observaron desde lo lejos. "¿Crees que nosotros también podrían hacerlo?" Preguntó Rubble.
"¡Ay no, aléjate manpo!" Respondió Rocky alejándose.
"¡No seas idiota! Me refería a tener una novia."
"¡Explicarte la próxima vez!" Exclamó Rocky para luego relajarse. "Y tu estás muy joven para pensar en eso".
"Jajaja. Por lo menos podemos apreciar el espectáculo que nos dan Chase y Everest".
La noche envolvía la habitación de Skye con una quietud inusual. A pesar del apoyo incondicional de los Paw Patrol, una sombra de duda se cernía sobre ella. Cada vez que sus ojos se encontraban con su reflejo, el rojo de sus ojos parecía consumir todo lo demás.
Rojo.
Rojo.
Rojo.
Con cada pensamiento, el color que una vez había amado se volvía más y más detestable. Se acurrucó en su cama, deseando poder escapar de esos pensamientos que la atormentaban.
La noche avanzó, y Skye se sumergió en un sueño inquieto. En su pesadilla, se veía a sí misma perdida en un mar de ojos rojos, cada par juzgándola, cada mirada una acusación. Trató de correr, de esconderse, pero no importaba a dónde iba, esos ojos la seguían.
Skye corría por un laberinto sin fin,
donde los ojos rojos la acechaban sin cesar.
Cada mirada, una acusación silente,
cada par, un reflejo de su aislamiento.
Intentó esconderse, buscar refugio,
pero era implacable la cantidad de ojos.
Con cada paso, la marea crecía,
y los ojos, como antorchas, iluminaban su desesperación.
"¿Por qué me juzgan?" gritaba al viento,
pero solo el silencio respondía a su lamento.
De repente, una luz suave la tocó, y una voz familiar la llamó. Era Marshall, quien la miraba con preocupación.
"Skye," dijo con suavidad, "Tus inseguridades son sin fundamento. Aquí nadie le molesta tus ojos de Rubi. Tus ojos son el faro en la noche, la luz que nos guía a todos. No hay nada que temer."
Con esas palabras, la pesadilla comenzó a desvanecerse, y Skye se encontró flotando hacia la superficie de la oscuridad. Despertó con un sobresalto, su corazón latiendo con fuerza.
La habitación estaba tranquila, la luz del amanecer se filtraba a través de las cortinas. Skye se levantó y se acercó al espejo una vez más. Esta vez, vio algo diferente. No solo el rojo de sus ojos, sino la determinación y la esperanza que reflejaban. La luz del amanecer no solo iluminaba su habitación, sino también su alma, disipando las sombras de la noche.
Marshall, que había estado a su lado durante la pesadilla, seguía allí, su presencia un recordatorio constante del apoyo inquebrantable que tenía. "Buenos días, Skye," dijo con una sonrisa que podía derretir el hielo más frío. "¿Cómo te sientes?"
Skye se giró hacia él, y por primera vez desde la noche anterior, una sonrisa genuina adornó su rostro. "Me siento... mejor," admitió.
"Me alegro," respondió Marshall, aunque su mirada reflejaba una preocupación que no podía ocultar. "Pero, Skye, si hay algo que te molesta, puedes contármelo. No tienes que enfrentarlo sola."
Skye bajó la mirada, el peso de la noche aún pesaba sobre ella. "Es solo que... a veces siento que estos ojos... me hacen diferente. No en el buen sentido."
Marshall se acercó, su expresión seria. "Skye, tus ojos son solo una parte de ti, y una parte hermosa en eso. Además no puedo creer que esto te siga afectando. Si tus ojos rosados y los actuales no son tan diferentes."
Ella lo miró, encontrando consuelo en sus palabras. "¿Y si no puedo verlo así?"
"Entonces te ayudaré a verlo," dijo Marshall con determinación. "Cada vez que mires tus ojos y veas algo que no te gusta, imagina que fueran rosados."
Skye sintió cómo las palabras de Marshall comenzaban a disipar las sombras de su corazón. "Gracias, Marshall. No sé qué haría sin ti."
"Siempre estaré aquí, Skye. Siempre," prometió Marshall.
Skye se volvió a acostar sin que ninguna pesadilla volviera a aparecer. Por una extraña razón Marshall tanto como en su pesadilla y en la vida real le dieron un consuelo a su mente y corazón que sentía que había perdido con el color de tus ojos.
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