capítulo 4
Jaja esta vez no me ganó el bloqueo de escritor. No voy a cancelar el fanfic tan fácilmente. Ya tengo todo planeado Así que veremos qué sorpresa les doy a final.
Y por si no lo sabían el cambio de color de ojos de skye está inspirado en una afectación real sobre ojos humanos. Aunque esto se produce por daños oculares principalmente en persona de ojos color azul.
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La nieve caía suavemente sobre la montaña, cubriendo todo con un manto blanco y silencioso. Aunque no era invierno por alguna extraña razón nieve estaba cayendo esa tarde. Ese cambio brusco del clima provocó que algunos visitantes de las montañas se perdieran o quedaran atrapados en la delicadas capas de nieve
Chase y Everest se encontraban en medio de una misión de rescate. Ryder no los acompaño porque ese día tocaba y con Skye a ala veterinaria de Katie.
Mientras se abrían paso a través del terreno nevado, la conversación se desvió hacia el reciente problema médico de Skye.
"¿Has notado cómo Skye ha estado evitando mirarnos a los ojos últimamente?" preguntó Chase, su voz llena de preocupación.
Everest asintió, ajustando su gorro contra el frío. "Sí, he oído que tiene los ojos rojos. Debe de estar preocupada por lo que los demás puedan pensar."
Chase miró hacia el cielo, donde los copos de nieve danzaban al viento. "Sabes, Everest, los ojos rojos pueden parecer de un demonio. Pero ella es una de las cachorras más alegres que conozco. "
Everest se detuvo, mirando a Chase con admiración. "Me gusta cómo siempre tratas de ver el lado positivo de las cosas. Skye tiene suerte de tener un amigo como tú."
Chase sonrió, su cola moviéndose suavemente. "Y ella tiene a alguien como tú "
"Cuando terminemos deberíamos ir a la veterinaria para hablar con Skye," sugirió Everest. "Podemos decirle que no importa el color de sus ojos, ella es linda y especial."
"Por el momento creo que Ryder y Marshall se encargarán de ella. Pero estaremos allí para ella cuandonos necesite." Respondió Chase antes de percatarse de algunos ruidos.
"¡Aquí están!" exclamó Chase, su nariz canina detectando a los visitantes antes de que estuvieran a la vista. "¡Everest, prepara las cuerdas!"
Everest asintió y rápidamente sacó el equipo de rescate de su mochila. "¡Listo, Chase! ¡Vamos a asegurarlos uno por uno!"
Los visitantes, un grupo de cuatro excursionistas, estaban agrupados juntos, tratando de mantenerse calientes. Sus rostros se iluminaron con esperanza al ver a los héroes caninos acercarse.
"¡Paw Patrol al rescate!" anunció Chase con confianza. "No se preocupen, los llevaremos a un lugar seguro en un abrir y cerrar de ojos."
Uno por uno, los excursionistas fueron asegurados con arneses y cuerdas. Chase tomó la delantera, guiando al grupo a través de la ruta más segura, mientras que Everest cerraba la marcha, asegurándose de que nadie se quedara atrás.
A medida que descendían, uno de los excursionistas, una mujer con una bufanda roja, miró a Everest. "Es increíble cómo trabajan juntos, a pesar de las dificultades," comentó, impresionada.
Everest sonrió, su cola moviéndose con orgullo. "Eso es lo que hacemos. No importa el problema, grande o pequeño, estamos aquí para ayudar."
La cabaña se convirtió en un refugio acogedor, con Jake y los demás esperando con mantas y chocolate caliente. Los excursionistas, aliviados y agradecidos, se envolvieron en las mantas, dejando que el calor les devolviera el color a sus mejillas.
"Gracias, Paw Patrol. Pensamos que estábamos perdidos," dijo uno de los excursionistas, su voz temblorosa pero llena de gratitud.
"No hay de qué," respondió Chase, "Estamos aquí para eso. Y recuerden, siempre es importante estar preparados para los cambios inesperados del clima."
Everest repartió tazas de chocolate caliente, y todos se reunieron alrededor de una fogata improvisada. "Primero los ojos de un miembro de Paw Patrol cambiaron de color y ahora cambió el clima de un sol a una nevada. Sin duda alguna este es el lugar de los cambios bruscos. Comento una de los rescatado.
Chase y Everest habían huido Aaentamente este comentario desagradable. "Señor, te voy a pedir amablemente que no se exprese así ni de mi ciudad ni mucho menos de mi amiga." Dijo el policía ferozmente mientras Everest se puso a lado de él.
La tensión en el aire era palpable tras el comentario del excursionista. Chase, con su postura firme y su mirada seria, se mantuvo protector frente a Everest, quien se colocó a su lado, compartiendo su determinación.
“Lo siento,” dijo el excursionista, bajando la mirada. “No quise ofender. Es solo que todo esto es muy inusual.”
Everest, con una gentileza que contrastaba con su postura firme, respondió, “Entendemos que ha sido un día lleno de sorpresas, pero aquí en Bahía Aventura, nos apoyamos los unos a los otros, y eso incluye a Skye.”
Chase asintió. “Y los cambios, ya sean en el clima o en nuestros amigos, son desafíos que enfrentamos juntos."
Everest se acercó al cachorro y le agarró de la pata. "¿Ya estás tranquilo?" Preguntó la husky a su alterado amigo.
"S.si.sí." Respondió con un tartamudeo el pastor alemán.
Mientras tanto, en la veterinaria de Katie, Skye estaba recibiendo tratamiento para sus ojos rojos. Ryder y Marshall estaban a su lado, asegurándose de que se sintiera cómoda y apoyada.
"Pronto estarás mejor, Skye," le aseguró Ryder, acariciando su cabeza.
"Y si no, siempre podemos decir que eres la cachorra más feroz de Bahía Aventura." Dijo Marshall mientras soltaba una risa.
Skye no pudo evitar reír, a pesar de su preocupación. "Gracias. Me siento mucho mejor sabiendo que tengo amigos como ustedes."
En ese momento, Katie entró en la habitación con una expresión seria, llevando consigo los resultados de los exámenes de Skye. Ryder y Marshall se pusieron tensos, anticipando las noticias que Katie estaba a punto de compartir.
"Ryder, Marshall, tengo que hablarles sobre la condición de Skye," comenzó Katie, buscando las palabras correctas. "Los químicos que causaron la irritación en los ojos de Skye han tenido un efecto más permanente de lo que esperábamos."
Skye, con una mirada de preocupación, preguntó con voz temblorosa, "¿Qué significa eso, Katie?"
Katie se acercó y se sentó junto a Skye, tomando su pata entre las suyas. "Significa que el color rojo de tus ojos podría no desaparecer. Es permanente."
Hubo un silencio en la habitación mientras la noticia se asentaba. Skye bajó la mirada, procesando lo que acababa de escuchar. Ryder se acercó y puso una mano reconfortante sobre su lomo. "Skye, no importa el color de tus ojos. Eres una parte valiosa de nuestro equipo y siempre lo serás."
Marshall, siempre buscando levantar el ánimo, añadió con una sonrisa forzada, "Y ahora tienes una mirada única que te hace aún más especial."
Skye levantó la mirada, sus ojos rojos brillando con una mezcla de emociones. Por alguna razón también sentía que sus cachetes habían vuelto rojos. Gracias al pelaje esto no fue tan notorio para el dálmata. "Gracias, chicos. No sé qué haría sin ustedes."
Katie les dio a todos un momento antes de continuar. "Y hay algo positivo en esto, Skye. Tus ojos no te causarán dolor ni afectarán tu visión. Podrás continuar con todas tus actividades como siempre."
Con esas palabras, el peso en el corazón de Skye se alivió un poco.
"Entonces, ¿qué dices, Skye? ¿Lista para seguir volando alto para salvar vidas?" preguntó Ryder con una sonrisa alentadora.
Skye asintió, una determinación renovada en su mirada. "Más lista que nunca. Y tal vez mi nueva mirada pueda ayudarnos en nuestras misiones de alguna manera."
Todos rieron, y la habitación se llenó de una calidez de familia.
De vuelta en la montaña, mientras la noche caía, Chase y Everest se despedían de los excursionistas, que ahora estaban seguros y listos para regresar a casa.
"Recuerda, si alguna vez vuelves a la montaña, asegúrate de revisar el pronóstico del tiempo," les recordó Everest con una sonrisa.
"Y siempre lleven un kit de emergencia," agregó Chase, "Nunca se sabe cuándo podrían necesitarlo."
Con esas palabras de despedida, los excursionistas se marcharon, y Chase y Everest se quedaron mirando las estrellas que comenzaban a aparecer en el cielo nocturno.
"Ha sido un día largo, ¿eh, Everest?" dijo Chase, su aliento formando nubes en el aire frío.
"Sí, pero lo hicimos bien," respondió Everest, "Como siempre."
La tranquilidad de la noche envolvía la montaña, y el silencio solo era interrumpido por el suave susurro del viento entre los árboles. Chase y Everest, después de un día de arduo trabajo, se permitían un momento de descanso, contemplando el cielo estrellado.
"Everest, ¿alguna vez te detienes a pensar en cuantos árboles hay allá en el bosque?" preguntó Chase, su voz llena de asombro.
"Todo el tiempo," respondió Everest, su mirada perdida. "Cada arbol podría ser un hogar de futuros hijos."
Chase asintió, pensativo. "Es como nosotros aquí en la montaña. Cada rescate es un nuevo mundo, una nueva oportunidad para hacer la diferencia."
Everest se acurrucó junto a Chase, buscando calor. "Y lo hacemos juntos, siempre juntos. Eso es lo que nos hace fuertes."
En la lejanía, una estrella fugaz surcó el cielo, dejando tras de sí un rastro de luz. "Pide un deseo, Everest," dijo Chase, señalando la estrella con su pata.
Everest cerró los ojos y pidió un deseo en silencio. Al abrirlos, miró a Chase y sonrió. "Mi deseo... es que sigamos siendo el equipo que somos, sin importar los desafíos que enfrentemos."
Chase sonrió a su vez, su corazón lleno de gratitud por tener a Everest a su lado. "Ese es un buen deseo. Y yo creo que se hará realidad."
"¿Y cuál es tu deseo Chase?" Preguntó la husky.
Chase le vio tímidamente. "Eso lo mantendré en secreto". Respondió feliz el pastor alemán.
"¡claro que no! Yo te conté mi deseo y tú me vas a contar el tuyo". Reclamó Everest.
"Mi deseo…” comenzó Chase, su voz apenas un susurro, “es algo que guardo cerca de mi corazón.” Se acercó a Everest, su mirada fija en la suya. “Pero puedo decirte que tiene mucho que ver con este momento, aquí contigo, bajo las estrellas.”
Everest sintió cómo el calor se extendía por su rostro, y por un instante, el frío de la montaña desapareció.
Chase tomó una respiración profunda, encontrando el coraje que necesitaba. “Everest, eres increíble. Eres fuerte, independiente y… y me haces querer ser el mejor cachorro que puedo ser.” Se acercó aún más, hasta que pudo sentir el calor de su aliento. “Eres más que mi compañera de equipo; eres mi mejor amiga, y tal vez, con el tiempo, podrías ser algo más.”
Se miraron en silencio, el mundo a su alrededor desapareciendo hasta que solo quedaban ellos dos y el cielo nocturno. En ese momento, sin palabras, ambos supieron que su amistad había florecido en algo más profundo.
Everest iba a decir unas palabras tartamudeando. "Chase. Yo. Yo. Te. Te. A" antes de que pudiera decir una palabra concreta recibieron una llamada a través de sus placas.
"Chase, ya es de noche. ¿Dónde estás? Preguntó Ryder a través del micrófono de su placa.
"Estoy en la montaña de Jake". Respondió Chase. "Ahora mismo me dirijo al cuartel".
Chase colgó la llamada y se despidió rápidamente de Everest.
Al menos sabía que la próxima vez ya iba a poder conseguir una cita con ella.
Pero todo el rescate y su pequeño coqueteo habían hecho que hubiera olvidado por completo en consultar cómo estaba su amiga.
La salud de Skye también era su prioridad. Al menos pensaba que Marshall estaba aprovechando la oportunidad.
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