Capítulo 01. Piloto. 

Ambientación: Libro I. Episodio 20. 

—Iroh es un traidor y tu hermano Zuko es un fracaso.—la voz de Ozai resonó sobre el crepitar de las llamas, pero de alguna forma extraña daba la sensación de que era parte de ellas. Su sombra alta e imponente cubría la figura de Azula, pero los ojos de la princesa brillaban como el fuego que ardía tras ellos. Xica podía saber eso incluso sin mirarla a los ojos—Tengo una tarea para ti.

Una sutil sonrisa se abrió paso en los labios de Azula.

—Y podrás llevarte a mi arma para cumplirla.

Xica no reaccionó; de pie junto al trono de Ozai, en donde siempre debía estar, con perfecta postura y en silencio. Sólo tenía permitido hablar si Ozai le dirigía la palabra, pero de lo contrario, su función era la de un objeto decorativo. A los esclavos no se les prestaba tanta atención, pero sus ojos exóticos la hacían un buen adorno a los ojos de Ozai, y también a los de Azula, quien aumentó la curva de sus labios al oír las palabras que tanto había esperado.

—Ven.—dijo Ozai, sin necesidad de mirar a Xica, pero con la certeza de que aquella sabría que se dirigía a ella. La orden fue acatada y Xica se trasladó desde su sitio hasta colocarse frente a Ozai, teniendo las manos tras la espalda y la postura recta de un soldado—Los deseos de Azula serán tus órdenes durante su tarea.

—Así será, mi señor.

—Te estoy dejando a tu disposición un arma muy efectiva, espero sepas usarla.—habló Ozai, esta vez observando a su hija—Aprovéchala, porque cuando ganemos la guerra ella y todos los esclavos serán libres.

—Así será, padre.

«Mi historia en realidad no comenzó aquí, pero es sin duda el inicio de la parte interesante. Hasta entonces, no conocía una vida distinta a la esclavitud y por ello no reaccionaba a la idea de una libertad que Ozai jamás me daría. Mi vida le pertenecía, yo lo sabía, así como sabía que sólo mi obediencia absoluta me haría tener una vida menos terrible. Me conformaba saberlo. De lo que no tenía conocimiento es que esa vida en la que llevaba sobreviviendo no era la vida que esperaba por mí, pero estaba muy cerca de saberlo»