Había terminado la noche. Los chicos se habían refugiado dentro de una pequeña cueva cercana. Hisui prendió una fogata por la oscuridad. Moroha se convirtió en murciélago, y se fue a dormir de cabeza en el techo. Towa se acostó en el suelo, no podía quitarse de la cabeza lo ocurrido con Setsuna.

- Chicas, descansen. Tengo que irme, pero prometo que regresaré al anochecer. -dijo Hisui, y se fue de allí.

La del cabello blanco no supo cuantas horas estuvo así, dando vueltas en vano por el suelo cavernoso. No contemplaba ni un poco de sueño en sus ojos. En fin, ya rendida se levantó y sacudió a Moroha.

- ¡Towa! ¿Qué tienes? ¡No me sacudas! -agregó molesta.

- Perdón, Moroha, pero no consigo dormir. No sin tener la menor idea que cómo está Setsuna ahora. -suspiró. -Anoche parecía muy afectada. Ya es de día, no sabemos si está escondida en alguna parte o si está...

- ¡No! ¡No me hagas pensar en eso! -pidió la chica del cabello azabache, en su rostro se veía tristeza. -Entiendo tu preocupación, me siento igual, pero no me hagas pensar en la posibilidad de que esté muerta.

- Perdón, pero no puedo quitármelo de la mente, ella es mi hermana.

- ¡Ustedes son mis primas! -suspiró. Moroha regresó a su forma humana, y se sentó junto a ella. - Towa, aunque no lo creas esto me afecta más de lo que te figuras ¿Piensas que soportaré perder a mi familia de nuevo?

La del cabello blanco quedó callada, era verdad que aquel no era un buen tema de conversación para tratar con Moroha.

- La encontraremos -continuó diciendo la susodicha. - Solo te pido que me ayudes a pensar positivo. Setsuna seguro está oculta en alguna parte.

- Sí, claro que es así... -Towa se repitió una y otra vez, tratando de convencerse. - No te preocupes prima, tienes la razón ¡La esperanza es lo último que se pierde!

- ¿Enserio? - quien había hablado era Hisui. El cálculo de Towa había fallado, aunque pareciera imposible ya era de noche. - Tengo unas no muy buenas noticias. Esto les dolerá pero...

- ¡¿Qué pasó con Setsuna?! ¡Dilo de una vez! -de pronto Moroha pasó de la posición melancólica en que estaba hace unos momentos a una más agresiva. Towa notó que una vez más, los ojos de aquella comenzaban a tornarse uva.

- En otra situación te pediría que te tranquilizaras, pero sé que es complicado. -él le extendió un periódico, la joven estaba al principio confundida, pero luego observó en la primera plana aquello a lo que él se refería.

<<Primer vampiro captado en cámara real>>

<<Autor: Alberto Sorakami>>

Adjunta había una fotografía, de Setsuna, en aquel momento en que había mordido el cuello del cazavampiros que las secuestró.

- Hisui, entonces... ¿Todos ya lo saben?

- Así es, abrirán una investigación por los asesinatos. No será difícil para la policía identificarla, ellos poseen muchos datos.

Los ojos de Moroha se hicieron completamente rojo-violeta. Estaba furiosa.

- ¡Maldición! -ella comenzó a dar golpes contra las paredes. A tirarse ligeramente de los cabellos. -¡Si Setsuna no muere vivirá en la cárcel! ¡¿Qué se supone que debo hacer?! ¡¿Cómo debo salvar a la princesita dramática ahora?! -Towa se le acercó para calmarla.

- Moroha, no te alteres.

- ¡¿Que no me altere?! ¡Claro! Voy a reírme a carcajadas, voy a hacer como que no pasó nada ¡No entiendes! Ustedes confían en que yo las salvaré siempre, que sabré darle salida a todo ¡Pero no puedo! ¡Son demasiadas cosas en mi cabeza! ¿Qué hago? ¡Dímelo tú! -la furia parecía que crecía. -Estoy que no quiero pensar, no quiero sentir... ¡Si encontramos a Setsuna la mataré!

Hisui se acercó a Moroha, sacó una estaca y la acercó al cuello de la chica, estaba serio.

- Si haces algo no dudaré en usarla, así que contrólate.

- ¿Esa es tu intención? Está bien, mátame rápido, así te ahorras la molestia de llevarme a Transilvania con Towa.

- ¡Chicos! Se están alterando demasiado, y eso no nos ayuda a pensar. -Towa apartó la daga de Hisui. Le pidió su cantimplora, y se la dió a Moroha. La del cabello azabache bebió el líquido rápidamente, sus ojos volvieron a ser cafés.

- Perdón, prima -Moroha suspiró tristemente. -Tienes razón... dije cosas por el impulso... perdón Hisui.

- No, pido perdón yo. Aveces reacciono así, es mi instinto de cazador, pero no te lo tomes a pecho. -el rostro del cazavampiros se suavizó. Ambos se abrazaron.

- Claro, trataré de no tomarlo personal si me matas. -sonrió, un poco más aliviada.

Una vez todo se tranquilizó, los tres continuaron el camino a Transilvania. Comenzaban a acercarse. Hisui les pidió abrir bien los ojos, debían de encontrar la entrada por una cueva de piedras. La búsqueda demoró tiempo, Towa comenzaba a notar que a pesar de todo, Moroha se veía más motivada por la idea de estar llegando a su destino. Sin embargo, sabía también que en el fondo, la del cabello azabache seguía pensando en Setsuna. La albina también pensaba mucho en su hermana, mantenía la calma, porque ante todo, sabía que ella podía protegerse -O almenos un poco... más bien nada- Continuaban buscando.
El bosque era silencioso y la noche fresca. Parecía imposible que cerca de allí, viviera toda una colonia de vampiros. Hisui reconoció los caminos, y encontraron por fin la entrada. No era impresionante, y no parecía que por allí pudiera entrar un humano.

- Chicas, necesito que entren ustedes, deben avisar a los centinelas para que me dejen entrar. -les avisó.

- No cabemos por ahí. -él comenzó a reírse.

- ¡Sí caben! Pero tienen que convertirse en murciélagos. Los líderes vampiros fueron listos en no hacer una cueva donde entre cualquiera.

Las chicas cumplieron con las instrucciones. Convertidas en murciélagos se adentraron por la abertura, atravesaron un portal, ya en un espacio más grande, recuperaron su forma común, allí se encontraron con los centinelas. Eran dos vampiros de aspecto fuerte y jovial, bien podían hacer competencia con Hisui. El primero de ellos, se adelantó para hablar.

- Saludos, no las había visto salir. -dijo, al parecer sin notar que eran nuevas. Él veía muchos vampiros entrar y salir todo el tiempo, le pareció raro no haberlas visto antes.

- En realidad es nuestra primera vez aquí, soy Towa, y esta es mi prima Moroha. -el otro centinela se acercó también.

- Por favor, comprueben su vampirismo. -ambas mostraron los colmillos. -Está bien, pasen, bienvenidas a Transilvania.

- En realidad necesitamos que dejen pasar a un amigo nuestro. Es Hisui el cazavampiros. -ambos las observaron sorprendidos.

- ¡¿Hisui?! Ese cuate lleva años sin pisar este lugar. Permitamos que pase, tenemos que preguntarle algunas cosas.

Abrieron la entrada, y el de ojos verdes pasó. El trío de jóvenes se abrazaron, entre risas.

- Hisui, compadre ¿Por qué te fuiste? ¡Aquí eras un rey!

- Tenía deberes como humano, mucho trabajo, pero me alegra verlos.

Hisui, Towa y Moroha continuaron camino. La colonia era curiosa. Los vampiros vivían en casas sencillas de madera o piedra, hacían las cosas cotidianas, lavar la ropa, conversar, trabajar... Parecían humanos. En los ojos de ambas chicas había asombro, jamás habían visto algo igual. Los niños jugaban, se convertían en murciélagos y se lanzaban una pelota los unos a los otros. Un vampiro en un puesto de venta, vendía diferente bebidas, imitación de las típicas piñas coladas y batidos, pero con sangre. Una mujer jugaba con un murciélago mascota, le enseñaba a hablar, como si fuera una cotorra. El cazavampiros se detenía de vez en cuando, saludaba a varios conocidos de allí, a Towa eso le llamaba la atención.

- Oye, Hisui ¿Cómo conoces tantos vampiros? Dijiste que antes habías venido a convertirte en humano. -interrogó ella. Él se quedó callado por unos segundos, pensando su respuesta.

- En realidad mentí. Cuando me convertí no vi más remedio que vivir entre los vampiros. Me hice muy amigo de ellos. -suspiró. -Fue la verdadera razón por la que decidí solo cazar a los vampiros que fueran peligrosos para los humanos. Conocí a la líder Laura, ella me ayudó a convertirme en humano, con una extraña poción, y regresé a mi vida de humano.

- ¡Mentiste sin necesidad! No tiene eso nada de grave.

- Es vergonzoso para un cazavampiros admitir tantas amistades chupasangres. Solo por eso. -comenzó a reírse apenado.

- ¿Te avergonzamos Hisui? -preguntó Towa, con inocencia.

- En realidad no. No las veo como vampiros, son como yo, humanos forzados. En fin, tenemos que ir al castillo de los líderes. -apuntó a lo lejos. Se veía un hermoso palacio de piedras, que parecía tocar la luna. Allí estaba su destino. Mientras caminaban recibían porciones de esperanza, pero Setsuna seguía en sus mentes.

<<¿Cómo está ella? ¡Ojalá viera todo esto! ¡Ojalá estuviera aquí! Tan cerca de lograr nuestro objetivo de ser humanas >>

En el palacio dieron también con centinelas, también conocían a Hisui, pero se mostraban más resistentes.

- La líder Zara no deja entrar a cualquiera. Además, no tiene muy buena imagen de ustedes los cazavampiros.

- Chicos, ¿Qué fue de la líder Laura? -ambos se mostraron asustados.

- Perdón, Hisui, pero tenemos prohibido hablar de eso. Si ustedes quieren encontrarse con la líder Zara van a tener que pedir cita.

Luego de muchos movimientos por el lugar, Hisui logró pedir la cita. El trío se retiró, algo decepcionado. Comenzaron a ver como poco a poco los vampiros se abandonaban las calles.

- ¡Qué poco duran las noches! -dijo Moroha bostezando. - No sentí tanto tiempo pasar.

- Debe estar amaneciendo. -dijo el de ojos verdes. - Las ayudaré a buscar dónde dormir.

Mientras tanto, a muchos kilómetros de allí, en la casa Taisho, Lin se despertaba. Luego de pasar por el comedor, cambió unas flores que había dejado en los respectivos cuadros de sus hijas y su sobrina. Juntó las manos, y rogó con tristeza.

- Destino, por favor, permíteme encontrarlas, verlas de nuevo. - mientras rezaba recordó melancólica el día del nacimiento de sus gemelas, como las sostenía en brazos y como ellas lloraban, recordó el día en que Moroha fue a vivir con ellos, su rostro confundido y dolido.

Sintió por detrás el abrazo fuerte de Sesshomaru, él aunque un poco inexpresivo, se unió al ruego. Escucharon tocar la puerta y tuvieron que detenerse. Era un policía.

- Por favor, señor, díganos que ha sabido algo de nuestras niñas.

- Algo averiguamos, aunque no muy bueno.

Lin estaba más preocupada aún, estaba apunto de llorar, preguntó tímidamente de lo que se trataba.

- De Towa y Moroha no sabemos nada, pero Setsuna al parecer está envuelta en un asesinato. -le mostró a la pareja el periódico.

Involuntariamente, Sesshomaru no pudo evitar burlarse.

- ¿Qué noticia es esta? ¿Creen que Setsuna es un vampiro? Es absolutamente rídiculo. Solo falta que nos digan que Towa es un hombre lobo y Moroha un zombie.

- No creo en vampiros. -respondió ofendido el policía. - Pero sí ví los cadáveres, escuché al periodista que fue testigo, y ví la foto. Han indicado que Setsuna está involucrada en estos asesinatos.

- Señor, la chica de la foto se parece mucho a Setsuna, pero no es ella. -dijo Lin, suspirando. - Sus ojos no son como los de Setsuna, tienen un color diferente ¿La policía no ha recogido huellas dactilares o algo?

- Sí, pero no aparecen en el sistema, pues la dueña es menor de 16 años.

- Entonces están acusando a Setsuna de asesinato sin pruebas suficientes. - Sesshomaru recuperó su acostumbrada semblante fría. - Mejor que se dediquen a escritores o cineastas, tienen la imaginación por los aires ¡Típico!

- Sus palabras no me sacarán de las casillas. - expresó el señor, aún ofendido. - Tomaré en cuenta lo que dijo la señorita Lin sobre el color de los ojos, eso almenos servirá para descartar a Setsuna en este asesinato.

Él estaba apunto de retirarse pero Lin lo detuvo.

- Lamento los asesinatos, pero nuestro interés principal son nuestras hijas y nuestra sobrina. Sonará egoísta, pero no me interesa lo externo ¡Solo quiero verlas! -dijo Lin, más tímidamente. El policía se fue, con el corazón acongojado, la preocupación de Lin conmovía, y como todo policía veía este tipo de escenas a diario. Lin se quedó abrazando a Sesshomaru, solo pensaba "En donde quiera que estén, mi mente y mi corazón están con ellas"