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25. Predicción


Ugh... Qué... luz más molesta... Y qué sueño. Joder. ¿Qué hora es?

¡Dios! ¿Las once de la mañana? ¡¿Ya?! Me he debido quedar dormido... ¡Voy a llegar tarde!

Mierda, mierda, mierda, mierda. ¿Qué diablos me ha pasado? ¡Pero si eran las siete de la mañana hace cinco minutos! Me prometí quedarme despierto toda la noche, e incluso vacié todos mis estantes de Redbulls y café con la intención de quedarme vigilando hasta el momento de la batalla. Qué inútil soy. Aguanto toda la noche sin dormir y voy y me quedo frito justo cuando llega la hora de apoyar a mi aliado.

Supongo que no es culpa mía; tantas noches en vela protegiendo mi propio pellejo están empezando a pasarme factura. Las horas de sueño sin satisfacer parecen decirme que cualquier lugar es bueno para echarme una siestecita, pero supongo que tengo que mantenerme despierto por mi propio bien, y si quiero dormir, hacerlo entre horas para que mis enemigos no encuentren un momento de actuación concreto.

¡Ya deben estar allí todos! Misha, Shawn, Sony... y Daiki.

Daiki encarando a Et'Reum.

Cogiendo un zumo de la nevera, me encaminé a toda prisa hacia la puerta de casa. Ya en el exterior, la sombra del tejado dibujó en el suelo una figura de lo más peculiar, una figura que no había visto nunca reflejada. Cuando me giré para ver qué era aquello que estaba subido en el tejado, me encontré a un viejo de pelo blanco sentado en una silla y dibujando en un block que tenía entre sus piernas. Como había imaginado, su cuerpo estaba eclipsando al sol de manera que su sombra se alargaba varios metros sobre la entrada.

—Eh... Señor. Bájese de ahí, esa es mi casa —repuse tímidamente e intentando aparentar indignación. ¿Qué estaba haciendo allí? ¿Acaso había venido a matarme?

No, no podía ser. Había repasado diez veces el número de participantes, y salían veintiséis con Misha y aquel famoso Lizzard de Avantine que al final no había podido venir. No quedaba ningún competidor más por aparecer.

—Sí, lo sé. Las vistas son perfectas. ¿Verdad, Silver? —inquirió el viejo con voz suave, girándose para mirarme con aquellos ojos azules y fieramente penetrantes. Contemplé asombrado cómo el individuo de pelo blanco no era un viejo, ni siquiera un adulto: no debía sobrepasar los veinte años, por lo que aquellos cabellos plateados debían ser fruto del tinte. Y vaya color de tinte.

«Qué tipo más extraño... Y encima sabe mi nombre».

—Sí. Es lo que tiene vivir al lado de un desnivel. Y ahora baja del tejado, te vas a hacer daño.

—¿Por dibujar? —alzó una ceja.

—No, por... Agh. Mira, déjalo. Llego tarde y no quiero dejarte ahí encima, podría romperse algo.

—No va a romperse nada. Y será mejor que te vayas antes de que tus compañeros te echen de menos.

Los ojos del muchacho se desviaron hacia su block de nuevo, dejándome en el suelo con el ceño fruncido. No parecía querer irse voluntariamente, pero yo no podía perder más tiempo aquí hablando con ese tipo. Me giré sobre mis talones con un resoplido y empecé a caminar, antes de que la voz del chico me hiciera quedarme en el sitio de nuevo:

—Silver. Toma, te lo regalo.

Un avión de papel planeó desde el tejado hasta chocar contra mi vientre, atrapándolo entre las manos y abriéndolo con curiosidad.

Era un dibujo. Estaba hecho con trazos vagos y apenas definidos, aunque representaba claramente dos lobos sobre un suelo inclinado y cuya superficie ondeaba al llegar a los pies de uno de ellos, visiblemente tumbado. El otro lobo estaba de pie y parecía inacabado, pues le faltaba la parte trasera. El dibujo estaba firmado con la palabra «Fox» en una esquina.

Sin decir nada, respiré hondo y metí el papel en el bolsillo, tomando mi forma lobuna para emprender la carrera.

◊ ◊

—Llegas tarde —espetó Sony sin compadecerse de mis jadeos y mi respiración agitada—. ¿Dónde estabas? Habíamos quedado aquí hace tres cuartos de hora.

—Lo sé, lo sé. ¡Lo siento! Es que... me quedé dormido sin querer. Y además al salir de casa me encontré a un tipo subido en el tejado, y no se quería ir... y...

—Como si te encuentras a un gato negro cruzando por tu calle y tienes que dar un rodeo —interrumpió fríamente—. Si vuelves a ser impuntual conmigo vete despidiendo de nuestra alianza. No admitiré más errores a estas alturas.

—De... acuerdo. Perdón.

Tomé mi forma humana tímidamente, mirando allí donde todas las personas de nuestro alrededor tenían la vista clavada: en medio del puente, un lobo oscuro al que reconocí como Et'Reum yacía tumbado en el suelo con el cuerpo lleno de golpes y rasguños. Frente a él, Daiki se erguía con las orejas tan altas como su orgullo.

—¿Cómo van?

Shawn contestó a mi lado, repentinamente.

—Como esperábamos. Daiki es un rival bastante rápido, y su Talento a distancia puede desconcentrar fácilmente a Et'Reum para que no use su Talento de la Materialización.

—Se supone que la Materialización consiste en destruir los átomos momentáneamente, haciendo desaparecer las partes de su cuerpo que van a ser dañadas y evitando así todo ataque físico. ¿Cómo ha acabado entonces tan magullado? —pregunté, observando a Et'Reum retroceder con un gruñido cansado.

—Al parecer el Talento del Sonido puede afectar al cerebro gravemente; así que es imposible concentrarse con Daiki acosándole todo el tiempo. Tarde o temprano acaba encontrando instantes para hacerle daño. Mira.

Sony señaló a ambos lobos en el momento justo en que Et'Reum tornaba su cabeza a un tono transparente, intocable y etéreo, aunque no fue demasiado problema para un rival que podía emitir aquellos ensordecedores aullidos capaces de tambalear el ambiente y hacer parpadear el Talento de Et'Reum. Sirvió ese simple fallo para que el lobo castaño se abalanzara sobre su rival y clavara los colmillos en su hocico. Et'Reum se revolvió frenéticamente, buscando un modo de escapar mientras su captor aullaba haciendo palpitar su cerebro.

El enorme lobo cayó al suelo pesadamente, provocando un estallido de aplausos en todos aquellos presentes. A salvo en las lindes del canal, las tres Líderes gemelas de Taurania reían y vitoreaban a su competidor ruidosamente, ya completamente olvidadas del fracaso de Denya a manos de la Tercera Alianza. Por el contrario, el Líder de Aquinate estaba blanco como el papel, lanzando insultos y exclamaciones de ánimo al enorme lobo que se encontraba jadeando en el suelo. Misha también estaba allí, —rodeada de Esquivel, Josh y el resto de los consejeros—, y también pude distinguir a Galarie buscando mis ojos entre el público. No quise mirarla, no me apetecía enfrentarme todavía a esa expresión de desconsuelo y preocupación que había intentado evitar por todos los medios, desde que se dio a conocer mi participación. De hecho, a partir de aquel instante no había vuelto a hablar con ella, ni con Vika, ni con ZigZag, ni con Lewis.

No podría soportar hablar del tema. No quería derrumbarme como una niña llorona, y menos ahora que se había añadido la participación de Misha a mi lista de problemas. La maldita participación de Misha. Esa que me habían ocultado desde el principio.

—¿Unas últimas palabras? —exclamó Daiki ardientemente, por encima del gentío. Sus dientes destacaban en su sonrisa salvaje, goteando rojo.

—Bah, no seas exhibicionista... Ni que esto fuera una historia de ficción... —contestó Et'Reum con expresión cansada, pero sin abandonar ese brillo de misterio.

El lobo castaño se posicionó sobre el oscuro, y abrió las fauces para expulsar un aullido que hizo vibrar todo su cuerpo de parte a parte, abriendo sus tejidos y provocando la rotura de sus vasos sanguíneos a través del pelaje. El lobo ni siquiera tuvo tiempo para quejarse, pues el sonido se hizo cada vez más agudo y desencadenó la insoportable sensación de que le estallaría la cabeza de un momento a otro. Los espectadores más cercanos tuvieron que taparse los oídos, y las aguas del canal bajo el puente vibraron furiosamente por efecto de las ondas. Cuando milagrosamente Daiki se detuvo por falta de aire, los oídos del oscuro escupieron pequeños regueros de sangre.

«Aquí hay algo que falla...» Entrecerré los ojos. «Et'Reum es el segundo favorito después de Jaden. ¿Tan fácil es cargárselo?».

Daiki disfrutó un rato más de la ovación ante la que sucumbían todos los competidores con el ego por las nubes. Sony se revolvió en su sitio, sabiendo de sobra el peligro que tenía alargar la muerte de alguien como Et'Reum.

Cuando finalmente el brasileño dirigió su hocico asesino hacia su presa para dar el golpe de gracia, Et'Reum miró a la muerte a los ojos...

Y le dio la espalda a tal alivio.

Inmediatamente sus patas traseras se flexionaron con un resorte e impulsaron al lobo de Taurania por los aires, hasta que dio con sus huesos en el suelo del otro extremo del puente. Ignorando el dolor punzante que atenazaba su cuerpo, el gigantesco lobo oscuro se levantó, dejando salir su descontento mediante un potente gruñido que acalló el rumor generado en el público.

—¿Osas levantarte, estúpido? —espetó Daiki con el labio partido—. Pagarás este último golpe con una muerte menos piadosa que la que tenía preparada.

Daiki elevó el hocico al cielo y comprimió sus costados para lanzar su aullido. Sin embargo, Et'Reum no cayó al suelo y se retorció como había ocurrido durante toda la pelea, sino que se limitó a quedarse allí, parado, con aquella sonrisa tétrica cosida a su hocico.

Pensando y rogando por que fuera un problema de intensidad, Daiki elevó el tono del grito forzando sus pulmones al máximo y provocando un peligroso temblor en el puente que los sostenía. Pero por más que lo intentaba no dejaba de escuchar su aullido cada vez más ausente y apagado, algo que también notamos todos los que estábamos presentes. El único que sonreía era Karim, el Líder de Aquinate.

—Eres un poco idiota, ¿no? —preguntó Et'Reum con una voz igual de ahogada que el aullido—. Creer que puedes salir vivo enfrentándote a mí. A MÍ. Que soy el segundo favorito y la personificación de la muerte. La muerte. ¿Entiendes? ¿O es que no has probado a leer mi nombre al revés?

El público enmudeció. Daiki aumentó el aullido en vano hasta que su garganta agonizó. Et'Reum caminó hacia él sin ningún impedimento.

—Te contaré un secreto, capullo miserable. —Menos de un metro los separaba cuando el ambiente se quedó completamente en silencio, un sepulcral y frívolo silencio en el que se dejó de escuchar hasta el rumor del canal, por lo que Daiki entendió las palabras de Et'Reum únicamente leyendo aquellos labios que tan cerca tenía—. El sonido no se propaga por el vacío.

Et'Reum le tiró al suelo mientras disfrutaba de su cara de estupefacción y colocaba una pata en su pecho.

No solo había ausencia de sonido; el aire también nos faltaba. No podíamos respirar; ni yo, ni Et'Reum, ni Daiki, ni nadie, porque en el aire de aquel lugar no había absolutamente nada. Lo único que podíamos hacer era contener la respiración y rezar porque todo aquello volviera a la normalidad antes de un minuto, o la gente comenzaría a desmayarse.

Sin más dilación, Et'Reum llevó sus mandíbulas a la garganta de Daiki y arrancó la tráquea blanquecina con un solo movimiento, ocasionándole una muerte rápida. El sonido volvió repentinamente junto a nuestro ansiado oxígeno, provocando comentarios de sorpresa, llantos y vitoreos a partes iguales.

—¡Daiki Tanayee, usuario del Sonido y proveniente del clan Tanayee, en la ciudad de Taurania; participante número tres! ¡Derrotado a manos de Et'Reum, con el Talento de la Materialización, originario de Aquinate; participante número diez!

—Estupendo, se acabó. —Sony respiró hondo y bajó la cabeza, con obvios signos de decepción en el rostro.

—No lo entiendo. ¿Por qué no ha hecho todo eso antes? —pregunté poniendo una mueca de asco al ver el cadáver de Daiki.

—Lo estuvo preparando. —Shawn me miró con su único ojo visible—. Su plan desde el principio era eliminar todos los átomos del aire para hacer el vacío y que el Talento de Daiki no tuviera efecto, pero las cosas se le complicaron un poco cuando se vio acosado de esa manera por sus aullidos. Además, destruir todos los átomos de un espacio tan grande no es una tarea fácil, así que tuvo que sacrificar parte de su defensa para seguir preparando su gran golpe.

—¿Cómo sabes todo eso? —inquirí.

—He estado leyéndole la mente durante toda la pelea, y además he descubierto que fue Karim quien le explicó cómo vencerle. Supongo que algunos Líderes de aquí ambicionan demasiado el premio.

—¿Y eso no es trampa?

—Técnicamente sí... pero como las reglas solo prohíben la ayuda directa de terceros, muchos participantes se saltan las normas mientras no pidan ayuda de manera obvia. Lo saben los pájaros.

Las tres Líderes de Taurania todavía se encontraban inmóviles, imitadas por toda su prole con las banderas arrastrando en el suelo, y los billetes de las apuestas corrían de mano en mano entre los espectadores del público. Por otra parte, Karim rió y aplaudió cuando el ganador expuso la tráquea y el anillo que había arrancado de su dedo, caminando hacia el otro extremo del puente para que todos pudieran admirar su pelaje manchado de sangre ajena.

Fue entonces cuando saqué el dibujo que tenía en mi bolsillo instintivamente, abriéndolo y comparándolo con el panorama que tenía frente a mí: sobre un suelo inclinado como el del puente, el lobo a medio dibujar se pareció terriblemente a un Et'Reum que estaba haciendo desaparecer partes de su cuerpo ante las cámaras de los periodistas, mientras que el otro lobo caído era idéntico al cadáver que se encontraba en el otro extremo, con el detalle del suelo ondulado que no dejaba de recordarme a las vibraciones del sonido.

«¿Qué... significa esto? Este dibujo me lo hizo ese tipo antes de que tuviera lugar la pelea». Los dedos comenzaron a temblarme violentamente, pero gracias a Dios mis pensamientos fueron interrumpidos por la mano de Shawn sobre mi hombro.

—Vamos. No tenemos nada que hacer aquí...

Asentí rápidamente cuando visualicé a Gala buscándome entre el gentío. Además, tampoco me apetecía mucho quedarme allí para ver como Et'Reum se pavoneaba y tiraba el cadáver de Daiki por la barandilla irrespetuosamente.

Con la mente ausente y descolocada por el dibujo que tenía en mi bolsillo, me vi caminando con Sony y Shawn por uno de los paseos que bordeaban el canal hasta el puerto, disfrutando de la soledad de la zona únicamente rota por un par de sirenas que nos seguían al otro lado de la barandilla.

—Lo siento, chicos —comenzó a hablar el de pelo negro, con las manos en los bolsillos—. Pero vais a tener que ocuparos vosotros de Et'Reum.

—Tú seguirás detrás de Misha, ¿verdad? —pregunté tristemente.

—Sí. No tenéis que preocuparos por nada más que por Et'Reum, al fin y al cabo sois dos personas y contáis con la ayuda de ese niño que... ¿cómo se llamaba?

—Lewis —respondió Shawn rápidamente, observando sus calcetines ensuciarse con el suelo mojado—. Es amigo de Silver, pero yo también había pensado en pedirle consejo. Al fin y al cabo, también maneja el Talento del Materialismo.

Me quedé pensativo, recordando que así era. El terrible pensamiento de que Lewis pudiera llegar a ser como Et'Reum algún día me hizo estremecerme.

—De todas maneras, tened mucho cuidado. Cada fallo en mis planes puede conducirnos al fracaso, y después de haberme arriesgado tanto por protegeros...

—Por... ¿protegernos? —Shawn y yo le miramos, alzando una ceja. El muchacho nos miró de reojo con aquellos orbes verdes capaces de absorber a cualquiera y sumirle en su oscuridad.

—Exacto. Fui yo quien convencí a Denya aquel día para que os dejara vivir, cuando os tirasteis al canal desde los Campos de Aroma. ¿O crees que alguien como ella habría dejado las cosas a medias porque os separara un simple trecho de agua? No tenéis ni idea de lo que me costó lograr que no os persiguiera para ensartaros una rama por el culo. —Entonces Sony esbozó una mirada agria—. Pero hay más. Tú le dijiste a Misha que yo te había obligado a matar a Denya, que te había coaccionado en un baño para que me ayudaras, y por un tiempo todos creyeron que era así. De esa manera podías ocultar tu participación; claro, muy bonito. Decidí seguirte el juego y mentí a Misha todas las veces que vino a preguntarme... pero casi me descalifican por tu culpa, gilipollas. Menos mal que no había pruebas.

—Espera, espera. —Me detuve bruscamente, cortándole el paso—. Primero me cuentas quién es Misha en realidad y ahora esto. ¿Piensas explicarme de una vez por qué tienes tanto interés en que sobreviva?

—Porque soy una buena persona. —Nunca existió frase más cargada de ironía. Sony inclinó la cabeza hacia un lado, sonriendo.

—En un torneo no existen los malos y los buenos, solo jugadores. ¡Así que déjate de tonterías! ¿Por qué me salvaste?

Sony respiró hondo, exasperado, y clavó sus frívolos ojos en los míos para decir:

—Está bien. ¿Quieres saberlo? Porque no quiero que Misha gane. Y vosotros me parecisteis los más indicados para aguantar hasta el final y ocupar el premio del alto cargo de manera justa.

Shawn no contestó.

—Pero... podías haberte limitado a hablar con Misha y...

—¡¡No lo entiendes!! —gritó el pelinegro con los ojos inyectados en sangre—. ¡¡Misha no es más que una asquerosa sanguijuela y debe morir!! ¡La odio! ¡La odio con todas mis fuerzas! ¡A esa perra miserable que tienes por novia!

Retrocedí atónito por su reacción, algo asustado por la manera en que me estaba mirando. Sony tenía los puños cerrados; blancos los nudillos por la presión que estaban soportando. No sé ni cómo me atreví a responder.

—¿Puedo... preguntar por qué...?

El muchacho bajó la vista, notando cómo le temblaba el labio inferior y pensándose si contestar o no. Finalmente murmuró, algo más tranquilo:

—Fue hace ya diez años cuando Dylan y no nos quedamos solos en este maldito mundo. Quedan unos cuantos Fawkes más repartidos por Eops, sí, bandoleros y mentirosos agrupados, pero nadie a quienes podamos considerar familia. Y ese día Evans hizo lo que hacen todas las ratas: morder la mano que te acaricia.

—¿Evans? ¿Quién es Evans?

—Su mejor amigo —intervino Shawn, leyendo su mente.

—Mi peor enemigo —corrigió Sony con desprecio—. Fue mi compañero de entrenamiento durante muchos años. Un Fawkes hecho y derecho que decidió traicionar a todo su clan por... poder.

—El poder corrompe a las personas. Eso no puede cambiarlo ni la Superficie ni Eops. Lo saben los pájaros.

Sony le miró de reojo, pareciendo sumirse en sus pensamientos para elegir las palabras adecuadas.

—Ese día el fuego ardió en la lluvia y fue avivado con sangre, y todo se mezcló de forma imparable en una noche fría y horrible en la que nadie pudo mover ni un dedo. Nadie. ¿Comprendes? Miles de licántropos experimentados, confinados en sus casas sin poder defenderse y esperando a que la muerte viniera a llamar a su puerta. ¿Cómo es posible? Seguro que ese traidor hizo algún tipo de trato con los Évones, que inhiben Talentos. ¡Con el clan rival!

—No eres el más indicado para hablar de traiciones —dejó caer Shawn, provocando una mirada de odio en el de ojos verdes.

—¡No me compares con ese hijo de puta! Yo jamás traicionaría a mi clan. ¡Jamás! —alzó la mirada de forma aterradora—. La familia... La familia es lo único que se queda a tu lado incluso cuando haces las cosas mal. No hay aliados más leales que la familia.

Bajé la mirada con tristeza. Cuanta más razón tenía Sony, más doloroso resultaba para los que éramos huérfanos.

—Esa fue la única vez en mi vida que odié las tormentas. El cielo lloró incansable durante varios días, sobre nuestros edificios, sobre nuestros terrenos, sobre nuestros cadáveres.

—¿Cómo es que vosotros sobrevivisteis?

—Ese día Dylan y yo estuvimos jugando toda la tarde al escondite en los sótanos del clan, que estaban conectados entre sí por debajo de la tierra. Habíamos apostado que si Dylan me encontraba la dejaría besarme, así que a ninguno de los dos se nos pasó por la cabeza la idea de perder y nos tiramos casi veinticuatro horas jugando ahí abajo, sin ser conscientes de lo que pasaba en las calles. Para cuando salimos al exterior la masacre había finalizado.

—No lo entiendo. ¿Qué tiene que ver todo eso con Misha?

—Mucho, Silver. Dylan y yo nos pasamos los siguientes seis años recomponiéndonos de la tragedia y buscando a Evans por todo Eops, atravesando Annelisse, Astor, Perdomo y muchas ciudades más antes de averiguar que se estaba dirigiendo a La Ciudad Que Nunca Duerme. Entonces conseguimos adelantarnos gracias a ciertos contactos y acabamos consiguiendo una cita con Esquivel y la recién establecida Misha, pues ese año fue cuando ganó el Div' Vulk. Cuando el Líder dejó todo el asunto en manos de su falsa hija, casi tuve que rogarla porque no dejara entrar a Evans cuando llegara a las murallas.

—¿Y qué te dijo?

—Que sí, naturalmente. Que asesinar a tu propia familia jamás sería aprobado ni bien visto por su gobierno, y que cuando Evans llamara a la puerta ella sería la primera en arrestarlo para entregármelo. Casi pude saborear la victoria allí mismo. —Sony apretó los dientes y desvió la vista—. Pero resulta que Misha cambió de opinión aquel día, rastreramente, cuando Evans llegó a la ciudad y le pidió protección. No sé qué diablos le dijo ni cómo logró engatusarla, pero Misha encontró la manera de, no solo darle una identidad falsa, sino también una casa y un trabajo. ¡Le encubrió! ¡Le encubrió justo cuando tenía su cabeza en la palma de mi mano!

No me hizo falta fijarme demasiado para saber que el chico estaba hirviendo por dentro, esforzándose por no ir a matar a Misha en ese mismo instante.

—Vaya. Lo... lo siento. No tenía ni idea...

—Claro que no tenías ni idea —gruñó.

—Y ahora crees haber encontrado a Evans, por fin —intervino Shawn leyendo su mente. Sony esbozó una sonrisa triunfal.

—Por fin tanto tiempo de búsqueda en esta maldita ciudad ha dado sus frutos. Gracias a Dylan; es a quien realmente se lo debo. Husmea e investiga todos los días desde hace tres años, más por el gusto de complacerme a mí que por su propia venganza. Lo cierto es... —Respiró hondo—. Que estos días no estoy planeando un asesinato, sino dos.

Tragué saliva, sin querer imaginarme a Misha desangrándose en el suelo. Incluso ese tal Evans podía despertar sentimientos de compasión en mí cuando pensaba en la clase de muerte que Sony tendría preparada para él.

—Un momento. —Entrecerré los ojos—. Entiendo que quieras vengarte de Misha, pero si Evans no participa en el Div' Vulk está protegido por la ley hasta que el torneo termine.

Sony me dedicó una extraña sonrisa.

—Hay que saber con quién complicarse la vida, Silver, y cargarme a esos dos es el único motivo que me ayuda a seguir adelante. Siempre hay alguien por el que merece la pena seguir viviendo.

—¿Es decir?

—Es decir que en este momento ambos estamos en la cuerda floja. Tú vives para proteger la vida de Misha, y yo vivo para provocar su muerte de Evans. Y ahora los dos estamos privados de nuestros objetivos por culpa del Div' Vulk. —Sus ojos verdes centellearon—. Veamos quién rompe las reglas primero.

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