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Mecida en el sillón rojo, unas hojas en mano, ya dió terminada su canción.

Yacía pequeña, pero no felíz. lloraba  estrellas vacías sin gemir.

Letras empuñadas por su padre, transmitiendo las mil felicidades, con sabor a hipocresía, por el repentino aviso de compromiso a realizar en abril 23.

¿razón de la tristeza?
Viola VonDame no decidirá el color de las invitaciones a la ceremonia nupcial, ni el número de invitados en la gran cena ni lo que se servirá, no decidirá el lugar donde vivirá ni con quien se casará

-Pero mi niña, no piense más. Una mejor vida esta por llegar.

Apaciguaba una señorona de hermosos cabellos trenzados y pocas arrugas en la cara, la madre.

-Toda mujer tiene su momento, el tuyo próximo está. No vivirás en un tormento; muy buen comerás, vestidos de fina seda lucirás y envidiables zapatillas de cristal; tus sueños, como en los cuentos de hada se harán realidad.

Y Lily mordía su labio inferior esperando a que sangrara, y se vaciara y quedara sin flujo vital para no tener que volver a la cama
que pronto compartirá, sabiendo aún que aquello no sucedería
se los  agrietaba de todas formas.

Su manera de gritar.

Acurrucada en el sillón rojo contemplaba lluvias por la ventana, de serena mirada llamándo "desgracia" e "insperpicacia" a la cuel ordenanza pronto efectuada.

-Bueno no ha de ser.
un cuento con hadas de alas cortadas deboradas por un verdoso troll.
¿podría haber algo mejor?