me cayó una manzana en la cabeza
Cerró el libro anejo.
Su cuerpo le informó que debia caminar ó saltar ó bailar ó morir de innanición, antes que lo lamentara.
Alisiando la falda del vestido púrpura, llena de encajes con hilos de oro, tan galante como ridículo, tan precioso como tortuoso.
Tras de ella una madre que no le quitaba sus azules ojos de encima, sonrió al verla al fín acostumbrandose al pesadísimo atuendo.
Se sentía sofocada y tenía hambre.
Se sentía sola y desesperada.
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Salió con la ya muy usada excusa del "quisiera comprar lo único que se compara a la belleza suya, madre mía: flores del jardín del edén...aromátizados con la manzana "eva" y envueltos en piel de las escamas del mundo"
Largo pero exitoso.
Y cómo su madre nunca lo comprendía, dejaba en momentánea libertad su boleto a la arístocracia.
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Con la brisa del este zarandeando sus cabellos de mar., decide surcar por otra vía para llegar a su destino.
Lilinette no era distraída, pero sí algo curiosa, llegando a desviar la vista del sendero al par de pajaros que hacían piruetas en el cielo como el amor de dos enamorados.
Y fue lo último que vió antes de golpearse la cara con un objeto de madera aterrizado espontáneamente.
El cuerpo de Lilinette al lado de una carroza volcada y su cochero rogando a todas sus deidades porque siga respirando.
-Foxy me va a despedir.. y me mandarán a la horca.
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