one
Era una mañana gélida en París de 1887, para ser temprano había una gran cantidad de transeúntes circulando por las calles, ataviados en grandes sacos y bufandas que los protegieran de los fuertes vientos fríos, para Minseok no era la excepción vestir de igual manera, con una boina que ocultaba a la perfección su pelo naranja, pero caminaba a un pasó más lento junto con su acompañante, Sehun. Esté iba de guía para él, su destino era un cliente que el pelinegro de Sehun le había conseguido a Minseok, mejor conocido cómo el "gitano de ojos de gato" el mejor vidente de toda Francia.
Las vibras en el ambiente eran una bruma de creciente estrés, todos los transeúntes que pasaban por su lado sentían agobió y ansiedad, tenía que elogiar a algunos, sabían ocultar de manera física lo que espiritualmente no podían, unos desperdigaban más que otro. Si la mayoría sólo supiera que todo tenía una solución siempre y cuándo abrieran su ojo espiritual, agitó su cabeza para liberar su mente de aquellas vibras y se cubrió mejor con su bufanda, tanto para resguardarse del los vientos fríos cómo para no afectar a su propio ojo espiritual.
—Hyung, no se quedé atrás —lo llamó su menor, Sehun, al notarlo más atrás.
—Habla en francés, petit —regaño sin fuerza Minseok al notar que le había hablado en su idioma natal, el coreano —Hay gente prejuiciosa.
El pelinegro sonrió de manera tranquila y con un levantamiento de hombros le restó importancia, Sehun era tan relajado, la amistad le traía tranquilidad a Minseok, el pelinegro era una vibra positiva abundante y andante, aún en los peores días él era optimista. Con una sonrisa se acercó y palmeo un hombro de esté.
—Tranquilo, sus miradas ni sus comentarios me afectan —contestó sencillo el pelinegro, lo dijo en francés y en voz elevada, su menor no tenía remedio.
Siguieron caminando entre la muchedumbre hasta salir de la ciudad conglomerada y llegar a la zona más humilde de París, allí Minseok se sintió más confiado, a pesar de que seguía sintiendo estrés y desasosiego no eran vibras predominantes, también había una mezcla de alegría, diversión, amor, buenas vibras. Fueron puntos a favor que considerar para atender a la cliente de la que hablaba Sehun, normalmente se negaría a hacer consultas a domicilio con la incertidumbre de la persona que lo podría recibir, pero el pelinegro había insistido tanto que no se le pudo negar, con la condición de que si la clienta no transmitía las energías correctas se iría, Sehun confiaba en que iba a pasar la mini prueba de Minseok, él no ayudaba a escépticos, y las vibras de las personas escépticas se sentía cómo el metal o era la comparación más acertada que podía dar el pelinaranja.
Finalmente llegaron a una casita humilde pero bien arreglada en el exterior, con una sonrisa Sehun lo invito a acercarse y tocar la puerta, quién abrió fue una pequeña señora, se veía joven aunque su cara revelaba que la vida no le había pasado en vano, hecho que confirmaban sus energías, su intuición sentía desesperación en la dama, su corazón sintió las típicas ganas de ayudar y supo que no tendría otra opción más que realizar la sesión de cartomancia.
Se presentó cómo era debido, con una sonrisa impecable y su actitud sencilla, poco a poco fué ganándose a la desconfiada señora mientras explicaba cómo realizaba el las lecturas de las cartas: era ella quién escogía las cartas que Minseok interpretaría, serían nueve en total que él tendría que organizar en tres columnas que representarían su pasado, presente y futuro, la tirada podía ser del motivo que ella quisiera: su vida en general o temas más específicos tipo el dinero, amor, amistades, lo que ella tuviera en mente. Un poco más calmada la mujer fué en busca de té para ofrecerles, los invitó a pasar y acomodarse en su pequeña sala para conversar un poco más de que iría la sesión, cuándo la mujer se le notó mucho más calmada pidió permiso para acomodar las cosas necesarias y así empezó la sesión.
La señora pidió que Sehun estuviera presente, que no le incomodaba, sin embargo le pidió que se apartará un poco para que no le afectarán las energías. Con suma delicadeza sostuvo sus cartas del Tarot frente a la pequeña mujer y le habló claro.
—¿Sobre cuál motivo quieres que te esclarezca el destino?
—Mi vida, en general —habló en voz baja pero firme.
Minseok asintió y la indicó que podía empezar a escoger cartas al azar y sin verlas, ella fué acomodando las cartas cómo Minseok le había explicado anteriormente, el pelinaranja observaba las cartas que salían de manera neutral, sin embargo notaba con suma preocupación que tanto su pasado cómo su presente estaba inundado de confusión, las cartas de El Ermitaño y El Carro no aparecían porque si en sus clientes, los franceses debían empezar a confiar más en sus instintos que en su lógica. Sintió un rayito de esperanza cuando por último saco las cartas de la Emperatriz, la Suma Sacerdotisa y el Loco, cuándo termino la tirada se dedicó a entrañar mentalmente cuál podría ser el significado de las últimas, su intuición no podía fallarle, fué muy claro a la hora de las posibles interpretaciones, le habló de todas y cada unas, su corazón se lo pedía, que a pesar de que su pasado y su presente habían sido turbios, su futuro podría ser esperanzador, siempre y cuándo tomara buenas decisiones respecto a si misma también, teniendo en mente su salud tanto física cómo mental.
La mujer asentía a sus palabras de forma calmada pero en sus ojos pudo notar la necesidad de escuchar esas palabras, cuándo le pidió hacer más tiradas pero con temas aún más específicos no se pudo negar, si algo caracterizaba a Minseok era su sinceridad, siempre intentaba que sus ojos demostrarán que cada palabra que salía de su boca era verdad, que él era un mero instrumento del destino, por eso a las personas no se bastaban con una tirada de cartas y Minseok lo comprendía a la perfección, entendía sus auras.
En cada tirada particular la señora se iba abriendo más haciendo sentir bien a Minseok quién iba sonriendo a medida que iba notando más esperanza en la mujer, cuándo la sesión termino pudo notar más tranquila a la dama le indicó cómo tenía que limpiar sus energías para que las erróneas no se quedarán en su cuerpo y el hizo lo mismo. Al finalizar, la señora le pregunto amablemente cuánto le iba a cobrar por la sesión y Minseok fué firme al decirle que con una gracias le bastaba, la mujer se sintió conmovida pero igual quiso insistir en pagarle, sin embargo, Minseok tenía una regla de oro: no le cobraba a nadie que de verdad necesitaba guía del destino.
La dama termino aceptando pero de todas formas fué hacía su cocina de dónde regreso con dos paquetitos que contenían galletas caseras, para Minseok y Sehun, quienes agradecieron por la hospitalidad y se marcharon cuándo la señora termino de darle las gracias a ambos.
Después de salir de aquella casa rumbo a su campamento se quedó observando el cenizo del cielo, las motas azules casi no se veían y las nubes eran grises pero no por tiempo de lluvia, el humo de las fábricas ocasionaba esas tonalidades en el cielo, en una exhalación aspiró el aire contaminado y se arrepintió inmediatamente, no le gustaba mucho la ciudad.
—Te dije que la señora valdría la pena —interrumpió sus pensamientos Sehun, esté iba con una sonrisa mirando su paquetito de galletas, a veces podía actuar cómo un niño a veces cómo adulto, era casi un hermano para Minseok.
—Tenías razón, petit —le contesto con una sonrisa.
Ambos se perdieron entre conversaciones mientras caminaban hacia el campamento donde vivía la comunidad gitana de Minseok, el viaje a pie fué llevadero y probaron las galletas que de verdad estaban ricas. Llegaron rápido al campamento y ahí notaron a dos hombres esperando en la tienda de campaña de Minseok, cómo ya el aire se respiraba mejor por estar limitando el bosque pudo sentir sus auras, escépticos.
—Buenas tardes caballeros, ¿En qué puedo ayudarles? —habló educadamente Minseok.
—Buenas tardes, venimos buscando al "gitano de ojos de gato" —le respondió cortésmente uno de los hombres, el que se notaba francés puro —Mi amigo aquí desea una lectura de cartas.
—Lo lamento, ese gitano no se encuentra disponible —fué afable Minseok, pero no los iba a atender, él no iba a ser el hazmerreir ni objeto de prueba de nadie.
—Pero si estás frente a nosotros y te ves desocupado...
El otro hombre habló, su tono paso por tranquilo pero había cierto toque de altanería, Minseok le dió crédito por su buena fachada pero no iba a tolerar a personas que querían saciar su curiosidad y después burlarse de lo que hacía.
—¿Es una apuesta? —sonrió falsamente el pelinaranja, ambos hombre se delataron al respingar en sus lugares —Lo siento, no puedo atenderlos.
—Pero ¿Y que si es una apuesta? —no se dio por vencido el hombre altanero, sus ojos de felino no admitían un no por respuesta, lástima que Minseok tampoco daba el brazo a torcer.
—No es de mi agrado dar mis servicios a personas que sienten que vienen por obligación.
Aquello dejo sin palabras a los hombres, el de ojos felinos no había separado su mirada de él, había una chispa de astucia en su vista, cómo si él también estuviera analizando a Minseok.
—Jong, vámonos —lo jaló el hombre a su lado, con un chisteo dejo la mirada de Minseok y se fué pasando a un lado de él.
Minseok volteó a mirar a Sehun que sólo se había quedado callado con una mirada divertida.
—¿Qué te parece gracioso? —preguntó en coreano Minseok.
—Nada, hyung —respondió divertido el pelinegro —Solo la tensión que había cuándo el otro hombre y tú no podían quitarse la mirada.
Minseok chisteo y jaló a a su menor dentro de la tienda con la promesa de prepararle kimchi con la promesa de olvidar aquel incidente, aunque había alarmas en su cabeza que le decían que no iba a ser la última vez que viera al hombre, todavía sentía la mirada de él encima.
***
La intuición de Minseok rara vez fallaba y era algo de lo que el pelinaranja podía alardear sin conflicto, hasta que el mismo hombre altanero se había presentado frente a su tienda con una sonrisa de vendedor ofreciéndole sus servicios cómo posible asistente, la situación era hilarante, Minseok no se guardó su cara de estupefacción y lo despachó rápido. Sin embargo, no contaba con que la persistencia del hombre, iba a verlo todos los días en la tienda y a veces lo seguía cuándo esté tenía que ir a la ciudad, así estuvo una semana entera y larga para Minseok quién en el séptimo día le plantó la cara.
—¡¿Pero quién eres y porqué deseas ser mi "asistente"?! —exclamó con desesperación y haciendo las comillas con sus manos.
—Me alegra que preguntes, por fin, mi nombre es sólo Jongdae —se presentó con una reverencia burlesca —Y deseo ser tú asistente porque: después de conocerte en persona fué que empecé a escuchar de tí, verdaderamente eres famoso y bastante solicitado, las personas que quieren una sesión contigo cuentan que siempre estás ocupado y casi nunca logran verse contigo, deseo ayudarte con eso, a organizar tú día.
Terminó de hablar con una sonrisa dejando, todavía, en shock a Minseok, si tenía conocimiento de que mucha gente no llegaba a lograr una sesión con él, tenía que admitir que no sabía organizar su día para ello y que necesitaba ayuda, Sehun no podía por sus trabajos extras, termino sopesando su propuesta, porque algo en el aura del hombre, Jongdae, había cambiado, no sabía interpretarlo pero no era algo malo.
—¿Porqué tú nombre suena coreano? —fue lo primero que se le ocurrió preguntar.
—Lo descubrirás con el tiempo —su semblante había cambiado antes de contestar, fué más serio, eran temas delicados.
—¿Cómo sé qué está no es otra trampa? —preguntó con derrota Minseok, vió cómo una nueva sonrisa surcaba el rostro del tal Jongdae.
—Aún si es otra clase de apuesta, por lo menos quedarás con los conocimientos para organizarte, además, con que me des las tres comidas me basta.
Era un buen punto, un muy buen punto, el pagó que pedía era absurdo pero podía costear una boca más, quizás por eso no lo quiso considerar más y acepto la propuesta.
2097K
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro