Capítulo 1
—¡Ágatha! ¡Ya son las ocho y media!
Me desperté exaltada por el grito de mi madre que provenía de la cocina, y me levanté rápido de la cama debido a que llegaría tarde a la academia, otra vez. Me saqué el piyama y en reemplazo me puse unos jeans azules, una remera gris y sobre esta un buzo oscuro. Luego me puse mis medias con diseños de gatos y mis zapatillas negras. Ya cambiada, me dirigí al baño, en donde lavé mi cara y cepillé mi horroroso cabello. Para finalizar toda esta preparación, crucé el pasillo y entré al living–comedor.
—Buenos días, mamá.
—Hola, cariño —me saludó mientras realizaba unas cuentas—. Será mejor que desayunes rápido, no me gustaría recibir otra nota de tu tutor por llegar tarde.
Y estaba de acuerdo con ella. Mi tutor, el profesor Krischnan, odiaba la impuntualidad en sus alumnos y realizaba severos castigos, como una nota a tus padres, una inasistencia adicional, varios puntos menos en un examen... Ya tenía experiencia de sobra, y es por ello que agarré una tostada y salí del departamento. Apreté el botón del ascensor, pero este estaba fuera de servicio.
—Oh, diablos —me dije a mí misma—. Tendré que usar las escaleras.
Y para aclarar, no soy haragana, pero vivir en un piso veintitrés y bajar tantas escaleras es realmente agotador.
Pero no tenía otra opción.
Comencé a bajar escalón por escalón a toda velocidad. Diez, veinte, treinta... con cada paso que daba contaba cuántos escalones bajaba. Ochenta, noventa... ¡y solo faltaban diez! Ya estaba a punto de terminar esta infernal bajada, pero gracias a mi torpeza caí y finalicé el último tramo de la escalera sentada. Dejé escapar un grito de dolor, pero decidí levantarme —pese a mi dolor de trasero— y salir del edificio para realizar corriendo las seis cuadras que separaban la academia de mi casa.
🖇🌙🖇
—¿A qué se debe su impuntualidad, señorita Diomidis?
A pesar de todo, llegué tarde. El profesor Krischnan estaba sentado en su escritorio, con los brazos cruzados y una mirada tan seria que me espantó.
—El ascensor no funcionaba y tuve que usar las escaleras —respondí evitando su mirada.
—Pero bajar unas simples escaleras no produce que llegue quince minutos después, ¿o sí? —noté gran ironía en su forma de hablar, y odiaba aquello.
—Naturalmente, pero bajar escaleras desde un piso veintitrés sí lo produce, profesor. Y el proceso se alarga más cuando uno tropieza y... —pero antes de que pudiera finalizar mi maravillosa respuesta, fui interrumpida.
—¡La bruja se cayó de las escaleras! ¿No pudiste utilizar tu escoba para evitar la caída y volar?
Reconocí aquella voz al instante. Se trataba de Zander, el típico chico popular que molesta a todos, especialmente a mí. Desde que tengo memoria, me ha molestado por el violeta de mis ojos.
—Zander, cállese. Y Ágatha, le bajaré tres puntos en su próximo examen.
Decidí callarme y no reclamar aquella injusticia ya que lo intenté en otra ocasión y fueron siete los puntos que me quitó. No tuve más remedio que dirigirme hacia mi banco —ubicado en el fondo del salón y sin un compañero— y me dediqué a prestar atención a la aburrida clase de Biología.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro