
O5
Cerrando los seguritos del pañal sobre el abdomen de Moonie, el alfa miró hacia la puerta de su habitación con los labios torcidos.
Hasta entonces era que podía pasar más tiempo en casa y solo así había notado el comportamiento de Jimin como no lo había hecho la semana pasada. Definitivamente algo andaba mal y no tenía mucha idea de qué hacer.
El omega se hacía cargo de la bebé cuando llegaba su turno, hacía todo lo correspondiente y no dejaba pasar nada por alto. Sin embargo, cuando terminaba, se volvía a sumir en la soledad de su habitación. Y por si no fuera poco, Yoongi acaba de notar que no hace falta mucha comida en el refrigerador o la alacena, por tanto, el menor no ha estado comiendo en su ausencia. Claro, estaba al tanto de su estómago sensible, pero al menos antes intentaba comer algo.
No supo cómo reaccionar, a pesar de que ya no eran desconocidos, el alfa no tenía una idea. Ingenuamente esperó que todo pasara, que dentro de unos días el chico estaría igual que la semana pasada, pero no esperó que todo el día de ayer y hoy el pelinegro no se moviera fuera de la pieza.
Tampoco le molestaba tomar sus turnos en el cuidado de la cachorra, mas ya no debía quedarse de brazos cruzados. Su lobo se sentía desesperado, alzando el hocico una y otra vez entre gruñidos, como si necesitara encontrar una salida.
Culminó la tarea de vestir a CheonMoon con su mameluco lila y la levantó de la cama, acomodándola como camaroncito contra su pecho con su brazo derecho, mientras que con la mano libre tomaba el pañal sucio para irlo a desechar.
Quiso acercarse a la puerta del menor para avisarle que saldría, pero considerando la temprana hora, supuso que seguiría dormido. Al final, decidió dejarle una nota en la mesa del comedor.
🪁
—¡Ow!~ ¿y esta criaturita tan preciosa quién es? —Yoongi escuchó a su padre chillar enternecido apenas le abrió la puerta.—Oh, ¿puedo cargarle? Dime que puedo hacerlo, por favor~
Pensando en que la niña parecía estar de buen humor y que le llamaba la atención la presencia del omega frente suyo, el neonatólogo asintió y cuidadosamente se la extendió.
Hanwoo sonrió enorme apenas tuvo el cuerpecito entre sus brazos.—Tú eres la pequeña Cheon, ¿uh? Oh Luna, pareces un algodoncito de azúcar —habló el mayor mientras le daba la espalda a su hijo para adentrarse a la pequeña vivienda.
Yoon rodó los ojos divertido al ser ignorado por su progenitor y entró también, cerrando la puerta detrás de sí antes de quitarse el calzado y ponerse las pantuflas.
—Sí, estoy bien, papá. Es bueno saber que tú también lo estás.
—Oh, no te pongas celoso —se rio el omega—. A ti te tuve por veinte años pegado a mí como garrapata, a ella apenas la vengo conociendo.
—Qué lindo que me compares con una garrapata —comentó en voz alta en tanto se dirigía a la cocina.
Hanwoo le ignoró, más entretenido con la bebé.
—¿Y el viejo? —preguntó por su padre alfa al abrir el refrigerador, echando un ojo a qué podía robar.
—En el taller, gracias a Luna ha tenido mucho trabajo esta semana —respondió, apenas mirándole por encima del hombro—. Hay helado en el congelador —le informó y Gi no demoró en atacar—. ¿Preparas el almuerzo?
—Okay —aceptó mientras buscaba una cuchara para su helado.
—¿Cómo ha estado el chico ese? —indagó Han, viéndolo llegar a la sala con el bote de helado en mano y comiendo directo. Le dio una mala mirada por ello y su hijo solo le sonrió bonito y travieso.
—No muy bien, no lo he visto desde ayer. Antes al menos salía de la habitación... sigue muy decaído, creo que ya no está comiendo nada en absoluto.
Hanwoo arrugó el ceño con preocupación.—Pobre niño, debe ser terrible para él —se lamentó mientras jugueteaba con las manitas de Cheon—. Le robaron a su cachorro y está lejos de su alfa, me sorprende lo mucho que ha aguantado.
—¿Que ha aguantado? ¿A qué te refieres?
—Vamos a la mitad de que sean dos meses desde que esto comenzó y apenas su malestar está manifestándose con fuerza —dijo—, si yo fuera él, me habría desplomado hace mucho.
—¿Desplomado?
Han alzó una ceja, como si se acabara de dar cuenta de que no estaban en la misma página.—Yoongi... el chico se está desplomando. Eso es lo que tiene. Su lobo ya se cansó de ser fuerte —le iluminó con aquello—. Hijo, usa la cabezota y ponte a pensar —replicó—. Recién salido de parto y su alfa desaparece después de no haber renovado la marca como naturalmente se hace durante el embarazo, le roban a su cachorro... y encima lo están haciendo funcionar a base de sus instintos maternales al darle a CheonMoon... Dándole una bebé no iban a evitar que su lobo se deprimiera, solo lo postergarían. Ha estado aguantando.
El pediatra apretó los labios porque aquello era verdad, quisiera o no. Este era el precio de hacer funcionar a Jimin para que colaborara con la policía, este era el precio de su temporal estabilidad.
El omega vio a su hijo comer triste de su helado, con la cabeza gacha.
—Hey, ya no te martirices. Ahora que lo sabes bien, puedes apoyarlo —le dijo en ánimos—. Quita tu carita de perro aguado triste y ve a hablarle a tu padre antes de hacer el almuerzo, ¿sí?
Yoongi hizo una mueca.—Ugh, ¿y si mejor vas y le hablas tú?
Hanwoo rodó los ojos con diversión. Terminó por asentir y lento se levantó del sofá, listo para dirigirse a la puerta de la casa y caminar al otro lado de la calle, donde estaba el taller de su esposo.
—Papá.
—¿Sí?
—Dame a Moonie.
El mayor se rio.—¡Pero si solo iré y vendré al otro lado de la calle! —Miró los ojos serios de su hijo y se carcajeó de nuevo—. Cielos, estás igual que tu papá cuando te tuvimos. Todo un territorial.
Gi recibió a la niña y se fue a la cocina sin decir nada. Pudo escuchar las risas de su progenitor hasta en la calle.
🪁
—¡He vuelto!
Tras anunciarse en voz alta, el alfa se retiró los zapatos con los pies y se colocó encima las sandalias de siempre, llevando a CheonMoon como camaroncito en su brazo derecho.
Esperó escuchar la voz de Jimin, y al no ser así, alzó la ceja. ¿Habría salido del departamento?
No. Alcanzaba a ver la nota que le había dejado en el comedor hace casi tres horas. La sala y la cocina se veían intactas, y para cuando reparó en buscar su aroma, notó que algo olía mal. Como... agrio, podrido. Estaba ahí.
Dejó en la mesa la bolsa con comida del almuerzo en casa de sus padres que había traído para el pelinegro y caminó hacia la habitación que este ocupaba, dando unos toques a la puerta. Cheon comenzó a removerse en su agarre mientras pujaba, lista para pasar a quejarse.
—¿Jimin? ¿Se puede? —No recibió respuesta, pero sí escuchó a su alfa hablar fuerte y claro.
«Entra»
Al abrir la puerta el aroma poco agradable le explotó en la cara, la bebé se quejó y lloriqueó sin lágrimas. Dentro, observó al omega aún dormido bajo la manta, cubierto hasta la nariz.
Torció los labios con un mal presentimiento, su lobo estaba ansioso, como si le estresara la molesta paciencia del humano al moverse.
Sabiendo que CheonMoon era muy sensible al aroma, decidió apresurarse a dejarla en su habitación, recostándola sobre su cama y rodeándola con las almohadas y la manta para evitar que se diera la vuelta o fuese a ocurrir un accidente. Era peligroso dejarla sola, pero la esencia del omega la estaba molestando.
—Ya vuelvo Moonie, no tardo —murmuró a la niña, acariciando su barriguita para que se calmara, y cuando esto ocurrió salió apurado hacia la habitación contigua, dejando las puertas abiertas para escuchar.
Haciendo una mueca por el olor, se adentró a la pieza y caminó hacia la cama, comenzando a llamarlo mientras le empujaba levemente el hombro para despertarlo de su sueño.
¿O inconsciencia?
Al ver que no reaccionaba, terminó por tirar lejos la manta y ahogó un grito con lo que se encontró.
Un gran hematoma cubría el cuello del menor con colores violentos y enfermos, hilos de sangre se secaban contra la playera celeste que portaba y su tono de piel era pálido. Sus labios estaban morados y las venas que pasaba por su mandíbula se notaban macabramente en colores obscuros.
—¡Jimin! M-mierda, Jimin despierta —jadeó asustado en tanto se dejaba caer en el colchón.
Trató de sentarlo y escuchó al omega soltar un chillido, su cuerpo pesaba y le era difícil de manejar en su estado lánguido.
—Jimin, oye... —Lo apoyó contra sí. Diablos, ¿estaría inconsciente desde ayer?
Con el corazón comenzándole a latir con rapidez contra el pecho, sacudió levemente el cuerpo ajeno y tocó su rostro, notando lo frío que estaba.
Afortunadamente con ello pareció llamar a la lucidez del de labios pomposos, pues le vio tratar de fruncir el ceño y apretar los ojos.
—Eso es, t-tú puedes. Despierta, Jimin-ssi —Una sonrisa nerviosa estiró sus labios mientras sus cejas se arrugaban, preocupado por lo débil que le veía estar.—Anda, abre los ojos... ¡t-tengo una duda sobre un platillo! Necesito tu opinión.
Jimin se quejó y con trabajo se apegó a su cuerpo. Tenía tanto frío.
—M-mi... ¿opi-opinión...? —murmuró mientras trataba de abrir los ojos.
Yoongi estuvo por seguir hablándole del tema, tratando de despertar a su consciencia, pero se vio interrumpido por un chillido lastimero del menor que le asustó, dejando un escalofrío en su espalda. Este ladeaba la cabeza con una mueca de dolor hacia el costado donde tenía su marca.
Park emitió un quejido, arrugando la ropa del alfa entre su puño, apretando los dientes con fuerza mientras el tirón de dolor le atacaba. Yoongi mostró una mueca y su lobo aulló desesperado mientras lo apretaba más cerca sin saber qué hacer. Quería detener el malestar del menor, pero él no podía pensar claramente en qué debía hacer, maldita sea.
—M-mi bebé —el omega logró lamentarse antes de soltar un alarido y casi ahogarse con su llanto—, mi alfa...
Luego, el peligris descubrió la razón de la sangre seca en la playera ajena, asustándose de nuevo.
Un segundo tirón de dolor atravesó a Jimin y, llevado por su lobo fuera de control, ascendió las uñas al hematoma y se arañó la piel herida mientras se arqueaba, desesperado.
Yoongi de inmediato tomó sus manos y las alejó.—¡E-espera, no!
El pelinegro sacudió la cabeza en medio de otro alarido que brotó desde el fondo de su alma, un quejido del humano y del lobo. El pálido sintió sus oídos zumbar ante el gemido con el que el menor buscaba llamar a su alfa, uno que no estaría ahí para confortarle y que era el causante de toda esa situación.
Min lo abrazó más cerca con fuerza, manchándose un poco la ropa con la sangre del otro, y apretó sus manos en su agarre cuando las sintió temblar.
—Y-Yoongi...
—Aquí e-estoy, aguanta —le dijo con voz apretada—. Ya pasará... pasará, Jimin.
El omega tensó el cuerpo y lloró contra su torso, con la respiración errática y buscando el consuelo de su aroma, tratando de soportar la terrible sensación en su pecho. Sentía que sus pulmones ardían por oxígeno, que estaban pisándole el pecho, como si quisieran reventar su corazón.
—S-soy un mal o-omega... s-soy un mal padre... —exhaló sin aire.
Finalmente el pálido le abrazó por completo, capturando sus manos en medio de sus torsos y rodeándole con ambos brazos.
—Ssh... —le arrulló, meciéndose—Eres un buen omega... está bien, ya pasará... está bien.
Yoongi no supo cuánto tiempo estuvieron así. Acompañó a Jimin en las siguientes cuatro rondas de dolor y lo apretó con fuerza contra su pecho, manteniendo atrapadas sus manos para que no volviera a lastimarse y permitiéndole que mordiera su ropa cuantas veces lo necesitara. Su espalda ardió por mecerse sin cesar y siguió susurrándole que estaba bien, que era buen omega, y le entregó cuanto de su aroma pudo darle.
Su alfa se mantuvo alerta a todo momento de cualquier pequeño sonido que pudiese provenir de su habitación. CheonMoon lloriqueaba de a ratos, pero luego parecía cansarse de hacerlo.
Después de un rato, el malestar al fin pareció calmarse. Jimin solo se mantenía llorando con la mejilla contra su pecho, débil y tembloroso. Su miraba aterrada de volver a experimentar el tirón de dolor sorpresivo una vez más. Seguía pálido pero ya no tanto como el pediatra le había encontrado, y su temperatura parecía elevarse poco a poco también.
Aún meciéndose, Yoon se jaló la manga de su playera y limpió las lágrimas del menor, después los pocos hilos de sangre que aún brotaban de su marca perdida entre los colores del hematoma.
—Nunca te lo pregunté... —le murmuró.
El respirar de Jimin temblaba de a momentos como consecuencia del llanto, a veces se le escapaban hipidos que parecían estar apunto de desencadenar un berreo más.
El pelinegro le miró con sus ojos hinchados y rojizos.
—¿Qué nombre pensaste para tu cachorro, Jimin?
Él se lamió los labios y en voz baja contestó:—Se supone que... q-que el nombre l-lo debió elegir De-Deokjung.
O al menos eso le habían enseñado sus padres. Los alfas y los hombres beta son quienes toman el papel de escoger el nombre de los hijos.
—¿Pero cuál te gustaría a ti, mmh?
—Sabyeol —Sin embargo, su respuesta fue inmediata.
Gi le sonrió.—Es un bonito nombre.
Jimin sonrió también, agotado, cerrando los ojos en medio de una exhalación un poco más tranquila.
» ademmmle «
Holaa, ¿cómo están?
Yo estoy bien, he estado durmiendo bastante menos y muy ocupada, pero bien. No tengo problemas en la escuela uwu
Los capítulos de esta historia los voy adelantando cada que puedo en borradores, pero en estas dos semanas no he podido avanzar nada nadita por la escuela🥲
Ya le estoy metiendo mano a mi otro fic, también UuU
Eso. Espero les haya gustado, que estén muy bien, y no olviden mencionarme si notan un error c:
¡Cuídense muchoo!💕
STREAM SEXY NUKIM👀
—Adem🪁
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