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18

Estaba fastidiado, aunque al mismo tiempo no tanto. No sabía cómo podría etiquetar la forma en la que se sentía.

Casi todo el tiempo se sentía como si estuviera en la semana previa a su celo, esa que era molesta pero no lo suficientemente fuerte, como un piquete de mosquito en la planta del pie o esa persistente sensación de picazón en la zona de la espalda que no puedes alcanzarte.

Taehyung y Hoseok le habían explicado que su lobo estaba en una constante lucha por rechazar algunos de los medicamentos relajantes no contraindicados, realmente en desacuerdo por suprimirse por más tiempo, y comenzaría a dejar explotar tal cual manantial todo lo que no dejó fluir durante su embarazo.

Le resultaba bastante curioso tener al matrimonio como sus especialistas.

Finalmente, Jimin no había estado dispuesto a interrumpir la lactancia de CheonMoon para llevar un control con anticonceptivos. Mientras Deokjung no rompiera el lazo de apareamiento por su propia parte, su salud seguiría deteriorándose y él empeorando, y con ello sumándose a su omega sintiéndose lo suficientemente a gusto como para liberar los caprichos del embarazo de forma tardía, Jimin no creía que fuera bueno para él afectar la conexión que la lactancia le ayudaba a forjar con la bebé, porque eso sería casi un tiro de gracia para él con lo mal que la pasaría.

Seokjin también le había hablado del tema, el omega era alguien de tomar confianza difícil pero veloz, a veces se hablaban de muchas cosas y no solo de los trámites que Jimin le pedía hacer en silencio.

El abogado Seokjin había pasado por una situación similar a las necesidades del embarazo reprimidas, cuando Namjoon tuvo que ausentarse por su trabajo unos días antes de saber que estaba en cinta. El alfa no había regresado hasta pasados dos meses y, considerando que Jin descubrió aquello con ya casi un mes de embarazo, todas las hormonas y ansias por renovar la marca se habían visto suprimidas por mucho tiempo y explotaron a toda presión cuando Joon regresó. Según sus palabras, era como estar experimentando el fuertísimo primer celo por varias semanas.

Jimin podía afirmarlo, o algo así. Cuando todo su ser estaba descontrolado, se sentía peor, con una mezcla de experimentar el primer celo y los nueve meses de embarazo —en su caso ocho— a la vez en un pequeño lapso temporal.

Todo el tiempo se sentía sensible, irritable, de mal humor, cansado, adolorido, y súper mimoso. Cualquier cambio en el ambiente le hacía sentir frustrado y con ganas de maldecir de norte a sur. Si pudiera, desearía pasársela dormido. Solo en esos momentos todo él por entero se regulaba.

Claro está que no podía, era recientemente un adulto con obligaciones. Incluso desde niño tenía tantas cosas por hacer que no le permitían dormir por las tardes.

Curiosamente, los otros momentos en los que no se sentía tan desbordado, eran cuando estaba junto a Yoongi.

Nuevamente, Taehyung y Hoseok se lo habían explicado. Su lobo había escogido a Min como su alfa, en él había visto la confianza de satisfacer la falta de sensación de apoyo, bienestar y cariño.

Ahora más que en otro momento de su vida, Jimin estaba rodeado constantemente de alfas, y a diferencia de sus años pasados, no se sentía incómodo con ello, pues todos se mostraban con la intención de brindarle apoyo. Lo lógico hubiera sido que su lobo quisiera apoyarse en Hoseok, por ser al que más tiempo llevaba conociendo; o incluso en Jungkook, a pesar de no ser un alfa, pues fue la primera persona que le brindó apoyo de manera personal.

Sin embargo, su lobo había escogido a Yoongi. Tae tenía la teoría de que se debía al lazo que éste tenía con CheonMoon, la bebé a la que Jimin sintió la necesidad de velar desde el primer instante. De todos modos, no sabían por qué exactamente y solo quedaba especular.

En el fondo, Park se sentía culpable de tener a Yoongi tan involucrado en el bienestar de su lobo, pero estaba consciente de que no solo había dependido de él. El pediatra tampoco había buscado establecer límites, sino lo contrario.

Igual no era como que se quejara de ello. La falta de límites les había llevado a donde estaban ahora.

Yoongi se había tumbado en el sofá apenas llegó al departamento, varias horas más tarde de lo acostumbrado. Jimin había querido ofrecerle algo de cenar, pero el alfa se negó, diciendo que si comía algo se quedaría dormido como los bebés a los que trataba día a día, y con los que tenía que regresar en dos horas.

La verdad, el menor no quiso detenerse a pensar en una excusa, y simplemente se acostó en el sillón también. Conforme Yoongi sentía sus párpados cada vez más pesados, Jimin fue pegándose a él hasta tener la frente y la nariz apoyadas en su abdomen.

—¿Te agrada mi panza?

El omega soltó una risita corta por su voz adormilada.—Es cómoda —afirmó—. Está suavecita y siento tu aroma. Es como una almohada.

Yoongi se rio con los cansados ojos fijos en el techo, sentía la nariz de Jimin un poco más arriba de su ombligo, como si quisiera rozar tímidamente.—¿Una almohada?

—Sí, una que de la nada hace ruidos de ballena o de burbujas.

—¿Qué hay de tu panza? ¿Hace ruidos de pajaritos o algo así?

Jimin se sentía tan risueño en esos momentos, cualquier cosa dicha con la voz adormilada de Gi le causaba tanta gracia. Se sentía atontado.

—¿O suena a todos los gases que tienes atorad- ¡Hey, no me pellizques la panza!

—No seas llorón, hyung. Vas a despertar a Moonie.

—Entonces no me pellizques, duele.

Con sus dedos, el menor le dio suaves palmaditas en donde anteriormente había apretado su piel.—Yah. Sh, sh. Mejor duérmete.

—No puedo, debo regresar al hospital.

—Yo te despierto. Sh.

Yoongi soltó una risa floja cuando la mano del menor tanteó su cara hasta encontrar sus párpados y cerrarlos. Decidió tomarle la palabra, y acomodándose mejor con la cabeza de Jimin en su abdomen, llevó la mano a acariciar su cabello y se permitió dormir.

El menor disfrutó de su toque en su cabeza, relajándose también pero manteniéndose despierto. Mientras dejaba el tiempo transcurrir, Jimin al fin se animó a rozar su nariz en el abdomen del alfa, aspirando su aroma y encontrado la nota específica que indicaba estaba por entrar en celo. Olía muy bien, le gustaba. Y era tan cómodo, suavecito. Podía escuchar su respiración lenta acompañada de los ligeros ronquidos que evidenciaban su cansancio. Su cuerpo le brindaba calidez a esas horas de la madrugada.

Se quedó ahí, con sus dedos arrastrándose sobre la tela de la camisa negra que cubría el abdomen del pediatra, mimoso.

Comenzaba a sentirse adormilado también por la calma que rondaba en el ambiente, así que se distrajo en el celular. Faltaba poco para que Yoongi tuviera que irse otra vez, no podía quedarse dormido también.

Entre videos vagos de Instagram, una notificación se asomó en la parte superior de la pantalla.

«¡@Krap_Scheol te ha enviado una solicitud!»

El corazón le saltó en un latido, y tan rápido como vio dicho usuario, escuchó a Moonie comenzar a llorar desde su habitación. Sin mucho cuidado se levantó del sillón y dejó caer el aparato en él, corriendo en asistencia a la bebé.

Por el movimiento brusco y percibiendo la repentina ausencia del cuerpo ajeno contra el suyo, Yoongi se despertó perezoso. Lento y con algo de torpeza, se sentó mientras se tallaba la cara, tratando de espantarse el sueño, y con los ojos negándose a abrir por completo, alcanzó el celular de Jimin para revisar la hora.

02:34AM

«@Krap_Scheol quiere enviarte un mensaje»
«¡@Krap_Scheol te ha enviado una solicitud!»

—Seguro es un amigo suyo —murmuró para sí mismo, sonriendo adormilado por la idea de que el pelinegro poco a poco se encontraba con amistades del pasado—. Ah, ya casi es hora de que me vaya —puchereó con algo de desánimo.

Poco después, fue a acompañar a Jimin, que buscaba arrullar de nuevo a CheonMoon sin mucho éxito.

🪁

Dejó una suave caricia en el cabello gris y se levantó del suelo luego de su pequeño descanso.

Yoongi había insistido en darle uso a las decoraciones navideñas que habían comprado, lleno de entusiasmo. Sin embargo, también estaba carente de mucha energía. Llevaba días sin dormir pequeñas siestas en sus descansos, los cuales invertía en Jimin y la niña, que si bien lo estaba desgastando, lo hacía con mucho gusto.

Además, por ser tiempo de cambio de clima, le llegaban muchos pacientes. Otra causa era también la Luna, ya que por ella llegaban muchas personas para dar a luz y, por consecuencia, muchos neonatos a los que revisar o tratar.

El pediatra había decorado junto a él más o menos la mitad del departamento, y cuando tomaron un descanso para arrullar a la niña, Jimin se lo encontró dormido en el sofá con CheonMoon en el mismo estado contra su pecho. Al menos Yoon había terminado con el pino, lo más pesado.

O algo así, resultó que no compraron esferas suficientes. Mañana irían por más.

A pesar de los tirones que sentía en los restos de su marca cada que se estiraba a poner una decoración en lo alto de las paredes, Jimin podía encontrarse su propio aroma feliz bailando en el ambiente, enredándose en el aroma casi permanente de Yoongi dentro del lugar.

Sacó la decoración eléctrica que tanto le había gustado al pálido, la conectó, y la acomodó a los pies del pino. Había terminado.

Se sentó en el otro sofá un largo rato, analizando qué debía hacer. No sabía si debía arriesgarse a despertar a la niña al momento de querer llevarla a la cuna, despertar a Yoongi para que él lo hiciera y el riesgo fuera menor, o dejarlos dormir.

Sus gestos tranquilos habitando en el mundo onírico le tentaron el corazón. Decidió dejarlos dormir y mejor simplemente cuidar que ninguno se cayera del sofá.

La bebé se veía tan pequeña acomodada en el pecho del peligris, respirando tranquila y con su mejilla sonrosadita aplastada contra este. Yoongi mantenía una inamovible mano en su pequeña espalda, protector, con el cabello gris revuelto y los labios entreabiertos dejando ir ronquidos que, a pesar de ser un poco más ruidosos que los de la madrugada anterior, seguían siendo tan leves como para perturbar los sueños de la cachorra. Sus largas y lacias pestañas apoyadas en sus pómulos le hacían ver como un muñeco.

Jimin había visto a muchas personas en su vida, pero nunca había encontrado a un alfa al que le quedara perfectamente la palabra "bonito".

Yoongi era atractivo, sí, pero también era un hombre muy bonito.

Las respiraciones de la cachorra y el pediatra iban a ritmo, profundas y lentas, pero al mismo compás. Le pareció adorable el hecho de que inhalaran y exhalaran al mismo tiempo.

No lo resistió. Tuvo que capturar la imagen en el celular.

—¡Oh, ya sé!~ —se susurró a sí mismo, corriendo por uno de los muñequitos de trapo de Santa Claus con los que decoraron el pino, y lo colocó bajo el bracito de Moonie.

No contento con ello, alcanzó un gorro del adorable viejo navideño y se lo colocó a Yoon encima. Por la posición la tela tapaba gran parte de su cara, muy apenas dejando visibles sus lindas pestañas. Tomó varias capturas más, acomodando y desacomodando los adornos, y sonrió satisfecho.

Todo iba a salir bien. Tenía que.

🪁

La sartén sonaba mientras se encargaba de revolver los huevos con el cucharón cuando Yoongi entró a la cocina con pasos arrastrados y perezosos. Olía diferente, más envolvente y atrayente. Podía sentir su aroma sobresaliendo mucho más encima que el que destilaba la comida que estaba preparando y que tenía justo enfrente.

Distraído con ello, detuvo sus movimientos en seco cuando sintió el cuerpo ajeno pegarse a su espalda. Luego escuchó su bostezo, sonrió pequeño y siguió con lo suyo.

—Buenos días...

—Casi tardes —dijo risueño—. Están por dar las doce del medio día en el reloj, hyung.

—Mmh.

—Mmh —respitió Jimin, estirándose por un poco más del bote de sal.

—¿Puedo ser más invasivo de lo que estoy siendo ya?

—No me molesta.

Con la luz verde, el alfa recostó el rostro en el cuello del pelinegro, pegándose todavía más a él. Sus manos bailaron en el aire, limitadas a no sostener la cintura ajena, mucho menos abrazarla por el calor de la estufa.

Jimin comenzó a mover menos sus brazos, más lento y sin tanta fuerza, alzando las cejas confuso y con el corazón latiéndole más fuerte cuando sintió a Min frotar la mejilla sutilmente en los tonos morados indelebles en su piel. Cuidadoso, tanteando terrero, y adormilado.

Más familiarizado con el nuevo contacto, el menor siguió con la comida en el sartén.

—Hoy me tocaba hacer el desayuno.

—Estás en lo correcto —dijo—, pero esto ya es entre almuerzo y comida, ¿sabes? Además, ayer solo viniste al departamento para traerme algo de cenar e irte, cuando bien sabías que pude hacerme algo por mi cuenta si tú estabas muy ocupado en el hospital.

Yoongi no dijo nada sobre eso, solo siguió con el cachete apretado contra su piel moretoneada. Parecía que con la caricia entre sus pieles quisiera borrar los colores violentos en su cuello. Un pequeño gruñido, uno muy bajo, sonaba en su pecho. Como un ronroneo contento que no llegaba a serlo.

El omega sonrió cuando lo escuchó bostezar otra vez, y apagando la flama, alzó su mano para serpentear los dedos en su cabello gris, arrullándolo con timidez.

—'Stoy mmoso —sonó apachurrado, por poco y sus comisuras también se apoyaban en su cuello—, y con shuño... y te shentes ssuave.

—Es notorio —se rio Park—. Tu aroma también es más fuerte, hyung.

—No mm di cuenta.

—Desde hace unos dos días quizás, pero hoy es más. Hueles muy bien —Justo después de haberlo dicho, las naranjas de su aroma se notaron felices en el aire.

Hubo un momento silencioso en el que Jimin sospechó si el alfa se había quedado dormido de nuevo, pero en realidad fue un instante en el que éste se llenó de fuerza para no hacerlo, y se separó a regañadientes.

Su espalda y cuello se sintieron fríos de inmediato.

—Te daría mi loción, pero mi aroma es tan maravilloso que no existe un perfume olor a Min Yoongi.

A Jimin le causó una risa tonta verlo actuar fanfarrón mientras intentaba espantarse el sueño. Anoche ni si quiera escuchó la hora en la que regresó a dormir, pero a lo que le había contado cuando le llevó la cena, había un neonato prematuro en situación crítica que exigía de su atención a todo momento. Si se levantó a esta luz del medio día, debió haber llegado muchísimas horas después.

—Claro, si hubiera un perfume de ti sería todo un éxito —Su tono fue irónico a propósito, tratando de molestarlo.

—¡Por supuesto!

Claro que lo sería, estaba encantado con la huella de aroma que le había dejado encima. Se sentía tan lleno de calma con solo respirar.

🪁

Después del almuerzo/comida a medio día, Yoongi llamó a sus colegas para saber si todo estaba en orden en la sala neonatal, en especial por el recién nacido del día anterior, y más tranquilo sabiendo que todo estaba bajo control, se dio una ducha, metió la ropa sucia a lavar, revisó que las palomas tortolitas estuvieran cálidas en la casita, y bañó a CheonMoon en la tina.

Estaba cansado, Jimin le reprochaba para que se fuera a recostar, pero él quería hacer todo lo pendiente posible en su día libre.

—Anda, Jimin-ah... hay que terminar de decorar el pino.

—Hyung, es tu primer día libre desde que llegué aquí, ¡otro día podemos comprar las esferas que hacen falta! Además, está cada vez más frío.

—Pero yo quiero hacerlo hoy...

El omega gruñó y se quejó al techo, incrédulo de la infantil terquedad en el pálido.

—Dame a la niña, ve tú.

—Podemos pasar a comprar pan dulce y donas.

Y así fue como los tres salieron y regresaron de la fría calle, con más esferas, pan, un par de frappés, y una mordedera nueva para Moonie. La niña había visto el aro con figuritas navideñas y fue imposible sacarlo de su atención y de su boca llena de babita. Era obvio que no cumpliría aún su función, faltaba un tiempo bastante considerable para que un par de dientitos quisieran asomarse en las tiernas encías, pero sonaba como una maraca al moverse y había llamado la atención de la bebé.

Un par de veces omegas y varias betas volteaban hacia Yoongi, percibiendo la atractiva gota de su aroma, pero tan pronto le veían acompañado de Park y cargando a la bebé, halagaban los ojitos bicolor de la cachorra con ternura y seguían en lo suyo.

Sentía que no debía, pero Jimin alzaba el porte orgulloso y caminaba pegado a su costado. Sonriendo contento y levemente sonrojado, más por toda la situación que por el frío aire impactando en su cara.

A veces realmente quería decirle a Yoon que le gustaba un montón, quizá cada día más. Pensaba que tal vez él ya lo venía sospechando o imaginándolo. Tan solo le gustaría que esta fuera una realidad para siempre.

Sentía como si estuviera en una alucinación, las cosas se veían mejor y más dulces día con día. Nunca se visualizó decorado para navidad, mucho menos haciéndolo con alguien.

Además de sus pensamientos yendo y viniendo, lo único que lo echaba a perder eran los tirones en su cuello que seguían apareciendo cada que intentaba poner una esfera en la cima del pino. Con su lado firme cargaba a Cheon acomodada como camaroncito en su hombro, así que todo el esfuerzo y la tensión estaban en aquel lado sensible.

Yoongi pareció notarlo, y le quitó la esfera.

—¿Por qué no me has dicho que aún te duele, Jiminnie? —cuestionó, preocupado—Podríamos haber conseguido una crema desde hace tiempo. Ni siquiera tenemos pastillas para el dolor.

—Irónico, eres un doctor y vives aquí —intentó bromear, sin lograr borrar el gesto preocupado y serio en el alfa—. No es grave.

Gi ignoró su frase, estirándose frente a él y medio encimándocele para colgar la esfera en donde el menor trató de hacerlo.—Trabajas en el taller con mi padre, donde haces muchos esfuerzos, ¿por qué no has sido más precavido con tu dolor?

Con la niña en brazos, Jimin se hizo pequeño en su puesto para no recargarse sobre el pino y tumbarlo al suelo, pero por más que intentó, el espacio reducido le hizo quedar pegado al torso del pediatra, que estaba muy ocupado enredando el hilo de la esfera en la rama artificial como para notar sus esfuerzos.

Hasta que sintió la mano libre del menor apretarse en la tela que cubría su pecho, sosteniéndose. Por mero instinto, su propia mano se presionó en la espalda del omega, como un seguro para evitar hacerle caer.

Dejó de estirarse, descendiendo su brazo y dejando de encerrarlos bajo su cuerpo, sin embargo, Jimin y la niña en sus brazos siguieron acorralados contra el pino. Su ceño seguía fruncido por la cuestión de los tirones dolorosos que experimentaba el más bajo, y sintió la mano ajena aflojar el agarre en su camiseta, pero mantenerse suavemente apoyada en su pecho.

Park percibió su aroma llenar el ambiente, ninguna otra cosa podía llegar a su sentido de olfato más que él. Observó fijamente la mirada preocupada. Los dedos que tenía apoyados en su pecho se movieron suavemente, y la pequeña sonrisa que le mostró intentó hacerle pensar menos en ello.

—No duele mucho, alfa. Estoy bien.

Alfa.

El pequeño llamado bajó las luces en el ambiente, Jimin sintió la mano en su espalda presionarse ligeramente un poco más. Su atención fija en la mirada ajena, descubrió destellos grises en sus ojos de pupilas dilatadas. Y cuando Yoon cumplió el impulso de cubrir la mano que se encontraba en su pecho con la suya, topó con la cabecita de Moonie dormida entre ambos.

La tensión se diluyó un poco, y luego de tocar la mano ajena, acarició con el dorso de su dedo índice la mejilla de la cachorra.

—La cargaré yo, descansa tus brazos y espalda.

Fue entonces cuando notaron lo cerca que estaban sus rostros, cuando Yoongi susurró y Jimin le escuchó sin esfuerzo.

Luego, teniendo espacio propio de nuevo tras Min alejarse con la niña en brazos con la excusa de buscar una manta, el omega se percibió extasiado por el aroma del alfa. Sintiéndose adormilado y entorpecido. Aún podía encontrar el fantasma de su mano entre sus omoplatos, el calor haciendo cosquillas en sus mejillas.

Momentos después, Yoon llegaría a su lado con celular en mano, haciéndole escuchar al oficial Namjoon citarlos.

Hola👁️

Mi examen de admisión es el martes y no he estudiado nada🤩

¿Alguien fue a ver el concierto de Yoon en los cines? Yo no pude, no tenía dinero para la venta del boleto y un compromiso me tomó el tiempo😞

Espero les haya gustado, cuídense mucho, y avísenme si ven un error. Bais🫶

Adem🪁
ademmmle

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