Dos días después partieron en tren rumbo al valle del café para pasar una larga temporada, hicieron bien en seguir el consejo de Olegario de irse antes de dar el anuncio, pues como el agente predijo, apenas dio el comunicado los periodistas llegaron para averiguar cuánto tiempo sería ese retiro y a dónde iría; sin embargo, no dieron mayores detalles, solo que Julieta no quería ser incomodada, los periodistas quisieron saber sobre el estado de la pianista, pero solo consiguieron un portazo y que los empleados a cargo de la casa en ausencia de sus patrones llamaran a la policía.
A pesar de que no podría ver los paisajes del Valle, estaba feliz por estar en camino, estuvo tan ocupada componiendo que no había ido en los últimos dos años y ahora debido a una situación adversa volvía, a veces se preguntaba en dónde estaría si en vez de haber ido con Tião, se hubiera montado en el auto con sus padres y Osorio, seguro habría estado sentada frente al piano de su casa tocando alguna canción conocida o componiendo una nueva para el próximo concierto, pues en cada recital hacía un estreno, talvez en una firma de autógrafos talvez en casa de su novio conversando con su suegra, doña Luciana, antes de partir envió una carta diciendo a dónde iría para que en cuanto pudiera y quisiera su novio fuera a verla, necesitaban aclarar su relación y decidir qué harían a partir de entonces.
-Ojalá Osorio haya recibido la carta y venga a verme, necesito al menos sentirlo -dijo mientras iban en el tren
-Lo sé amor, estoy segura de que vendrá a verte -dijo Regina viendo a su esposo no muy convencida
-¿Ansiosa por llegar al valle? -dijo Manuel para cambiar la conversación
-Sí, ya quiero respirar el aire puro y sentir la brisa en mi cara, descansaré más en nuestra mansión del valle que la ciudad.
-Tienes razón, quizás podamos encontrar antiguos amigos, ojalá Victoria haya vuelto de Europa
-No
-¿Qué pasa Julieta?
-Mamá, papá, no quiero que nadie me vea mientras estemos en el valle, a parte de los empleados
-¿Por qué? -preguntó Regina
-Simple, no quiero que nadie sepa de mi condición, es un pueblo pequeño, si quieren ver a alguien háganlo fuera o mientras esté en mi cuarto
-¿Planeas quedarte todo el tiempo encerrada en la casa? -dijo Manuel incrédulo
-Si es necesario, sí, solo saldría al balcón para tomar el sol y al establo para estar con Soberano
-Julieta, no puedes alejarte del mundo, aún eres muy joven y tienes la vida por delante -dijo Regina
-Y estoy ciega, no quiero la lástima de nadie
-Nadie ha sentido lástima por ti
-Mamá, percibo sus miradas en mí, soy ciega pero no tonta
-¿Sabes lo que tu madre y yo deseamos? Que dejes de compadecerte a ti misma
-Yo no me compadezco
-Claro que sí -dijo Regina -con tu actitud y no vamos a permitir que te conviertas en una aislada social, no te queremos encerrada en tu cuarto, si es necesario cerraremos la puerta con llave durante el día
-No pueden hacerlo
-Claro que podemos, cuando lleguemos al valle descansaremos pero a partir de mañana aprovecharemos cada minuto del día
-No puede ser que me estén tratando como a una niña
-Pues no te portes como una, Julieta no pienses que lo hacemos para molestarte solo queremos tu bienestar, te darás cuenta de que si te relacionas con otras personas, lo pasarás muy bien
Julieta solo se encogió en su asiento con una cara de aburrimiento, Manuel y Regina interpretaron el silencio como un sí, pero debían prepararse, conociéndola, tendrían que convencerla muchas veces, luego de tres horas llegaron al valle, el chofer los esperaba, después de acomodar el equipaje, partieron hacia la hacienda, Julieta en medio de ellos, mirando al vacío como era su costumbre desde que perdió la vista, el valle era muy distinto a São Paulo, a diferencia de la gran ciudad, era un pueblo pequeño, donde todos se conocían y se enteraban de todo, por eso habían escuchado que los Sampaio llegarían pero desconocían la condición de Julieta y ella quería que se mantuviera así.
El viaje hacia la hacienda duró 15 minutos, en el trayecto, Julieta imaginaba los paisajes que embellecían la región y sentía paz al estar ahí, su lugar en el mundo, aparte de ver, lo que deseaba era llegar a la hacienda y encontrarse con Soberano y hacer realidad el sueño que tuvo días atrás.
Como si hubiera leído sus pensamientos Manuel les pidió que tuvieran listo al caballo para su llegada, de modo que cuando el auto atravesó los portones de la hacienda, el equino ya estaba ensillado a la espera de su dueña. Cuando llegaron, Manuel le indicó al chofer que se acercara a los establos.
-El camino hacia la casa es más largo de lo que recuerdo -dijo Julieta en cuanto bajó -no podré ver pero tengo memoria
-Debíamos desviarnos un poco de la casa principal -dijo haciendo una señal al empleado para acercar a Soberano -tengo una sorpresa para ti
-¿Cuál?
Antes de que Manuel respondiera, Soberano acarició la cara de Julieta y una sonrisa apareció en su rostro
-Es Soberano
-Sí es Soberano -dijo Regina
-Hola amigo -dijo abrazándolo -¿Cómo estás? Te extrañé mucho, ¿también me extrañaste? -el caballo relinchó a modo de respuesta -me encantaría verte, extraño nuestras cabalgatas, pero ahora no puedo, disculpa
-Claro que puedes, yo te ayudaré mi amor -le dijo Manuel -yo lo tomaría por las riendas como cuando te enseñaba, ¿quieres?
-Sí por favor
-Bien vamos
Manuel ayudó a su hija a subirse a Soberano y le dio una vuelta por toda la hacienda, todos observaban la escena emocionados, sobre todo Regina, sabía cuánto amaba Julieta cabalgar y verla realizar una de sus actividades favoritas la llenó de alegría.
Londres, Inglaterra
-La universidad de Oxford se complace en entregar el título honorífico a Aurelio Cavalcante por ser el mejor estudiante de la carrera de oftalmología con énfasis en cirugía
Llegó el momento más esperado para Aurelio, por fin se graduaría como oftalmólogo después de tanto estudio y práctica y se sentía muy feliz, para él, los ojos eran órganos fascinantes, pues a pesar de su pequeñez, si sufrían un daño por mínimo que fuera, alteraba la visión del paciente y por consiguiente su vida
-Estoy tan orgullosa de ti hermano -dijo Christine abrazándolo
-Gracias Chris, apenas puedo creer que me recibí de médico
-Pues créelo, te lo mereces, te has esforzado tanto para llegar a donde estás
-Tú también y estoy seguro de que vas a graduarte de administración y nuestros padres y yo estaremos aquí
-Es una pena que no hayan podido venir
-Están en el valle, tardarían un mes en llegar aquí pero les envié una carta
-¿Siempre irás a Brasil?
-Sí
-¿Por qué? Tienes más oportunidades aquí
-Sí pero los pacientes no tienen oportunidades allá, necesitan buenos médicos
-¿No te da pena dejarme sola? -dijo Christine fingiendo indignación
-Sí, pero te unirás a nosotros en las vacaciones
-Dentro de seis meses
-Un semestre pasa rápido aunque quizás si consigues novio no vayas sola
-Pues si tuvieras novia no volverías solo
-Chris, por favor, no actúes como mamá
-No actúo como mamá es solo que me gustaría tener una cuñada y considerarla una hermana y regañarte cada vez que no te portes bien con ella
-Pues tendrás que esperar porque no pienso enamorarme pronto ni mucho menos casarme
-Cuidado Aurelio, muchas veces las cosas de las que huimos ocurren más pronto, recuerda bien lo que te estoy diciendo
-Bueno lo sabrás cuando te reúnas con nosotros en el valle del café
-¿Cuándo te vas?
-Este fin de semana, quiero celebrar contigo y mis amigos, despedirme de ellos con tranquilidad y arreglar mis maletas, ya quiero llegar al Valle y ayudar a quienes lo necesitan
-Claro entre ellos una chica hermosa que tenga unos ojos solo para ti, unos ojos de amor
-Créeme, sabré quién es en cuanto la vea, bueno ahora vamos a la fiesta que nos están esperando
Aurelio no contaba con que muy pronto tendría que darle la razón a su hermana.
Valle del Café
Al día siguiente Regina fue a dar un paseo por el valle mientras Julieta y Manuel se quedaron en la mansión, no saldría ese día pero estaría la mayor parte del tiempo fuera de su cuarto como acordaron el día anterior.
La hacienda estaba cerca del centro del Valle, entonces fue caminando, amaba estar ahí tanto o más que su hija, era su tierra natal, donde nació y creció, vivió siempre ahí hasta que se casó con Manuel y se mudaron a São Paulo pero volvían en vacaciones o cuando Julieta no tenía conciertos.
Uno de los lugares favoritos de Regina en el valle era la casa de té, la dueña, doña Agatha, hacía unos dulces deliciosos y la madre de Julieta estaba antojada de su pastel de chocolate, decidió quitarse el antojo y fue.
-Doña Regina qué sorpresa, de vuelta al valle -dijo Agatha quien la reconoció al instante
-Sí extrañaba volver
-¿Cómo está la familia?
-Muy bien gracias
-¿Qué le sirvo?
-Un pastel de chocolate
-Por supuesto, ¿Julieta y el señor Manuel vendrán después?
-Talvez, acabamos de llegar y aún estamos cansados -Regina prefería no hablar de más, pues si doña Agatha tenía alguna información el valle entero lo sabría y no quería perjudicar a su hija
-Muy bien, aquí está su pastel -dijo entregándoselo -disfrútelo
Regina fue a sentarse en una mesa para probar su pastel, estaba tan delicioso como siempre, estar ahí degustando era perfecto y nada podría mejorarlo, o eso creía hasta que escuchó una voz familiar y muy querida
-¿Regina?
-Victoria, ¿eres tú?
-Sí, no puedo creer que hayas vuelto al valle, ¿cómo estás amiga? -dijo abrazándola
-Feliz de verte, pensé que estabas en Europa
Victoria Cavalcante era la mejor amiga de Regina, se conocían desde siempre y lo compartían todo, incluso su partida del valle por motivos de matrimonio, Victoria pasó los últimos años en Europa y hasta ahora volvía
-Sí, estaba, Afránio y yo volvimos hace poco porque nuestros hijos pasan todo el tiempo en la Universidad
-¿Y cómo están?
-Gracias a Dios bien, Aurelio casi termina la universidad y Christine también, entró a estudiar administración en cuanto les dieron autorización a las mujeres de estudiar
-Me alegra, las mujeres somos capaces de hacer todo lo que los hombres y mucho más
-Por eso Afranio y yo la motivamos a estudiar porque era lo que deseaba
-Lo mismo hicimos Manuel y yo con Julieta
-Por cierto, ¿cómo está? ¿Sigue componiendo y dando recitales? -preguntó sabiendo de la fama de la hija de su amiga
-No, en realidad está pasando por el momento más difícil de su vida
-¿Por qué?
-Después del último recital, sufrió un accidente y quedó ciega, Victoria
-Oh por Dios, lo siento mucho Regina
-Todos estamos tristes, no solo ella hay días donde está deprimida, otras donde está alegre, es un sube y baja de emociones a veces cuando la veo sentada frente a mí y recuerdo que no me ve, se me parte el corazón, es difícil Victoria
-¿Y se quedará ciega para siempre?
-Tiene un daño en el nervio óptico, no pone en riesgo su vida pero a menos que haya un descubrimiento, Julieta pasará el resto de su vida en tinieblas y no lo merece
-No, hace años que no la veo pero recuerdo a una niña con mucha vitalidad, energía y talento para el piano
-Continuó así todos estos años, hasta ese accidente, este tiempo ha sido muy ajetreado, por eso vinimos para que se relajara
-¿Julieta está aquí en el valle?
-Sí, llegamos ayer, Manuel, Mercedes y yo
-Me gustaría verla, si no hay problema
-Por mí no, pero temo que te trate mal, está muy sensible por su ceguera
-Tuve que lidiar con dos adolescentes, sobreviviré, ¿vamos? Mi auto está afuera, llegaremos más rápido, recuerda que nuestras haciendas están una junto a la otra.
Victoria y Regina salieron y llegaron hacia donde las esperaba el auto junto con el chofer y se dirigieron a la hacienda Sampaio, cuando llegaron Mercedes les dijo que Manuel y Julieta estaban en la biblioteca pues él le estaba leyendo un libro las dos mujeres se dirigieron ahí y los encontraron, al verlas, el señor Sampaio se puso tenso pues no sabía cómo reaccionaría Julieta
-Regina, volviste muy rápido -dijo un poco nervioso
-Sí, es que me llevé una gran sorpresa, mi amor ella es Victoria, mi amiga de toda la vida, ¿la recuerdas?
-Claro -dijo Manuel -hola Victoria, ha pasado mucho tiempo
-Hola Manuel, sí ha pasado mucho
-Y seguro recuerdas a Julieta -dijo después de un momento
-Por supuesto, hola Julieta
Sin que lo esperaran, Julieta se levantó y gritó histérica:
-No quiero hablar con nadie, lárguese de mi casa, ahora
-Julieta por favor, no seas maleducada, ¿qué pensará la amiga de tu madre? -dijo Manuel
-Ustedes saben que no quería ser vista por nadie, ¿era tan difícil de entender? -dijo llorando
-¿Por qué no? Si eres una chica muy hermosa
-Pero ciega, usted no puede entenderlo
-Querida, eso no tiene nada que ver, por un fatal accidente no puedes ver, pero eso no te hace fea, ya no llores, porque si no tu cara se volverá roja y ahí sí estarás fea -dijo secando sus lágrimas -ven siéntate aquí -dijo guiándola hasta el sillón, Manuel y Regina estaban sorprendidos de que Victoria haya logrado calmar a su hija tan renuente al contacto con otras personas -eso es hermosa, así está mejor
-¿Mamá quién es ella?
-Lo estaba diciendo antes de que comenzaras a gritar, ella es Victoria Cavalcante mi amiga de toda la vida -dijo sentándose
-Me alegra volver a verte Julieta
-¿Usted me conoce?
-Te conocí cuando tenías 5 años, eras una niña muy bonita
-Aún lo sigue siendo -dijo Regina
-Se lo agradezco -dijo con una sonrisa tímida -disculpe la forma como la traté hace un rato
-Sé que no lo hiciste de forma intencional a tu edad, muchas veces decimos y hacemos cosas que en realidad no sentimos, soy madre de dos hijos
-¿Cómo se llaman?
-Aurelio y Christine, él tiene 24 como tú y ella un año menor, ustedes se conocieron pero supongo que no los recuerdas
-No, era muy pequeña, pero quisiera reencontrarme con ellos
-A mí también -dijo Regina
-¿Le gustaría quedarse a tomar té Victoria? -preguntó Julieta
-Me encantaría
Manuel y Regina estaban felices de ver un indicio de la antigua Julieta puede que al principio hubo tensión pero al final todo salió bien gracias a Dios.
Victoria se quedó hasta la hora de cenar y su marido fue por ella, antes de irse le hizo prometer a Julieta que iría a visitarla y ella aceptó.
-No pensé que tuvieras tanto éxito con mi hija -dijo Regina mientras la acompañaba a la puerta -¿no te ofendiste con la forma en que te recibió?
-Sé que su situación no es fácil, la entendí, a los cinco minutos uno de da cuenta de que es un encanto
-Gracias
-¿Sabes? Talvez mi hijo pueda ayudar a Julieta, él está estudiando oftalmología con énfasis en cirugía, quizás sepa de alguna forma de curar ese daño, si quieres puedo escribirle para que en cuanto pueda, venga a ver a Julieta
-¿Harías eso por mí?
-Por supuesto amiga, lo haré, le escribiré en cuanto llegue a casa
-Gracias Victoria
-Dáselas a Aurelio si puede devolverle la vista a Julieta, solo lo facilitaré
-De todas formas gracias -dijo abrazándola
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