Capítulo 9.
ANTES.
Unas luces de color verde lograron que abra mis ojos. De nuevo. Charlotte me había noqueado luego de decirme esa cosa de "soy tu dueña". Solo veía gente que entraba y salía de la habitación para traerme comida o hacerme análisis.
Me giré hacia la derecha y vi una mesa blanca, y una cara desconocida detrás.
Esmeralda me sonrió de costado, mostrando una mirada desafiante, segura de sí misma. Todo su aspecto había cambiado y pasó de una oveja a un león.
-Antes de que empieces a preguntar... no te liberaremos tan fácil. Tendremos que entrenarte mejor, y hacerte unos cuantos cambios físicos. Pasaron tres meses ya desde que todos tus conocidos piensan que estás muerto.
Fruncí el ceño y me erguí.
-¿Qué quieren?
Esmeralda se levantó.
-Mejorarte. Claro está. Sin tus poderes no nos sirves de mucho. Pero sabemos cómo recuperar esa fuerza que conozco que tienes.
Suspiré, sintiendo un pinchazo en mi brazo. El disparo.
-Y todo se reduce a una persona.
-¿Quién?
Pregunté, listo para acabar con el maldito o maldita que tuviera mis poderes, si es que eso es posible. Porque no es una cosa que se puede tener en un frasco, esa persona lo lleva en su cuerpo.
-El amor de tu asquerosa vida.
AHORA.
Ya en la habitación del hotel, me saqué la ropa y me metí a la ducha. La charla con Eric, y la liberación que sentí al poder decirle a alguien mi secreto, me calmó. Aunque no tendría que estar así, las cosas con Thea no avanzan, y necesitaba hablarle, pero todavía no puedo decirle lo que está sucediendo. Necesito ver a la verdadera Thea, a la Thea que conocí y que amo. B
Al salir, me puse algo cómodo, y colgué la bolsa de box que Esmeralda me pudo proporcionar. Empecé a golpearla descargando todo lo que tenía, además de las cosas nuevas que tuve que aprender en el entrenamiento que Charlotte me sometió. Lo mejor de no tener mis poderes, dijo Charlotte, es que puedo entrenar mucho más y ser realmente bueno peleando, porque no tengo mi escudo. Al contrario de como pienso yo.
Mi celular comenzó a sonar, y al atender no me sorprendí tanto.
-Castigué a Tré.
La voz de Charlotte es seca, controlada, parece que cuando hablo con ella cada palabra está sacado de un maldito guion.
Sonreí.
-¿Por qué me lo dices?
-Para que perdones a mi staff, te daré más horas. Creo que te dije desde el principio que yo no soy Aaron.
Levanté mis cejas.
-Esmeralda me ha dicho que no te alcanza el tiempo que te damos diariamente para hablar con Thea, pero sabes que puedes y no, decirle. Solo queremos que coopere.
Tomé una botella de agua del refrigerador del mini bar.
-¿Y cuantas horas me darán?
-Te daremos todos los días excepto los viernes, que vendrás a la base y me dirás como está la situación. Sabes que no solo quiero a Thea. Los quiero a todos Apolo. Aunque Thea sea el engranaje más importante.
-Genial, ahora somos una máquina.
-Una muy grande que necesito.
Suspiré.
-De acuerdo.
Charlotte me dejó en silencio por unos segundos y luego cortó.
Eric tomó otro cigarrillo y lo prendió casi al mismo tiempo que yo apagaba el fuego de su encendedor.
-No fumes.
Dije acomodando mi gorra de lana. Eric rió.
-¿Ahora estás a cargo?
-Siempre lo estuve.
Dije terminando de colocar mis guantes. Vi de soslayo como Eric revoleó los ojos, mientras se colocaba su gorro.
-Todavía no sé muy bien cómo es que puedo ayudarte Apolo. Siempre te manejaste solo. Además de que quiero salvar al equipo, creo que tú solito podrías hacerlo.
Carraspeé. El invierno está viniendo y arrasaría con todo. Mis manos están entumecidas incluso con los guantes.
-Si es así como piensas entonces no me escuchaste cuando fui a tu casa. Y puedes irte en cualquier momento. Nadie te retiene.
Soltó un bufido.
-Sí que sabes cómo mantener a un equipo.
Miré a través de mis gafas la entrada de la casa de Thea, su moto está estacionada, y la puerta de entrada abierta.
Su padre salió con dos cajas una arriba de la otra, y una cara cansada. Jane, salió detrás de él con tres cajas más pequeñas.
-¿Se mudan?
Negué con la cabeza, y miré a Eric.
-No. Solo Thea.
Thea salió detrás con una remera de mangas cortas, y un jean desgastado. Sus atuendos como su carácter cambiaron a lo largo de estos años. Y eso está bien para mí, es más, la hacen ver más hermosa de lo que es.
Les dijo algo a sus padres que asintieron y llevaron las cajas al auto que no había prestado atención, con las puertas abiertas.
Thea les sonrió, y siguió sacando cajas. Después de un rato terminó de subir cajas, saludó a sus padres, y se subió al auto.
-Hay que seguirla.
Frené a Eric antes de que gire la llave del auto.
-No puede verte conmigo, además de que no es momento de hablar con ella. Ahora lo que haremos es ir a lo de Will.
Eric levantó una ceja.
-¿Quieres ir a hablarles?
Suspiré enredado en mis propios pensamientos. Si no les digo que estoy vivo, Charlotte no me dejaría ninguna otra opción. Ella quiere que vuelva al grupo, y todavía no sé bien cuál es su plan. Así que estoy atrapado en una rueda que solo va en contra mío.
-Tengo que hacerlo.
-Pero no les puedes decir nada.
-Así es.
-Y tienes que hacer como si no haya pasado nada estos dos años.
-Se podría decir que sí.
Eric sonrió de costado.
-Estás jodido.
Eric pasó una hoja del libro que lleva en sus manos, pasándose el dedo índice con por la lengua. Algunos de sus movimientos me incomodan y me dan rabia. O creo que es solo su presencia. Que haya acudido a él solo muestra lo desesperado que estoy. Estoy perdido. Esa es la palabra. No sé que pensar ni que hacer, solo me dejo llevar por mis sentimientos y por ahora se dividen en varios. Son un abanico gigante de desiciones que no sé bien como tomar y no sé bien como llevarlos a cabo.
Eric carraspeó y se refregó algo invisible de su nariz.
-¿Vamos a estar más tiempo en este auto?
Gruñí.
-El tiempo que considere necesario para saber cómo rayos daré mi cara de nuevo.
-Fácil. Lo hiciste con Thea.
-Lo que hice con Thea fue una completa estupidez. Me dejé llevar por el impulso.
-Y por lo que te impusieron.-Eric me miró-está bien decir que por una parte hablaste con Thea porque te lo impusieron, y por el otro lado está bien tener otra parte que te dice que lo hiciste también porque la quieres. Pero seamos realistas, si no fuera porque la amas, no hubieras ido a hablarle.
Siguió ojeando su libro, y empezó a tararear una canción.
-¿Cómo estás tan seguro?
Dije, aunque ya sé la respuesta.
-Porque si no amaras a Thea, ella estaría muerta.
Apreté el volante hasta que mis manos se pusieran blancas. Esa es la verdad. Thea es la causa del por qué yo sigo sin querer apretar el gatillo, sin querer lastimarla, sin hacer las cosas que se suponen y sé que tendré que hacer, que estaré obligado a hacer. Ya no tengo elección. A menos que haga algo al respecto.
-Ya sabes para que estás aquí Eric-dije destrabando las puertas-apégate a eso.
Puse un pie en la calle, escuchando detrás de mí su risita sobradora.
-Sí, señor.
La gorra de lana que cubre mi cabeza no abriga tanto como mi pelo lo hacía. Es una de las cosas que más extraño, mi cabello. Claro que está creciendo, pero no es lo mismo. Por alguna razón, me tienen que cortar el pelo para hacerme los estudios y usarme como rata de laboratorio. Ahora eso ha acabado, o eso es lo que me dijo Charlotte, cuando se trata de su palabra es difícil para mí creerle; después de todo lo que pasó.
No tiene que saber que estoy con Eric en esto. Aunque conociéndola, parece una maldita oráculo. Lo sabe y ve todo.
Me saqué la gorra de lana, y saqué el pasamontañas del bolsillo de mis jeans; me lo puse y acomodé. Tomé aire, sintiendo un cosquilleo por el aire frío entrando por mis fosas nasales. Me desvié del caminó de entrada de la casa de Will, y caminé agazapado por detrás. Sé que no hay cámaras en algunas partes, sé dónde poner mi pie y donde no, sé cuánto tarda la alarma en llegarle a Will, sé dónde están todos, y sé lo que tengo que hacer. No me presentaré como lo hice con Thea. Si lo hago seguramente se pongan a llorar, digo, soy malditamente especial para ellos.
Llegué a la parte trasera del granero/"guarida" y me asomé por la pequeña ventana. Como siempre todo está impecable, y hay cosas nuevas. Todos están allí. Max está peleando con Freya, se ha vuelto más veloz y más fuerte, incluso con su mirada arrogante. Freya está igual, un poco más radiante y más suspicaz. La estuve vigilando todo este tiempo también, vi como estar con Will la complementa. Es algo así como Thea me complementa a mí. Mark con su cabello largo, sigue siendo el mismo chico pacífico y buscador de la justicia que conocí hace años. Practica ahora con varias cosas, y no parece ser un problema. Will claramente ya dejó pasar todo ese problema de las alas. Vuela y tira flechas como un experto, en su mirada no hay miedo.
Y queda Thea. Thea está lanzando cuchillos y corriendo, da una pirueta en el aire, cae en el suelo y tira un chuchillo hacia una persona de goma. No es que ella sea capaz de matar. O tal vez sí, ya no conozco muy bien la persona que vi hace unos días atrás. Sé que la Thea que conozco está ahí dentro, dentro de ese caparazón que formó solo porque no podía hacer más que eso. Encerrarse. Estar en este grupo, conocerse a ella misma la cambió de muchas formar. Antes de que Jav me impidiera que hable con ella por razones obvias, antes de que ella sepa de nosotros... Yo la veía. La veía detrás de esa timidez, puede ser que sea un jodido que solo quiso atormentarla por un tiempo, pero solo quería ver hasta donde llegaba. O tal vez quería que me conozca, que me ame.
Empecé a retroceder unos cuantos pasos, tengo que tomar velocidad. Cuando mi espalda tocó la cerca blanca, achiné mis ojos, y eché a correr. En cuestión de segundos mi cuerpo se estrelló con la ventana, con un ruido estruendoso, logrando que todos dejaran de hacer lo que hacían y me mirasen. El pasamontañas se ciñó todavía más a mi cara. Mi respiración es superficial, y solo tengo un objetivo.
Hacer que peleen. Es la única forma que tengo para que Charlotte no crea que esté haciendo lo contrario a lo que me dijo. Hace un día Eric señaló que si ella piensa que hago lo que ella quiere, me dejará en paz. Pero claro que para hacer eso, tengo que moverme con cautela, precisión, tener un plan, y ejecutarlo de maravilla. Sino todo se iría la mierda.
Levanté la vista, rodando por los vidrios de la ventana. Freya fue la primera en agarrar una de los bates de béisbol, y correr hacia a mí.
Bloqué su golpe tirándola al suelo, volvió a levantarse rápidamente, y me volvió a atacar, con su derecha luego con su izquierda, me cubrí de los primeros golpes pero luego su pierna salió de la nada; dejándome aturdido en el piso.
Logré levantarme un poco tonto por el golpe en la cabeza, me deslicé por debajo de ella, la tiré, junté sus manos lo más rápido que pude y las até a un caño. Will me golpeó, antes de que pudiera mirar fijamente a Freya, en la nuca; así que devuelto estoy en el suelo. Will trató de sacarme la máscara pero le pegué una patada en la mandíbula, y se alejó, mientras yo terminé de atar a Freya. Lo que pasa con las cintas de metal que até las manos de Freya es que solo se pueden cortar con un cuchillo especial, que los trabajadores de Charlotte hicieron. Una de sus cualidades es que tienen sus propias armas, hay cosas que no se consiguen en ningún lado, y eso complica las cosas.
Freya empezó a refunfuñar tratando de sacarse la cuerda de las manos.
-¡Max! Prende fuego esta maldita cosa.
Max se acercó lo más rápido que pudo, y trató de quemar la soga, pero fue imposible.
-Esta maldita cosa no se rompe con nada.
Freya me tiró balas con los ojos y empezó a retorcerse.
Me levanté y empecé a pelear con Will. Su puño derecho se encontró con mi nariz, y mi puño se encontró con su abdomen, una y otra vez. Sé que esto es todo lo contrario a lo que alguna vez pensé; son mi familia, pero tengo que pelear, si no me defiendo, no parecerá real.
-Pedazo de mierda-gritó Will mientras yo esquivaba sus golpes-muestra la cara.
Sonreí detrás de mi pasamontañas. Su cara está roja y su cabello ya está mojado y pegado a su frente.
Levanté mi pierna y la estrellé en su cara. Cayó redondo al piso, y antes de que pudiera mover un solo dedo até sus manos como lo hice con Freya. Ni bien me levanté, Max comenzó a pelear conmigo, me quemó parte de la remera, así que empecé a correr, sus bolas de fuego rozaron mi cuerpo más de una vez, y sé que si no quiero morir incendiado, tengo que apagarlo. Tomé una silla, y se la lancé. La quemó en un segundo. Su rapidez y reflejos mejoraron mucho durante estos años, todos lo han hecho.
Mark le lanzó otro objeto, Max lo prendió fuego y lo lanzó hacia a mí; así con otros cinco cosas, una silla me pegó de frente, pero me levanté.
Corrí hacia él, y cuando vi que estaba por lanzarme su bola de fuego, me deslice por debajo de sus piernas, lo golpeé de atrás y cayó boca abajo. Tomé sus manos y las até.
Mark comenzó a arrojarme más cosas, pero no lanza con tanta fuerza como querría. Logré tomar una barra de hierro, seguí esquivando las cosas que me arrojaba, hasta que estuve lo suficientemente cerca como para golpear su pierna.
-¡¡Ah!!
Cayó con una rodilla, y en ese momento, tomé sus manos, pero logró zafarse, y pegarme en la cara. Luego otro golpe y otro. Esquivé uno de sus golpes, pero golpeó mi espalda con su codo, haciendo que me caiga al piso.
-¡Patéale el trasero Mark!
Gritó Max. Su grito me desconcertó, así que Mark aprovechó y me noqueó pegándome con algo de metal. Pronto las luces se apagaron, y lo último que vi fue la cara de Mark sonriendo.
Hola a todos!!! Espero que les haya gustado otro capítulo de esta historia. Muchas gracias por los comentarios, y votos, y mensajes. :D Son lo más, de lo más. Voy a tratar de hacerlos largos, así los disfrutan más, ya que no sé si podré subir todos los lunes un cap nuevo. En fin, espero que sigan del otro lado, sin importar qué. Los quiero... Saludos <3
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