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Capítulo 25. FINAL.



APOLO

Al despertar sentí mi cuerpo como gelatina. Estaba envuelto en una sábana y sin remera. Me refregué los ojos, y al hacerlo los sucesos de ayer vinieron a mí como una ola, golpeándome fuerte y sin piedad. Lander, Thea, Eva...

La idea de haber pérdida a Eva fue como un golpe en el estómago. Pareciera que la conozco desde siempre, pero simplemente fue un experimento que no salió como ellos querían. Las últimas palabras de Esmeralda revoloteaban. "ella es especial" ¿Tendrá poderes? ¿Será la sucesora de Charlotte? Tantas dudas y tantas cosas inconclusas.

Me levanté sin dudar, y miré hacia el balcón. Thea estaba dada vuelta apoyada en el barandal, con una remera larga. Me acerqué y toqué su espalda. El contacto fue hermoso, incluso algo tan simple como eso fue el cielo. Me sentía fuerte, imparable. Me sentía... yo. Se dio vuelta y me sonrió. Tocándome la cara, sus ojos brillaron, esos ojos color tormenta me miraban y daban vueltas sobre mi rostro, haciéndome sentir una adrenalina y un torbellino que no sentía hace mucho tiempo. Su expresión fue de sorpresa.

-Tus ojos...

-¿Qué sucede?

Dije algo inseguro.

Sonrió.

-Nada. Volvieron a ser mis ojos color fuego.

Sonreí.

-Ya era hora.

Bajamos las escaleras tomados de la mano. Me sentía... invencible. Volví a tener mis poderes, y lo mejor volví a tener a mi chica.

Ni bien entramos al salón vimos a Freya con Eva en sus brazos balanceándola.

Nos miró y sonrió.

-Esta beba es lo más pacífico del universo.

Me acerque y la vi durmiendo tranquilamente.

-Hay que conseguir cosas-dije-no sé exactamente cuales pero...

-Ya me encargué de eso-dijo Freya-mandé a los chicos con una lista. Supongo que puede amamantarse con un biberón... No sabemos cuántos meses tiene, pero estoy segura que tenemos que llevarla a un doctor.

-Si...-repliqué-pero además de eso, tenemos que hacerle un certificado, tenemos que... ponerla en nombre alguien. Tenemos que darle padres.

Thea apretó mi mano.

-Nosotros lo seremos.

La miré. Confundido.

-¿qué?

Miró a Eva y sonrió.

-Siento que... podemos hacerlo. Escuchaste a Esmeralda... es hora de dejar este lugar atrás. Poder dejar... dolor y pena. Siento que piensas que lo mejor va a hacer que se eduque en un mejor lugar lejos de los poderes y problemas que estos conllevan.

- ¿Si?-escuché un tono sarcástico de parte de Freya-¿Y cómo lo harán cuando ustedes son la personificación de poderes?

-No los usaremos.

Respondió Thea.

-No creo que pueda hacer eso Thea. Ahora que los tengo de vuelta, tengo esta necesidad de... expresarlos.

-Lo harás... pero... lejos de aquí y de ella.

-La idea de formar un grupo fue mía... si me voy...

Thea se separó de mí.

-Ahora siento la diferencia que había entre el tú con y sin poderes. ¿No crees que ahora lo importante es Eva?

Sacudí la cabeza.

-Si... tienes razón. Pero... solo... rayos. Estos poderes juegan con mi mente... Aunque los haya recuperado todavía una parte de mi humanidad total quiere salir a la luz. Y no es tan fácil retenerla.

Thea me sonrió.

-Pero te das cuenta de eso. Y es lo importante.

- ¿Qué es lo que realmente quieres Apolo? –interrumpió Freya.

La miré sin saber muy bien la respuesta. Podría llegar a pensar que es fácil, porque rescaté a mi hermano, tengo a Thea a mi lado y... la posibilidad de irme de esta ciudad del infierno está abierta. ¿Qué es lo que me detiene ahora? Nada. Podría empezar una vida nueva con Thea y Eva... podríamos ser una... familia. Junto con Lander a mi lado, viviendo los momentos que nunca tuvimos. Sonreí.

Estaba claro. Tal vez podría tener veintidós años, pero estaba listo para saltar. Si ellos estaban a mi lado.

Un año más tarde...

Emma 

Cuando llegué de mi luna de miel, la beba que estaba sosteniendo Thea en sus brazos casi me hizo desmayar. No podría haber tenido una beba, jamás. Ni en mil años. Así que cuando me contaron toda la historia de la pobre niña, entendí porque se la habían quedado. Bueno, eso suena más como una posesión. La adoptaron. Que sus padres hayan muerto en un incendio... la peor desgracia que alguien podría tener. Tengo que decir que verlos a los dos tan comprometidos con el cuidado de Eva me dieron ganas de tener un hijo. Cosa que jamás quise. Jav por otro lado... está loco por ser padre. Se hace el tranquilo y el que quiere esperar, pero lo conozco, está alucinado por ser tío, me imagino lo que debe estar pensando. Diablos no, me dije a mi misma cuando tuve el sueño de estar sujetando a un bebe. Era un nene. Y decía su nombre... Nito. No sé por qué ese nombre... pero me desperté con la extraña y placentera sensación de que así sería el nombre de mi hijo.

Dejé de pensar en esas cosas cuando Eva se me aceró caminando a tientas. Para tener un año de edad era bastante genial.

-No puedo creer que haya paso tanto. Y que seas mamá a los veintidós.

Thea sonrió y acomodó su pequeña cola de caballo. El pelo blanco permaneció muy poco después de que yo llegara. Me parecía que era una buena forma de mandar a todos al diablo, pero me pidió específicamente que se lo tiñera de un color rojizo normal. No llamaba la atención, y era más claro al color que había tenido la vez que la conocí. Supongo que esa forma de "mandar a todos al diablo" se acabó una vez que Eva vino a la familia.

La levanté sin problemas y acaricié su pequeña cabeza con pelo que crecía cada día más. Era de un color negro oscuro y sus ojos celestes resaltaban desde cuadras. Ojos color zafiro. Hermoso. Inigualables. Creo que nunca vi unos ojos así en mi vida. Se parecen a los de Apolo, a pesar de que esta no tiene relación con él. Se estaban pareciendo cada vez más. Con su vestidito rojo y moño negro era toda una princesa.

-Yo tampoco lo creo-respondió Thea alcanzándome un plato con un pedazo de la torta de Eva-pero somos tan felices....

Haberse mudado lejos de San francisco creo que fue su primer pedacito de felicidad. Con Jav veníamos a visitarlos lo más que podíamos, pero con mis estudios y los de Jav se hacía difícil, además vivíamos en el campus prácticamente todos los santos días. Que el cumple años de Eva sea en las festividades de fin de años, simplemente... es perfecto.

Eva comenzó a jugar con un pedazo de torta y se reía sin parar. Era la beba más feliz que conocía.

-Los extrañamos demasiado...-dijo soltando un suspiro exagerado y dejándose caer frente a mí- ¿Por qué no se mudan a el sur? Estaríamos más cerca.

La miré achicando los ojos.

-Sabes que estamos en los estudios. Quiero poder terminarlos para poder mudarme más cerca de ustedes, si tengo que viajar de aquí hasta allí todos los días.... Seguramente me volvería loca. Y lo sabes.

Thea rió. Eva ahora estaba jugando con una de mis pulseras que todavía colgaba en mi muñeca. Se la di y la empezó a sacudir.

-Es verdad... Pero bueno, todavía tengo esperanzas.

-No todas tenemos la suerte de poder comprar una pequeña casita como esta en el sur de San Francisco y comenzar una vida.

Thea estaba estudiando y Apolo también, así que no sé como rayos hacían para cuidar a la niña. Era... malditos superhéroes.

Miré hacia la ventana, ya que Eva lo estaba haciendo. Vi sus ojos reflejados en la ventana, y solo me quedé viéndolos fascinada...digo, era una beba hermosa. Me moría por conocer a sus padres... ver fotos. Se lo pedí a Thea. No sé porque la intriga me carcomía, supongo que siempre tuve un cosquilleo por las noticias ocultas. Por eso estoy estudiando periodismo, es algo que me apasiona. Tal vez con Thea no se notaba mucho, pero mi forma de manipular era indudable. Era una cosa que no me gustaba de mí, pero al mismo tiempo no será Emma sin esa facilidad de manipular. A pesar de que lo apliqué sobre ellos, no pudieron o no quisieron darme fotos de sus padres. No sé por qué, pero ese incendio del que me contaron no me pareció para nada una casualidad. La pobre niña perdió a sus padres. Y no tendría ni una foto para poder verlos cuando crezca. Creo que mi dolor se siente más que nada porque mis ganas de encontrar a un culpable iban más allá de la confianza que les tenía a mis amigos.

Eva se queda seria por un momento, pensé que le dolía algo porque de repente sus ojos se volvieron llorosos, como si supiera de lo que estaba pensando, o peor... como si viera esa noche en la que sus padres murieron en su mente. Pero aparte esa idea cuando vi a otro par de ojos mirándonos del lado de afuera. No eran tan azules como los de Eva, pero diablos que eran potentes, más chicos y con negro alrededor de ellos. Miraban a Eva como si supiera que ella también los estaba viendo. Estaban sucumbidos en la oscuridad de la noche, a pesar de que las luces de navidad estaban rodeando todas las cuadras del barrio. Solté un suspiro cuando ese par de ojos salió a la luz. Dejé escapar un sonido agudo de mi garganta que se pareció más a un grito ahogado. Miedo. Ese par de ojos, tenía dos orejas peludas, cuatro patas enormes y un cuerpo que no parecían para nada como los de un lobo cualquiera. Ni siquiera estábamos cerca de algún bosque importante como para que se perdiera. Miles de dudas comenzaron a rodear mi mente. La cosa solo estaba ahí viéndonos des afuera, como si fuéramos... igual que él. O más bien... como si Eva fuera igual que él.

- ¡Summer!

Despegué la mirada de la ventana cuando la sacudida y el grito de Thea me aturdieron el tímpano.

- ¿Qu... qué... pasó?

Jav y Apolo estaban viéndome preocupados. ¿Cuándo entraron a la habitación?

-Te perdiste. TE estaba hablando y supe que no me estabas escuchando al minuto en que tus ojos no se apartaban de la ventana.

- ¿Viste al grinch o algo así?

Bromeó Apolo.

Miré a Jav. Él sabía leerme también, pero no tan bien como yo lo leía a él. Notó mi cara pálida y me sonrió para ver si respondía. Lo hice tímidamente, como si fuera la primera vez que nos conocíamos y estuviéramos coqueteando. Incluso en esa situación bizarra, no pude sacarme la imagen del animal. Miré a Eva y siguió jugando como si nada con la pulsera. Pareciera que ella también estaba escondiendo la verdad. A pesar de que ella era la verdad.

CUATRO AÑOS MÁS TARDE

THEA

Algo no estaba bien. Apolo, yo y todos nuestros amigos lo percibían. Algo era diferente en Eva. No voy a decir que no me lo esperaba. Porque rayos... fue criada en un lugar donde experimentaban con personas, las hacían sufrir y hacían lo que se les dé la gana. Pero paramos eso. Aun que ahora me pregunto si fuimos demasiado tarde.

Levanté la vista de mi libro para ver a Eva jugar con varias mariposas que estaban rodeándola y siguiéndola por todo el jardín. Sonreí. Claramente ella era especial. Era inhumana, lo sabía, Apolo lo sabía... Todos en la familia lo sabían. Pero las cartas estaban sobre la mesa, y la decisión era solo de Apolo y mía. Ocultarle sus poderes, ocultarla de su ser, o dejarla ser. ¿Eso llamaría a aquellos que quieran tenerla en sus manos como yo lo fui en un momento? Pasaron varios años, pero todavía siento que alguien me observa. Incluso cuando estoy en el supermercado siento un escalofrío y estoy lista para atacar cuando me doy cuenta que es otra madre comprando. Madre. Esa palabra también me asustaba en su momento. Y ahora es la más linda palabra que amo decir y escuchar. Por eso es que mi miedo sigue creciendo. Sé que estamos a salvo... por ahora. Tengo el presentimiento que pronto algo va a pasar que nos definirá como familia. Y tengo miedo que no voy a poder hacer lo mismo que hago ahora cuando eso pase. Estará sola. Y si no la preparamos para eso, no se podrá valorar por ella misma. Pero al mismo tiempo entrenarla cuando solo es una niña... es peor que el dejarla a ciegas. ¿No?

Seguí mirándola y levanté la vista cuando pájaros de varios tipos empezaron a caer sobre las ramas de nuestro gran limonero. Observando a Eva reír y guiar a las mariposas a la pequeña casa de madera que había construido con unas ramas. Si, dije guiar. Porque pareciera que las mariposas iban tras de ella como si fuera la reina del lugar. Eva es la guía.

Su cabello corto por los hombros y negro con pequeñas ondas eran mi fascinación. Apolo simplemente no podía quitarle los ojos de los de ella cuando tenían ese pequeño brillo, que él tanto llama ojos color zafiro. Aunque sé que Emma primero fue la que le dio ese apodo.

Una mano cálida se posó sobre mi hombro que me hizo sobresaltar.

-Tranquila... solo soy yo...

Miré a Apolo con una mirada de re prendimiento.

-Podría haberte golpeado.

Soltó una carcajada.

-Ya quisieras.

Achinó sus ojos al poner su mirada sobre Eva, que ahora estaba corriendo mientras los pájaros cantaban, alentándola.

-Sabes... a veces creo que los malditos pájaros la incentivan a seguir.

- ¿Seguir...?

-Siendo como está siendo ahora. Sabes que, si se hubiera criado más tiempo en esa base, ella estaría rodeada de cuervos y gusanos. Siguiéndola y... ella llevaría la carga de la muerte sobre su cuerpo.

Dejé escapar un suspiro pesado. Con solo pensarlo se me revolvía el estómago. Pero tenía razón. Nosotros la sacamos y por nosotros está creciendo como una niña feliz, lejos de la oscuridad de ese lugar. Aunque siempre tengo ese sentimiento que algo en su mente todavía no despertó. Como que es Eva... pero todavía no llegamos a reconocer todo su potencial. Claro que en parte es porque tiene cuatro años. Yo ni siquiera tuve conciencia de mis poderes hasta los diecisiete. Ella parecía saber exactamente qué estaba pasando a su alrededor. En parte sentía envidia. Ella será mucho más fuerte e inteligente que nosotros. Sin duda se podrá defender. Y va a poder defender a otros.

Me levanté obligándolo a que me miré.

-Pero no lo está. Está con nosotros...

- ¿Piensas que en la escuela estos animales la seguirán? Tengo miedo de que algún niño la trate mal y estos animales lo ataquen... Digo, son su armadura. Ella los... entiendo.

Dijo con una sonrisa. Sus ojos estaban brillando de emoción.

-Es el poder más fabuloso que vi hasta ahora.

Reí.

-Digo lo mismo.

La miramos.

-No creo que ataquen si ella no se los ordena... claramente no sabe qué tan malo puede ser para otras personas. Con el tiempo... -exhalé y miré a Apolo-le enseñaremos.

Me miró entusiasmado y nervioso.

-Entonces... ¿Lo pensaste?

Asentí.

-No quiero que crezca a ciegas, no quiero que se pierda de las maravillas de su poder. Ni siquiera nosotros sabemos que más puede hacer. Tengo que decir que tengo miedo por...

-Yo también-tomó mi mano y la besó-no creas por un segundo que la vuelta de mis poderes hizo un cambio tan radical y contrario en mi humanidad. Tengo miedo, por todos. Pero principalmente por... ellas.

Dijo sonriendo y tocando mi estómago. Apoyé mi mano sobre la suya y supe que íbamos a estar bien. 


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