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Capítulo 21.


Salí del hotel, encontrándome con Eric apoyado en su auto, fumando.

-Esperé tu llamada.

Me puse mi gorro de lana, mientras hacía una mueca a lo que dijo Eric. 

-Preferí decírtelo en persona.

Me subí al auto. Eric tiró su cigarrillo, y entró. Arrancó el coche sin decir nada. Aunque ya sabía que iba a decir algo. 

-Hay algo que quise preguntarte-era obvio-Esmeralda... no sabrá... ¿Lo que estamos haciendo?

Lo miré.

-Ella sabe que voy a ayudar a mi hermano cueste lo que cueste. Piensa que no estoy dispuesto a... meterme en algo que pueda traernos problemas.

-¿Lo estás?

-Ya para esta altura creo que no tengo escapatoria.

Al llegar a su casa, Eric dijo: 

-Debes estar jodiendo...

Haciéndome apartar la vista de la ventana y ver hacia la entrada de su casa. Donde Thea estaba parada.

-Supongo que no le dijiste sobre... nosotros.

Me sonrió de forma perversa. Revoleé los ojos, y bajé.

Los dos caminamos lentamente hasta encontrarnos frente a frente con ella.

-Supuse que están trabajando juntos.

Eric y yo nos miramos.

-¿Si?

Preguntó Eric.

Thea suspiró y se cruzó de brazos.

-Supuse que no estás trabajando solo para... ayudarme. Eric es el único al quien podrías haber acudido. Al principio, claro.

Me acerqué a ella y sin dudarlo, le di un pequeño beso en los labios. Cuando me separé, su rostro se había quedado un poco en blanco.

-Bueno, veo que ya volvieron los más lindos en la ciudad.

Eric me guiñó el ojo.

-Hablo de nosotros Apolo.

Thea lo miró y sonrió.

-Por fin sales del "closet".

Thea hizo las comillas con sus manos. Eric sonrió aún más.

-Que no te cuente con quien ando no significa que me gusten los hombres, cariño.

-Ajá.

Dijo Thea chasqueando la lengua.

Reí.

-Abre la maldita puerta.

Dije volviendo mi cara seria, y colocando mi mano junto la de Thea.

-Ya voy...


Nos sentamos los tres en la sala donde normalmente estábamos Eric y yo.

-Escúpelo.

Dijo Eric, sentándose en su sillón.

Miré a Thea. La verdad es que no estoy seguro de lo de Jacob. Tal vez escuché mal, tal vez... está usando a su padre para controlar que no dañe a Grace. Todo es posible en esta guerra. Pero ya nos pasó una vez. Alguien que nos parecía buena persona, amiga y compañera, terminó siendo todo lo contrario. Y mi peor pesadilla.

Suspiré.

-Descubrí varias cosas. No es a Thea a quien quieren de verdad, es a mí. Nos llaman sujeto, cero y uno. Quieren que yo te ayude a sacar mis poderes, para que vuelvan a mí. De alguna forma que no explicaron, pero que no parece... imposible.

Eric soltó una risita.

-¿En serio? Está más loca que mi padre.

Thea se quedó mirándome.

-Porque siento que no estás diciendo todo.

La miré.

-Porque... el padre de Grace y Jacob está involucrado. Parece ser la mano derecha de Charlotte-miré a Eric-Y... por más que no lo pueda creer, Jacob estaba presente. Parece ser que está al tanto de todo.

Thea frunció el ceño. Pude ver cómo le cambió el ánimo.

-¿Sabe que somos el sujeto cero y uno?

-Eso sí que no lo sé. Estuvo presente. Así que tendremos que suponer que sí, que sí sabe. Pero no quiero sacar falsas ilusiones.

-¿Estás diciendo que...?

Miré a Eric.

-Que tal vez se enteró de los planes del padre, y quiso infiltrarse para impedirlo.

Eric revoleó los ojos y suspiró. Enojado.

-Sé lo que piensan... Esmeralda nos hizo lo mismo. Pero Jacob... no parece ser el tipo de chico que le haría daño a las personas que están ayudando a su hermana.

-Todo puede ser Apolo. Creo que tienes que acercarte más a él. Por ahora, él está en contra de nosotros.

Thea se dejó caer en una silla.

-Estoy... tratando de controlarme. Más de lo que nunca hice. Esmeralda... Jacob... es igual. ¿Ya no se puede confiar en nadie?

Me acerqué y tomé sus manos.

-Ey mírame-levantó la cabeza de mala gana-Por ahora nos dejaremos llevar por lo que oí. Pero lo mantendremos vigilado. Estoy muy seguro que lo último que quiere es herir a Grace.

Thea me miró. Su semblante se fue relajando de a poco.

-Está bien. Es lo mejor que podemos hacer por ahora.

Miré a Eric.

-Tienes que ayudarnos.

-¿Más de lo que hago? Me la paso revisando cosas sobre Charlotte, no más decir que soy tu chófer.

Suspiré.

-Quiero decir que me tendrás que ayudar a vigilar a Jacob. Cuando no esté con él, tendrás que verlo tú.

-Está bien...- se frotó la poca barba que tenía-tengo un par de ideas.

Volví a mirar a Thea.

-¿Crees que podrías controlarlo cuando lo veas en entrenamiento?

Asintió.

Pero pude ver un destello en sus ojos. Algo me decía que le va a costar más de lo que aparenta. Y lo entiendo. Porque hasta yo cuando tenía mis poderes, y pensaba que alguien nos estaba traicionando, tenía que pegarme para no ir y obligarlo a que conteste un par de preguntas. Pero sabía que al final no iba a ser solo eso.

Cada momento que paso con Thea entiendo un poco más su dolor al saber que me había perdido. Lo sufrí yo también. Solo que no podía hacer nada para cambiarlo. Estaba asustado, de todo lo que me rodeaba. Enojado por la situación. Triste por extrañar. Y ella se sintió igual, pero todo duplicado.

Nos estamos dirigiendo a la casa que Chris le dejó a ella al morir. Es su escape de todo lo que otra vez parecía volver de las cenizas. Parece casi cómico, que después de tanto tiempo, sigamos arrastrando lo malo que el mundo nos quiere dar. Todo parecía más fácil años atrás cuando lo único que me importaba era que Thea se fijara en mí como yo en ella. Ese era mi único problema. Pero no habría hecho las cosas de distinto modo. Conocí que tengo un hermano, y me necesita. Trato de no pensar en las cosas que le hicieron hacer todos estos años. Es casi imposible, porque ya me habían mostrado una parte de su trabajo. Eso solo lo hace peor.

Llegamos a la casa. Bajamos con todas las cosas que compramos para poder seguir arreglando.

El poco sol que hay no ayuda a calentarnos tanto en el jardín, pero aun así, ambos estamos bien. Queremos estar aquí. Admito que a pesar de que mi cabeza no esté ordenada en estos momentos, estar con Thea, se siente bien. Tomó una planta que compramos, y la planto con delicadeza.

-No sé si van a durar tanto con estas temperaturas.

Dije.

Thea se volteó, y me dio una media sonrisa.

-Es verdad. Según el jardinero es una plata de todas las estaciones. Voy a confiar.

Asentí. Sonriendo.

-Como diga usted señorita.

Seguí poniendo tierra nueva, y sacando algún que otro brote que no quería.

-Se sintió bien eso.

Thea apareció frente a mí. Levanté la vista.

-El "señorita".

Sonreí.

-Lo diré más seguido entonces.

Sin previo aviso, colocó una mano con tierra en mi mejilla y me acercó a su rostro. Besándome.

Dejé escapar un suspiro cuando me tiró hacia su lado, cayendo sobre ella y la tierra.

Reí.

-¿A qué viene eso?

-Tenía ganas de hacerlo. Ahora que tengo en mente que la parte que no puedo controlar es gracias a tus poderes... se me hace más fácil dejar libre mis sentimientos.

Hice una mueca.

-Es algo bueno... pero por el otro lado...

-Lo sé. No puedo abalanzarme a Jacob y matarlo a golpes exigiendo respuestas.

Suspiré levantándome.

-Exacto.

Sacudí mis jeans. Pero antes de poder terminar, Thea me golpeó las piernas y me tiró.

Su risa alejó todo pensamiento.

-Eres lento sin tus poderes.

Me apoyé en mis codos.

-Já, já... soy humano.

-Qué triste.

Se acercó con una mano escondida detrás de su espalda.

-Thea...-dije mirándola cauteloso-cuidado con-

Un golpe de tierra aterrizó en mi rostro.

Otra vez su risa golpeó mi pecho.

-Okay. Te lo buscaste.

Me sacudí, tomé un puñado de tierra, y se la lancé, antes de que pudiera esconderse. Así comenzamos una guerra de tierra, hasta que la tomé y la llevé dentro de la casa, no antes de aterrizar un puñado grande de tierra en su pelo.

-¡Apolo!

Gritó una vez que la tierra se escabullía por su rostro. Tiré mi cabeza hacia atrás soltando una gran carcajada.

-Tú empezaste señorita.

Me achinó los ojos, y luego sonrió.

-Como sea. Me daré un baño.

Mi sonrisa se fue apagando.

-Okay...

Thea comenzó a caminar hacia las escaleras, cuando se dio vuelta y me dijo en un modo muy astuto.

-Puedes venir si quieres.

Después de verla subir, y quedármela viendo. Me dije:

-A la mierda.

Al Salir de la ducha, desnudos, todo parece estar cayendo en su lugar. Parece normal, incluso. Y solo estuvimos unos minutos.

Tomé una toalla. Rodeé los hombros de Thea, y luego sequé delicadamente su cabello.

-Todo un caballero.

Sonreí.

-Supongo que mi parte humana es más caballero que la que no.

-Lo dudo. Te comportabas muy bien... la mayoría de las veces.

Abrí mis ojos.

-Es bueno escucharlo.

Ella hizo lo mismo. Comenzó a secar mis hombros y mi espalda.

-¿lo extrañas?

-¿Qué cosa?

Silencio.

-Tener el control.

Me di la vuelta, mientras ella seguí frotando la toalla en mis brazos.

-Siento que una parte de mí no está. Como si hubiera un hueco. Pero me siento... bien.

Thea mordió su labio inferior.

-Entonces... si no fuera porque yo los poseo en mi cuerpo, no volverías a tenerlos.

Miré a sus ojos color tormenta que solo me hacían temblar las rodillas.

-Probablemente no.

Tomé su toalla y empecé a pasarla por sus pechos, estómago, hasta llegar a sus piernas. Soltó un suspiro, y dijo algo inteligible.

Al levantarme, sus ojos estaban dilatados, y sus labios secos.

-No creo que pueda aguantar mucho más.

Dijo casi en un suspiro.

Tragué. Coloqué una mano en su mejilla. Me fui acercando hasta que mis labios tocaron los suyos. Pronto, me acercó más a ella, juntando nuestros cuerpos. Los dos soltamos un gemido al separarnos. Cuando vi por última vez sus ojos, la levanté sin dudarlo y llevé al cuarto.

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