Capítulo 18
AHORA.
Cuando vi salir a Jacob del gimnasio, me acerqué.
No había vuelto a las clases de Thea. Y ella tampoco me habló después de la noche que me quedé en su casa, así que tengo que una idea bastante clara de que lo que en verdad pasó ella lo planeó todo. El dejarme en su sillón, pensó que me haría alejarme. Pero al contrario, solo me hace querer estar más cerca.
Claro que además de querer estar cerca de ella, terminar con esta situación y sacar a mi hermano de ese lugar es mi prioridad.
-¡Jacob!
Grité.
Se dio la vuelta y me sonrió.
-¡Apolo! ¿Por qué no te apareciste hoy?
Levanté mis hombros.
-No tuve tiempo.
Asintió, mientras se despeinaba el cabello.
-Entonces...¿Quieres ir a tomar algo?
Sonreí.
-Estaba esperando a que digas eso. Pero, me preguntaba si podríamos ir a tu casa. Es que estoy ahorrando.
Miró a los alrededores por unos segundos antes de contestar.
-¿Por qué no?
La casa de Jacob era como la mansión del Rey Carlos de España, o mejor. Saber que era hijo del gobernador no era un secreto. Al llegar a la casa, tres hombres de traje aparecieron a mi lado.
-Te tendremos que revisar.
Jacob me miró pidiendo disculpas.
-Está bien...
Dije, y levanté los brazos.
-Pensé...-dije mientras un hombre sin emociones me registraba-vivías solo.
-No... ojalá. Mi papá está con algunas cosas de campaña, y no quiere que estemos solos. Grace está furiosa, pero por lo menos está protegida.
Terminaron de revisarme, y entramos. El jardín delantero era impresionante, con flores y plantas que no había visto nunca, era como una pequeña selva. No había estatuas de él ni nada por el estilo. Aunque no lo vi nunca en persona, excepto por algunas fotos en el diario, era una persona desconocida. No conocía nada sobre sus campañas y la forma en que era bienvenido por la gente. Tal vez era Hitler o tal vez era Gandhi.
Al entrar... bueno, no tiene sentido que diga todo como era, solo que era alucinante.
Jacob me guio al subir las escaleras, hasta su cuarto. El cual tenía un balcón, una cesta de básquet, una computadora gigante con un plasma más grande, llena de películas y CD. Era el cuarto que querría cualquier chico de nuestra edad, bueno, de su edad.
Tiró el bolso, se sacó la remera y se puso otra.
-Ponte cómodo. Seguro ahora viene Stephanie y nos pregunta si queremos algo.
Asentí, y me dejé caer en una silla giratoria.
La razón por la que quería entrar era porque quería hablar con Grace, porque sé por fuente que Grace y él vivían juntos. Y algo me dice que es porque ella sola podrá causar algo muy feo.
Además de que no me convencía mucho el hecho de que el padre esté enganchado con Charlotte, si era así, esto se pondría mucho peor.
-¿Tu hermana está en casa?
Jacob me lanzó una pelota.
-Seguro está encerrada en su cuarto. Anda mucho con Thea, y ahora ella... hoy en la clase parecía distraída, no parecía la Thea fría que conozco.
Sonreí pasándome la pelota de una mano a la otra.
-¿Por qué tu interés repentino en Grace?
Levanté los hombros.
-Es que... como dices es amiga de Thea, y quería saber si ella podría ayudarme a acercarme más.
Jacob me miró por unos segundos, hasta que me pidió con un gesto de manos la pelota.
-Ya veo... Bueno ella es más cerrada que un tapear, pero parece ser que con Thea se siente cómoda. Y eso no pasaba mucho.
Me devolvió la pelota.
-¿Por?
-En la escuela era la rara. Se juntaba conmigo y todo, pero la seguían molestando.
Se quedó mirando un punto fijo. Como si estuviera recordando algo.
-Pero todo terminó por suerte. Papá fue atacado hace unos meses atrás, y ahí fue cuando nosotros quisimos aprender a defendernos. Aunque para ella es mucho más fácil. Yo fui el deportista, pero aun así... ella es más fuerte. Siempre lo fue.
Le lancé la pelota.
-No tiene nada de malo. Si pasó malos momentos en la escuela, supongo que eso la hizo más fuerte.
Sonrió.
-O ya lo era desde antes.
En eso entró una chica de unos treinta años. Rubia, ojos azules... muy linda.
-Apolo, ella es Stephanie.
-Hola chicos. ¿Les puedo traer algo para tomar o comer?
-Tráenos por favor, algunas galletas maravillosas que haces y jugo.
Lo miré divertido.
-¿Qué? Quiero mis galletas y jugo Apolo. No molestes.
LA chica sonrió y asintió.
-Claro. Ah y Jacob, tu padre te quiere ver en su oficina.
Jacob revoleó sus ojos, y se levantó sin ganas.
-¿Me esperas aquí?
-¿Dónde más podría ir?
Divisé el cuarto de Grace ni bien subíamos las escaleras. No sé si alguien más se dará cuenta, aunque cuento con ello, de que por debajo de su puerta corre un aire frío que no era de "dejé la ventana abierta".
Toqué la puerta, y en unos segundos Grace apareció.
Su mirada fue intimidante y al mismo tiempo rebajante.
Le di me media sonrisa.
-¿Qué quieres?
Preguntó. Su voz no sonaba como su apariencia te hacía pensar. Era dura, y un poco grave, para ser pequeña.
-Un... Hola Apolo, es lindo poder conocerte al fin.
Sonrió.
-Pero no lo es.
Se hizo a un lado para dejarme pasar.
-Sé que vienes a hacer aquí. Y te digo que usar a mi hermano, te puede salir caro.
Entré al cuarto, e inmediatamente la puerta se cerró. Quise avanzar, pero no pude. Mis pies empezaron a congelarse contra el piso.
-Entonces... Apolo. ¿Dime por qué no te puedo matar si vienes aquí engañando a mi hermano, y a todos, esperando un perdón?
El hielo siguió por todo mi cuerpo, y en unos segundos estaba ya llegando a mi pecho.
-No lo hagas...-dije tiritando-quiero ayudar.
El hielo paró de subir.
-No lo haces. Thea estaba mejor sin ti.
-No... lo entiendes. Ella no... no es como era antes. Tiene algo malo creciendo, y si no quieres verla morir, vas a tener que ayudarme.
El hielo subió un poco más. Sentí mi corazón ser aplastado que me quitó el aire.
-¿Y si no quiero? ¿Y si no te creo?
-Entonces... Mátame. Pero no antes de que te diga que es lo que le está pasando.
Sus ojos viajaron por mi rostro pálido, pensé que no se iba a detener. Que me iba a dejar ahí como decoración. Pero sus ojos bajaron al suelo, igual que sus manos.
-Está bien. Solo tienes cinco minutos.
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