Capítulo 14.
ANTES.
Lander se terminó de desinfectar las heridas. Tiró los restos de gasa en el tacho de basura, y se sentó junto a mí en el suelo.
-Siento que... te lo haya dicho después de tanto.
-Charlotte te lo prohibió.
Lander asintió.
-Al principio. Luego cuando... me obligo a matar a esas personas contigo afuera, me dijo que ya era hora de que lo sepas. Supongo que su plan es básicamente hacer que me odies.
Sonreí.
-No te odio. Solo... estoy enojado con toda esta mierda. No tendrías que estar haciendo esto. Tendrías que estar en la escuela, haciendo cosas de chicos de tu edad. Tú n tuviste lo que yo.
Me miró.
-Y nunca lo voy a volver a tener. Digo, ya casi estoy fuera del poder ir a la escuela, o ir a fiestas. Ya estoy jodido. No hay nada que puedas hacer para cambiar eso.
Iba a decir algo, pero la puerta de mi cuarto se abrió de golpe. Haciendo que los dos nos levantáramos al mismo tiempo de un salto.
Charlotte entró con sus dos monos guardaespaldas.
-Bueno, si Apolo quiere sacarte de aquí Lander. Hay algo que él puede hacer.
AHORA.
Eric me dejó en el Hotel. Ni bien aparcamos, me miró.
-¿Las cosas...están saliendo como tenías pensado?
Me relajé más en el asiento. Soltando un largo suspiro. Las únicas dos luces que quedaban encendidas del cartel del hotel brillaban haciendo que tenga que alejar mi vista.
-Sí. Aunque... tengo que ser sincero. Esto de ser un humano es una mierda.
Eric tiró la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada.
-En eso estoy de acuerdo. Las emociones son lo peor. Digo, tal vez si tendrías tus poderes no te importaría tanto Lander.
Lo miré.
-Si tuviera mis poderes esta conversación no estaría existiendo.
-Bueno, tienes razón. Pero... si podemos hacer que Thea se enamore de ti de nuevo... tal vez tengas tus poderes devuelta.
Bajé del auto, y me apoyé en la puerta semi abierta.
-Eso espero.
Salí del gimnasio, y esperé a que salga Thea. Los chicos y yo, decidimos que lo mejor era que yo le hable. Pero lo que no saben es que para mí, ahora, hablarle a Thea hacía que mi lengua se enrede, mi corazón lata más rápido... soy un idiota humano enamorado.
Jacob salió con Grace riendo. Al verme, Grace frunció el ceño. Pero no pareció importarle sabe que sé que tiene poderes. Incluso Jacob me sonrió y saludó. Eso hace que no sepa que yo sé que su hermanita es así. Ahora lo que tengo que saber, es por qué Jacob no fue a esa fiesta.
-¿Ya te vas?
Preguntó.
-No. Estoy esperando a la profesora.
Dije sonriendo de costado. Jacob negó con la cabeza con una sonrisita en su rostro.
-Te vas a meter en problemas.
-Eso espero.
Me saludó y se fue con su hermana. Dos segundos después Thea salió con un jean negro unas zapatillas del mismo color, y un sweater largo color gris.
Acomodé mi gorro de lana. El sol de la tarde no calentaba lo suficiente, y aunque mi pelo estaba comenzando a crecer, el frío era una pesadilla.
Se detuvo al verme. Solo se quedó allí parada. Sin decir nada. Seguro que al principio el empujarme y casi romperme la columna, le había hecho una punzada fuerte de culpa. Pero ahora... ahora solo sabe que no le importa mucho lo que pasó hace dos noches atrás, solo sabe que dentro, le quiere importar, pero no puede. No puede hacer que ese fuego que la empuja más y más de sentir algo, se aleje.
-Hola pececito.
Como si mi voz hiciera que vuelva a la vida, su cuerpo dejó de estar tenso, y se acercó.
-No me digas así. Trae malos recuerdos.
Pasó por al lado mío y empezó a caminar como si yo no estuviera ahí.
Aceleré el paso para alcanzarla.
-¿No podemos hablar?-dije una vez estuve junto a ella.
-No. Tengo que ir a un lugar. Y luego, gracias a tu aparición de la otra noche, tengo que llevar a Grace a su entrenamiento.
Se detuvo.
-Así que apártate de mi camino.
Cruzó la calle, y pude ver su auto estacionado. La seguí.
-Sabes, a veces me pregunto si es que me quisiste matar de verdad, o solo fue que el verme te pone nerviosa.
Sus ojos se dispararon a mi rostro. Su cara decía exactamente lo que me quería decir de verdad, pero sabía que a mí no me afectaría tanto. Creo que piensa que yo todavía poseo mis poderes. Incluso ahora que la veo más enojada y tan... normal, entiendo que ella no tiene idea de que su vida está en peligro. Y no lo digo por Charlotte.
-Y yo me pregunto por qué has vuelto.
Abrió la puerta del auto, pero solo se quedó ahí, esperando una respuesta.
Una de las cosas que más duele, es que como ella piensa que tal vez todavía tengo mis poderes no salgo herido con sus palabras o sus acciones. Pero lo único que hago en estos días es sufrir por ella.
-¿A dónde vas?
Revoleó sus ojos.
-¿Esperas, en serio, que te lo diga?
-No importa lo que hagas, tengo mi auto detrás, y te seguiré. Si es que hace falta llegar a ese punto para que hablemos.
Me apoyé en el techo del auto, coloqué mi pera sobre mi mano hecha un puño y sonreí.
Sus ojos hicieron una especie de destello, que por segundo pensé que era mi imaginación. Un destello que me hizo ver sus ojos color tormenta otra vez. Esos ojos grises que vi por primera vez hace tanto tiempo. Hizo que mi pecho se inflara de esperanza.
Ay dios, que cursi.
Inclinó su cabeza hacia un lado, tal vez, tratando de creerme o no.
-Está bien... sube.
Me quedé un momento congelado. Hasta que escuché su voz pero con más volumen.
-¡Si no subes me iré!
Y lo hice.
Cuando salió a la ruta, una imagen de mí enterrado en algún lugar desconocido vino a mi mente.
-No te voy a enterrar, tranquilo.
La miré.
-Por lo menos no por ahora.
Sonrió de lado. Sus anteojos, a pesar de que había poco sol, me hacen pensar que quería ocultar algo. Hey, alguien alguna vez dijo que los ojos son la puerta al alma. Estoy más que seguro con eso.
-No me dijiste a dónde vamos.
Miré por la ventanilla. Los campos de maíz, y luego unos pequeños bosques pasaron rápidamente, haciendo que me maree.
-Me gusta mantener el suspenso.
Sonreí.
-Veo que la vieja Thea ha vuelto a dominar tu cuerpo.
Thea apretó el volante.
-No sabes de lo que hablas. La vieja Thea ya no existe.
La miré.
-Me cuesta creer eso.
Aceleró. Me sostuve de la puerta, y no puedo no amar la adrenalina que siento en estos momentos. Nunca lo sentí en mi vida. Una de las cosas malas de tener mis poderes. Estoy más que seguro que ella tampoco siente casi nada. Incluso ahora que algunos autos tocaban bocina, a ella no le importa, porque no lo siente, y si no lo siente... no es ella.
A la distancia vi una gasolinera. Thea bajó la velocidad, hasta detenerse ahí.
Bajé torpemente, un poco mareado. Se sacó sus lentes de sol, y sacó la manguera para cargar gasolina.
Había una señora con su hija. La nena vio a Thea y jaló el pantalón de algodón de su madre. Esta se dio la vuelta, abrió la boca y sus ojos; se acercó y tuve que tapar mis oídos, solo un poco, gracias a la voz aguda que tiene.
-¡Rose! Querida, estás hermosa.
Thea... o ¿Rose? Se dio la vuelta y le sonrió de vuelta. Una sonrisa autentica, feliz de ver a la señora, pelirroja con los pelos alocados.
-¡Gaby!-extendió sus brazos-que bueno verte.
La señora abanicó su mano, en un movimiento amoroso.
-Querida Rose....-exhaló- siempre que vienes el tiempo nos ayuda. La última vez pensé que iba a perder algunas plantaciones, pero después de encontrarme contigo, puf, una lluvia hermosa. Justo lo que necesitamos. Estoy pensando que tú puedes controlar el clima o algo.
Alcé mis cejas. Me quedé ahí viendo la escena, con los brazos cruzados. Incrédulo.
Thea rió.
-No seas tontita Gaby. Eso es imposible. Es solo que, ya sabes... mi alegría y belleza hacen que llueva.
Abrí solo un poco mi boca. Mientras ellas reían como viejas amigas de la escuela.
-Ay, ay, esa vieja modestia Rose.
Thea se agachó y le dio un beso a la niña.
-Es bueno verte a ti también Stella.
La niña sonrió. Tiene unos enormes ojos verdes, y su pelo es del mismo color, incluso más brillante que la de su madre.
Gaby miró a sus alrededores como si buscara algo, pero me vio. Y pareció que su mirada de búsqueda, pasó de un segundo a otro, a una mirada pícara.
-¿Y quién es este apuesto joven?
Sonreí, y me acerqué.
-Me llamó-
-Ian. Es un amigo. Vino de visita. Hace como...-me miró, juntando sus palmas, en un gesto de pensamiento-dos años que no lo veíamos.
Gaby asintió.
-Entiendo. Hay personas que se van, y a veces no los vuelves a ver en años.
Thea la miró.
-Tienes razón. A veces solo se van y... dejan un agujero negro en su pecho, y luego vienen esperando perdón.
Su rostro se volvió enojado, y un poco colorado.
Gaby negó en forma despectiva.
-No te pongas mal mi hermosa Rose. Ahora está aquí, espero que se hayan puesto al día.
Las dos, Thea y Gaby, rieron fuertemente. Me sentí prácticamente invisible.
Gaby agarró a su hija.
-Bien Rose, espero que tu llegada abra ahora, un poco de sol. La llegada del invierno no es muy bueno para las tierras.
Dijo en una voz apagada.
-Eso espero.
Respondió Thea.
-Nos vemos querida-le dio un sonoro beso y abrazo-y espero volver a verte a ti también.
Dijo guiñándome un ojo.
Cuando su auto salió a la carretera miré de nuevo a Thea. Pero esta ya estaba colocando la manguera otra vez en su lugar. Haciendo de cuenta que nada había pasado.
-¿Qué rayos fue eso?
Thea se colocó los lentes. Me miró... pensando, si me lo decía o no. Esto me hace pensar que no solo ya no me quiere ver, sino que no confía en mí.
-Vengo seguido. Gaby vive por aquí a unos kilómetros más allá. Cuando vine la primera vez, la falta de lluvia era un problema, y yo... ayudé. Siempre vengo. Para mejorar las cosas.
-Y la razón por la que no dijiste tu nombre es...
Revoleó los ojos.
-Porque... cuando la empecé a conocer, creí que era mejor que no sepa mi verdadero nombre. Ya todos mis conocidos una vez estuvieron en peligro. Además...-suspiró- cuando más lo necesitaba tuve la oportunidad que nadie sepa quién soy en realidad. Así que... les dije que me llamo Rose.
Lo recordé.
-Cierto... tu película favorita es Titanic. Siempre te gustó el nombre "Rose".
Me miró. Sus ojos volvieron a tener esa chispa de esperanza. Como si por unos segundos volviera a su cuerpo.
Una sonrisa asomó por sus labios, pero fue reemplazada por una línea dura y una mirada gélida.
Levantó los hombros restándole importancia, e ignorándome subió al auto.
Hice lo mismo y me la quedé mirando.
-Eso está muy bien. Pensé que... no usabas más tus poderes.
Encendió el motor.
-Eso es lo que les hago pensar a los demás. No lo uso para cualquier cosa. Lo uso cuando de verdad lo necesito, y... eso es casi nunca.
Asentí.
-Está bien... estás haciendo algo por los demás. Eso es algo bueno...
Dije para mí las últimas palabras.
Seguimos por unos veinte kilómetros más, hasta llegar a una casa que está siendo remodelada. La pintura está intacta, como recién pintada, o muy bien cuidada. Brotes de flores y verduras se veían desde dentro del auto. Un camino con piedras, y adornos de jardín. Había materiales fuera, listos para usarse.
Me estiré, y miré a Thea.
-¿De quién es esta casa?
Se sacó los lentes. Sus ojos se volvieron un poco acuosos, pero fue como la media sonrisa, no duró casi nada. Era como si pudiera evitar poder llorar.
-De Chris.
Perdón por la tardanza, como dije estoy bastante ocupada con algunas cosas D: Así que las hroas de escribir se fueron achicando, perdonen. Y espero que les siga gustando <3 Si es así dejenme sus comentarios y estrellitas. Muchas gracias por seguir ahí.
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