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8. ¡TODO ES TÚ CULPA!

La temporada de verano comenzó.

Para todos es una de las épocas más relajadas. Claro, si no tienes un negocio en donde sus mayores ventas son en verano. Como es el caso de la cafetería, tener que atender familias enteras, jóvenes que tienen citas e incluso ancianos que se demoran en pedir un café. Ya parecen Otus.

A Lucas parece que le saldrán cuatro brazos más para poder preparar todos los pedidos. Los dos empleados se pasan de un lado a otro con servilletas y los pedidos. Mientras que yo me encargo de atender a todos con una sonrisa mientras anoto las órdenes en mi libretita con la cara de un Idol, patentado por Levi. Justo ahora un Gato Esfinge color gris vestido con abrigo y pantalones de pana, estaba pensando en que ordenar. Yo en lo que pensaría es su vestimenta, en este sol su ropa no es la más adecuada.

—Bien, quiero un capuchino mediano y un emparedado a la parrilla. Por favor.

Pase la punta del bolígrafo por mi lengua para anotar su pedido. No entiendo porque hago eso, no ayuda en nada y ni siquiera sabe bien, supongo que ver a Lucas hacer lo mismo cuando resuelve su libro de sopas de letras es contagioso.

—Enseguida se lo llevaran.

—Gracias, pero también quisiera otra cosa.

—¿Qué cosa? —Mantuve mi sonrisa para no asustar al cliente.

—Me gustaría que me dijera cómo es vivir con un Neville, ¿Por qué Dante lo eligió? ¿Es por su dinero? ¿Es un Omega pobre que busco un pez gordo?

Tengo que soportar todos estos problemas a diario. Como la cafetería es un lugar libre donde cualquiera puede entrar. Es normal que algún entrevistador o fotógrafo entre aquí e intente sacarme información. Estoy harto que dos o hasta tres veces venga para ver si dio algo de lo que se puedan beneficiar. Literalmente hubo un camarógrafo que salió de la nada para tomarme una foto que me asustó a tal nivel que la basura del día terminó encima mío.

—Me disculpa señor, si quiere su orden se puede quedar, si eso no es el caso. La puerta está abierta.

Pensé que se quedaría porque se demoró casi cinco minutos en pensar su orden. Pero al ver que despegaba algo debajo de la mesa —una grabadora portátil— supe que estuvo haciendo esos cinco minutos.

Diría que estos sujetos son de los peores. Sin embargo, hay peores, hay gente y Bestias enojados porque soy la pareja... esposo de Dante. Algunos me tiran su bebida para demostrar su enojo, otros escriben cosas en las paredes y tengo que quitarlo con agua y jabón, en ocasiones intentan besarme o tocarme el trasero, tomarme una foto y así poner en internet que le soy infiel a Dante. Supongo que la mayoría que hace esto son Betas, porque Alfas y Omegas pueden oler que estoy vinculado por Dante y no puedo estar con nadie más.

Otus se encarga de muchos de esos idiotas, pero ahora está ocupado ayudando a Albus con su nueva ropa de verano. Otus es el encargado de traer la tela de mejor calidad para que Albus haga un diseño, ese diseño se plasma y se puede crear a gran escala. Claro que no hace lo mismo con todas sus creaciones, solo se esfuerza en esa ropa que saben que su público quedará con la boca abierta al verlo. Según palabras de Levi, es un genio que no le importa demorar para que todo quede perfecto.

Igual Otus sabe que Lucas y los dos encargados me cuidan, aunque no se bien los nombres de esos pobres sujetos. También Otus me viene a ver todas las veces que cerramos, para llevarme en un auto. De hecho, lo podía ver por las ventanas, estacionado afuera. A tiempo como siempre.

La cafetería estaba lista para poder seguir trabajando el fin de semana. Estoy pensado en ver si vengo con ropa de baño para estar preparado con las bebidas que me tiraran.

—Ezra —Me gire para encontrarme con Lucas, él había dejado su delantera en un gancho—. ¿Podemos hablar?

—¿Qué sucede?

—Mira, sabes que te tengo demasiado aprecio y casi podría decir que eres como un hijo para mí.

Su tono de voz era apagado, se tocaba el cabello cada segundo y cuando mencionaba que era como un hijo para él, es que algo está mal.

—¿Lucas?

—Pero desde que te vinculaste con Dante, el local ha crecido en estos meses y a la vez eso pone tu vida en peligro.

—Claro que no

—¿Y el loco con el cuchillo?

Ayer, le atendí a un Zorro encapuchado con una sudadera negra. Su voz era fría y cortante. Pidió un café mediano y cuando estaba regresando a la cocina. Ese zorro se levantó e intentó clavarle un cuchillo en la espalda. Tuve suerte que Otus estuvo ese día, sino... no quiero ni pensarlo.

—Solo fue una vez.

—Eso no cambia nada, mira, intente que siguieras aquí pero recién pasó un mes y medio. ¿Qué pasará en los siguientes meses?

—Lucas —Intenté no sonar triste, tuve que apretar los puños.

—Por eso me duele decir eso, pero quedas despedido, Ezra, es por tu propio bien.

No sé quién soltó la primera lágrima, pero yo fui él primero en reaccionar por lo que dijo. No podía despedirme, llevo varios años aquí y no puedo perder mi trabajo apenas un mes y medio de conseguirlo.

—Lucas por favor, le diré a Otus si me puede vigilar más seguido y si quieres ahora me quedaré en la cocina para no salir herido, pero por favor no me despidas —Agitaba las manos, caminaba de un lado a otro y mire a Lucas con lágrimas en los ojos.

—Lo siento, puedes visitarme en mi departamento y puedes venir como cliente si estás acompañado, pero oficialmente ya no eres parte de la cafetería.

Me quedé completamente frío: miré a Lucas, miré la cafetería, miré el suelo, pero no podía dejar de mirar todo mi alrededor. Tenía un nudo en la garganta y de mis ojos salían lágrimas. Supe que los ojos de Lucas estaban tristes, esto me duele demasiado.

Me limpié las lágrimas, tiré mi delantal al suelo y salí de la cafetería para abrir la puerta del copiloto y ponerme el cinturón de seguridad.

—¿Todo bien? —preguntó Otus mientras me veía.

—No. Vámonos.

════ ⋆★⋆ ════

En el camino Otus no dijo nada, lo agradecería demasiado, no estaba de humor para hablar. Se que solo es un trabajo, no es la gran cosa y como estoy viviendo ahora no debería ni preocuparme. Pero perderlo me dolía tanto que me quemaba por dentro.

Entramos a la casa, Otus estaciono el auto y no lo espere. Abrí la puerta y pude ver como Levi y Dante estaban sentado tan tranquilos en el sofá de la sala. Estaban viendo la televisión. Apreté los puños y me acerqué.

—Cuñadito, como...

—¡TODO ES TÚ CULPA, MALDITO SACO DE PULGAS!

Tire el bol donde había palomitas, tal vez eso no fue necesario, y de seguro esas palomitas eran de Levi. Pero estaba molesto con Dante, lo odiaba con todas mis fuerzas.

Fui a la habitación y tras cerrar la puerta con un golpe, me acosté en la cama, abracé una almohada y mis lágrimas salieron solas.

Todo esto por estar vinculado por un Alfa famoso.

Mi vida se está desmoronando y reconstruyendo a medida con esta vida de millonario. No puedo trabajar porque ahora soy famoso, no puedo vivir solo porque estoy casado, no puedo amar a alguien porque ya estoy vinculado. Una de las reglas más importantes era que no fuera solo un saco de esperma del que Dante se pueda satisfacer. Tengo que ser algo más que un chico sumiso, no soy una cosa, soy una puta persona. Quiero ser alguien, quiero demostrar que no solo soy un Omega inútil, ese trabajo era lo único que me daba la alegría necesaria para sonreír y pensar que puedo ser algo más de lo que me tachan.

Ahora lo perdí, la única cosa en la que era útil.

La puerta se abrió y vi como Dante se acercó, pero se quedó en la entrada, en cambio Levi entró a la habitación y se sentó en la cama. Estuvo por unos segundos callado, solo respiraba suavemente antes de abrir la boca.

—¿Qué ocurre? —pregunto y yo me senté abrazando mis rodillas.

—Me despidieron.

—¿Enserio? —Escuche un suspiro sorpresivo de parte de Dante—. ¿Cuál fue el motivo?

Su rostro estaba algo confundido, como si no supiera lo que significaba lo que dije. Apreté mis puños y me levanté de la cama para quedarme enfrente de Dante y apuntarlo con el dedo.

—¡Por tu culpa! Por ser tu maldito esposo, Lucas no quiere que corra más peligros y me acaba de despedir. Ahí se fue un trabajo que demostraba que como omega puedo valerme por mi cuenta. Pero no, solo sirvo para ser el esposo de alguien y ni eso puedo hacer bien, aparece en no sirvo ni para nada —Intente evitar que mi voz se cortara—. Todo por tú estúpida mordida —Lo vi con mis ojos cristalizados, mientras un nuevo en la garganta me impedía tragar con normalidad—. ¿Por qué tuviste que arruinarme la vida, maldita Bestia?

El cuarto se había tornado en un ambiente tenso y frío. Nadie hizo o dijo algo. Para mi sorpresa vi como la cola de Dante se quedó completamente quieta y sus ojeras se bajaron. Estuve algo impactado.

—Yo... Lo siento por arruinar tu vida.

—Hermano —Soltó Levi.

Dante salió de la habitación mientras cerraba la puerta.

Me sentía culpable, sé que Dante tiene gran parte de la culpa. Pero no esperaba que reaccionara de esa manera. En estas semanas nuestra relación parecía mejorar considerablemente. Cuando se quedaba en casa, ya no usaba su típica ropa, solía preguntar cómo me fue en el trabajo e incluso nuestras peleas duraban poco tiempo o terminaba con una sonrisa.

Después de esto, siento que retrocedimos varios años.

—Mierda.

—Tranquilo Ezra, mi hermano es un cabezota, pero siempre regresa —Su voz trataba de sonar confiada, no obstante, se notaba que no sabía cómo actuar en esta situación.

—Soy una basura —Me abrace a mí mismo.

—No digas eso.

—¡Pero es verdad! No sirvo como un Omega sumiso, no sirvo para ser un Omega independiente, no sirvo para nada.

—Eres un buen alumno.

Se lo que intenta hacer Levi, desde que llegué aquí siempre trata de tranquilizar el ambiente o hacer reír con sus ocurrencias. Pero no sé si ahora sea el momento. Camine hasta quedar cerca de la cama, me deslice hasta quedar mi espalda en la base de la cama y sentarme mientras seguía abrazándome.

—¿Por qué te afectó tanto ser algo? —Levi se acostó y acaricio mi cabello suavemente.

—¿Cómo?

La pregunta me tomó por sorpresa.

—Mira yo no soy un buen hermano, cuando más me necesitaba huir como un cobarde, cuando mi padre necesitaba un modelo, simplemente odie su propuesta y ahora mis cualidades de profesor las estoy poniendo en duda... Sin embargo, sé que soy un fracaso, como hermano, como hijo e incluso como Beta —Sonríe un poco—. Pero sigo con una sonrisa, ya que sé que cuento con personas que me quieren y no les importa qué o quién diablos soy.

Enserio que sigo sin entender como este lobo lleno de luz puede seguir sonriendo mientras se desacredita. Incluso con su obsesión a los grupos coreanos y su humor un poco peculiar. Es alguien más humano para ser una bestia.

Uno no sonríe para ocultar sus problemas, sonríe para demostrar que no se dejará vencer tan fácil.

—Tú tienes a tu hermano y padre. Yo solo tuve a mi madre, ella está muy enferma, su cabello se caía, sus huesos se notaban demasiado y aun así no dejaba de sonreír para mí. En el día que murió ella me dijo que buscara alguien que nunca apagara mi sonriera... pero cuando ella murió, siento que una parte de mi sonrisa se apagó.

—Ezra.

—Si no fuera un Omega pequeño que no servía para nada, de seguro puede ayudar a mi madre, si pudiera ser útil ella seguiría con vida. Si fuera un simple Beta ella hubiera sido tratada de mejor manera.

—Ezra, lo siento por decirte esto, sé que no soy nadie para decirte, pero tu madre hubiera muerto si hubieras sido el Alfa más poderoso del mundo, y estoy seguro que ella no quisiera que te lamentes su muerte por eso.

Quería gritarle en la cara, no tenía ningún derecho para decir eso. Pero por más que me duela admitirlo. Tiene razón. Mi madre era igual que él, era un ser de luz que nunca dejó que su enfermedad le quitara el amor que me tenía y me duele su perdida, pero ella odiaría verte sufriendo por su muerte.

—Duele... duele mucho. —Apreté mi abrazo.

—Puedo entenderlo, también perdí a mi madre y ella un alma pura y bondadosa. Ella nos enseñó que no sirve de nada lamentarse con los muertos y hacer sufrir a los vivos —Se levantó de la cama, se agacho para estar a mi nivel y su cola se movía lentamente—. No eres inútil Ezra, ni como Humano, ni como Omega. Y si crees que eres inútil, serlo no te hace un asco, solo te cuesta más demostrar tu verdadero valor.

Una lágrima recorría mi mejilla derecha cuando Dante abrió la puerta, tenía algunas galletas, además de que sus manos parecían que le temblaban. Diría que lo tenía preparado de antes, incluso me atrevería a decir que estaba escuchando. Sin embargo, no me importaba eso.

—Sé que no me quieres ver, pero Otus hizo galletas y bueno...

Me levanté del suelo y me acerqué para quedar a un metro de distancia. En comparación, él me sacaba como veinte centímetros, su cuerpo era fornido y corpulento a comparación de mi delicado cuerpo. Sus brazos gruesos sostenían el plato de galleta, que casi termina en el suelo cuando lo abrace.

—Lo siento.

Dije y parecía sorprender a Dante, incluso sus ojeras se pararon del impacto. Enserio que es mucho más fácil saber cómo se siente una Bestia que un humano.

—No fue correcto gritarte y no arruinaste mi vida... bueno no la arruinaste demasiado. —Intente mostrar una sonrisa.

Terminé de abrazarlo y él se quedó quieto unos segundos, pensé que estaba buscando en su mente una manera de matarme por haberlo abrazos. Pero en su lugar, se acercó y cuando estaba a pocos centímetros, puso sus manos en mi rostro y con sus pulgares me limpiaba las lágrimas. Sentí como estas se tornaron rojizas por el acto.

—Me alegra oír eso —Sus ojos destacaban demasiado con la sonrisa que me brindaba.

—Me alegra los finales felices —Levi se levanta del suelo mientras su cola se meneaba con suavidad—. Los dejo solos, parejita.

Levi salió de la habitación sin antes robar una galleta y recibir un gruñido de Dante. Me saco una ligera risa.

Ambos nos sentamos en la cama y probé una galleta y como todo lo que hacía Otus, está delicioso. Eran galletas de avena con chispas de chocolates, mis favoritas. Supongo que Otus sabe ese dato, después de verme tan emocionado cuando Lucas me brindaba una.

Mientras tenía una galleta en la boca, Dante acercó su hocico para morder un trozo de la galleta, nuestros labios se rozaron un poco y aun así me puse colorado por ese acto. A veces podía ser dulce y otras veces ser una molestia. Él simplemente sonríe mientras lame sus labios.

Después de no hacer absolutamente nada, dejé el plato de galletas a un lado y me acosté en mi lado. Sin embargo, no espere que Dante se acostara a mi lado y me cubriera con su brazo. Estaba de espalda y sentía su respiración contra mi nuca. No quise decir nada y solo esperaba que no estuviera excitado.

—Oye, mañana no tengo que trabajar ¿Quieres hacer algo interesante?

—D-De acuerdo.

Claro que tenía que ser sexo, esas palabras bonitas con esa sonrisa no sería de gratis. Estoy completamente seguro de lo que hará.

════ ⋆★⋆ ════

Corrección: no estaba para nada seguro de lo que haría.

Dante se levantó temprano como siempre, vi la ventana de la habitación abierta, por lo que sé que estuvo siendo Batman otra vez, siempre que sale deja la ventana abierta, siento que lo hace apropósito para que me enterada.

Después del desayuno. Dante, que vestía un pantalón negro y un chaleco azul marino con una camisa blanca. Me quejaría que estuviera tan elegante solo para estar en su casa, pero mejor ya ni gasto mi saliva.

Lo que si gaste fue mi cara de sorpresa al ver que nos dirigimos al segundo piso. En todo este tiempo que llevo en la mansión, me dejaron claro que nunca debía subir al segundo piso. Nada bueno encontraría ahí.

No obstante, era un lugar bastante lindo. Era un pasillo que se dividía en dos direcciones. En el lado derecho tenía dos puertas. Esas dos puertas Dante me dejó muy claro que no les tomara importancia. Asentí y nos dijimos al lado izquierdo. Ahí había tres puertas, la grande llevaba a un estudio donde Dante hacía sesiones de fotos sencillas donde solo debe estar en fondos blancos. La otra habitación era más pequeña y dijo Dante que era cosa de Levi. Por último y por lo que me trajo. Una habitación que en su puerta se veía varios detalles como si fuera la puerta a un mundo fantástico. Dante la abrió y mis ojos quedaron como platos al ver lo que estaba en su interior. Era una biblioteca. Solo he ido a tres en mi vida: la librería pública, la mini librería del refugio y la librería que me llevo Lucas para comprar unas agendas. Pero ninguna era como esta biblioteca. Solo era una habitación, pero más grande que la casa en la que vivía. La pared del frente está cubierta con un estante lleno de libro. En su lado derecho e izquierdo había algunos estantes más pequeño lleno de más libros. Y la habitación tenía esparcido algunos muebles para leer más a gusto. Había una ventana que daba directo al patio. Pero estaba cubierto con una cortina para darle más personalidad a la habitación.

—Se que esto no es igual a un trabajo, pero puedes leer algunos libros y contarme qué te parecen. Así puedes no solo ser un estorbo.

Esta algo sorprendió por la propuesta que me dio Dante. Y yo que pensaba que me haría gemir todo el día.

—Gracias, siempre quise tener más material de lectura —Abracé a Dante con una sonrisa para después dirigirse al estante principal.

En ese estante había una escalera la cual se movía de izquierda a derecha. Esta indecisos por cuál libro elegir, había de todo. Libros de historia, de cocina, novelas, poemarios, de agricultura... tome uno de esos.

Era un libro sobre el beneficio de plantar tu propia comida, la portada mostraba un huerto lleno de plantas. Me bajé de la escalera y me senté al lado de Dante para comenzar a leer. Esté tenía un libro que parecía ser algo del espacio. Me acurruqué en su brazo y comencé mi lectura.

No sé cuánto tiempo estuve en esta habitación, pudieron pasar horas, pero yo estaba atrapado con mi lectura. Descubrí que para un buen huerto es adecuado verificar el terreno, la tierra fértil destaca por un tono marrón oscuro y una textura suave y húmeda. También que cada herramienta es parte fundamental, no solo son para decoración si no que sirve para suavizar la tierra, recolectar frutos, alejar plagas y cortar las malas raíces.

Fueron casi doscientas páginas en las que me la pase pensando como seria tener mi propio huerto, sembrar plantas frutales y tener que cuidar que cada uno de ellas crezca sana y salva. Es casi como ser padre.

Por su parte Dante, no sé si le atrapó mucho su lectura, casi no volteo la página desde que me senté a su lado. Eso sí, cada vez que necesitaba ayuda con alguna palabra que no conocía, él me daba un significado.

—¿Qué es Regadío? —pregunte sin dejar de ver el libro.

—Pues es regar tu cultivo con agua, ya sea por ti mismo o con unas máquinas especializadas.

—Wow. la agricultura es tan genial.

—¿Enserio lo crees? —Sus orejas se levantaron.

—¿Por qué lo dudas? Es una forma de crear vida y esta te recompensa dándote comida. Para mí eso suena perfecto.

—Conozco una forma de crear vida y más divertida.

—¿Enserio? —Sonríe ingenuamente— ¿Cuál?

Solo con ver la cara picara de Dante supe a que se refería, le di un golpe suave en la cabeza con mi libro mientras volvía al principio para ver las imágenes de huerto recién creados.

—¿Te puede preguntar algo?

—¿Algo de agricultura? Tengo muchas respuestas para eso —Lo mire directamente—. Sabías que las plantas tardan en crecer dependiendo de la tierra o la cantidad de sol que tiene.

—Eso no —Mostrando una sonrisa acompañada con una risita—. ¿Nunca fuiste a una escuela verdad?

Abracé el libro mientras me quedé callado por casi un minuto. Miré los bordes del libro y después clavé mis ojos en el rostro de Dante.

—No, cuando mi madre murió ella me pidió que fuera a una escuela, pero en el refugio nadie me quería inscribir a una y mucho menos teníamos profesores. Aprendí a leer y escribir con uno que otro señor omega que quería hacer una buena acción. Lucas me enseñó el resto de cosas que sé, como matemáticas, historia y claro que cocinar también.

—Ya veo —Dante puso su mano en mi cabeza y la acarició suavemente—. Si quieres ayuda en algo, puedes contar conmigo, también puedo ser un buen profesor si me lo propongo.

—¿Me enseñaría sobre cómo cultivar un huerto? —pregunté mientras no podía parar de sonreír.

—Si me lo propongo trataré de leer y enseñarte todo sobre agricultura. Por algo soy tu esposo.

Parecía que eso último no lo quería decir, pero su cola se movía con locura tras decir eso. Y mis mejillas se pusieron coloradas. Hundí mi rostro en el libro para ocultarlas. Con una gran pena que nos rodeaba, no podía parar de sonreír. Me sentía contento a su lado.

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