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6. Los Declaro Felices por Siempre

Oficialmente vivo con los Neville.

No fue tan horrible como pensaba.

Después de las clases de Levi, me tuvo en su habitación enseñando toda su colección de Kpop. Dijo que todo el dinero que gana se lo gasta para apoyar a sus ídolos. No quiero ni pensar cuantos millones habrá gastado para tener su habitación repleta de productos que no se veían nada baratos.

En la noche Albus y Dante habían regresado y este último me tenía una sorpresa. Me había comprado un teléfono de alta gama, eso era por romper mi celular. Tuvimos una pelea de media hora entre que yo rechazaba el teléfono y él mi gritaba para que lo aceptara. En todo ese tiempo, Levi ya lo había configurado e incluso puso de foto de pantalla una foto que tomo de nuestra pelea. Eso fue el final de la pelea.

Al anochecer, fuimos a la habitación de Dante, que por norma ahora será también la mía. Dante me dijo que me diera un baño y esperando tener que bañarme en una ducha convencional, me quedé callado al ver que el baño era una puta maravilla. Tenía de todo, espejo en cada lado, un lavado, retrete, espacio para poner los cepillos, cajones llenos de toallas y la joya de la corona. Una tina, es algo básico, pero siempre me he querido meter en una tina. Estaba tan ansioso de meter ahí que ni noto que Dante había entrado y está completamente desnudo.

Sus brazos me sujetaron para así elevarme a su altura y lamerme como si fuera un postre. Su lengua rozando mi piel, hacía que me sintiera seguro como si sus lamidas fueran recibidas con placer. Nos metimos a la tina y antes que hicieron algo indebido. Dante cumplió una de sus reglas y se puso un condón. De ahí en adelante ese baño que debía no durar demasiado, terminó en otra sección donde nuestros cuerpos se unían. Su pene entraba y salía de mi trasero y cada vez que terminaba, mi celo me nublaba el cerebro y solo pedía más. Me lamía los labios con desesperación, abría mi trasero para que volviera a entrar y Dante solo sonrió con lujuria.

El sexo era algo que no estaba en mi vocabulario, solo era un concepto que navegaba por el aire. Sin embargo, desde que me entregué a Dante, eso pasó a formar algo de nuestro día a día. Y no lo entiendo, es como cada encuentro hace que me sienta tan complacido, como si cada vez fuese un encuentro especial. Culparé a mi celo de ese detalle.

La noche fue algo complicada. En las anteriores veces que dormí en esa casa, yo nunca estaba consciente. Pero ahora era difícil dormir desnudo, cuando a mi lado un gran lobo duerme y su cola se mueve de un lado a otro despertando cada momento. Sin mencionar que sus respiraciones son profundas y molestan mucho.

No sabía cómo o cuando logré dormirme.

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A la mañana siguiente, Dante se había marchado sin siquiera despedirse. No es como si me importara eso, pero se sintió raro no verlo apenas despertara. Tuve que informar todo a Lucas sobre mi situación con mi casamiento y que ahora viviría con los Neville. Él lo entendió y de hecho se alegró de que ya no viviría en esa casa abandonada. También bromeó con el hecho que él intentó sacarme de esa casa y un lobo famoso logró hacerlo en tiempo récord.

Cuando terminé mi trabajo tuve un accidente que terminó manchando mi camisa y me hizo tomar una camisa de repuesto de Lucas. Fui a mi casa para recoger mis cosas y para mí no fue una sorpresa. Dante ya estaba ahí guardando todo en una maleta grande. Es triste ver que ya todas mis cosas estaban dentro y la maleta siguió con espacio.

—Voy a extrañar esta casa —Parecía una tontería, pero estas paredes que apenas se mantienen en pie fueron mi salvación, mi hogar.

—¿Solo son cuatro paredes que ni luz decente tiene?

—Niño rico. —Puse los ojos en blanco.

—¿Qué dijiste?

—Qué dices eso porque tú no viviste sin dinero y teniendo que romperte la espalda trabajando, a ti todo te dieron en bandeja de plata.

—Dices eso otra vez y juro que vuelves a casa solo.

—Uh que miedo, lobito me amenaza, sabes ahí leído por ahí que los que amenaza no tiene pelotas para decir lo que quiere o siente. Así que dime lobito ¿Acaso quieres algo de mí?

Sabía que esas palabras sin sentido eran porque mi calentura por el celo estaba activándose. Levi me explicó que el Celo de un Omega siempre es diferente, para algunos se le activa en la mañana, para otros en momentos sin previo aviso, y en mi caso cada noche se activa y me vuelve en un Ezra más salvaje y directo.

—Eres arrogante humano. —Dante estaba a nada de ponerme contra la pared, hasta que me comenzó a oler. Se apartó rápidamente—. ¡Por qué mierda apestas a otro!

Puede ver como sus garras salían de sus dedos y sus colmillos brillaban al mostrarlos.

—¿Cómo?

—Hueles a otro, no es agradable.

La camisa de Lucas estaba provocando una reacción que me altero por alguna razón. Me tense que rápidamente me quite la camisa, pero Dante no se me acercaba. Me estaba sintiendo como si lo que hice afectaba a Dante. Por lo que corrí para bañarme en la ducha y quitarme el olor de Lucas. Cinco minutos después Dante me estaba penetrando en las duchas y manchándome de su esencia para quitarme el olor de otros en mí. En todo ese acto solo le pedía que lo hiciera con más fuerza.

—Nunca dejes que otro hombre te toque o te llene de su olor. ¿Me entiendes? Si pasa, juro que lo matare.

Fue lo último que escuché antes de caer agotado.

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Otro día empezó y de vuelta estaba acostado en la cama con Dante y este último había traído mis cosas. Fue un detalle, pero a la vez es su obligación después de enloquecer por su actitud.

Hablando de actitud.

—Necesito otra clase.

—Enseguida.

Desperté a Levi para que me diera otra clase y así poder sacarme de dudas sobre estos problemas de los celos y olores que mencionó Dante esa noche. Pude haberlo buscando en mi celular, pero apenas si podía saber cómo se prendía.

—El olor, por si no lo sabes cuñadito, todos tenemos un olor interior, hay personas que huelen a canela, otros a frutos rojos, algunos a pinturas y otros se mezclan su olor por colonias. Por ejemplo, yo huelo a Piña, o bueno eso me han dicho.

—¡Levi!

—Si, sí. Mira, para un Alfa vinculado, su Omega siempre debe olor a él, es como algo egocéntrico, como el Omega es su propiedad, debe tener su mismo olor. Por eso si tienes el olor de otro hombre en tu cuerpo, tu Alfa se altera y entrará en modo celo intenso.

—Entiendo... ¿Pero por qué me altere cuando Dante se alteró?

—Fácil, porque eres su Omega. Aunque no te guste, lo tiene en tus genes complacer a tu Alfa, si este se altera, tú te altera, si este llorando, tú te sientes triste, si él coquetea, tú te pones celosos y etc. tras etc.

Esa clase la sentí como un avance para entender mi posición. Hay cosas que no puedo controlar.

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—Humano, nos toca. Muévete.

En la tarde tuvimos una sesión de fotos donde teníamos que parecer felices y enamorados. Nada más alejado de la realidad. La primera foto seria en un parque y para disimular, un camarógrafo se escondió para no ser detectado y nosotros dos caminamos tranquilos hasta sentarnos en un banco, Dante pasó su brazo sobre mi hombro y me abraza mientras mostraba una sonrisa. Creo que este lobo es un buen actor. También ayudaba que en nuestro vestuario hacía difícil ser reconocidos en la calle.

La siguiente foto sería en la cafetería en donde le pidieron a Lucas que no dijera nada del plan o mucho menos intente algo en contra de los Neville. La foto sería una donde Dante tomaría una taza de café y yo sonría mientras tenía ojos de enamorado hacia él. Me tomó tres intentos en lograr que la foto quedará creíble.

Otra foto seria en un centro comercial donde caminaremos mientras nos tomamos las manos. Esa fue la más fácil de todas y por algo de insistencia, convencí que me comprara un helado. Eso es sacar provecho a la situación.

La última foto del día sería la más importante, un beso en el ocaso. El fotógrafo dijo que sería la manera más clara de convencer a la gente que lo nuestro es amor de verdad y no parezca que la boda era un truco barato. Comprendía eso, pero hasta ahora ninguno de los dos nos habíamos dado un beso, lo máximo que hicimos es rozar nuestras lenguas y que Dante metiera su lengua en mi boca. Pero juntar nuestros labios, eso nunca ha pasado.

Mis manos estaban sudando, la foto sería en un muelle y sería junto en un plano que se vería el cielo en tonos naranjas, el mar y nosotros como el centro de atención. Dante parecía como si no estuviera haciendo nada importante, mientras que yo estaba muriendo. No solo Dante es mi primera vez, si no que será mi primer beso. Te maldigo maldito lobo.

Cuando alguien nos dio la indicación, Dante me tomó de las manos, acaricio mis mejillas y acercó sus labios con los míos. No esperaba esa sucesión de actos para terminar en un choque entre nuestros labios, sus labios eran carnosos y suaves. Eran tan adictivos que di un bufido cuando se separó.

—¿Ya terminamos con esto? —preguntó mientras miraba su teléfono.

Es un maldito insensato.

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Levi se puso a trabajar en esparcir esas fotos mediante cuentas falsas, algunas que otra enviando algún medio televisivo y en segundos, Literal. Dante, la marca Secrity e incluso yo entramos en tendencia. Bueno yo estaba etiquetado como: "El novio secreto de Dante"

Había ciento se comentario en donde me criticaban por estar saliendo con Dante.

Ese escuálido con mi dios Dante, que injusto es la vida

PAPITOOOOO, NO ESTÉS CON ESE Y MEJOR CONMIGO

Hoy murió la moda :(

De seguro lo quiere por su dinero

Se me cayó un ídolo

Seguro Levi vio mi cara decaída al leer los comentarios que rápidamente me animaron mostrándome algunos comentarios positivos como que apoyaban su relación o que esperaba saber cuándo será la boda. Mostré una sonrisa, aunque no tenía que alegrarme o entristecerme. Dante y yo no nos amábamos y eso seguirá así.

En la noche Dante se sentó conmigo en la cama y estaba muy tranquilo, mientras que yo estaba algo decaído. No entendía cómo esos comentarios me perforaban la cabeza.

—Oye no dejes que esos idiotas te hagan menos, eso intenta hacer conmigo, pero no logran nada.

Mostré una sonrisa.

—Tú ego es del tamaño de un planeta, obvio que no harían nada.

—Que idiota eres, uno quiere consolarte y tú lo complicas.

—Gracias, es mi especialidad, si quieres te doy clases particulares.

—Mejor cállate y quítate la ropa, mañana será tu última noche de celo y quiero aprovechar los días que tengo.

Dante cumplió su palabra y terminé agotado de las dos horas que me tuvo penetrando hasta decir basta. No sé qué fue peor, si mi trasero quedara abierto de tanta acción o los tantos condones llenos esparcidos en la habitación. Espero que Otus nunca los haya limpiado.

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La mañana siguiente amanecí diferente. Como si todo dentro de mi estuviera como si nada. Digo, me dolían los muslos, pero fuera de eso, estaba como nuevo. Dante me obligo a quedarme en la casa y decir que por nada en el mundo saliera. Tenía suerte que Lucas me dio toda la semana libre y pase el resto del día en la mansión.

Estuve con Otus, me contó dos cosas de la casa y luego me fui porque no podía parar de detallar de qué material era cada cosa. Después fui a la habitación de Levi y vi como estaba colocando los nuevos modelos en la página web y a la vez contestaba varios mensajes de pedidos. Será un loco obsesivo por chicas coreanas, pero es un empleado de primera.

Eso me dejó solo, hundiendo los pies en la piscina. Me sentía raro. No había tenido un solo día tranquilo y mucho menos un día en donde me pusiera a pensar en cómo mi vida cambió por completo. Pase de dormir en un colchón viejo a dormir en una cama que se siente como una nube.

Pase de comer un desayuno sencillo en la cafetería, a comer un desayuno cinco estrellas preparado por Otus. Sé que es la vida que muchos podrían, incluso varios de los Omegas que conocí en mi niñez fantaseaban con vivir en su mansión. Pero yo no me siento contento, siento como si no encaja. Todos aquí son equipo, Albus el diseñador, Dante el modelo estrella y Levi el encargado del sitio web.

Yo solo soy el Omega que se vinculó con una Bestia rica, no debería ni estar sentado en el borde de la piscina. Debería seguir trabajando hasta encontrar alguien que nunca me quite mi sonrisa. Esto no es lo que quería en mi vida.

—Cuñadito.

Levi me quito de mis pensamientos, cuando se acercó para sentar a mi lado y poner sus pies en la piscina, me dio algo de gracia ver como sus pelos negros se juntaron por el agua.

—¿No deberías atender a los clientes?

—Tengo una vida, además pueden esperar una hora.

Levi lleva un short de baño con el logo de un grupo (seguramente de Kpop) que se llamaba "GFRIEND" Enserio no sé dónde saca esa ropa este lobo.

—¿Te ocurre algo cuñado? No te veo muy animado.

—Estoy bien, es solo... ¿Por qué?

Levi no entendía mi pregunta.

—¿Por qué quieren que me quede? Sé que soy el vínculo de Dante, pero siento que no encajo en este mundo y no era lo que quería en mi vida.

—Sabes Ezra, te comprendo

Puse mi atención en Levi, este miraba la nada.

—Cuando cumplí los veinte, le dije a mi padre y hermano que me iría, quería viajar y descubrir todo el mundo. También hubo otra cosa que me hizo tomar la decisión. Pero volví como al año cuando casi sufrí un accidente. Al volver todo cambio, mi padre solo se pasaba en su habitación y mi hermano estaba más frío que nunca. Dante no siempre ha sido un tipo duro. Era un niño dulce que quería tantas cosas en la vida, quería vivir feliz, solo que madurar cuesta y eso le costó mucho a mi hermano. En mi regreso intenté animar el lugar, ponía música para bailar, les decía que tengamos un día tranquilo o vayamos de picnic. Nada funcionó. Me sentía como si no perteneciera a mi propia familia.

Levi se tiró a la piscina sin previo aviso y me dejó algo shockeado por unos segundos. Cuando saco la cabeza sonriendo me alegré un poco.

—Ya somos dos que no encajamos en esta mansión, pero sabes algo positivo. Tú presencia ha alegrado esta casa, mi padre y hermano no habían hablado en días. Así que gracias Ezra.

Sabía que todo esto se debía por mi celo y el vínculo que teníamos es la reacción de todos en la mansión. Sin embargo, me sentía contento por no ser el único raro en la mansión. Levi me extendió la mano para sujetarla con la mío, y como tonto tome su mano, me jalo para tirarle al agua. Nos reíamos como niños hasta que un lobo gris de casi metro noventa que vestía una chamarra negra nos vio con ojos de pistola.

—Humano, afuera. —Dante me ordenó mientras se cruzaba de brazos.

—Primero, no soy un perro y no seas un amargado —Con mi mano le tiré algo de agua que terminó mojando su pantalón de seda. Por la cara de Dante, veo que no le hizo mucha gracia.

—Afuera. Ahora. —Estaba apretando los colmillos mientras decía eso.

Salí de la piscina mientras escurría mi camisa para no estar tan mojado. Dante me dio un escaneo rápido y después me mandó a cambiarme. Obedecía porque mencionó que su padre nos buscaba. Me quité la ropa mojada y me puse ropa que Dante me había dejado en la cama. Era una camisa violeta con un pantalón de jeans corto.

Afuera de la habitación me esperaba Dante con una bolsa en sus manos que puede reconocer al instante.

—Fui a la cafetería para ver que no me desobedeciste y el dueño me dijo que te diera eso. —Me entregó una bolsa donde había varias galletas de seguro del día anterior, pero como siempre digo, gratis hasta el aire.

—Muchas gracias, a veces no eres tan malo Lobito.

—Vuelve a decir...

—Si, si, "Vuelve a decirme eso y te mato" —Intente imitar la voz de Dante, y me resultó mucho que desear—. Ya cansa esa amenaza

Me acerque a Dante y le entregue una de mis galletas y saque otra para comer.

—Vamos lobito, tu padre espera —Voltee para ver como Dante seguía teniendo la galleta en su mano, me dio gracia y sonríe mientras le guiñe el ojo y mordí la mía.

Eso lo conté como una victoria en vencer el orgullo de Dante.

Cuando llegué a la oficina de Albus, estaba lanzando papeles y telas por todos lados, parecía desesperado, incluso le ofrecí una galleta y se la comió enseguida para seguir buscando algo que ni idea de que será. Cuando Dante al fin le dio la gana de aparecer. Este puso la misma cara que yo al ver la desesperación de su padre.

—¿Qué sucede? —preguntó mientras intentaba robarme otra galleta, le di un manotazo, sabía que le gustaría, pero no le regalaré otra.

—No los encuentro.

—¿Qué cosa? Si puedo saber —cuestione mientras mordía otra galleta.

—Los... cierto.

Albus salió de la habitación mientras que Dante aprovechó para intentar quitarme una galleta, yo evitaba a toda costa que me quitara más galletas.

—Dame otra galleta, no sabían que estaban ricas.

—No, son mías y ya te di una, eso fue suficiente.

Baje la guarda y me acorralo entre las paredes y me sujeta las manos. Acercó su cabeza a mi cuello y con su lengua lamió la zona donde yacía su morderá. Se que esta hacía porque hoy es mi última noche de celo. Después dudo que le interesare, a no ser para evitar que huela otro hombre, todos estos encuentros desaparecerán hasta los próximos cinco meses. Mi mente estaba divagando tanto que ni note cuando Dante me cogió otra galleta.

—¿Fue tan difícil, humano? —Mordió la galleta en mi cara y me guiñó un ojo. No entendía porque fue eso, pero mis mejillas se tornaron rojas por presenciar ese acto.

—¡Los encontré! —Celebró Albus.

—¿Es enserio padre?

—¿Qué? Si mi hijo se va a casar, tiene que hacerlo de la manera correcta.

Albus había traído dos cajitas forradas de terciopelo rojo, si mi cara ya estaba roja, cuando las vi casi me muero mientras mi cuerpo se cubrió de color rojo. Dentro de cada caja, había un anillo. Un anillo era color rojo claro y el otro de un rosa claro.

Albus le entrega la caja con el anillo Rosa a Dante y lo obliga a poner de rodillas. Enserio que Albus estaba disfrutando de todo esto, aunque sabe que todo esto es solo un show y ni Dante ni yo queremos casarnos.

—Vamos hijo, dilo. —Albus mostraba una sonrisa mientras graba el momento con su celular.

Dante puso los ojos en blanco y abrió la cajita mientras me miraba a los ojos, parecía muy apenado y si no fuera por su pelo, diría que estaría avergonzado. Pero su cola se movía de lado a lado. No entiendo el motivo.

—Ezra Mendoza... ¿Te casarías conmigo? —Eso último lo dijo en voz tan baja que apenas si lo puede escuchar.

Solo por ver la cara de felicidad de su padre y por tener a Dante Neville de rodillas, avergonzado y con una caja en sus manos. Respiré profundo y mostré mi mejor sonrisa para decir.

—Si Dante Neville, me casaré contigo.

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