23. Quien diría que los sueños se cumplen
La belleza de tener un hijo es algo que toda madre alabara, te dirá lo hermoso que es ver a tu hijo abrir los ojos por primera vez, escuchar su llanto al venir al mundo, verlo dormir tan tranquilo y cuando sea un adulto: será un orgullo ver cuán lejos ha llegado. De ser un pequeño a convertirse en todo un adulto.
Claro que ninguna madre dice lo horrible que es cuidar un bebé de pocas semanas de vida.
Justo ahora el pequeño Noel de apenas tres semanas de vida está llorando con mucha desesperación a las dos de la mañana. Lo peor es que la cuna la tenemos en nuestra habitación, así que el sonido no era fácil de ignorar. Moví a Dante para que se levantara y viera que necesitaba el bebé, yo lo había hecho dormir hace unas tres horas, era su turno de atenderlo.
—Tu turno. —Logró hablar con Dante mientras mi voz se escuchaba algo ronca.
—No. —Se ocultó con las sábanas.
Suspiro frustrado y le quitó parte de la sabana.
—Yo lo hice dormir, ahora te toca a ti.
—No quiero, además yo no fui el que lo tuvo en el estómago, tú sabrás más.
Entendió que nadie está de humor en altas horas de la madrugada. Pero eso me hizo enojar tanto que sin nada de delicadeza le jalé una oreja, despertándose al instante, pude ver como sus ojos estaban asustados al verme con una mirada seria y una cara de pocos amigos.
—Tú fuiste el lobo que metió su pene en mí, sin condón. ¡Ahora serás buen padre, atenderás a tu hijo y me dejaras dormir! —Seguía apretando su oreja y mi voz ronca daba miedo.
—Si...
—Si, ¡¿Qué?!
—Si, amor.
—Mejor.
Me volví a acostar y vi como Dante se levantaba de la cama, tomaba a Noel en sus brazos y tras revisar que no estuviera sucio su pañal, comenzó a caminar por toda la casa intentando calmarlo.
Diría que todas las noches son lo mismo, pero en realidad Noel es un niño bastante calmado. Cada vez que lo tengo en mis brazos o en los de Dante, se suele calmar, incluso una vez se quedó dormido en los brazos de su padre. Además, solo llora cuando tiene hambre, está sucio su pañal o cuando se despierta y no ve a nadie a su lado, supongo que es una mezcla perfecta entre Dante y yo. Hablando de mezcla, es que se nota quienes son sus padres. Su pelaje es igual que el color de mi cabello, tan suave que es casi como si tuviera tocando un peluche. Y sus ojos tan claros y bellos como los de su padre. Estoy seguro que al creer será igual de bello que su padre. Incluso puede que más.
Pasaron los minutos y Dante volvió con Noel dormido en sus brazos, lo acostó en su cuna, lo tapó con su manta que le regaló Albus, y volvió a dormir. Me sujeto con sus brazos para acercarme a su pecho y ponerme en posición cucharita.
—No pienso tener sexo, el doctor dijo que mínimo después de seis semanas.
—Tampoco quiero sexo, bueno tal vez un poco —Su voz se escuchaba algo agotado, incluso soltó un bostezo potente—. Ahora solo quiero dormir con mi esposo, padre de mi hijo y no quiero que estés enojado.
—Entonces se responsable de tu hijo, también eres su padre.
—Ya. ya, tranquilo, le seul que j'aime, mejor descansa y recuerda que te amo y amo esta familia.
—También la amo.
Abracé los brazos de Dante y me quedé dormido pensando lo hermosa familia que habíamos formado en estos casi dos años.
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Levi vino de visita con su clásica ropa que tiene el logo y nombre de una banda de Kpop, esta vez tenía una banda que inicia con N, pero no sabría cómo se pronunciaría o siquiera si eso era una palabra real. Vino con un montón de peluches que compró para su sobrino y cada peluche fue chequeado por Dante para ver si estaban libres de pelusas o motas de polvo. Diría que es sobreprotector, pero hasta yo estuve feliz al saber que esos peluches eran seguros para mi hijo.
Dante no se puede quedar ya que tenía que comprar más leche y pañales. Ya que los hombres Omegas no sacamos leches de los pezones, pues tenemos que alimentarlos a base de leche en polvo, y este pequeño come mucho, lo cual es natural, pero mal en tener que comprar seguido tarros de leche en polvo y ni hablar en qué termina toda esa leche.
—Quien es un bebé tan bonito, tú lo eres, si tú lo eres pequeño Noel.
Levi intenta hacer caras graciosas para sacarle alguna expresión, pero lo único que ha hecho es verlo atentamente y después desviar su mirada a otra cosa más importante.
—Siento que ese Bebé ya me odia.
—No digas eso, es solo que está muy pequeño para comprender las cosas —Voltee a Noel para acunarlo en mi pecho y darles suaves palmadas en su espalda, tiene que botar los gases después de haber comido, eso me dejó claro la pediatra—. Recuerda que no son máquinas de ternuras.
—Como puedes decir eso, tú hijo literalmente se llama Noel, ósea como Papá Noel, debe ser una máquina de ternura. En más, esta navidad debes disfrazarlo como Santa Claus.
—¿Tú crees? No sería algo... ridículo.
—¿Ridículo? ¡¿Ridículo?! Papá Noel no es ridículo, es el espíritu de la navidad —Se levantó del sofá y por primera vez Noel le prestaba atención—. Con su barba blanca y su sonrisa tierna, santa es un verdadero santo y un gran símbolo para la...
—Ya compraste el traje, ¿verdad?
—No me culpes, está muy barato y no pude resistirme.
Enserio que no sé cómo logro soportar a todos estos lobos.
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Estaba tirado en medio del bosque con solo un camisón blanco y un hilo rojo estaba amarrado en mi dedo meñique. Comencé a llamar a todos, a Dante, a Levi, a Otus. Pero en cada llamado recibí la misma respuesta: Un silencio completo.
Empecé a seguir el hilo rojo que era tan largo que dejaba un rastro en el suelo. Pisaba las hojas secas y las ramitas. Escuchaba el sonido de varios búhos, algunos aullidos de lobos y una especie de llanto.
Noel.
Corrí lo más rápido que pude para acercarme al llanto, tenía miedo de que se lo estuviera pasando. Mis manos temblaban, de mi cuello me recorría un sudor frío y mi respiración se agitaba de lo rápido que estaba corriendo.
Me terminé tropezando con tronco muerto y caí rodando hacia una laguna verde. Abrí los ojos y pude ver un caballito de mar, el pobre estaba solo, sin nadie a su lado y con algunos cortes en su pecho. Intenté tomarlo, pero una oscuridad lo había cubierto hasta matarlo. Esa misma oscuridad comenzaba a acercarse, por lo que salí de la laguna y ya no escuchaba el llanto de Noel, aún seguía el camino del hilo rojo y la oscuridad se estaba acercando. Todo lo que la oscuridad tocaba se marchitaba o moría al instante.
Corrí tan rápido y pude ver una cabaña, entre sin importante si la oscuridad podía entrar, necesitaba un respiro. La cabaña estaba limpia, con un olor a café y un sonido de silbido agradable. Mi atención se concentró en las paredes, parecía que podían respirar, era como si estuviera viva.
La oscuridad comenzaba a entrar por debajo de la puerta, me escabulle por la puerta trasera. Las paredes seguían respirando, aunque la oscuridad estuviera cubriéndolo. Me escondí detrás de un árbol y cuando pensé que podía tomar un respiro, vi como estaba rodeado. Sería mi fin y sin saber si mi hijo está seguro.
De pronto un aullido de un lobo se escuchó a lo lejos, mis vellos se erizaron y mientras el aullido se hacía más profundo, la oscuridad retrocedió unos centímetros para volver a seguir escapando. En esa persecución vi entre los árboles la figura de un lobo hecho de luz, una luz color de luna.
Termine el camino y llegue a una playa, pero no cualquier playa, la playa con la que visité con mi madre. El camino del hilo había terminado, no había nadie o algo al final, solo era el final. La oscuridad estaba cerca y esta vez sí acepté mi destino, no vería a mi hijo o a mi esposo. Solo me quedaría aquí sin nada o nadie.
—Ezra...
La oscuridad me estaba consumiendo por completo, mis dedos se estaban haciendo polvo, mis lágrimas se evaporaban y mi poca ropa se desvanecía. Pero había escuchado a mi esposo, tenía que resistir un poco más. Apretando los dientes, camine hacia delante, donde había escuchado su voz. La oscuridad era fuerte y evitaba que siguiera caminando, pero yo estaba esforzando por seguir, no quería esto, quería a mi esposo, quiero a mi hijo. Quiero a mi familia.
—Ezra.
Abrí los ojos y vi como Dante en carne y hueso me miraba algo preocupado. Me levanté de golpe y miré a mi alrededor, vi que estaba en nuestra habitación, también puede ver que Noel seguía durmiendo en su cuna. Di un suspiro de alivio. Todo había sido un sueño.
—Cariño, te ocurrió algo... —No le deje terminar la pregunta, me lance contra él para abrazarlo, tenía lágrimas en mis ojos y una sonrisa en los labios.
—Gracias por llamarme, no quería dejarlo, ustedes son lo más importante en mi vida. No. Ustedes son mi vida.
Esta es mi vida, la vida en donde soy padre de un pequeño maravilloso, la vida en donde soy esposo de un sujeto maravilloso y donde mi sonrisa me da las fuerzas necesarias para poder vivir mi vida de la forma más maravillosa posible.
—Cariño, creo que la falta de sueño te está haciendo efecto.
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Albus y Otus se ofrecieron a cuidar a Noel. Ya han pasado cinco meses de su nacimiento, aún es muy pequeño, pero no me daba tanto miedo como antes de dejarlo sin mi supervisión. Las primeras semanas si tenía un pavor a dejarlo sin mi supervisión. Cada vez que estaba en clases, tenía que estar Noel en mis brazos o tener su cuna cerca de mi asiento. Cuando alguien más que no sea Dante tomaba en brazos a Noel, me ponía nervioso a tal nivel que mis ojos se clavaban a esa persona como si fuera un asesino en serie.
Me tranquila ver que Dante también pasó por lo mismo —Solo que en un nivel más extremo— Como la vez que Otus tenía en brazos a Noel y comenzó a llorar porque tenía hambre, por lo que Dante después de mirar con ojos de muerte al pobre Otus, tomó a su hijo y lo llevó a nuestra habitación. Sin olvidar la vez en la que tuve que ir al hospital con Noel para un chequeo y al volver me encuentro con Dante envuelto en mi ropa y con el miembro erecto entre su pantalón. Su celo había llegado. Tuve que irse de la cabaña para no alterar a nuestro hijo.
Pero justo ahora solo éramos nosotros dos en el coche, sin Noel, sin familia. Solo mi esposo y yo escuchando a esa cantante francesa ahora cantando sobre todo el tiempo que desperdiciamos en cosas tan ordinarias como el trabajo y no amar las cosas pequeñas de la vida. Todo eso lo supe por mi traductor personal.
Llegamos a un restaurante bastante elegante y estaba a punto de preguntar a qué se debía esto, pero recordé que con Dante no es necesario ser un día importante para que me muestre un gesto bonito. Me apartó la silla y se sentó a frente mío. Se veía hermoso con su traje negro.
Algunos del restaurante nos pudieron identificar y en vez de acercarse o estar cotilleando sobre nosotros. Solo tomaban una foto a lo lejos y seguían en lo suyo, supongo que eso es mejor que un caos de fanáticos de Dante.
Luego de una cena deliciosa, que puede disfrutar sin tener un lloriqueo en mi oído o la desesperación de tener que pensar en Noel antes que en mí. Dante me tomó de la mano y salimos del restaurante. Nos subimos al auto y en la radio sonaba una canción algo espeluznante al principio que poco a poco su ritmo se iba apoderando del auto y combinando con las vistas del cielo nocturno era un deleite. Sin contar que de lo poco que entendía una cosa si me concuerdo con la letra: eyes don't lie.
Abrí la ventana del auto y me apoyé para ver las luces de la ciudad, en su mayoría son amarillas, el aire es frío y el ruido es contentaste. Mi vista se concentró en el cartel con luces neón con el título de Motel: Moonlight. Justo Dante estaciona el auto en el parqueadero de ese Motel.
—¿Qué hacemos aquí? —pregunte mientras que Dante apagaba el auto.
—¿Tienes apuro en volver a casa?
Le contestaría que sí, ya que Noel está en casa sin mi supervisión, pero lo está cuidando Otus y Albus. Si alguien es perfectos niñeros serían esos dos, uno es un ex mayordomo de primera y el otro fue padre de dos cachorros. No tenía de qué preocuparme.
Le negué con mi cabeza.
—Entonces vamos, le seul que j'aime.
Salimos del auto, Dante fue un rato a la recepción mientras que veía como una parejita de dos chicas entraban a una habitación mientras se besaban sin soltar la lengua de la otra; por su olor supe que una era un Alfa y su color de cabello negro era bastante lindo, mientras la otra era una Omega Bestia Husky. Dante me dijo que los Omega bestias no son tan comunes.
Dante volvió y abrió la puerta que estaba enfrente mío. La habitación era algo grande, con una cama de corazón con rosas esparcidas por la sabana y el suelo. Una botella de champán reposaba en una cubeta con hielo, y algo que me llamó la atención es que en medio de la habitación había un tubo de acero, no tenían idea de que es.
—Lo sé, no es un día importante... pero nos merecemos un momento entre nosotros dos. Amo a Noel con mi vida, aunque es agradable no tener que limpiar pañales o caminar toda la cabaña con un niño en brazos.
Sonreí y me acerqué para besarlo. Me tomo de la cintura y me acerco a él. Su aliento sabía a carne y su lengua entraba en mi boca como si fuera una cueva húmeda. Dejó de besarme y un hilo de saliva nos seguía uniendo.
—¿Una copita? —me pregunto mientras tomaba la botella de champán.
—Solo una.
No fue solo una.
La cuenta la tengo entre seis u ocho.
Nos reímos.
Lloramos por pensar que éramos malos padres.
Nos besamos para confesar que no éramos malos padres.
Y una pregunta lo encendió todo:
—¿Para qué sirve ese tubo? —Cuestione a Dante aun consciente.
—Es un palo de stripper. No sabía que había uno en la habitación.
—¿Palo de stripper?
Muriéndose de la risa, mi esposo saca su teléfono y me muestra un video en donde una chica con poca ropa se mueve de manera sensual en ese tubo, incluso con una pierna se agarra del tuyo y comienza a dar vueltas en el aire. Era sorprendente. Y fue ahí donde no supe si el alcohol me hizo efecto o solo quería intentarlo que dije:
—Se ve fácil.
Deje a un lado mi copa y tras buscar la misma canción que escuchamos en la radio hace unas horas, que me acerque al palo, lo toque con mi mano y me comencé a mover de manera atrevida en él.
No soy un santo, conozco el porno pero nunca lo había visto completo, bueno tampoco es como si lo necesitara. Sin embargo, con todas las coreografías que Levi me hizo bailar cada semana, aprendí uno que otro movimiento que ayuda a mi baile sensual. En su mayoría era moviente de cadera y tocando el tubo como si fuera una persona.
Incluso tuve el valor de apoyar una pierna en el tubo e intentar dar vueltas. Casi me rompo el pie, pero logré mi cometido.
Cuando la música se detuvo vi como Dante me quedo viendo con una cara de embobado, casi como si se hubiera vuelto a enamorar de mí. Fue así como con una sonrisa, me acerqué, tomé su camisa y la acerqué a mis labios.
—Siempre tengo mis trucos, saco de pulgas.
Como si fuera un depredador, Dante me sujetó de los brazos y me lanzó a la cama y se puso encima mío. Sus colmillos brillaban, su sonrisa era prominente, sus ojos hermosos y su miembro era visible.
eyes don't lie
—Me dejaste muy caliente amor mío —Lamió mi cuello y un escalofrío me recorrió el cuerpo—. Así que te mostraré mi truco favorito.
Arranco mi camisa, los botones salieron volando por toda la habitación. Mi pecho tenía una cicatriz de la cesárea, no es muy profunda o explícita, sin embargo, mi piel blanca se resalta. Para Dante esa cicatriz no es un defecto o algo de lo que avergonzarse, es la manera de recordar que tuve a Noel en mi vientre y que nuestro amor creó una nueva vida.
En otras ocasiones era demasiado sumiso, casi siempre debajo de que Dante hiciera todo el trabajo, yo solo soltaba gemidos mientras me penetraba. Pero esta vez sería diferente. El alcohol sí que te da las mejores ideas.
Cuando estaba a punto desabrocharse el pantalón. Lo tomó de la corbata para besarlo con lujuria, su boca estaba húmeda y la lengua se sentía caliente. Antes que pudiera hacer otra cosa, me levanto y para empujar a mi esposo, tirándolo al suelo. Esté parecía algo sorprendido y por sus ojos también supe que estaba algo excitado.
—Qué tal si en vez de mostrarme viejos trucos, mejor te muestro unos nuevos —Mostré una sonrisa juguetona—, ¿Quieres, querido?
Antes de que intentara levantarse, puse mi pierna en su miembro; ya me había quitado los zapatos. Sentía como palpitaba entre la tela. Apreté mis dedos del pie y acusé un suave jadeo.
—Quítate la camisa, ahora.
Sin moverse de su posición, se quitó la camisa y la lanzó lejos. Con la misma sonrisa me arrodillo hasta tener mis manos en el borde de su correa. Se la quitó con toda la lentitud del mundo, incluso me muerdo mis labios con lentitud; una cosa que descubrí de mi esposo, es su fascinación por ver cómo muerdo mis labios. Bajo sus pantalones y su miembro está casi erecto, tenía tiempo de no verlo.
—Como disfrutaré complacer a mi esposo. —Tenía su miembro pegado en mi mejilla y mis ojos estaban atados a la reacción de Dante. Su rostro estaba rojo e intentaba mostrarse serio, como si tuviera el control de toda la situación.
Pobre mi lobito.
Saco mi lengua para lamer su glande, su punta es suave y caliente como todas las veces que tuve que lamerlo en meses de celo. Baje mis lamidas hasta llevar a sus pelotas, eran peludas y suaves, las toque para provocar un gemido agudo, es muy sensible en esa zona. Cuando iba a meter su miembro en mi boca, me levanté del suelo y dejé a Dante todo excitado.
—¿Qué?... —Él intentaba no sonar decepcionado, pero no era muy bueno en ese intento.
—Tranquilo, sé que quiere más que una simple mamada —Había leído en la puerta del baño que en la estantería había condones y lubricante. Fui por ellos y tiré el condón hacia Dante y poco a poco me quito el resto de mi ropa—. La espera valdrá la pena.
De por si mi cuerpo produce un lubricante que ayuda en las penetraciones con mi Alfa, pero no está de más ayudar al proceso. Me senté en la cama y mientras Dante se ponía el condón, pongo lubricante en dos de mis dedos y me los meto en mi hoyo, el líquido se sentía frío, incluso tuve un pequeño escalofrío. Escuché como Dante gruñía, como si estuviera ansioso de comenzar. Eso me hizo reír.
Con una voz provocativa le dije que se levantara del suelo y se sentara a mi lado. Puede aprovechar para contemplar su cuerpo desnudo. Tiene un abdomen musculoso, unos brazos y piernas grandes, un miembro de gran tamaño y un trasero redondo. Toda una caja de sensualidad.
Me senté encima de su pelvis, sentía su miembro erecto en mi trasero. Quería meterlo ahora mismo, quería que me hiciera suyo como siempre lo hace, quería, y quería y aun así solo sonreí, lo tomé de la corbata; la única prenda de ropa que tenía. Y cuando lo tenía tan cerca de mí, lo bese.
Quería sentir sus labios contra los míos. Pero Dante no quería eso, él quería el plato principal y todo mi dominio quedó hundido.
Me abrazó para evitar que hiciera cualquier otra locura, metió su miembro en mi recto y gemí de placer al sentirlo dentro de mí. Desde hace cinco meses, no hemos tenido intimidad y se sentía increíblemente bien tenerlo dentro de mí otra vez. Me penetraba con algo de lentitud como si también estuviera jugando, lo puede comprobar con su sonrisa maliciosa. Su pelvis se movía con un movimiento uniforme mientras mis uñas se clavaban en su espalda.
Sus pelotas rebotan contra mi trasero y los gemidos que hundían la habitación eran muy intensos, estaba muy sensible con todo mi cuerpo, más si tenía las manos de Dante acariciando mi espalda y mi estómago. Podía notar el bulto que había en mi estómago. Tenía algo de miedo que me hiciera daño en la herida. Sin embargo, parecía ser que su único objetivo era sacarme tantos gemidos como pudiera en sus penetraciones. Lo peor es que lo conseguía en cada una.
Se corrió una vez, yo lo había hecho apenas metió profundo su miembro en mi hoyo, me hizo gritar de placer. Se quitó el condón y se puso otro en tiempo récord y me acostó, levanto mis piernas y volvió a meter su miembro en mi hoyo.
Los gemidos, el sudor, la música, todo había que tener sexo con Dante no solo sea un deseo sexual, sino sea una experiencia en donde nuestros cuerpos se unían. Cada embestida, cada golpe en el trasero, cada mordida en mi cuerpo. Pero lo que más me encanta eran sus besos, sus besos en mi cuello, en mi boca, en mi pecho. No solo éramos dos hombres teniendo sexo, éramos dos hombres compartiendo un vínculo.
A dos horas de empezar, seis condones llenos tirados en el suelo, mi hoyo abierto. Terminamos jadeando en la cama con nuestras manos una encima de la otra.
—Perdón por ser tan impaciente, es tu cuerpo es algo tan hermoso que no puede contenerme —mencionó agotado, controlando su respiración.
—Tranquilo, también tenía muchas ganas de hacerlo y fue estupendo. Ahora tengo el cargo de conciencia de dejar a nuestro hijo para venir a tener sexo.
—Tú tranquilo, cuando crezca nos engañara para irse a tener sexo.
No quería, pero tuve esa escena en mi mente. A un Noel crecido pidiéndonos permiso para salir y luego irse con quien sabe que a un motel para tener sexo. Casi sentía que me daba vuelta la cabeza.
—Ahora no podré quitarme esa idea de la mente —Intentaba darle un golpe con mi brazo débil, no logré gran cosa.
—Lo sé, pero es la verdad. Lo hice con mi padre cuando fui a un bar...
Se detuvo apenas me vio. No conozco mucho de las relaciones del pasado de Dante, sabía que no era virgen al contrario que yo. Pero tampoco sé con cuántos estuvo o mucho menos si tuvo una relación seria con alguien.
—¿Hubo alguien además de mí? —Le pregunté mientras agarraba su mano.
Suspiro.
—No, bueno hubo uno que otro chico que estuvo para apoyarme —Lo dijo de una forma que puede intuir a qué se refería—. Eran lindos, cautivadores y mejores opciones para mi reputación... pero ninguno era tú, eres el único que quiero en mi vida y él único al que querré.
Mi corazón latía fuerte, mis mejillas se quemaban y una sonrisa apareció en mi rostro. Ahora era yo quien miraba a mi esposo como si fuera la primera vez que me hubiera enamorado de él.
—También te quiero en mi vida y nadie podrá reemplazarte. Aunque antes pensara que eres un niño mimado y engreído.
—Auch, eso le dolió al Dante de dieciséis años
—¿Y el Dante actual?
—Él está gozando por ser el único que logró conseguirte.
Me quedé dormido con una sonrisa y mi cabeza recostada en el pecho de mi único y gran amor.
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Me desperté en la cabaña y ni tenía idea cómo habíamos llegado. Supongo que Dante me llevó a la casa temprano porque su padre tenía que irse o porque tenía algo que hacer. El punto es que estaba en casa, vestido con una camisa de Dante que me quedaba casi como vestido. Miré en la cuna y no vi a mi Noel acostado, supongo que su otro papá lo está cargando. Me levanté de la cama, me puse unos calzoncillos y salí a la sala.
No escuche ningún llanto, ninguna pisada, ni tampoco las luces estaban encendidas, es como si todo hubiera desaparecido.
—Oh Ezra, buenos días amor.
Casi me caigo al suelo al verlo. Tenía en sus manos unas cuantas frutas, su voz sigue siendo la misma, su mismo vestuario e incluso su mismo olor. Pero esa piel oscura, esos brazos sin pelos, no había orejas, ni cola.
Dante era un humano.
—¿Te encuentras bien? Parece que viste un monstruo.
Pues casi.
Mi Dante es un lobo de casi dos metros. No un humano de piel oscura con dientes blancos, pelo grisáceo, partes sin pelaje y sin cola u orejas. No podía ser él.
—Tú... Tú... no eres mi Dante.
—¿De qué hablas, Ezra? —Deja la fruta en la mesa—. ¿Te golpeaste la cabeza o el bebé no te dejó dormir?
Mi bebé.
—¿Dónde está mi bebé? —pregunte algo angustiado.
—¿Qué te ocurre Ezra? —Él falso Dante entró a la habitación y tenía a alguien en sus brazos—. Noel está bien, solo estaba acostado en su cuna.
Cuando pude ver de cerca juro que se me fue el aire del cuerpo. Ese no era mi bebé. Su piel era igual a la del Falso Dante, su cabello era como él mío y cuando abrió los ojos puede ver esos mismos ojos color de Luna.
No aguanto más y me desmayé.
Me desperté gritando y cuando vi donde estaba, mi corazón pudo volver a bombear. Seguía en la cama del Hotel. Dante. Mi Dante. Estaba dormido a mi lado, parece que no lo desperté con mi grito. Eso no era un problema, saber que todo eso fue un sueño sí que me alegro y abrace con fuerza a Dante.
—Wow, ¿Pasa algo?
—Nada, solo estoy feliz de verte a mi lado.
—Sabes que nunca me iré de tu lado.
Este es mi mundo y no pienso cambiarlo. Aunque debo admitir que esa versión humana de Dante era bastante sexy.
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Noel cumplirá su primer año en unas semanas.
Si que fue una odisea tener un hijo, pensé que sería mucho más fácil, pero mis grandes sacos que llamó ojeras demuestran las pocas horas que ocupó en el día para dormir. Mi vida se resumí a en: tener clases, mirar que Noel no se escape gateando, preparar su leche, tener que limpiar constantemente el suelo; ya que no se queda en su corral, preparar papillas y trozos de fruta para que coma, mancharme toda la ropa de comida, hacerlo dormir, dormirse con él en mis brazos, despertarme con llantos, darle la responsabilidad a su otro padre y desear que se quede completamente dormido.
También es un reto para Dante, solo que él lo maneja de mucha mejor manera. Sale de vez en cuando a la ciudad por compras o para ayudar a su sucesor; bueno ya no es sucesor, ahora ese Tigre es la nueva marca de Secrity. Cuando está en casa tiene a Noel en sus brazos, ahora que tiene unos colmillos, pues comenzó a morder el brazo de Dante, lo tiene como colador de tantas mordeduras, de ahí es tranquilo, pero algo curioso es cuando lo dejamos en el suelo cubierto de plumón, él se acerca a mi lado y mira a Dante con ojos amenazantes, casi como si fuera él mismo Dante en su etapa de sobreprotector extremo. Eso me alegra el día.
Es todo un caso nuestro hijo.
Tiene una actitud calmada como yo de pequeño y a su vez tiene una actitud curiosa y celosa como Dante.
Lo mejor de dos mundos.
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Tenía a Noel en mis brazos, acababa de alimentarlo y ahora tocaba su hora de la siesta. Eso sí, como es un cachorro tiende a morder cuando está soñando y tengo todo el brazo con mordeduras que Dante finge que no le molesta, pero siento que apenas tenga una edad necesaria, le dirá a su hijo que solo él podía morderme.
Le había puesto un pantalón de tela verde con una camisa del mismo color, toda diseñada por su abuelo.
Dante por su parte estaba preparando la cena, diría que siempre le queda rica la comida para ser buen esposo, pero estaría mintiendo descaradamente, su comida por la mayoría le quedaba quemada o con trozos de cáscaras o peor, cuando hizo una pasta y en vez en poner salsa de tomate puso salsa picante, tuve suerte de no ser el primero en probarlo y un pésame por la lengua de Levi.
Me senté en el sofá y por suerte Noel se estaba quedando dormido en mis brazos. Dante se sentó a mi lado unos minutos y me rodeó con su brazo.
—¿Crees que también será un celoso?
—Con las miradas que me tira cuando te toco, no tengo la menor duda que será igual de celoso que yo.
—¿Hay un motivo? —pregunte con una ceja levantada.
—Eres un Omega, eso siempre emociona a un Alfa y más si un Omega da a luz a un Alfa, pensara que ella es su vínculo, y técnicamente es su primer vínculo.
Sonríe.
—¿Eso te paso a ti?
—Claro que sí, aún recuerdo cuando le mordí la mano a mi padre cuando quiso tocar a mi madre.
Me acomodé para estar acostado en el pecho de Dante y evitar que Noel se levantara. Si le preguntan a mi versión de menos de dieciocho que estaría en su propia casa, con un hijo entre brazos y acostado en el pecho de mi esposo. Diría que eso sería un cuento que nunca pasaría.
Me alegra que sí haya pasado.
—¿Te gusta ser padre?
Se lo dije con un tono calmado.
—Es un sueño hecho realidad, estar casado con el chico que siempre he amado y ahora tengo un hijo con ese chico igual de hermoso. Pues diría que no me quejo para nada.
—Me alegra oír esa respuesta.
Logre darle un pequeño beso y antes que pudiera decir algo más, puede oler como algo se estaba quemando, supongo que Dante también porque se levantó y corrió a la cocina para intentar salvar algo de la cena.
Supongo que me tocará cocinar otra vez.
—Espero que tu padre logre saber cocinar mejor cuando puedas comer su comida. —Le susurre a Noel—. O tocara sonreír y asentir cuando pregunte si está rico —Sonríe y me acurruque para dormir con mi hijo.
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Lucas y su novio vinieron a la cabaña, es muy raro tenerlos aquí, si uno estaba trabajando él otro tenía cosas que hacer, es como un milagro del universo tenerlos aquí. Era obvio que los aprovecharía para realizar la cena entre los tres mientras que Dante cuidaba de Noel, el pequeño estaba muy molesto porque le molestan sus colmillos.
—Que lindo es el pequeño, su colita, sus orejitas y sus ojos —Comentó Pablo mientras cortaba papas— Hasta ganas de tener un hijo me dieron. —Miro a Lucas—. Oh Cariño...
—Ni lo creas, estamos muy ocupados entre los dos para tener un niño —Respondió su novio con firmeza.
—Matas la pasión —Le tiró cáscaras de papa a su novio.
Me reí mientras iba a ver a mis dos chicos que amaba en el mundo. Mi pequeño estaba mordiendo un círculo de plástico mientras que Dante estaba sentado viendo con ojos calmados.
—¿Cómo sigue? —Pregunte mientras me siento entre sus piernas.
—Bueno ya no está llorando, puedo decir que es un avance.
Amo esta vida.
Estar en un lugar que llamar hogar, tener clases de lunes a viernes, cuidar de mi hijo, besar a mi esposo. Son cosas pequeñas y que pueden parecerles aburridas a mucha gente, incluso yo pensaba eso cuando Lucas me contaba experiencias con su novio mucho mejores que mi vida. Me podría importar menos. Porque suene aburrido no significa que es malo, esto es sin duda la mejor parte de mi vida y no quiero que termine.
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Levi me repitió varias veces que el destino quería que mi hijo naciera en el mismo mes que yo y apenas una semana después. Se que las probabilidades que eso pase son reducidas, aunque más reducidas son los casos en que ambos cumplan años en el mismo día.
Aunque siento que, si tanto Noel como yo hubiéramos cumplido años el mismo día, los Neville haría dos fiestas totalmente diferentes. Bueno lo dijo porque para mi cumpleaños veintiuno quisieron lucirse.
Bueno lucirse para ser una fiesta entre familiares.
Albus quería celebrar la fiesta en la mansión donde modele un traje que hizo especialmente para mí y como quiere ganarse el cariño de su nieto con regalos, le hizo un traje pequeñito para Noel. Era de color gris al igual que mío, solo que el mío tenía partes con negro que le daba una paraciencia entre elegante y casual, me encantaba.
Dante nos alcanzaría después, por lo que el que nos trajo a la mansión fue Levi en su nuevo coche de marca, y como era de esperar en todo el viaje puso música de sus cantantes coreanas y no es para menos, después de estar convenciendo a la agencia y logró que un grupo hiciera colaboración con la marca Secrity. Me mando como cuarenta audios gritando de emoción.
Al llegar Otus nos recibió con una sonrisa y un hermoso traje de seda negro, estaba usando unos lentes de descanso y eso me confirma que también está entrando en el mundo de la lectura, diría que estoy emocionado por tener algo en común, pero es que últimamente los únicos libros que leo son los de agricultura y los cuentos infantiles para Noel.
—Otus estas hermoso —Le hubiera dando más elogios, pero me quedé viendo la mordida que tenía en el cuello y supuse que vio mi reacción y quiso cambiar de tema.
—Qué hermoso estás Noel. ¿Puedo cargarlo?
Le pase a Noel a sus brazos y aproveche para ir a tomar un poco de agua, tenía la garganta seca. A mi izquierda se paró Levi, su estilo no cambió mucho, solo que ahora se levanta las pestañas y tiene perforada una de sus orejas.
—Cuñadito, recién ve lo guapo con tu vestimenta. Foto para las historias.
Me tomo una foto y solo espero que no haya salido tan horrible, aunque parece que a la gente le gusta fotos donde alguien pone cara horrible o mira con ojos bizcos a la cámara.
Después de decirle que no pienso perforarme la oreja para tener algo en común, se fue a tomar más fotos para sus historias. Tome el vaso con agua y a mi derecha vino Albus con un regalo entre sus manos.
—Feliz cumpleaños, Ezra.
Estaba a punto de decirle que lo abriría después, pero sonrió de tal manera que esperaba que abriera el regalo en ese mismo instante. Suspire. Abrí la bolsa y vi que en su interior había un álbum de fotos muy parecido al que había visto con Levi. Solo que esta tenía mi nombre en la portada.
Abrí y la primera página me dejó boca abierta, era una foto del refugio donde estuve después de la muerte de mi madre. No había ninguna foto mía en la primera página, solo fotos del lugar. En la siguiente página había fotos de mis anteriores trabajos, como pintor, repartidor e incluso una foto de mi primer día en la cafetería, otra vez me quede con la boca abierta. Las demás fotos eran de todo este año viviendo con los Neville, una foto de mi primera noche en la cama de Dante, la propuesta de matrimonio de Dante, el día que me enojé con Dante cuando me echaron de la cafetería, el día que conocí la cabaña, las prácticas de baile con Levi, fotos de mi planta de frambuesa y en las últimas fotos eran de mi boda con Dante y algunas con Noel recién nacido.
Algunas lágrimas me salieron de mis ojos al recordar tan bonito recuerdo que viví. No me importo preguntar cómo había tantas fotos, solo con ver el guiño que me dio Levi puede saber quién sacó la mayoría.
—Feliz cumpleaños, Ezra, gracias por aparecer en nuestras vidas.
—No, gracias a ustedes por entrar en la mía.
Cuando la noche se estaba acercando, todos los invitados habían llegado, solo eran unos pocos: Los Neville, Lucas, Pablo y Troy con su esposo y sus hijos. No es como si necesitara a nadie más... bueno si falta alguien.
Dante.
Ya me habían entregado mis regalos, habíamos comido, incluso varios se tomaron fotos con el pequeño Noel para pasar el rato. Pero no había rastro de Dante. Lo llamamos y nada, era casi como si lo hubiera secuestrado... No, no, nada de pensamientos negativos.
—Como el ambiente se está apagando, es hora de un famoso brindis por el mejor hermano, cuñado, hijo, emprendedor de todos los tiempos.
Levi le dio una copa a cada uno y se puso en medio de la sala para comenzar su brindis. Para nuestra suerte Noel se había quedado durmiendo en el sofá y es muy difícil despertarse, eso creo que lo sacó de su padre.
—Querido Ezra, cuando mi hermano te vio por primera vez pensé que sería un enamoramiento pasajero, algo que no duraría ni dos minutos. Pues a no ser que le metiste un embrujo, ahora tienen un hijo. —Los invitados soltaron una risa—. No me quiero alargar, solo quiero decirte un feliz cumpleaños, sabemos que estar en nuestra vida fue duro, y me alegra saber que aun así sigamos con nosotros. Feliz cumpleaños, Ezra.
Todos los invitados repitieron esa felicitación y tomaron de la copa. Cuando termine mi copa mire que en la puerta había parecido un Dante todo agitado, me estaba aguantando las ganas de gritarle por darme un susto en mi cumpleaños, pero supongo que sabía que le vendría un enojo muy fuerte, que enseguida me tomó de la cintura y me dio un beso.
—Feliz Cumpleaños, le seul que j'aime.
Cuando puede dejar mi filtro de esposo enamorado, reaccioné y puse una cara algo molesta.
—¿Dónde estabas? Pensé que te paso.
—Creo que sé cómo defenderme solo.
—Claro que lo sé, aunque pudiste decirme algo.
—Si lo hacía podía arruinar la sorpresa.
—¿Sorpresa?
—Solo espera un poco más.
Y esperamos un poco más
Para ser exacto hasta que los invitados se fueron.
Solo quedamos los Neville y yo.
Fue en ese momento en que Dante le pidió a su padre que cuidara a Noel unas horas y me tomó de la mano para meterme en el auto. Casi pienso que Dante haría lo mismo que esa salida del motel, pero en su mirada no había ni lujuria ni mucho menos pasión, sino tenía una mirada algo asustada, casi incluso llegando al miedo.
En todo el camino no dijo nada, estaba completamente callado y yo no hice mucho para cambiar eso. Solo miraba por la ventana para averiguar dónde iríamos.
Nos detuvimos en frente de un cementerio, un cementerio que nunca había visto en todos estos años que he vivido en esta ciudad. No tenía un nombre, solo cementerio a secas y por lo oxidado de sus letras, cualquier pensaría que está abandonado.
Dante salió del auto y mi abrió la puerta para salir.
—¿Esta es la sorpresa? —pregunte con algo de confusión.
—Se lo que parece, pero por favor entremos.
Con algo de duda le di la mano a Dante y me guio por el cementerio. Mis sospechas eran reales, era un cementerio abandonado, ya que el césped había crecido tanto que pisaba tumbas sin darme cuenta, algunos murciélagos volaban arriba de nosotros y apretaba la mano de Dante con fuerza por el miedo de encontrarme con algo aterrador.
Nos detuvimos en una pared donde varias tumbas estaban apiladas en líneas verticales, solo podía ver el nombre de algunos, pero la mayoría era imposible de ver con esta oscuridad. Fue por eso que Dante sacó un encendedor y prendió una vela que parecía algo fresca, arrimada en una de las tumbas.
Elizabeth Mendoza.
Me quedé sin aliento.
Mis dedos temblaban.
Mis ojos se abrieron como platos.
Estaba completamente en shock.
—Sé que no es el regalo más bonito del mundo, pero sé cuánto te quieres despedir de tu madre. Estuve un buen tiempo hablando con mis contactos del paradero de su tumba y bueno... pudimos encontrarla.
Cuando me dijeron que murió mi madre, me explicaron con detalle que ella no tenía seguro médico y ya no era asunto del hospital. Se llevaron el cuerpo sin decirme donde iría, sin hacerle un velorio, simplemente se la llevaron de mi vida. Intenté buscarla en todos los cementerios de la ciudad y en ninguna había rastro de ella.
Ver su nombre en una tumba fue como si me estuvieran apretando mi corazón.
No sabía si tirarme a llorar o sonreír como nunca antes lo había hecho.
—Gracias... enserio... gracias.
Mi voz estaba entrecortada de las lágrimas que caían en mis mejillas, pude saborearlas, eran saladas y aun así no me hicieron cerrar mi sonrisa. Dante me tomó el rostro con sus manos y acaricio mis mejillas con sus pulgares.
—Si quieres te dejo un minuto a solas.
—De eso nada —Lo tome de la mano—, dijiste que siempre estarías a mi lado.
—Y nunca romperé esa promesa.
Respiré profundo, apreté la mano de Dante y mientras mis lágrimas seguían cayendo, abrí la boca:
—Hola mamá... ha pasado tiempo —Estaba a punto de caerme en pedazos, quería largarme a llorar y decir que no podía hacerlo.
—Tú puedes cariño.
Sus palabras eran como una suave melodía para mis oídos.
Volví a tomar aire.
—Te prometí que nunca dejaría de sonreír, me costó mucho mantener esa promesa por tanto tiempo, era duro levantarme cada día y saber que nunca pudimos tener tantos momentos juntos —Dante me acariciaba la mano con su pulgar—. Pero ahora ya no me cuesta cumplir esa promesa. Conocí un chico, un chico demasiado guapo que me amó desde que tenía trece años. ¿Puedes creerlo? —Sonreí—. Al principio fue difícil amarlo, después era tolerable y al siguiente momento ya no podía vivir sin él a mi lado. Pasamos buenos, malos y regulares momentos. Sin embargo, eso no nos detuvo y ahora tenemos un hijo, se llama Noel, te hubiera encantado conocerlo y sostenerlo en tus brazos... Hubieras sido una gran abuela.
Dante me abrazó para que no me rompiera.
—Donde quieras que estés, espero que tú también estés manteniendo tu promesa de sonreír incluso si los problemas son demasiados, porque una sonrisa no es una forma de ocultar los problemas, es la mejor manera de enfrentarlos. Te amo mamá, y gracias por todo, espero volver a verte algún día. Por cierto, le contaré todo sobre ti a Noel, ni loco dejaría que mi hijo no sepa que pudo haber tenido la mejor abuela del mundo. —Doy un rápido vistazo a mi esposo y sonrió—. Bueno, hubiera tenido a las dos mejores abuelas del mundo.
Me acerqué a la tumba y puse mi mano en el letrero donde tenía su nombre, sus fechas y una leyenda con letras plateadas.
Amaba madre y hermosa persona.
—Adiós mamá. Tu caballito de mar puede ser feliz.
Salimos del cementerio y cuando estábamos a punto de subirnos al coche, me acerqué a toda velocidad a Dante para besarlo con mucha fuerza. No quería despegarme de su lado, sentía que si lo hiciera me alejara de su vida. Pero cómo podría hacerlo, él es mi vida y yo soy la suya.
Nos necesitamos para ser felices y nunca puedes alejarte de tú vínculo.
Dante es mi vida.
Dante es mi vínculo.
Dante es mi todo.
—Te amo —Se lo dije como un susurro.
—Yo desde el momento que te vi, jamás habrá otro y jamás pienso dejarte, mi Ezra.
Solo necesitaba eso para tener el mejor cumpleaños de todos.
Mi vínculo mirándome con esos hermosos ojos color de luna.
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