17. Perfecto para las cámaras
Mi segundo celo seria en estos días
Como en la primera vez, no sé cuándo, a qué hora o en qué momento sucedería, solo sé que debo estar cerca de Dante en cualquier momento. Pidió otro tiempo fuera de modelaje, pero no podía rechazar la sección de fotos en la mansión de hoy en la tarde. Ya pronto será la temporada de invierno y debe preparar las fotos para que Levi las modifique, arregle y todo lo que hará en su computadora. Yo solo sé lo básico en referente al trabajo de los Neville.
Fue por eso que estamos en un metro, ocultando nuestros rostros encapuchados y con las manos sujetas.
Ya que mis chequeos gratuitos se acabaron y al vivir con los Neville, ahora tengo que asistir al hospital para sacar una consulta como un señorito adulto. No estoy enfermo o mucho menos tengo algún problema. Solo voy a conocer al doctor oficial de la familia y bueno aparte de ahora también será mi doctor. Además, me harán un chequeo para comprobar que todo en mi cuerpo esté saludable.
No fuimos en auto para no llamar la atención en el hospital. Ya que tener a uno de los modelos más famosos llegando al hospital, lastimosamente lo trataran como un objeto de fama antes que un alguien que busca un médico. Así que tomamos el metro, casi nunca lo tomo porque es muy deplorable, ratas caminando plácidamente, asientos mojados con sustancias sospechosas, cabinas sofocantes y las luces parecen que están a punto de explotar de tanto parpadear. Por eso prefiero caminar antes que tomar un metro.
—¿Todo bien hasta ahora? —Me pregunta Dante acariciando mi mano con su pulgar.
—Dante tranquilo, dudo que mi celo aparezca ahora y tengas que calmarme aquí.
—No lo dudes —Muestra una sonrisa que se visualiza aún con la capucha cubriendo su rostro—. Y no me molestaría calmarte aquí, no sería lo menos raro que pasara.
Le di un pequeño golpe en la pierna y escuché que soltó una carcajada.
Después de un viaje de media hora, llegamos a la parada y tuvimos que caminar unas dos cuadras hasta llegar al hospital general. Es un edificio gigantesco con colores en su mayoría vino. El lugar lo visité una vez que estuve muy enfermo y Lucas me tuvo que llevar de urgencia. Nos tomó más tiempo pelear por un turno que en salir. No era porque estaba muy lleno, simplemente querían atender a otros, antes que a un Omega.
Entramos y Dante fue a la recepción donde una chica morena con una sonrisa agradable lo recibió. Yo me quedé a su lado, aunque no quise prestar atención a su conversación. Estaba más ocupado viendo a todos los pacientes o personas que pasaban por el lugar. Vi como una señora abraza con lágrimas en sus ojos a su hijo que tenía un brazo enyesado, un gato calicó besándose con una chica de lentes, y a Lucas sentado... ¡Lucas!
Camine hacia él y lo abrace sin importar la razón de su visita. Lo extrañaba demasiado. Al principio Lucas me miró confundido, tuve que mostrarle un poco de mi rostro para ver quien era.
—Lucas, cuanto tiempo sin verte.
—Nos vimos hace unos dos meses.
—Dos meses es demasiado si lo comparo a los años que te veía casi a diario.
—Tienes razón, pequeño, tienes mucha razón.
Sigue igual como la última vez, tal vez ahora tiene más bárbara y le creció algo de panza. Pero sigue siendo el mismo señor que me dio trabajo sin importarle mis condiciones. Casi hasta podría decir que es mi padre. No llegaré a esos extremos, aunque no me molestaría.
—¿Qué haces aquí? ¿Quién se está ocupando de la cafetería? ¿Te pasó algo?
—Tranquilo Ezra, veo que sigues siento el mismo de siempre —Muestra una dulce sonrisa—. Solo vengo a mi chequeo anual, sabes que no me hago más joven y tengo que verme para ver si me dan más pastillas o ya mismo cuelgo los tenis.
—Yo te veo más joven que una prímula.
—¿Prímula?
No pudimos seguir hablando, ya que en la pantalla que había enfrente de los asientos marcaba el número 219, por lo que Lucas se levantó.
—Es mi número, bueno me tengo que ir Ezra —Mira hacia arriba—. Cuídalo bien, lobo.
—Estoy dándolo lo mejor de mí —Dante de la nada se apareció a mi lado, me saco un pequeño susto, eso hizo sonreír a Lucas.
Me despedí de lucas con un abrazo y tuvo que correr para no perder su turno. Por nuestra parte, Dante me dijo que el doctor nos está esperando. Tomamos el ascensor, presionó al cuarto piso y después de una sacudida, las puertas se abrieron. En el lado derecho del pasillo había una puerta de madera con una placa que decía: Doctor Alfonso. Tenía un buen nombre. Entramos y lo primero que se encontraba era una mini sala de espera donde había unas tres sillas, una mesita y unas cuantas revistas. Y claro que había otra puerta, y también con una placa que dice el horario de atención.
Dante tocó la puerta y a los segundos un Oso marrón la abrió con una sonrisa en sus labios.
—Vaya, vaya, si es el más joven de los Neville.
—Un placer doctor Alfonso —Dante se sacó la capucha y me miró para que hiciera lo mismo.
—¿Y quién tenemos aquí? —Me observa y puedo ver sus ojos completamente negros como la noche, tenía algunos pelitos blancos y llevaba el típico uniforme de doctor, incluso tiene un estetoscopio en el cuello.
—Un placer, me llamo Ezra, soy el esposo de Dante.
Nunca pensé que esas palabras salieran con tanta normalidad de mí. Creo que tampoco se lo esperaba Dante, volteo el rostro evitando verme mientras sujetaba mi mano. Era un romántico este lobo.
—Ya veo, pues pasa y te hare un examen físico para controlarte y mientras tanto —Puso los ojos en Dante—, puedes esperar afuera, tranquilo no pasara entre nosotros dos, aunque me vea viejo no soy de esos viejos —Se comenzó a reír de su propio comentario mientras que nosotros nos vimos antes de volver a verlo.
—Ya vuelvo —Le dije mientras le di un beso en la mejilla.
—Aquí esperaré, le seul que j'aime.
Entramos y el lugar de trabajo estaba pintado de blanco: tiene una camilla negra, un escritorio con computadora y dos sillas delante de la suya. Sin mencionar que había una tonelada de medicinas por todo el lugar, incluso había figuras hechas de medicinas.
—Mi nieto fue el que hizo ese caos, según para darle más vida al lugar.
El señor Alfonso se sentó en su silla, se acomodó el cuello y me pidió que me sentara delante suyo. Comenzó a preguntarme toda mi información, desde mi nombre, hasta incluso:
—¿Cuántas veces has tenido sexo?
Mi cara se volvió completamente roja mientras mis manos sudaban de la vergüenza. Nunca me lo había planteado, pero fueron unas cuantas veces. Pude respirar tranquilo cuando vi que otra vez el señor se empieza a reír de su pregunta. Era muy risueño. No sé si me cae bien o solo sonrió de incomodidad.
—Bueno, empecemos con los exámenes, joven Neville.
Luego de un leve sonrojo por escuchar alguien mencionándome con ese apellido. Me acosté en la camilla, comenzó a escuchar los latidos de mi corazón, fue bajando por mi vientre y sentir el frío del estetoscopio más las peticiones del doctor para que inhalara y exhalara a su tiempo, hacía que soltara una que otra risa. Después puso una paleta de madera con una especie de linterna, me la metió en la boca y casi me da una arcada. Tengo suerte que Dante no estuvo aquí, hubiera dicho algo sexual referente a que me han metido cosas más grandes en la boca. Por último, me dijo que me parara y me pusiera encima de una balanza, me mide y tomo mi peso. Con todo eso me pidió que me sentara y esperara un rato mientras repasaba sus anotaciones.
—Todo tranquilo con usted señor Ezra, su peso y altura es promedio, no veo inflaciones en la garganta y tampoco algo fuera de lo normal. —Toma algunas anotaciones de la mesa y se pone unos lentes para ojearlas—. Con sus anteriores revisiones puede ver que no suele enfermarse con normalidad, debe tener buenas defensas. Que maravillosa noticia.
—¿Exactamente porque es eso maravilloso?
—Pues eso quiere decir que su futuro hijo nacerá con buena salud.
—¡¿Estoy embarazado?!
Grité esa pregunta y me levanté de mi asiento de la impresión. Creo que lo dije tan fuerte que Dante logró escucharlo y abrir la puerta con una cara entre asustado y algo emocionado.
El doctor solo se comenzó a reír y su risa era algo ronca, pero si muy escándalo.
—No, tranquilícense, y señorito Dante, ¿Qué hablamos de entrar en consultas privadas?
—Pero no me puede pedir que me quede afuera cuando escuche eso.
—Tiene un punto, pero ahora si me disculpa.
Dante tuvo que salir de la habitación y cerrar la puerta. Yo seguía temblando y tocándome el vientre como si estuviera salvando algo que ni siquiera está dentro de mí.
—Dije futuro hijo, no dije que ahora tengo un hijo.
—Lo siento, me altere al escuchar la palabra hijo.
—¿Acaso no quiere tener un hijo?
Claro que quiero tener un hijo, quiero tener un hijo y darle el mismo amor que tuve de parte de mi madre. Al enterarme que era un Omega mi vida cambio, todo se volvió más complicado, todo empeoro cuando comencé a vivir solo. Solo soy un Omega inútil que solo sirve para ser el saco de semen para un alfa. Una sucia perra. Inútil saco de porquería. Tantos insultos que tuve que soportar. Fueron tantos, que incluso llegué a creer que era todo eso. No veía un futuro muy prometedor, solo tenía mi casa, que ni siquiera era cien por cierto mía, un trabajo en donde tarde o temprano mis feromonas los afectaría; solo, sin compañía y sin intenciones de tener un alfa que solo me recuerde que solo existo para satisfacer sus deseos.
Todo cambió al conocer a los Neville, los únicos que me ven más que un simple Omega. Ellos me ven cómo.
—Un amigo con el que puedo hablar —Otus me lo dijo con tono elegante.
—Un cuñado con el que puedo bailar —Levi con una sonrisa.
—Un humano con un corazón puro y lleno de potencial —Albus con sus sabias palabras.
—Un chico al que puedo amar como ningún otro. Un esposo. Un vínculo. Un hombre maravilloso —Dante con sus besos.
Todos me enseñan a entender y quererme por lo que soy. No importa si soy un Omega, no me importa si tengo un alfa, no me importa si soy pisoteado. Soy Ezra y soy un Omega y me quiero como soy.
Es por eso que, si quiero tener un hijo, quiero mostrarle que el mundo es un lugar despiadado, un lugar horrible, pero si encuentras a las personas indicadas, puedes disfrutarlo y alejar la maldad y poder sonreír con libertad.
—Claro que quiero —dije con una sonrisa.
—Me alegra saberlo —Terminó de escribir en una libreta y me entrega el papel—. Aquí tienes algunos remedios que ayudarán a controlar tu celo, también algunas proteínas y vitaminas C, todo muy bien contigo, pero necesitas algo de vitamina C para esa piel tan pálida.
—Muchas gracias doctor Alfonso.
—Para servirle a los Neville. No sé si lo sabes, pero soy amigo de la infancia de Albus.
—¿Enserio? —Sueno muy interesado.
—Bueno más bien nos conocimos en el instituto y estuvimos en la misma universidad. Desde que me gradué como Doctor pues he sido el doctor de la familia.
—Vaya, ¿Aún sigue en contacto con Albus?
—Claro que lo estoy, incluso ya se sobre su nueva relación. Me alegra que pueda encontrar alguien más después de lo de Tina.
Albus y Otus son la segunda pareja estrella de la mansión Neville; claro después de Dante y yo. Albus reunió a todos en la sala, se puso su mejor traje y con toda la honestidad del mundo confesó que comenzó a salir con Otus, este último se moría de vergüenza al ser presentado como pareja de Albus. Lo entiendo completamente. Obvio que los hermanos aceptaron a Otus como la pareja de su padre, incluso Levi bromeó que a partir de ahora lo llamaría Papá Otus. La cara roja del búho sirvió como respuesta suficiente para saber que estaba muy feliz con el apodo.
—Si, ambos están muy felices, no veía a Albus tan feliz desde la vez que supo que Dante y yo formamos un vínculo.
—Me alegro.
Antes de retirarme tenía una pregunta que circulaba mi cabeza desde que Albus y Otus formaron una pareja.
—Doctor. ¿Qué pasa cuando un Alfa tiene como pareja un Beta?
—Bueno, sabes que los alfas se sienten atraídos por el olor que desprenden los Omega con celo. En cambio, los Betas no producen esas feromonas y mucho menos las pueden oler. Pero claro, es complicado formar una pareja de Beta con Omega, más que todo por el cuerpo del Omega. En cambio, con los Alfas, pues si puede vincularse con un Beta, se comportará igual que un Alfa con su Omega, lo protegerá y no querrá que nadie lo toque. Solo que también en los momentos en que un Alfa huela el celo de un omega, puede que se descontroló o solo se quiera satisfacer con su vínculo. —Mostró una sonrisa jocosa—. Eso sí, los Betas no se embarazan, así que es una pena que Dante y Levi no tengan otro hermanito —Se comenzó a reír como si hubiera contado el mejor chiste del mundo... Si, completamente no entiendo a este señor.
Salí de la habitación y Dante estaba fingiendo leer una revista, digo fingiendo porque la tenía al revés. De seguro se apegó a la puerta para escuchar toda la conversación. No lo culpo. Me puse a su lado y le di un abrazo y un beso en la mejilla.
—¿Y eso? —pregunta.
—Por ser un esposo cariñoso —respondí.
En seguida le doy una patada en la pierna y se la soba.
—¿Y eso?
—Por ser un esposo chismoso.
—Me agrada tu esposo, Dante, cuidado mucho.
—Siempre lo hago, Doc.
Al volver a la recepción le digo a Dante que me espere unos segundos y voy donde la misma chica morena. Ella seguía con su sonrisa y con amabilidad me preguntó cuál era mi necesidad. Dije los nombres de mis anteriores enfermeros que me visitaron por última vez en la mansión. Quería saludarles y agradecerles por todo lo que habían hecho por mí. Aunque sea más obligación que por su propia cuenta. La chica revisó en su computadora y me dijo que ellos habían renunciado. No me pudo decir el motivo por privacidad. Solo dijo que renunciaron hace un mes. Agredí las molestias y regresé con Dante.
—¿Todo bien? —Me tomó de la mano.
—Si, todo bien —Sonríe mientras me cubro el rostro con la capucha—. Regresemos a casa.
En el transcurso de vuelta a la mansión. Tuvimos que soportar otro viaje en metro y para mi suerte me quedé dormido para no pensar en lo sucio que estaba el vagón. Dante me despertó con un beso en la mejilla y yo le di un beso en los labios mientras lo tomaba de las manos. Cada vez se vuelve más adictivo besar los labios de Dante, más desde que se pone ese bálsamo sabor a fresa. Este lobo sabe mis puntos débiles.
Al salir del subterráneo había un coche con uno de los guardias esperándonos. No sé si es por vivir con lobos millonarios o porque al fin puedo disfrutar de algunos lujos, pero nunca pensé estar aliviado de subirme en un auto lujoso porque no soporte estar en el metro.
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En la mansión. Dante se fue a la habitación a quitar la chaqueta, decía que le quemaba por dentro. Yo solo me senté en el sofá para relajarme un poco. Claro que relajarme en la mansión Neville solo es cosa de segundos. Ya que Levi se sentó como si nada en el sofá, poniendo su cabeza en mis piernas y sonriendo como si fuera un gato.
—¿Qué cuentas cuñadito? ¿Ya seré tío? ¿Tengo que comprar una cuna?
—Por ahora no habrá, aunque si quieres cuidar a un niño puedes conseguir pareja y formar una familia.
—No gracias, estoy feliz con mi familia y con mi vida, no necesito un compañero. La vida es un viaje que se realiza solo.
—Adivinare, esa frase es de una canción de Kpop.
—Correcto, estoy tan orgulloso de crear un pequeño conocedor del Kpop.
Solté una risa.
—¿Dónde está Albus y Otus?
—Papá tuvo que asistir a la compañía y bueno, Papá Otus como su novio lo acompañó.
—¿Así que Otus ya no hará el almuerzo?
—¿Desde cuándo te volviste tan dependiente cuñadito?
—Desde que unos lobos me hicieron un niño mimado como ellos.
Se pone una mano en el corazón y finge que le duele.
—Eso me dolió, me haces ver como un niño mimado, y solo lo soy cuando quiero mi adelanto.
Volví a soltar una risa.
Levi dijo que se irá a alistar ya que comerá afuera con unos amigos. Me sorprendí al decir que tenía amigos. Bueno no siempre está en la mansión, tiene sentido que tenga amigos. Por mi parte, me puse a ver mi teléfono y casi se colapsa al ver el montón de menciones. Tuve que entrar en Instagram para ver que se debía a una gran cantidad de fotos que había tomado Dante... fotos de todos los momentos que hemos vivido.
Una foto mía cuando estaba durmiendo, fue tomada el día en que desperté en la mansión. Tenía un hashtag: #DulceSoñar.
Otra foto era donde estaba sentado en el patio viendo mi anillo y con la frase: "Yo también no paro de ver mi anillo"
Una foto donde estoy mirando a Lucas y teniendo una taza de café en la mano. Eso fue cuando fuimos a la cafetería y Dante me acompañó. En esta no decía nada, solo tenía un emoji de un corazón rosa.
Una donde yo estaba durmiendo en el pecho de Dante y este me abrazaba mientras dormía, recuerdo despertarme y sentirme muy avergonzado no solo por dormir encima de él sin querer, si no que había babeado su camisa. Me dijo que roncaba al dormir y se fue de la habitación. La foto decía: "Renunció a ser modelo, prefiero ser una almohada"
Otra foto de cuando estaba bailando la canción de Tell Me con Levi. Fue cuando me equivoqué en el movimiento de brazos y Dante se había reído. Yo pensé que sería por mi equivocación. Había un emoji de corazón rosa y una otro hashtag: #DanceHusband.
De la vez que fuimos a la cabaña por segunda vez. Me tomo una foto cuando estaba quitando la maleza. "A veces siento que quiere más a sus plantas que a mí" Me reía al leer eso.
La última foto es de hace unos minutos, cuando estaba durmiendo en el hombro de Dante en el metro. La foto mostraba a la presión nuestras manos entrelazadas, mi rostro con los ojos cerrados y a Dante besando mi cabeza. "Ezra, mi le seul que j'aime"
Todas esas fotos se subieron hace unos cuantos minutos y ya todos estaban emocionados por estas. Los comentarios estaban repletos de gente amándonos, diciendo que somos la pareja del siglo, diciéndonos suerte, peticiones para que nunca rompamos y sobre todo un comentario que estaban en todo lo correcto. "Dante es todo un romántico" Si estoy de acuerdo, es todo un romántico mi Dante.
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Me levanté del sofá y fui a la habitación, donde Dante me esperaba sentado en la cama con una sonrisa en sus labios. Me lancé a sus brazos y los puse detrás de su nuca para comenzar a besar sin control. Me senté en sus piernas y él me tocaba mis muslos abrazando.
—¿Tomaste todas esas fotos? —pregunté mientras trataba de controlar mi respiración.
—Tengo muchas más, solo que las tengo solo para mí —dijo para después besarme el cuello.
—¿Por qué ahora las subiste? No estoy molesto o es un día importante.
Dante solo sonrió y con su mano acariciaba mi mejilla lentamente hasta llegar a mi mentón y tomarlo para besarme con suavidad.
—Ezra, mi Ezra. —Sonríe—. No necesitas estar enojado o ser un día importante para demostrarte todo mi amor. Te lo dije una y otra vez, y te lo volveré a decir. Eres arte y solo quiero que lo sepas de todas las maneras posibles.
No podía dejar de verlo.
No podía dejar de sonreír.
No podía dejar de besarlo.
No podía dejar de amarlo.
En esa misma posición comenzó a quitarme la camisa quitando botón por botón en cada uno dando un beso como pausa. Mis manos se deslizaban por su nuca llenándose de su suave pelaje gris. Las respiraciones que dábamos me estaban volviendo loco. Me sentía mareado, como si perdiera el control. Quería sentir a Dante dentro de mí.
—Veo que alguien está entrando en celo —dijo mientras me olía soltando un gruñido.
Me acosté en la cama y sigo desvistiendo. Mi cuerpo me quemaba, sentía que mis entrañas llamaban a gritos a Dante, mis manos se agarraban de las sábanas y gotas de sudor recorrían todo mi cuerpo. Estoy completamente mojado. Dante comenzó a lamer mis tetillas y solté un gemido agudo, olvidaba lo sensible que me sentía al estar en celo. Su lengua era cálida y sus respiraciones chocaban en mi cuerpo. Mis gemidos eran pesados y con un aire caliente. No puedo hacer nada, pero no es necesario, sé que estoy en buenas manos.
Dante se levantó de la cama y se desnudó por completo, de su mesilla de noche sacó un condón y se lo ponía tan lento que no podía soportar verlo como abría el condón con sus dientes y no se lo ponía rápido en el pene.
—¡Por favor fóllame ahora! —No era una pregunta o mucho menos una petición. Era una orden.
—Como ordene mi esposo.
Metió su miembro en mi hoyo y con lo mojado que estaba se deslizó con tanta facilidad que me hizo saltar al sentir su miembro tan dentro de mí. Tocaba mi punto dulce con tanta facilidad. Dante era un Alfa, era obvio que esto le fascinaba, tener a su Omega en la cama tan indefenso y siendo penetrado por él único hombre que puede estar. Su pene salía de mi ano una y otra vez para volver a meterlo. Apretando sus colmillos del placer. Me levantaba las piernas y seguía teniendo su pene dentro de mí. Me penetraba con rudeza y sentía como sus pelotas golpeaban mi trasero. Los gemidos que se hundían por toda la habitación eran música para sus oídos. Teníamos suerte que no había nadie en la casa. Pasaba uno de sus dedos por mis labios para lamerse ese mismo dedo.
—Eres tan exquisito, Ezra, solo eres mío y de nadie más.
Cuando Dante se corrió en mi interior sacó su miembro dejando mi hoyo abierto y palpitando por más. Tuvo que sacarse el condón, amarrarlo y ponerse otro nuevo. No puedo decir cuantas poses, gemidos, mordeduras y corridas tuvimos en esa noche. Solo recuerdo terminar con las piernas temblando de la rudeza, su miembro flácido descansado en su estómago y yo entre sus brazos mientras me susurraba lo mucho que mi ama. Yo no podía estar más feliz entre sus brazos.
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