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10. Muéstrame tus colmillos

Fueron semanas en las que permanecimos en silencio.

Después del incidente con ese Perro y, terminar la noche junto a Dante. Ninguno de los dos nos volvimos a ver con los mismos ojos. Era incómodo. Se sentía como si fuera la primera vez que hubiéramos tenido sexo... Pero fue la primera vez que lo hacen sin que ninguno de los dos esté en celo... No, no, solo lo hicimos para quitarme el olor de Beto de mi cuerpo.

Supongo que nuestro problemita afecta a todos en la mansión, repito eso para sentirme menos culpable. Ya que todos siguen con sus vidas mientras que yo estoy mojando mis pies en la piscina mientras leo por quinta vez mi libro favorito. Creo que, si lo leo unas diez veces más, sabré cada palabra.

Estaba observando algunos posts it que le puse y en uno me detuve más de la cuenta. Es un post it transparente que Dante colocó en donde me dibujó con una planta en la mano. Es un dibujo sencillo y sin mucho detalle y si no dijera que soy yo, ni me daría cuenta. Sin embargo, fue de las pocas cosas que me hizo sin buscar una recompensa o para demostrar algo. Solo lo hizo porque sí.

—¿Leyendo otra vez?

Casi tiro el libro al agua por la sorpresa de encontrarme a Albus parado a mi lado. Llevaba un traje color beige claro, solo que se quitó la chaqueta para tenerla reposando en su hombro. Como todos los lobos de esta mansión, estaba impecable, su vestuario, su sonrisa y sus ojos brillantes como siempre.

—Si, es bastante relajante.

—Si que lo es.

Tuve otra sorpresa al ver que se sentó a mi lado y puso los pies en la piscina, mojando su pantalón que no parecía nada barato.

—Ah, nada como sentir el agua en tus pies —Me mira sin voltear su rostro—. ¿No lo crees?

Asentí con la cabeza.

—¿Cómo has estado? —preguntó de repente.

Con él que menos he interactuado de la mansión sin duda es con Albus. No lo culpo, es un señor que tiene una empresa de ropa tan grande que me sorprende que siquiera esté presente en la mansión tan a menudo. Gracias a Levi que en sí, no tiene que estar presente siempre, solo con estar a favor de varias decisiones, puede disfrutar de su vida y dejar a cargo a sus empleados. Sin embargo, sigue siendo un gran jefe, dando motivación a sus empleados y diseñando varios modelos sin la necesidad de app o encargados. Si no con sus propias manos. Por lo que es raro los momentos en los que estemos solo nosotros. Casi siempre hay algún familiar u Otus cerca mientras que Albus está de fondo mostrando su apoyo o diciendo algo sabio que se me olvidará a los días.

—Supongo que bien —conteste.

Tuve una mirada juzgadora de su parte y ahora puedo saber de quién Dante tenía esa mirada tan fría.

—La verdad no... Ser parte de esta familia es algo muy grande. Pase de dormir en un colchón mugriento a una cama que parece una nube. Y aun así siento que debería irme —Suelto un suspiro suave—, pero no puedo.

—Nubes grises

—¿Disculpe?

—Te sientes como las nubes grises: Oscuras, sin vida y esparcidas por todo el cielo. ¿Pero sabes algo bueno de las nubes grises?

No tuve respuesta a su pregunta.

—Que nunca se quedarán para siempre. Entiendo que todo esto es demasiado para ti y estoy completamente decepcionado con mi hijo por vincularse con alguien que no conoce —Se acuesta en el césped mientras sigue teniendo sus pies en el agua—. Pero tengo que decir que tener aquí es muy bueno.

—¿Por qué? Solo soy un patético Omega que vivía en las calles.

—Por eso mismo —Supongo que vio mi cara de indiferencia que tuvo que aclarar su punto—. Tú crees que solo eres un inútil destinado a tener hijo para tu alfa, pero nosotros e incluyó a mis hijos, vemos un chico que quiere ser alguien en la vida y aun así con sus problemas sigue adelante. Tal vez si no estuvieras vinculado pudieras tener una vida más alegre o no. Sin embargo, ahora tu vida es esta y no veo que la estés pasando tan mal. Entonces porque sufrir por algo que no es tan malo.

Tomé sus palabras y me acosté igual que él. Alce mi mano y la acerco hacia el cielo en un punto donde viera el sol y cerré mi puño logrando atrapado el sol en mis manos.

—Solo conozco a otra persona así de positiva y también le encanta su trabajo —dije mientras sonreía.

—Ya saben lo que dicen: ama tu vida como amas tu trabajo.

—Nunca la había escuchado.

—Ni yo, me lo acabo de inventar. ¿Pero no crees que sería una frase increíble? Creo que ya tengo nueva camiseta.

Albus sacó sus pies de la piscina y se fue a su taller. Yo solo sonrío mientras miro el cielo poniendo colores anaranjados. Antes de salir de la piscina e irme a la cocina. Le doy un vistazo a mi maceta y no sé porque se me cruza la frase que soltó Levi de que esa es la creación de Dante y yo.

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Después de una merienda exquisita y ayudar a lavar los platos a Otus. Entró a la habitación y me preparo un largo baño. Quiero sentir el agua recorriendo todo mi cuerpo y sobarme con una esponja en mis piernas y brazos. Me detengo en mi cuello, con mis dedos deslizó la zona donde tengo la mordida y ahí quedó una mancha más blanca que mi piel. Levi me dijo que varios omegas usaban un collar en el cuello para ocultar su marca o incluso evitar que tengan una. Yo no quiero tener una y además cada vez que Dante sale en un periódico o sube una foto en su Instagram todos se enfocan en su anillo de matrimonio, así que, si alguien me llega a tomar una foto, verá que soy su vínculo. Total, es más publicidad para Albus.

Salí del baño con una toalla cubriendo mi parte trasera y solté un chillido al ver a Dante sentado hojeando mi libro mientras estaba sentado en la cama. Llevaba una camisa blanca larga, un suéter sin mangas con diseño de cuadros negro con negro y un pantalón de pana negro. Como siempre esté lobo iba impecable.

Trague saliva y me dirige al armario para sacar un pijama azul oscuro con puntos blancos en su alrededor. Me puse la camiseta y tenía aún la toalla en mi cintura. Me pongo la ropa interior y por últimos los pantalones cortos.

Cuando estaba poniendo la toalla en su sitio. Dante levantó la mirada del libro y me dio una ojeada rápida antes de volver al libro. No entendía que quería llegar con esto. Ni siquiera está leyendo el libro, no le ha dado vuelta la página en todo este rato.

—¿En la tarde o en la mañana?

—¿Disculpa? —pregunte mientras me cepillaba el pelo.

—Digo si es mejor en la mañana o en la tarde.

—¿Para qué?

—Solo dime.

Esperando que no sea otro encuentro sexual y más algo parecido como la biblioteca de la mansión. Respiro hondo y me lo quedo viendo antes de responder:

—En la mañana.

Se levantó de la cama y se quitó el suéter para dejarlo en el cesto de ropa sucia.

—Bien, pues espero que estés despierto temprano y por favor, ponte algo cómodo y fresco.

¿Temprano?

¿Cómodo?

¿Fresco?

¿Qué tiene pensado este lobo?

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Eran las seis de la mañana y Dante abrió las cortinas para que los primeros rayos del sol entraran en la habitación, molestando a la vista. Como primer movimiento tire una almohada en dirección a la ventana esperando que lo golpeara.

—Arriba —dijo con un tono bromista—. Preferiste en la mañana y ahora te levantas.

Me incorporé en la cama y tenía una cara de poco amigos mientras a mis ojos les costaba abrirse. Anoche Dante no se acostó en la cama, es más ni siquiera se quedó en la habitación. Como a las tres de la mañana entró en la ventana para tomar un baño y salir de la habitación. En todo ese rato me hice el dormido y vi como se había vendado la mano derecha. Ahora esa venta desapareció, pero en su lugar hay una línea sin pelaje en compensación. Apenas podía mantener mis ojos abiertos, vi como Dante tenía puesto una camiseta blanca, un overol de jeans y unas botas café claro. No sé, pero me dio gracia, se veía espectacular. Igual me daba gracia verlo así.

—Muévete, en unos minutos nos vamos.

—Dame cinco minutos.

—Si te doy cinco minutos, serán cinco minutos menos en nuestro viaje.

—¿Viaje? —Me levanté de la cama de un brinco—. Ya me arreglo.

Si algo disfrutaba de mi vida como un Omega sin hogar, era que no tenía a nadie que me esperara en casa, podía pasear por la ciudad sin necesidad de llegar temprano; claro los días en los que no trabajaba. Pero siempre me preguntaba cómo se sentiría viajar. Esa emoción de salir de tu zona de confort e ir tan lejos como quieras. Lucas viajaba de vez en cuando para visitar a la familia de su novio. Mientras que mis únicos viajes son esos recorridos por la ciudad.

Por eso me emociona tanto tener un viaje de verdad. Tendría que pasar tiempo con Dante. Pero un viaje es un viaje.

Me puse un short de jeans, una camiseta negra con el nombre de un grupo de kpop, se sobre entiende quien me la regalo. También suelo recibir varios prototipos de Albus y siempre estoy agradecido por tener más ropa para crear mis propias combinaciones.

Apenas si puede comer mi desayuno y saludar a Otus, cuando Dante me presionaba para irnos. Creo que lo hace solo por molestar o para tener algo de interacción. Sea cual sea el caso, recibe un golpe en la pantorrilla por no dejarme desayunar. Él solo se limitó a limpiar esa zona como si nada y subirnos en su auto. Bueno eso pensé, ya que en vez de irnos en un auto lujoso. Nos subimos en el auto que utiliza Otus.

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Recorrimos la ciudad hasta salir por la carrera que en sus dos lados lo único que se observaba eran pinos altos y uno que otro pájaro volando a su alrededor. Estaba en el asiento de copiloto y mi único aporte es ver por la ventana los árboles y voltear para ver como el pelaje gris de Dante se movía por el viento. Saqué mi celular para tomarle una foto y subirla a mi Instagram. Levi me dijo que si quiero que todos vean la hermosa y perfecta pareja que hacemos. Debo demostrarlo. Por eso subí esa foto y escribí un texto simple.

Ni conducir puede dejar de ser un saco de pulgas.

Fueron pocos los minutos para que esa foto se llenará de likes y comentarios. Casi siempre el alborotó ocurre en pocos minutos, luego la popularidad baja a mares. Los comentarios iban de apoyo y una frase que se repetía demasiado era: Llévalo a la luna por mí. No entiendo muy bien a qué se debe. La otra mitad eran insultos, rozando las amenazas de muerte. Puse el teléfono en la guantera al leer un comentario que tenía una gran cantidad de corazones:

Ese sucio Omega es un maldito aprovechado.

—¿Un mal comentario?

Dante no apartó la mirada del camino para preguntarme eso. Yo simplemente suspire y mire por la ventana.

—Aun no me acostumbro a todo esto.

—Lo harás, yo lo hice.

—¿Él presumido Dante sufriendo por comentarios? —pregunte con una sonrisa en mi rostro.

—No soy una piedra sin emocionas la mayoría del tiempo. Varios me criticaron por ser una Bestia, otros por mi color de pelaje, otros por mi físico y la mayoría eran de sujetos que les molestaba ver un hijo de un millonario publicando fotos. —Suspira y da una pequeña miradita a mi asiento—. La gente puede ser cruel y doble cara.

No solo estaba sorprendido por lo que me dijo Dante, sino que era lo más que había hablado en las últimas semanas. Fue un gusto escuchar otra vez su voz grave y rasposa. Sonreí y me senté recto para ver el camino.

—Gracias por el apoyo, cuando no quieres demostrar algo o tienes un genio cavernícola. Puedes ser un amor de lobo.

—Siempre lo he sido.

—Y volvemos al Dante de siempre, ya me preguntaba dónde estaba el carismático saco de pulgas.

Ambos soltamos una risa pequeña y quedamos callados viendo la carreta. Este silencio no era como esos en donde había una tensión tan marcada en el ambiente que era incomodo estar solo el uno del otro. Se podría decir que era un silencio tan agradable que podía leer un libro tranquilamente.

Al cabo de una media hora y seguíamos viendo en la misma carrera donde solo se veía pinos de un lado a otro. Dante tocó la radio del auto y al principio sonó un ruido como si estuviera rechinando los dientes con fuerza. Me cubrí los oídos de la impresión y las orejas de Dante se bajaron. Presiono un botón y un señor mayor estaba peleando con otro sobre qué gobierno era más comprensivo con otro, no duraron mucho discutiendo. Dejó de tocar cuando una señora comenzó a cantar en un idioma que nunca había escuchado. La chica cantaba con una voz fuerte que se iba incrementado como la canción continua. Podía decir que la disfrutaba y me provocaba algo de risa. Hasta que comenzó el coro. Parecía un idioma inventado, eso no podía ser humano.

—¿Parada de tete? ¿Eso siquiera tiene sentido?

Dante soltó una carcajada algo contagiosa, que no acompañe porque enserio estaba muy confundido.

—Es francés, Parle à ta tête significa Habla con tu cabeza.

Tenía la boca completamente abierta. No por saber que esas palabras si eran un idioma real. Si no que Dante lo había dicho de una manera exacta que cuando la chica lo volvió a decir fue igual lo que dijo Dante.

—¿Cómo lo sabes y como lo dijiste tan bien?

—Bueno, si te gradúas de la universidad como traductor. Puede que me facilite.

Sabía que Dante se había graduado en la universidad. Eso me lo contó Levi, solo que no sabía qué carrera. Levi nunca fue a la universidad, dijo que aprendería muchas más cosas en casa que en ir a una universidad.

—¿Y de qué trata esa carrera? Nunca la había escuchado —dije mientras mi mirada se clavaba en él y le bajé el volumen a la música.

—Es simple, básicamente soy traductor e intérprete de idiomas para gente de mayor nivel o cualquier trabajo donde necesiten alguien que domine más idiomas. Seguí esa carrera por seguir algo, además eso ayudó a mi padre cuando tenía que traducir lo que decía a los diferentes países en donde exportaban nuestra marca.

Asombrado, estaba muy asombrado.

—¿Y qué idiomas dominas o sabes todos?

—Obvio que no hay tantos —dijo un bufido casi riéndose—, Dominó a la perfección el inglés británico y americano, chino, coreano, y francés. De hecho, yo era quien le traducía las canciones de Kpop a Levi cuando aún no tenían subtítulos.

Que maldito lobo. No hablo de Dante, para variar un poco; hablo de Levi. Él me dijo que entendía a la perfección coreano que ni necesitaba ver las canciones con subtítulos para saber lo que dice. Cuando vuelva le diré sus verdades.

—Vaya un nuevo descubrimiento tuyo, es digno de enmarcar.

—Hay varios secretos que no conoces, le seul que j'aime.

Mis mejillas se pusieron rojas al escuchar hablar tan fluido el francés, sé qué hace nada descubrí cómo suena el francés. Pero Dios, como lo dice Dante, no me molestaría que me lo dijera todos los días, aunque no le entendiera nada. Creo que eso ayudaría a la relación.

—¿Qué significa eso?

—Humano inútil.

—Oye —Me queje.

Ok cambio de idea, ya no quiero volver a escuchar hablar en francés a Dante.

════ ⋆★⋆ ════

Nos tomó como unas dos horas de viaje en donde escuchamos más música. Ya no apareció otra vez la cantante francesa. Hablamos del paisaje y Dante tuvo la mala suerte de mencionar cómo está la planta de frambuesa. La verdad no había mucha diferencia. Pero abrió la puerta para hablar todo lo que haría con ella al crecer y también como si esta crece grande y fuerte plantaría otras plantas para hacer un mini huerto en el patio. Claro, si Albus me lo permite.

Dante se estacionó cerca de unas rejas metálicas y tras bajarse del auto e ingresar un código, las puertas se abrieron. Entramos a una cuesta donde seguíamos rodeados de pinos, solo que poco a poco esos pinos desaparecen para dar paso a unos árboles con flores amarillas hermosas, una se desprendió y la agarró antes de aterrizar al suelo.

Suspire sorprendió al ver lo que nos esperaba en la cima.

Había una cabaña hermosa, pero quedó anonadado con todo lo que lo rodeaba. Era un huerto, no uno pequeño. Era un gran huerto lleno de árboles de manzanas, plantas frutales y vegetales. Casi me muero al ver arbustos llenos de fresas. Fresas frescas. Amo las fresas.

Apenas Dante se estaciono, abrí la puerta y salí disparado a ver esa hermosura de huerto.

Este le daba una vuelta a la cabaña, vi como algunos aspersores bañaban a las plantas. Estaban separadas paralelamente y en cada línea había una planta diferente. Los árboles de manzano estaban esparcidos por todo el lugar y me encantaba que el huerto estaba protegido por un espantapájaros tigre con una boca que mostraba unos colmillos blancos de plásticos.

—¿Te gusta? —pregunta Dante parándose a mi lado.

—¿Bromeas? Es hermoso.

—Sabía que te gustaría. —Sonrió mientras guardaba sus manos en sus bolsillos.

Dante comenzó a explicarme que este huerto le pertenecía a un conocido de su padre, solo que falleció ya hace varios años. Albus para no abandonar este lugar, instaló las regaderas y cada mes un cuidador se encarga de quitar las malas hierbas, recoger los frutos y cambiar la composta. Aun así, noté algunos imperfectos en las plantas. Como que las frambuesas se estaban partiendo el tallo por su peso y lo mejor sería pegar algunos palos en su tallo para evitar eso. No lo pensé dos veces cuando fui a buscar algunos palos altos y fuertes para amarrarlos con los tallos. Mande a Dante por cinta para así fortalecer el amarre. No soy un experto, pero si lo que decía el libro era cierto, este siempre acto, ayudaría mucho a la planta. Dante casi se ríe al ver que la orden que le di era de verdad. Sin importar que me cubriera de tierra, me agaché para clavar los palos en la tierra y con la cinta pegarlos en el tallo. Luego de hacer eso, no me detuve. Camine por todo el huerto viendo algún imperfecto, como algún bicho comiendo una fruta, quitar la maleza sobresaliente, cortar bien la manta anti-hierba que dejó un pequeño brote en su interior.

—Es hermoso este lugar —dije mientras me pasaba la mano en la frente, marchándome un poco con tierra.

—Y eso que aún no has visto la cabaña.

Entramos y las sorpresas no faltaban. La cabaña parecía pequeña por fuera, pero era bastante espaciosa. Tenía una sala, un comedor, cocina, tres habitaciones y un baño. Pero toda mi atención se fue hacia la chimenea. En la mansión no contaban con ella y es algo superclásico que traía recuerdos de la casa en donde vivía con mi madre. Era casi como esta cabaña, solo que con colores apagados y solo dos habitaciones, también tenía una chimenea donde todas las noches nos sentábamos recibiendo el calor que producía y nos abrazamos. Mi madre tuvo que vender la casa para pagar sus tratamientos... aun si, no sirvieron de mucho.

—¿Ezra, estás bien?

Me pregunto mientras ponía una mano en mi hombro. Note que varias lágrimas se deslizaban en mis mejillas.

—Lo siento, es solo que esto me trae tanta nostalgia.

Dante se quedó en silencio por unos segundos, supongo que no sabía cómo manejar esto. No debe hacer, solo soy su Omega que satisface su celo como el con el mío. Solo somos dos desconocidos forzados a estar juntos...

—Si son buenos recuerdos no hay que estar triste, puedes estar feliz mientras los recuerdas y nunca deberías menospreciarlos.

Me lo dijo mientras me cubría con sus brazos.

Dante Neville me estaba abrazando.

Escucho los latidos de su corazón, siento sus brazos en mi pecho y como me acerca a su abdomen. Su pelaje es tan suave y su pecho tan cálido que posé mi cabeza en su pecho y cerré los ojos por unos segundos. No sé si es por celo, por ser su vínculo o simplemente Dante me estaba consolando. Sea cual sea el caso, estaba amando esto.

—¿Ahora quieres comer algo y después seguir revisando el huerto? —dijo mientras me seguía abrazando.

—Me encantaría —Sin alejarme de su lado.

Ninguno de los dos se movió del lugar.

—Cuando quieras —mencionó en voz baja.

—¿Podemos esperar unos segundo más?

—Por mi podemos estar así por siempre, le seul que j'aime.

Ni siquiera me molesta ese insulto en francés. Nada podía matar este momento, no sé si habrá más o solo es para compensar nuestros problemas. Se lo que sea. No quiero dejarlo ir tan rápido.

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