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1. La noche que mire a la luna

¿Qué es exactamente un vínculo?

¿Es la unión de dos personas?

¿Es algo simbólico?

¿Solo es una tontería?

En mi vida nunca llegué a preguntarme que es un vínculo, no desde que la primera persona que pudo fungir como respuesta, fallecería mientras me daba un abrazo.

Oh mi Caballito de mar.

Ese fue el apodo que me puso mi madre. Decía que yo era como un caballito de mar, seres de pequeños tamaños que aun así logran evitar a los depredadores, además de ser de los pocos animales monógamos y sus parejas duran de por vida. Ella esperaba que sea igual que un caballito de mar y al encontrar una pareja esa sea de por vida. Lo decía como si fuera una broma muy divertida.

Ella murió cuando tenía seis años, era una mujer fuerte que siempre trataba de encontrar el lado positivo a todo. Fue una mujer muy optimista, tanto que, en su lecho de muerte con sus últimos alientos me acercó con sus brazos y con su voz suave soltó:

Trata de encontrar alguien que nunca apague tu sonrisa

En la vida solo éramos ella y yo.

Ningún familiar.

Ningún padre.

Solo mi madre y yo.

Y luego solo fui yo.

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Nacer como un Omega fue un arma de doble filo. El gobierno puso como ley la protección de Omegas, esto debido al tráfico que existía y la nula protección que tenía. Con eso en mente, se creó un refugio para que tuvieran un techo y comida de dudosa procedencia. Cuando mamá murió, fui a parar ahí, claro que no estaba obligado a quedarme en el refugio, podía ir a un orfanatorio o incluso buscar una familia de acogida.

Fui yo quien decidí quedarme. Si un niño de seis años pudo decidir tal cosa, con eso resumo el aprecio y protección que le dan a los Omega. Diría que mi tiempo en el albergue fue malo, pero estaría mintiendo. La mayoría de los Omega eran simpáticos, otros salían en las noches con tipos mayores y volvían golpeados y otros como yo, solo se limitaban a dormir, comer y usar el baño.

Al cumplir los doce años comencé a trabajar, quería ganar dinero para ahorrar y tener lo suficiente para comprarme una casa, quería una casa donde pueda estar a gusto, tal vez una casa rodeada de árboles, o de árboles frutas o de fresas, amo las fresas.

Mi primer trabajo fue ser repartidor de periódicos, ganaba cinco centavos con cada periódico que entregaba en las viviendas, incluso ganaba más si alguien me veía y le daba pena. Sentir lástima siempre es el mejor superpoder. Lástima que el trabajo me duró medio año, cuando ya nadie compraba el periódico. Lo entiendo, tener un teléfono que hace lo mismo que un periódico y gratis. ¿Quién rayos seguiría comprando el periódico?

Mi segundo trabajo fue como pintor de casas, no me fue mal, ganaba treinta dólares por cada casa pintada. Solo tuve un inconveniente cuando me caí del techo de una casa y me rompí el brazo, todo el dinero de ese día fue directo al hospital. Ese trabajo me duró un año completo, hasta que varios chicos igual de listos que yo, me robaron casas y ya nadie necesitaba alguien quien pinte su casa. Me enoje un poco, pero había junto ciento treinta dólares.

Mi último y hasta ahora actual trabajo es como mesero en una cafetería. Bueno, mesero es decir mucho, yo solo pongo los menús en la mesa, limpio el suelo y tiró la basura al contenedor. Por algo se empieza.

Pero hoy cumplo mis dieciocho años. Tenga la edad suficiente para tener un trabajo en donde no tenga que tirar basura y recibir un dólar la hora. Ahora nadie puede denunciar a la cafetería por explotación infantil. Era obvio que Lucas, el dueño de la cafetería, me diera trabajo apenas cumpliera la mayoría de edad. Nos conocemos hace cuatro años y tenemos tanta confianza como para rogarle si hace falta para tener un trabajo de verdad.

—Recuerda Ezra, ya no eres un chico basura, eres el chico recados y tienes que comportarte como uno —dijo Lucas mientras abrí las puertas de la cafetería

—Sí señor.

Lucas es lo más cercano a un padre que he tenido en mi vida.

En cuanto a mi hogar.

Una noche que volví de pintar una casa, pasé por una casa abandonada en un barrio bastante tranquilo. La casa —si se podía llamar así— era tan pequeña que solo contaba con un baño diminuto en donde la ducha y el excusado están pegados. No había cocina, no había paredes que separaban la casa y solo tenía una ventana. Por si fuera poco, la casa destacaba a la vista por estar en medio de dos edificios en los que apenas había gente.

Era perfecta para mí.

Con la ayuda de Lucas y un poco de información, descubrí que estaba abandonada porque nadie quería invertir tanto dinero para remodelarla desde cero. Tendrían que derribar todo si una familia planea vivir ahí. Tuve suerte de que con mis pocos ahorros pude comprar la propiedad. Claro que comprar queda muy corto, solo aceptaron el pago con la condición que si alguien la compra o la derrumban, me tenga que largar patitas a la calle. Lo acepté sin regañadientes. Desde entonces esas cuatro paredes con techo puedo llamar hogar, incluso cada mes los de trabajo social me dan un chequeo médico gratuito y verificar si estoy con vida o no estoy planeando un ataque terrorista.

Mi hogar es muy limitado, por lo que prefería llegar una hora antes de que la cafetería abriera. Para saber qué trabajo tenía para mí, Lucas y hoy estaba emocionado por disfrutar mi primer día como un adulto como se debe.

La cafetería tenía un horario de todos los días y una temática de clásica cafetería americana: una barra, asientos unidos, ventanales y todo lleno de un delicioso aroma a café. Lo que no es nada delicioso es tener que limpiar los baños cuando hay varios hombres con pocos dotes de limpieza.

Da igual. Es mi primer día como trabajador oficial. Motivación por dos.

—Y bien, ¿cuál será mi primer trabajo? —Intenté camuflar mi voz para que no se notara mi emoción.

—Es una tarea muy emocionante. —Toma un palo y me lo pone cerca del rostro—. A trapear.

—¿Es enserio?

—Enserio —Tiene una sonrisa en el rostro—. ¿Pensabas que cambiarían mucho las cosas?

Si.

—Obvio que no —Tomó el trapeador—. Me arrepiento de haber venido pronto

—No digas eso.

Lucas entró a la cocina y ya estaba a punto de ponerme a trapear. Hasta que Lucas regresó con un cupcake el cual tenía una vela y en su brazo colgaba una bolsa de regalo.

—Feliz cumpleaños, Ezra.

—Gracias

Por más que Lucas sea mi jefe y nada más que mi jefe. No me daría miedo admitir que lo considero el único familiar en mi vida. Por lo que se de él, no tiene familia, solo a su pareja: un hombre llamado Pablo, es de su misma edad. Creo que tienen casi cuarenta. Y le encanta sonreír por todo aun si recibe una crítica verbal o escrita en las redes. Sin mencionar que su altura de casi un metro ochenta es imponente, pero su piel color canela lo hace ver más simpático, se podría decir que es lo mejor de dos mundos.

Mi primer encuentro con Lucas lo recuerdo con cariño. Buscando trabajo cuando de la nada una señora mayor me pidió que le comprara un café para su nieto. No entendía nada, pero me iba a dar un dólar por ese favor. Acepté y entré a la cafetería de Lucas, pedí el café y después de darle a la señora. Volví a la cafetería para pedir algo de comer y Lucas, viendo lo escuálido que estaba, me dio unas galletas del día anterior y me sugirió que, si me quedaba hasta que cerraran, me daría más comida.

A veces juega diciendo que hablar conmigo fue el peor error de su vida. Ya que ahora no me puede deshacerse de mí.

—Vamos, pide un deseo.

Prendió la vela y me acerco el cupcake para que pudiera soplar. En todos mis cumpleaños suelo pedir la misma cosa, supongo que por eso Lucas tiene una cara de saber lo que pediré y me hago el que pienso mucho en mi deseo solo para molestarlo un poco.

—¿Es Enserio? —Me miró mientras ponía en blanco sus ojos.

—Enserio —Sonrió y me acerco al cupcake—. Deseo tener a alguien que nunca borre mi sonrisa —Sople la vela y mire como el humo recorría el lugar hasta desaparecer.

Tomé el cupcake y le di una mordida y supe que era uno de los que sobraron ayer. Bueno no me quejo, salió gratis y gratis hasta el aire.

—No te hubieras molestado, Lucas.

—Desde que trabajas aquí celebro tu cumpleaños.

—Lo sé, solo lo digo por ser cortés.

Me entrego mi regalo y esperaba algo parecido como lo del año pasado. Fue una sudadera de gatitos super adorable que me venía perfecto para la época de lluvias que se aproximaba.

Para mi sorpresa no era eso, sino algo que nunca imaginé.

—¿Inhibidores? ¿Es un chiste? —En mi cara se notaba lo indiferente que me sentía por este regalo.

—¿Qué? Tienes dieciochos años y en cualquier momento tu celo se activaría y no quiero que atraigas Alfas en mi local como moscas. Lo peor es que serán moscas tacañas.

Diría que estaría sorprendido por sus palabras. Sin embargo, todo el mundo me recordará que soy un Omega. Incluso los chequeos médicos me recuerdan que son un Omega y que debo estar preparado para mi celo.

De niño me sorprendí cuando me explicaron todo este nuevo mundo, me dijeron que las personas tienen un segundo género que son catalogados en tres tipos: Alfas, Betas y Omegas.

Los Alfas por su mismo nombre se intuyen sus cualidades. Son los fuertes, los rudos, los grandes. Son aquellos que son tratados de superiores, con un incremento muscular en su mayoría robustez. Viven una vida de lujos, según porque un Alfa es algo raro en la sociedad. Es menos raro encontrar un billete de cien dólares en la calle que un Alfa en la pobreza. Un veinte por ciento del mundo nace como un Alfa.

Su contraparte son los Omegas. Como yo. Estos son débiles, con un cuerpo delicado y curvilínea. Aunque somos minoría porque solo el diez por ciento del mundo nace como Omega. Somo casi lo equivalente a la pobreza extrema. Todos nos tachan de la única función que es ser el esposo o esposa de alguien y darle una familia a nuestro Alfa. Es común como todos me miran y rápido piensan que solo sirvo para ser un chico inútil que no hace nada, más que ser el juguete sexual de un Alfa.

Bueno y luego están los Betas. Esos cabrones tienen suerte, es como decirlo así: Los normales. Son todos aquellos, que no sufren celo, no son rudos, solo son normales que viven sus vidas normales y no tienen problemas como los Omegas. Podemos volver a hablar de los Omegas.

Los Omegas tienen una idiotez llamada "celo" esta se activa al cumplir los dieciochos años el Omega entra en un estado de calentura extrema en donde prácticamente son inútiles hasta que un Alfa lo "calme" queda claro a lo que se refiere eso. También esta tortura dura siete días en donde estos días puede ser los más fértiles para quedar embarazados. Porque sí. Un Omega hombre puede quedar embarazado. Cuando me enteré de eso casi me explota el cerebro. Fue un descubrimiento que me cambió, suponía que algún día terminaría con un bebé en mi interior.

—Si tú lo dices —Seguía con la mirada puesta en mi regalo.

—No comprendo, tu deseo es tener a alguien en tu vida, pero no quieres tener un alfa ¿Entonces qué quieres?

—Tu novio y tú son betas ¿verdad?

—Si —Su voz notaba a donde iría mi respuesta.

—Ustedes dos no necesitan un Alfa. Yo también quiero tener alguien, pero no un alfa, además esos son muy creídos como ese Dante Neville; aparte de Alfa es modelo famoso, por favor. Sí terminó siendo pareja de un Alfa sería un inútil frágil que lo tendrían que salvar por todo. No gracias.

Dante Neville es casi el principito de la ciudad. Hijo del ultra conocido dueño de la marca de ropa más importante del mundo: Secrity. En otras palabras, es un maldito lobo presumido que no quisiera ver en mi vida.

—A veces no te entiendo niño.

—Ya no me puedes decirme niño.

—Supongo que no. Entonces ponte a trapear o te despido, Joven.

Puse mis ojos en blanco

—Sí señor.

—Ah y quiero esas mesas limpias, no quiero soportar otro enojo de una Bestia que se le pego chicle en el pantalón

Otra cosa que me explotó la cabeza cuando era pequeño. Fueron las "Bestias"

¿Qué son las Bestias?

Pues no solo es una forma algo rara de expresarte con alguien. Si no la otra especie además de los humanos.

La información que conozco se basa en una historia que me contó mi madre, justo después de ver un gato común y corriente y después ver un hombre gato.

Todo esto se pasó hace varios siglos atrás en la tierra varias bestias recorrían el mundo, su apariencia era igual al de los animales. Esas bestias comenzaron a familiarizarse con los humanos, no fue fácil, hubo guerras para ver qué especie saliera como la superior; en el proceso varias bestias de forma de animales murieron. Tras siglos de guerras, ambos bandos decidieron terminar la guerra y simplemente aceptarse. Las bestias se quedaron y formaron crías y esas crías tuvieron crías y de sus crías se mezclaron con los humanos y taran. Ahora las Bestias y humano viven en paz. Las Bestias pueden caminar en dos patas, hablar, pensar. Pero siguen conservando cualidades de animales, como sus ojeras, su cola, entre más. Y como hubo crías entre humanos y bestias, estos últimos adquirieron el segundo género. Por lo que tenemos Bestias Alfas, Betas y Omegas.

Muchas Bestias tienen más oportunidades que los humanos, aunque claro que nosotros tenemos lo nuestro, como la televisión, eso no puede robar las Bestias. Solo que a veces siento que algunas Bestias le falta evolucionar un poco, como un búho de plumas cafés que se está demorando como media hora en elegir qué café quiere ordenar. Enserio que me daba sueño de solo esperar que decidiera.

Respira, respira. Es tu primer día de trabajo y tú cumpleaños nuevo dieciocho, Ezra. Tengo que repetirme eso para no perder la cordura.

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En el resto del día solo me puse a limpiar, tomar las órdenes de los clientes, saludar a mis compañeros de trabajo porque ahora soy uno de ellos y por los ojos de pistola de Lucas, mostré la tableta de pastillas para que viera que me tomaría una en un rato. No pienso tomarme uno ahora, saben horrible, las probé a los quince por error y enserio es como comer tierra con agua.

El local cierra a las siete, aunque siempre salimos un poco tarde Lucas y yo arreglando las sillas y dando una última limpieza antes de cerrar.

—Ezra ¿Lo has pensado?

—Si, es muy lindo de su parte, pero no gracias.

—Como siempre. —Me da una sonrisa dulce—. Recuerda que si quieres hay una habitación disponible.

—Gracias, enserio se los agradezco.

Hace año y medio Lucas me propuso mudarme con su novio y él. Tienen un departamento a unos quince minutos de la cafetería. Si lo pensé la primera vez. Pero rechace la propuesta, no quiero meterlo en problemas por ser un Omega y mucho menos sabiendo que Lucas no lo está pasando muy bien económicamente estos meses. Entrar en sus vidas sería meter más carne al asador y no es muy de mi agrado.

Nos despedimos y cada quien se fue a su casa. Supongo que me pondré a leer algún periódico antiguo hasta quedarme dormido. Porque sí, soy tan pobre que en mi casa solo tengo comida, un colchón como cama y un ropero. Los trabajadores sociales lo único que me dan es algo de comida, ropa donada y revistas publicitarias.

Suena como odio mi vida, pero no es así, se siente como una pesadilla, pero es mi pesadilla, no tengo que vivir la pesadilla de otro o mucho menos tengo que estar aprisionado como un esclavo en mi vida.

════ ⋆★⋆ ════

—Contra él.

—Que no escape.

Bueno eso parece cambiar si no corro a toda velocidad.

Apenas salí de la cafetería vi una camioneta blanca sospechosa estacionada. Esperaba que mis sospechas solo sean fantasías mías, pero mi mente nunca se equivoca. Dos tipos con ropa negra y cubriéndose la cara con una máscara de tela negra.

A unos metros de llegar a mi casa esos dos tipos me perseguían, uno de ellos una Bestia y el otro de compostura robusta. Corrí como si estuviera en un campeonato y entré a mi casa, tengo suerte que tenía la llave en la mano y apenas entré cerré con llave. También sabía que estar aquí no significa estar seguro, tenía que huir o llamar a la policía. En mi casa apenas tengo lo necesario, es obvio que no tengo un celular. Pero los de trabajo social instalaron un teléfono convencional para llamar a la policía y a la ambulancia. Llamaré a los dos para estar seguro.

—Te tengo.

Mi plan se vino al suelo con un chico alto de tez morena me tapo la boca con sus manos y me empujaba para salir de la casa. Supongo que sabía cuál era mi casa y entró para esperarme aquí. Quería llorar, pero de mis ojos no salían lágrimas, estaban aterrados al ver como la camioneta ya estaba estacionada en mi hogar.

—Perfecto, con este ya son ocho Omegas, nos darán un buen dinero por ti lindura —La Bestia que era un León me acarició la cabeza y abrió la puerta para que entrara.

—Es estúpido pensar que estos omegas harán que ganemos dinero para venderlos para ser el saco de semen de otro.

—Cállense, ¿No escuchan algo? —Señalo el sujeto que me tenía sujetado.

También escuchaba algo, era como un silbido, lo que me extraña de este barrio, casi no hay nadie. Los tipos estos estaban que miraban a todas las direcciones. Hasta que un dardo le dio directo en el cuello al león. Cayendo al suelo al instante. Después cayó el otro tipo y el chico que me tenía agarrado me estaba usando como escudo humano.

—¿Qué carajos? ¿Quién eres?

Diría que me emocionaba que gritara para que así algún vecino nos oyera, pero recordé que la mayoría de los vecinos son ancianos que tiene un horario bastante jodido para este momento, es obvio que no escuchan nada.

—Dime quién eres o... —Me golpeó con lo que parecía una pistola en la cabeza, me dolió y me aterró cuando vi un hilo de sangre caer sobre mi mejilla—. No me dijeron nada de no llevarlo sin rasguños —Con sus dedos me apretaba el brazo con tal fuerza que di un grito algo agudo—. ¡Muéstrate, Mierda!

Ya no se oía nada y este tipo de piel morena me tiró a la camioneta y mis ojos se pusieron como platos al ver como un encapuchado de casi metro noventa apareció detrás del tipo, dándole un golpe en el cuello, cayendo al suelo al instante.

Estaba totalmente aterrado. Esto era demasiado. Está yendo a mi casa y ahora estoy a punto de morir por un encapuchado, que cada vez se acerca más a mí.

Yo...

Yo...

—Oh mierda.

Fue lo último que escuché hasta perder el conocimiento.

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