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Capítulo 9: "LÁGRIMAS".
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Gotas redondas y cristalinas, brillantes y resbaladizas. Lágrimas de alegría y mayormente de tristeza.
Tibias salen de los ojos y frías recorren nuestras mejillas, puedes quitarla fácil, difícil es borrar la estela seca que dejó a su paso.
Si bebemos agua dulce ¿por qué nuestras lágrimas son saladas?
D.Ph.
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Hoy son lágrimas de alegría porque aprobé mi proyecto con un sobresaliente. Tantas horas despierto, mucho esfuerzo e interminables problemas habían acabado al fin.
Con mi madre decidimos cenar en un restaurante y aunque le dije que no era necesario, que lo guardáramos para cuando terminara mi carrera, ella encontró el momento justo para celebrarlo de igual manera.
— estoy tan feliz hijo... es como si yo hubiera pasado por todo.– suelta agudos grititos de emoción.
— lo hiciste, me acompañaste en todo.– le sonrío mientras caminamos tranquilamente por la ciudad hacía el restaurante.
— y te tengo un regalo.– anuncia entregándome una elegante bolsa de cartón.
— mamá no era necesario.
Recibo la bolsa poniéndolo en mi otro brazo, beso su frente y la sujeto con fuerzas para que no se tropiece y caiga.
Son las 19:00h. el sol ya se ocultó dando paso a una luminosa ciudad. Llegamos al conocido restaurante y pedimos el menú.
— se ve más elegante que la última vez.– mira a su alrededor.
— les va bien, que bueno que reservamos o no tendríamos espacio.
Mientras conversamos alegres, se escuchó el sonido estridente de una bandeja caer seguido de platos y cristales rotos; un hombre gritando nos alarmó, toqué la mano de mamá y me levanto de mi lugar a ver que pasó.
— ¡maldita negra, no quiero que ella me sirva la comida. Vete a tu país miserable esclava!.– grita rojo de ira.
La sangre me hirvió de manera drástica, superando cualquier termómetro. Camino con la visión nublada hacia ellos.
— ¡negra, lame eso pronto, para eso sirves!.– continúa la humillación.
Nadie hace nada más que intentar calmar al cliente, mientras que los demás solo observan asombrados la escena. Golpeo su estómago, lo tomo por el cuello y lo hundo en el suelo hasta dejarlo con la cara sobre la comida derramada y piso sus manos agachándome para que escuche lo que le voy a decir.— no era necesario, porque estaba tan alarmado que mi voz saldría más gritona que susurrada, así que todos escucharían.—
— ¡como vuelvas a discriminar a una persona por su color de piel te juro que te irá peor bastardo. Y éste lugar es sagradamente familiar desde que tengo memoria, no vendrás tú a ensuciarlo! Ve a comer al basurero donde te queda mejor usar esa boca ¿¡oíste?!
El tipo asiente de mala gana y lo empujo a la salida, a mi alrededor escucho a la clientela aplaudir y silbar. Tomo a la chica de la mano llevándola donde el gerente.
— ¡como vuelva a permitir que a sus empleados los traten como esclavos y no como dignos trabajadores, haré que lo expulsen de su cargo!
Vuelvo a arrastrarla a la salida y mi madre me detiene. Es cuando logro reaccionar y respirar al mismo tiempo.
— cariño ella está herida, suéltala.
— te quemaste.– miro su brazo y la suelto con delicadeza.
Esperen... ¿¡ella es la chica de preparatoria?!. No puede ser posible la cantidad de veces que me la encuentro. Su rostro bañado en lágrimas rompió mi corazón, no se quejaba ni decía nada a pesar de que eso debe estar ardiéndole. Voy por medicinas a la farmacia y mi madre ayuda en su curación.
— ¿duele mucho?.– pregunto mientras ponían una gasa para que no pasara a llevar la herida.
Sus ojos titilaron y lloró desconsoladamente en mi pecho, la abracé con fuerzas, dándole suaves palmaditas en la espalda para intentar calmarla. Esto me está matándo.
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¿Por qué piensan que puede expulsar gente sólo porque él lo dice? Ni que fuera CEO.
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¡No olviden votar!
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MV97
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