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Capítulo 26: "Ojitos"
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Me alegro de que Atzin ya no llore y aunque yo fui el causante de esas lágrimas siguientes, ahora puedo verla feliz.
— ¿estás bien cariño?
— lo estoy.– asiento no muy convencido.
Quizá cuánto tiempo me quedé mirando la pequeña familia de tres en el parque de juegos infantiles.
— ¿por qué no pudo gustarte?
— me gusta, pero me di cuenta que no era de la forma romántica, y me ponía celoso, pero de hombres que no la merecían.
— eres tan extraño como tu padre.
El calor se volvía más fuerte, así que invité a mi madre a comer un helado. Detrás de nosotros venía Atzin con su familia.
— tanto tiempo sin verte Dean.
— ... Sí... Mucho.
Intenté no mirar al hombre que tenía su mano entrelazada con ella ¿por qué me molesta tanto? Atzin se ve feliz así que yo tambien debo estarlo. Al lado mío se posicionó su hijo que se sujetó de mi pierna.
— no llores.– le pedí al pequeño.— ¿te parece que te ayude a pedir un helado?
— sí.— aceptó sin dudar.
Me arrodillé para quedar a su altura y así poder negociar.
¿es parecido a mi? Pero sus ojos son como los de Atzin, no son anaranjados como los de ella, pero son tan expresivos que puedes sentir todas sus emociones con solo mirarlos.
Tenía tantas ganas de pedirle una explicacion lógica para esto, pero no podia llegar más allá que hasta los ojos de Atzin. ¿por qué me mira sonriente y satisfecha? Podría decir que hasta diabólica.
¿El muñeco vudú tuvo que ver?
— te ayudo, pero después vuelves con ellos ¿de acuerdo?
— no.
— entonces no te ayudaré.
— entonces ya no quiero helado.– contesta.
No puedo creerlo, la terquedad lo sacó de ella sin duda.
Su padre lo tomó de la mano para subirlo a sus hombros y se alejó de nosotros.
— es parecido a mi.– susurré.
— lo es.– respondió aún sonriendo.— hubieras visto a mi marido, es aún más parecido a ti.
Me molesté con ese comentario y no sé porqué, se supone que no debo estar enojado por algo insignificante. Caminé en dirección contraria, dejando atrás todas las fuentes de mi extraño comportamiento, y mientras avanzaba, el peso que sentia iba disminuyendo.
— oh lo siento, te desperté. Volvió a dormirse en tu cuello.– susurró cuando abrí los ojos.
Miré a mi alrededor; todo sigue igual, todo está bien. Levanto mi mano izquierda y veo el anillo de matrimonio en mi dedo anular. Estoy tan aturdido que Atzin me mira preocupado y toca mi frente.
— tienes fiebre, Dain te ha contagiado la gripe.
— papá.– extiende sus bracitos suplicante.
— no importa.– lo cargo y vuelvo a ponerlo a mi lado.— ustedes dos tienen los ojitos más alborotadores para mí.
Mis dos amores se acurrucan conmigo en la cama. Sé que la fiebre se irá pronto, me sucede cada vez que mi hijo se duerme por mucho tiempo en mi cuello.
La pesadilla febril se sintió tan real que por un momento pensé que era cierta. Esta es mí familia, y no la compartiré con nadie.
— eras tú quien tomaba mi mano tontito.– susurra Atzin.
Mi brujita, siempre encuentra la forma de dejarme con el corazón en la mano.
Fin.
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Eso ha sido todo de esta historia corta: "Ojitos De Piscina".
Espero que les haya agradado.
🌟
MV97
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