Epílogo
La noticia del retiro del ahora ex pilar del sonido se propagó como el fuego cuando abraza las ramas secas.
El Hashira de la llama no tenia idea de las opiniones del resto de cuerpo de cazadores, solo sabía que el apoyaba en su totalidad a su amigo.
«me alegra de que por fin decidieras dedicarle todo tu tiempo a tu matrimonio» le decía, feliz de verlo tranquilo después del valioso servicio a favor de la humanidad.
Pero, sin duda de lo que se tenía para hablar hasta de sobra, era de las nuevas miembros de la familia Rengoku; tal vez no de manera sanguínea, pero eso era lo de menos.
El pilar las recibió con mucho gusto en su hogar.
Claro que no todos estaban de acuerdo en esa parte.
Tomó por completa sorpresa a la familia, en especial a su padre, quién en un arrebato de ira supuso que las infantes eran producto de la irresponsabilidad de una relación clandestina o algo por el estilo. Casi comete un homicidio en su propio hogar.
Cuando logró apaciguar la furia de su padre tuvo que explicarle a detalle lo ocurrido en el distrito. Eso no mejoró las cosas.
«si las quieres, hazte responsable. Yo no dare la cara por unas desconocidas» sentenció, igual de insensible y directo como siempre.
Estaba a punto de protestar en contra de su comentario, pero Senjuro se le adelantó. Podía observar el temblor en el cuerpo de su hermano mientras reprochaba la actitud de su padre, pero a diferencia de otras veces, esta no retrocedió ni cambio sus palabras.
Terminó y se llevo a las niñas a otro lugar; como habia dicho, muchas cosas habían cambiado desde la pelea en ese tren.
Lo más impactante es que Shinjuro se ahorró las reprimendas, simplemente chasqueo y se fue sin decir nada más.
Después de ese feo malentendido el tiempo transcurrío rápido y, para cuándo calló la noche un cuervo llego a la finca de los Rengoku, una nueva misión para el pilar.
-¡Hasta pronto Rengoku-San, cuídese! - dijeron ambas al unísono desde el umbral de la entrada en compañía de su nuevo tío, que al igual que ellas, decidió salir a despedirlo.
Camino tranquilamente en dirección a al bosque sin temor alguno, dispuesto a exterminar al engendro problemático. Agudizó sus sentidos y se mantuvo alerta por cualquier cosa, últimamente era un imán para las cosas terriblemente poderosas.
Su andar se detuvo en el instante en que oyó el crujir de una hoja detrás suyo, algo andaba mal. Con la rapidez de un rayo desenvaino su Katana y dio lo que pudo haber sido un golpe certero y mortal, afortunadamente se detuvo cuando reconoció la identidad del invasor -¡Que gusto verte otra vez, Kyojuro!, ¡Que gran precisión tienes! - la hoja se mantiene inmóvil por unos segundos, a nada de rozar la piel del demonio, pero al final es guardada nuevamente en su funda. Si, era la tercera creciente, se supone que ya no debia tener problemas con eliminarlo, pero esa misma creciente fue de mucha ayuda en el distrito. Aunque no quisiera, sentiría remordimiento. ¿Lo eliminaría en el futuro?, Tal vez, pero no así; solo actuaría en caso de que mostrará un comportamiento errático.
Deja de lado su presencia y da media vuelta, reanudando su caminata. Tenia trabajo que hacer.
-Después de lo que hice por ti, ¿Me dejarás así? - el cazador lo ignora y continúa alejándose -que malo eres - el rubio hace casó omiso a sus reproches y sigue con su tarea. El demonio se impacienta y busca una manera de llamar su atención.
Cuando el silencio reina el ambiente otra vez, Kyojuro piensa que al fin se ah dado por vencido, pero en pocos minutos vuelve a aparecer frente a el. Invadiendo su espacio personal como de costumbre -déjame acompañarte, ¿si? - le pide estando de cabeza, sosteniéndose con los pies de la rama baja de un árbol y quedando muy cerca del rostro del contrario -vamos, prometo no estorbarte - junta las manos y agranda los ojos todavía más, generando una expresión de aflicción a modo de suplica. Como un perro exigiendo atención.
El humano rueda los ojos con fastidio, rindiéndose ante sus peticiones -bien, ¡Pero harás todo lo que yo te diga! - advierte, el otro solo sonríe, contento con su victoria. Si, el rendirse no era un concepto que Akaza tuviera en su vocabulario.
Siguieron caminando en la oscuridad durante un rato, siendo guiados por la tenue luz de la luna que las espesas hojas de los árboles cubrían conforme avanzaban. Con un poco de trabajo, el pilar se fue abriendo paso de entre la vegetación mientras se adentraba en lo más profundo del bosque con el demonio a su lado. Tenía la opción de ser transportado por el hasta allá, pero le parecía muy vergonzoso el método que este utilizaba con él, así que decidió ir a pie esa vez.
Por consecuencia, tuvo que soportar la extensa charla que el demonio tenía para ofrecerle; comenzando a arrepentirse de su desición al cabo de un tiempo.
Su destino no estaba lejos, y estuvo a punto de considerar esa opción cuando vislumbró que la luz se incrementaba a lo lejos. Ya habían llegado.
Se toparon con el borde de la ladera baja de la montaña, debajo, podían verse los techos de las casas sin ningún farol encendido ya; al parecer era muy tarde.
Tenia que bajar para cumplir con la ordenanza, pero algo lo retuvo ahí. El demonio lo miraba desde atrás -¿Te vas a quedar ahí? - el humano no contesto, estaba sumergido en sus pensamientos.
Sin querer, las palabras del joven Kamado respecto a las criaturas y lo ocurrido en Yoshiwara volvieron a invadir su mente, y no pudo evitar indagar más acerca de ello. Creando ondas en ella como una piedra que es arrojada con fuerza hacia el agua de un lago.
Akaza, que no sabía nada de eso, se acercó a él -oye, ¿Te pasa algo? - el otro se mantuvo en silencio. Esto comenzandaba a preocupar al demonio.
El engendro posó su mano en el hombro del contrario y, de un momento a otro, el humano se giró hacia el, con una expresión neutra en el rostro.
"Conviertete en demonio, Kyojuro"
Ahora recordaba las palabras de este esa noche. La noche cuando estuvo a punto de perder la vida.
-Akaza - habló al fin, llamándolo -¿Alguna vez has considerado volver a ser humano? - el alma del demonio se paralizó ante tal pregunta que ni en un millón de años penso en volver a formularse por cuenta propia, hasta ahora. -pfft, si que eres gracioso - si, solo era una broma... ¿Cierto? -¿No te crees capaz de intentarlo? - ¿Acaso era un reto lo que sugería? -¿Y por qué crees que aceptaría en primer lugar? No tengo nada que envidiar de una vida mortal. ¡Mírame!, Estoy perfectamente bien así - el humano se -sabia que no tendrías las agallas - se encoge de hombros y da medía vuelta, si ya no había remedio entonces podia ir libremente a su misión.
Lo estaba subestimando. Podía permitir muchas cosas, pero jamás algo como eso -bien, supongamos que accedo a participar en lo que sea que tienes en mente. La pregunta es, ¿Que probaría yo con esto?
-nada en realidad, solo me ayudaría a comprobar una teoría. ¿Aceptas o no? - eso no podía ser todo, esto necesitaba una pizca de emocion -esta bien, lo haré; pero bajo ciertas condiciones. Tomemos esto como una apuesta - el humano lo miró con intriga - ¿Que propones? - el demonio sonríe -tendrás seis meses para lograr tu cometido de la manera que sea. Si consigues hacerlo dentro del tiempo establecido, renunciaré a todas las prácticas demoníacas y si de casualidad existe una cura, te ayudaré a encontrarla. Pero si no lo logras... Aceptarás convertirte en un demonio.
El semblante del humano cbia drásticamente. La sangre se le congela ante sus peticiones y no puede evitar mirarlo con cierta molestia -¿Qué? Nuestras filas se han visto afectadas desde lo de Yoshiwara. Se un poco mas comprensivo - el humano sigue dudando, sabe que si falla seria catastrófico, pero en verdad necesitaba comprobar si las palabras de su pupilo eran ciertas con cualquier criatura igual a Akaza.
El pilar cierra los ojos con fuerza, meditando sobre sus opciones -apresurate Kyojuro, tienes que tomar una desición - era imprudente, irresponsable. Tal vez la desición mas estúpida que jamás se haya tomado -¡Lo haré! - pero aún así, aceptó -¡Te demostraré la belleza de ser un humano! - exclama, con una gran sonrisa de vuelta en su rostro -no cantes victoria aún, querido. Necesitaras de muchos trucos si quieres que comparta tu opinión.
Estrecharon sus manos sin bacilar. Ahora ya no había vuelta atrás.
Al final el pilar completó su misión inicial, siendo acompañado por la tercera creciente el resto de la noche; asegurando el triunfo para si mismos.
Solo la luna supo con certeza quien de los dos tuvo razón.
CONTINUACIÓN YA DISPONIBLE EN MI PERFIL
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