-¡Te estoy diciendo que hay un demonio en donde estamos el viejo y yo!

-pero...

-¡Es uno así! - exclama, agitando las manos e imitando movimientos raros.

-si... Ya

-¡¿Así lo entiendes mejor?! - dice mientras prueba moviendo sus dedos como gusanos para dar un mejor ejemplo. Su compañero no termina de comprender -Uzui y Zenitsu vendran pronto.
-¡Así es como luce, yo se lo que digo!

-Zenitsu no vendrá - anuncia el pilar, quien acaba de llegar.

-¿Que quieres decir conque no vendrá? - pregunta Tanjiro algo angustiado.

-lamento lo que les hice a ustedes y a Kyojuro. Parece que tome muchas decisiones equivocadas tratando de salvar a mis esposas.
Zenitsu desapareció, no se sabe nada de el desde anoche - el pilar se mantiene cabizbajo lejos de ambos -marchense del distrito rojo, son de un rango demasiado bajo. Si el demonio es otra creciente no podrán con el.
-espera, ¡¿Hay otro demonio además del que habita aquí?! - el pilar no les responde.

-doy por hecho que los desaparecidos estan muertos. A partir de ahora me moveré en solitario - esto no puede ser todo -Uzui nosotros...
-no se avergüencen. Gana quien sobrevive; distingan sus oportunidades - dice esto último y desaparece del lugar, dejando a ambos jóvenes con muchas dudas.

-como somos del rango más bajo le costará confiar en nosotros... - dice Tanjiro, desanimado -no, ahora somos Kanoe. Ascendimos - el joven Kamado se sorpende de la noticia -anteriormente - continúa Inosuke - éramos Mizunoto, el más bajo. Pero ahora somos Kanoe, el cuarto por debajo - el de cicatriz aún no se la cree -fijate bien - el peli azulado cierra su puño y le muestra el dorso de este a su compañero -muestrame mi rango - ordena y enseguida se revela una marca roja en su piel, que al verla se puede leer la palabra "Kanoe" -¿Que te parece? - «¿Qué es eso?» se pregunta Tanjiro.

-nos hicieron algo en la montaña de glicinias - explica Inosuke, como si le hubiera leido la mente

-lo recuerdo vagamente, estaba muy cansado.

-dicen que esta marca reacciona al habla y a los músculos - el de cicatriz se mira el dorso de su mano, avergonzado por no estar enterado -no sabía nada de eso...
-es la marca de los cazadores - el joven Kamado suelta un quejido -¡Anímate! - le dice el otro -¡Cierto!, No hay tiempo que perder. Por la noche ire a la casa Ogimoto; tú y el señor Rengoku esperenme ahí. Si hay una creciente aquí, necesitamos toda la ayuda posible si queremos enfrentar a ambos demonios.
-¡¿Por qué?! - le pregunta con molestia -porque hoy terminaré de investigar mi casa - le explica. Inconforme con su respuesta, el de cabellera azúl comienza a apretujar y estirar las mejillas de su compañero -¡Hay un demonio en la nuestra, ven ahora!, ¡La creciente puede esperar si no ah hecho ningún movimiento!

El joven Kamado se cubre como puede de los golpes que le proporciona el otro e intenta como puede una manera de convencerlo de ser paciente -Uzui vigilaba el exterior por las noches y aún así Zenitsu desapareció. Hay un demonio en tu casa y no tenemos noticias sobre la luna que acaba de llegar - el de kimono celeste parece no haberlo escuchado -¡Para de golpearme, por favor! - suplica sin que esto surta efecto -creo que hay pasadizos ocultos en el edificio.
-¿Pasadizos? - dice Inosuke, deteniéndose al fin. Se aparta un poco para escuchar lo que su compañero tiene que decir.

-si no entra ni sale de la casa, es muy posible que trabajé en ella. Cuando se hacen pasar por humanos, se vuelven más precavidos matando, para que no los descubran.

-eso mismo me dijo el otro rubio.

-y tiene razón - afirma -en este barrio se vive de noche; eso favorece a los demonios. Pero no es todo, de noche tienen que trabajar. Si desaparecen, sospecharan.
-tiene sentido - opina el peli azúl -creo que Zenitsu y las esposas de Uzui siguen con vida, por eso actuaré en consecuencia. Los salvaré; espero que ustedes hagan lo mismo y, por favor, eviten morir a toda costa - Inosuke se mantiene en silencio por un momento -todo esto que acabas de decir - habla finalmente -¡Es justo lo que iba a decir yo!

Después de su pequeña charla ambos se fueron a esperar el momento indicado. El anochecer oscureció el cielo y para ese entonces Tanjiro ya había terminado sus asuntos en su casa, sin llegar a imaginar que el demonio de Kyogoku estaba por atrapar a su presa. Incumpliendo su trató previó con la otra luna.

La Oiran Koinatsu está preparando lo último para marcharse tranquilamente, cuando un ruido a sus espaldas irrumpe en su tarea -¿Olvidaste algo? - pregunta amablemente, pensando que quien se encuentra detras es el joven espadachín de hace un momento. Cuando se gira se da cuenta de su error -mi acuerdo con Akaza me pedía no eliminar mis obstáculos tan pronto; pero no recuerdo que te haya mencionado dentro de los términos, Koinatsu - la Oiran demoníaca se relame los labios y envuelve a su presa en sus cintas, lista para comer.

Dentro del establecimiento los empleados se dedicaban únicamente a cubrir las necesidades de la Oiran y su prestigioso cliente. Sentada sobre su kamiza, ella permanecía erguida y reacia ante los lujos que este le insinuaba para convencerla de ser lo suficientemente digno de su compañía. Se mantuvo indiferente en todo lo que iba de la velada, si el creía que con eso obtendría lo que quería estaba más que equivocado; pues ni con todos los esfuerzos del mundo lograría nada. Él, por el contrario, no pensaba lo mismo. Habia venido hasta aquí con un propósito y no se marcharía hasta cumplirlo.

Primero llamó a una yuujyo, luego aparecieron dos más; y así siguió hasta que casi toda la mesa estuvo repleta de señoritas de cada lado del sujeto sentado frente a la Oiran. Este, sin dejar de mirarla le da un trago al mejor sake que el establecimiento podía darle y, con toda la calma del mundo, le sonrió -sabes que no encontrarás mejor postor que yo en muchísimo tiempo, será mejor que empieces a aceptarlo - ella le lanza una mirada firme y amenazante, haciendole entender que se largará de una vez. El se ríe -vamos querida, no pongas esa cara; despues de todo esta no será la última vez que nos veamos. Créeme, no me rendiré tan fácilmente - ella refunfuña por lo bajo, en verdad que está molesta.

Mantienen un duelo de miradas por unos instantes, hasta qué un estruendo proveniente de afuera los distrae. Ambos miran enseguida hacia la puerta al igual que el resto de personas dentro del local para saber lo que pasa. Al intante entra un hombre que parece muy alarmado y malherido, advirtiendo que inmediatamente todos deben evacuar el distrito. «Esa idiota, ¡Le dije que esperara!» maldice el demonio, quien ya sabe lo que ocurre. Todos obedecen y salen como pueden de ahí, olvidando casi por completo a la Oiran a excepción de sus kamuro que, fieles a ella permanecen a su lado todo el tiempo a pesar de estar asustadas. El demonio se aprovecha de ello.

Se acerca a ella rápidamente y rápidamente se la lleva a ella y a las nilas lejos de ahí -no tenia de otra-. Al haberse dispersado ya la gente el demonio por fin se muestra tal cual es, las niñas se alarman y se rehúsan a seguirlo, ocultándose detrás de la Oiran; ella se suelta de su agarré y extiende los brazos formando una barrera para protegerlas. Akaza se detiene en secó -aléjate de ellas y vete por donde viniste - le advierte... Ella, que habla esta vez con su verdadero timbre de voz; las niñas se sorprenden pero no se alejan -lo lamento Kyojuro, pero no me dejas otra opción - en un abrir y cerrar de ojos el demonio termina cargando al pilar con un brazo al estilo nupcial, mientras que a las niñas las rodea y las apega a su cuerpo para que no se caigan por lo que esta a punto de hacer.

El rubio, antes de que siquiera pudiera reaccionar, se ve sosteniéndose del cuello del demonio para evitar resbalar y caer en el tejado de algún edificio cuando este va saltando sobre ellos de uno en uno hasta salir del distrito y alejarse lo más posible de ahí. Después de unos minutos de estar así finalmente desciende al suelo y baja a los tres con cuidado. Kyojuro se incorpora rápidamente y saca su katana que, al parecer, la había guardado todo ese tiempo en la parte delantera de su kimono «¿Donde la sostenía?» se pregunta Akaza, con la vista fija en sus...

-¡niñas, ocultense en esa cabaña y no salgan hasta que yo les diga! - ellas acatan la órden y corren con dificultad hacia el lugar indicado. Para cuando ellas entran el demonio ya habia logrado conventrarse en los ojos del pilar y no en otra cosa muy llamativa ubicada un poco mas abajo de su rostro.
El rubio sin perder el tiempo desenfunda su katana y se coloca en una posición adecuada para el combate, Akaza sonríe complacido -¿En serio piensas pelear con esas ropas? - el Hashira se mantiene firme, no piensa retroceder -vaya - se sorprende el de ojos amarillos -ni siquiera te lo piensas a pesar de esas plataformas infernales. No esperaba menos de ti, Kyojuro.

Akaza sonríe al instante y realiza algunos estiramientos, preparándose también para lo que se avecina -¿Sabes?, Es una lástima que no pudiéramos llevar a cabo nuestra cita como claramente se establece. Ay... - suspira afligido -desearía que pudieras ver lo que tenía planeado para nuestra velada. Hubiera sido la noche perfecta - el rubio frunce los labios, se esta cansando de sus juegos -en fin, ¿No podemos tener todo en la vida, cierto? - dice, mientras se quita la vestimenta formal que habia adquirido solo para su Oiran, arrojandola lejos y quedandose únicamente con la parte de abajo cubierta. Ahora los dos tienen una postura firme.

-la primera vez que nos vimos comenzamos con el pie izquierdo, pero descuida. La noche es joven, y yo estoy más que dispuesto a demostrarte que, si me lo permites... - el viento aleja las nubes y la luna queda desnuda ante ellos, iluminando el terreno como si de un escenario se tratase -puedo ser el amante digno tu compañía, Kyomi.