Celebrando el amor verdadero
Especial de fiestas decembrinas/año nuevo.
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30 de diciembre, 4:20 p.m
-Esto es ridículo, meramente ridículo.
Suéter con decorativos navideños y un gorrito a juego con el color de la prenda, JinYoung refunfuña entre dientes mientras se acomoda la bufanda frente al espejo.
-Lo que uno hace por presión social.
-Creí que era por amor. -menciona YoungJae. Se encuentra recargado en el marco de la puerta esperando a que termine. Viste el mismo suéter feo, la bufanda y gorrito, aunque de distinto color. Cada uno de sus amigos está portando uno diferente.
JinYoung: café.
YoungJae: amarillo.
Jackson: rojo.
Jae Beom: azul.
BamBam: blanco.
YuGyeom: verde.
Mark: rosa.
Y bien. ¿De quién fue la maravillosa idea de salir todos juntos vistiendo iguales? -nótese el sarcasmo. Pues nada más y nada menos que de Jae Beom. El guapo y sexy Jae Beom... Y también idiota.
¡Maldito!
Él quería hacer algo divertido y significativo al estar todos juntos, ya que una vez acabadas las vacaciones cada quien regresaría a su ocupada vida de adulto. El hombre había estado nostálgico en los últimos meses, a saber por qué, y quizás por eso organizó muchas cosas que a JinYoung le parecían tontas.
Cantar villancicos en las calles.
Trabajar tres días como ayudantes de santa.
Cuidar niños en una guardería.
Y muchas cosas más en la lista, como ir de compras por la cena de año nuevo vistiendo horribles ropas a juego.
De cuidar niños no se queja, ya que le gustaban desde cierto punto y todos fueron muy tranquilos. Se divertió con sus ocurrencias y porque uno ellos le tiró pintura a YuGyeom en el cabello.
Fuera de eso a Jae Beom se le ocurrieron puras babosadas. ¿Quién en su sano juicio querría cantar villancicos por las calles llenas de nieve y gente molesta? Solo este tipo que atravesaba por una crisis emocional.
-No, ni siquiera por amor haría estas barbaridades.
-Que no te escuche o se pondrá a llorar.
Caminó apresurado y con las cejas fruncidas con YoungJae a su lado, él también estaba siendo llevado a rastras por Mark, que a su vez, estaba siendo llevado por Jackson. Los únicos a favor habían sido el chico de Hong Kong, BamBam y YuGyeom. Así que estaban divididos, tres amantes de las fiestas decembrinas brincaban contentos como si fueran renos y los otros tres se les quedaban mirando igual de fastidiados que el grinch.
-Bien, ya estamos todos. Arranca, Jack.
-A sus órdenes, señor.
Y así, siete amigos emprendieron su travesía hacia las frías y atiborradas calles de la ciudad. Lograron pasar el río del tráfico y los congelados caminos de la desesperación hasta que finalmente llegaron al gran y magnífico supermercado, con sus luces cegadoras en lo alto y el estacionamiento infestado, donde estuvieron dando vueltas alrededor de diez minutos hasta que finalmente encontraron un lugar disponible.
Jae Beom sacó de su bolsillo la lista que habían escrito antes de salir de la casa.
-Ya saben qué hacer. No se demoren viendo las tazas, sí YoungJae, lo digo por tí.
El nombrado simplemente volteó los ojos. -A mí nadie me dice qué hacer.
-El equipo uno irá por la comida, el dos por las bebidas y el tres por los dulces. -luego de separar a los respectivos equipos les dio a cada uno una lista. -No la vayan a perder.
-Hey, ¿por qué no están mis conejos de chocolate en la lista?- señaló Jackson.
-Porque ya es demasiado chocolate.
-¿Y porqué los caramelos de YuGyeom sí los pusieron?
-Porque me quieren y a ti no.
-Ya cállense y vayan por lo que les toca. -JinYoung le quitó la lista a Jae Beom y le dio una leída rápida, él y BamBam eran su equipo, se iban a encargar de la comida. -No tarden tanto, porque no los vamos a esperar y tendrán que regresar solos con los pies y el trasero congelado.
-¿Qué tal si hacemos una competencia?- con una clara intensión de hacerlo interesante, Jackson agregó más. -Y así el equipo ganador recibirá dinero de los demás.
-No, ya vete.
-Oh, vamos. No seas así. Que levante la mano quien quiera hacer la competencia.
BamBam, YuGyeom, Jackson y YoungJae lo hicieron. JinYoung le lanzó una mirada amenazadora al de gorrito amarillo.
Traidor, ya verás en la casa.
Este encogió los hombros y se inclinó para murmurar algo en el oído de Mark. Mark es de pocas palabras y es por eso que le cae bien, a pesar de no ser tan alto tiene una aura imponente, tal vez sea porque es motociclista. Y bien, no tiene barba ni es enorme como un oso, pero sí que impone con ese rosto serio, ropa negra y sombra en los ojos. Es muy inteligente, YoungJae es muy centrado y va directo al grano.
El equipo 2 es peligroso, piensa.
YuGyeom tiene una canasta del super en la mano y está moviendo el pie con impaciencia, es alto y de piernas largas, cuatro pasos YuGyeom los hace en dos. Jackson es lo contrario, pequeño y de piernas cortas, pero también es rápido. Estos dos son como niños, como si tuvieran la adrenalina al cien.
El equipo tres también tiene lo suyo, aunque quizás pueda tener problemas más adelante. En fin, no hay que ignorarlos.
-Ni modo, JinYoung. Se hará. A la cuenta de tres todos saldremos... ¡Hey, eso es trampa!- les gritó al chico rosa y su acompañante, que prácticamente habían desaparecido entre los pasillos.
Tomando de la mano a uno de los renos y al que atravesaba por una crisis, JinYoung corrió importándole muy poco si chocaban con otros.
-¡Quítese, señora!- gritó BamBam.
-Oye, más respeto.
-¡Papá JinYoung, papi Beomie me regañó!
BamBam es otro niño, hará las cosas muy rápido y gritando al mismo tiempo. Jae Beom es algo torpe, no correrá rápido porque no querrá ocasionar accidentes, pero no le gusta perder. Y JinYoung, bueno... Él es competitivo.
No hizo más que suspirar derrotado por el equipo que le había tocado. Podrían tener una oportunidad de ganar si tan sólo lograran ponerse de acuerdo.
Cosa que difícilmente sucederá.
Deciden dividir la lista para ser más eficientes. Pan, verduras, galletas, lácteos, condimentos, frutas, pastas y demás productos son arrojados al carrito. BamBam y Jae Beom discuten porque el primero los arroja con fuerza y éste mismo se queja diciendo que si se toman el tiempo en delicadezas terminarán perdiendo.
-Vamos bien, equipo. - les anima Jae Beom. -Sólo nos falta el pavo.
Los tres caminan como alma que lleva el diablo y doblan hacia donde están las carnes. ¡Pero oh, sorpresa! Chocan contra el trasero de un señor, él último de la fila.
Al parecer esto va para largo. Al igual que BamBam y la riña con el señor del trasero golpeado.
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Mientras tanto, a pesar de ser los primeros en salir, el equipo dos comenzaba a tener dificultades. Habían modificado las secciones, así que donde antes estuvieron las bebidas ahora estaban los cepillos de dientes y pastas dentales. Ninguno podía encontrar tal sección, por más que agudizaron la mirada como águilas.
-Si yo fuera una bebida, ¿dónde estaría?
Mark alzó la ceja pero no dijo nada, continuó mirando por todos lados.
-Probablemente invirtieron las secciones.
-Oh, Dios mío. ¡Eres un genio!
En menos de cinco minutos se encontraban tomando los productos de la lista. YoungJae reía divertido imaginando a los demás equipos en plena crisis, también pensaba qué cosas se podría comprar con el dinero que iba a repartir con Mark. Quería unos nuevos audífonos, su perrita Coco casi se come los que tenía, así que dejaron de funcionar. Coco había sido adoptada por los dos, pero vivía con YoungJae, Mark le llevaba obsequios cada tanto y se quedaba a cuidar de ella cuando YoungJae tenía que irse por unos días.
-¿Qué te comprarás con el dinero que vamos a ganar?- preguntó al americano.
-No estoy seguro. Un nuevo piercing estaría bien, pero empiezo a creer que sólo nos darán dinero para que compremos chicles.
-Oh, cielos. No pensé en eso. -el castaño murmuró desanimado por esa posibilidad, que como Mark dijo, se veía más real que otra cosa.
-¿Qué pensabas comprar?
-Unos audífonos.
-¿Ya no te sirven los morados?
-No, nuestra hija los mordisqueó.
-Ah, esta niña. Está siendo muy traviesa. La vez pasada me rompió unos pantalones porque se colgó de mí. -Mark sonrió al recordarlo, YoungJae se quedó mirando la ternura en su mirada y su sonrisa que se proyectaron gracias a la canina rebelde.
Su corazón empezó a latir de una forma graciosa desde que vio al chico interactuar más con la gente, todo con intención de hacer sentir mejor a Jae Beom. Esa tarde en especial no había dejado de golpear fuerte en su pecho tras verlo vestido con un suéter, gorro y bufanda de color rosa. El hombre americano era blanco, tan blanco como los copos de nieve que caían sobre el manto de afuera, y el clima frío no hacía más que teñir su nariz y mejillas de un carmín bonito.
Fue un contraste llamativo, jamás, en serio, jamás lo había visto usando otro color que no fuera negro o gris. Siempre usaba botas enormes, a veces con picos al igual que los collares o pulseras que usaba. Debido al invierno no estaba usando sus típicos pantalones rasgados, pero de todas formas continuaban siendo de mezclilla oscura. Sus tatuajes -que le daban un aspecto delicioso- iban a estar ocultos hasta la llegada de la primavera. Una verdadera lástima.
Un momento, ¿quién dijo eso?
-¿YoungJae?
-Eh... ¿Sí?
-No sé si estés de acuerdo, pero estaba pensando...
Oh, esos labios. El piercing era llamativo. Además de la boca tenía otros en ambas orejas, uno en la ceja y otro en la nariz. Siempre sintió curiosidad por la textura, es decir, cómo se iría a sentir si pasaba la lengua por el pequeño metal en ese labio inferior. ¿Acaso Tuan tendría más que no pueden ser vistos con facilidad?
Quizás en el ombligo. Eso es caliente. ¿Y si es de esos atrevidos que tienen en los pezones? Doblemente caliente.
¿Y si además de eso tiene un príncipe Alberto decorando la cereza del pastel ahí abajo?
Basta, YoungJae. Basta. Deja de mirarlo así.
Bueno, un poco más.
Se encontró imaginando que una tarde de verano Mark llegaría montando su tremenda Harley Sport sin camisa y lo invitaría a montar también.
A YoungJae le gustaría eso. Montar.
-Entonces, ¿aceptas?
-Acepto.
Mark le dio una sonrisa colmilluda y le dio un abrazo gentil al mismo tiempo que decía gracias, gracias. YoungJae se preocuparía de lo que aceptó de no ser por el perfume del chico. Huele exquisito, tanto que no puede evitar enterrar la nariz en su cuello y gemir gustoso.
-Mmhh, qué rico hueles. ¿Qué perfume usas?
-Savage.
No puede ser. De acuerdo a un tik tok, Draco Malfoy huele así. ¡Y el ama a Draco!
-¿Te sientes bien? Estás rojo.
Uh, sí. Está de maravilla entre esos brazos. Cuando siente que Mark se aleja se aferra a su suéter por inercia y obtiene una risa un tanto grave que envía cosquillas por su espalda.
-Ya vi quién le enseñó a aferrarse fuerte a nuestra hija.
Choi siente que se le tiñen las mejillas, en especial cuando una señora murmura enternecida "Ah, qué lindos. Su nena debe ser feliz con padres tan cariñosos".
-Cuidado o te puedo romper los pantalones.
-Oh no, cariño. Yo destrozaré los tuyos.
YoungJae está con la boca abierta por la coquetería sin disimulo que se plasma en forma de una sonrisa ladina en la cara de Tuan. Está a punto de balbucear una tontería, en eso su mirada cae por accidente al pasillo de enfrente donde están las tazas, y termina siendo salvado de hacer el ridículo.
-¡Son tazas de Harry Potter!
Fue así que durante un largo rato su atención cayó en las tazas y por fin dejó de pensar en el hombre que a su lado sostenía las que le iba entregando. Las bebidas y la competencia quedaron en segundo plano, porque entonces vio la taza más hermosa del mundo, con Malfoy en el centro y dibujos alusivos de Slytherin por doquier. Como una polilla hacia la luz caminó con los ojos brillantes para tomarla y así continuar con lo suyo, al menos ese era el plan, pero una niña llegó a echar el plan por la borda. Agarró al divino Malfoy y desapareció tan de pronto como llegó a arruinarle el momento.
-¡Esa maldita mocosa se llevó mi taza!
-Tienes como seis aquí.
-¡Pero esa era la que me gustaba más!
YoungJae está despotricando en voz baja contra la mocosa, para evitar que alguien escuche y lo tilde de loco. Detiene su palabrería cundo oye a Mark decir.
-Te ves tan sexy cuando estás enojado.
Se queda mudo y lo mira perplejo. ¿Acaso el sexy Tuan también lo considera sexy?
-Y también cuando te sonrojas, como en estos instantes.
Siente un golpe de calor bañarle el rostro y el cuerpo. -Qué dices. -menciona empujando levemente su hombro. -Vol-volvamos a la lista. Por mi culpa nos retrasamos un poco.
Ninguno menciona nada, pero YoungJae puede sentir el ambiente super pesado que le impide respirar bien, y ya no sabe si es algo que imagina o es real, pero puede asegurar que tiene la mirada del rubio clavada en él.
Cómo le gustaría que le clavara otra cosa.
¡Detente, pecador!
-¿Hace cuánto que tienes la moto?- para deshacerse de sus impuros pensamientos decide romper el hielo.
-Tres años. Ya la tenía antes de conocernos.
-¿Qué te gusta tanto de las motos?
-Creo que es la sensación al conducir. Maravillosa. Deberías intentarlo.
-¿Te refieres a montar con...tigo? Es decir, la moto. -Tonto, tonto. ¿Qué otra cosa sería? No puede ni levantar la mirada de la vergüenza.
-Sí, una tarde podríamos. Aunque no con este clima, no es para ti. Tendrás que esperar a que el invierno acabe. -YoungJae suspira de alivio, al parecer Mark no captó su desliz. La dichosa lista finalmente acaba y YoungJae está contento porque esos nuevos audífonos ya son suyos. Con calma caminan hacia las cajas para pagar las compras hasta que... -O bien, podrías montarme en su lugar.
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Por su parte el equipo tres tenía sus propios inconvenientes. En primer lugar, los dulces escaseaban debido a la demanda, en segundo, mucha gente dentro de la sección, lo cual significa menos posibilidades de conseguir lo de la lista.
-No puedo creer que no anotaran mis conejos de chocolate. -Wang arrastra los pies detrás de YuGyeom, van tomados de la mano para evitar extraviarse entre tanta gente.
-Ya, pues si tanto los quieres compratelos.
-Tienes razón, sería un desperdicio tomando en cuenta que ya estamos aquí.
De arriba a abajo, desde el principio al final del pasillo hicieron un escaneo de todos y cada uno de los dulces que quedaban, esos conejos se habían acabado.
-No, me rehúso a creer que se agotaron.
-En el segundo piso tal vez encuentres.
-Haremos esto. Iré por mis chocolates, tú te quedas y tomas los últimos productos de la lista.
-¿Por qué no te quedas y yo voy? Iré más rápido que tú.
-Son mis chocolates.
-Como digas. -el joven de vestimenta verde encoje los hombros restándole importancia.
-No me tardo.
Jackson subió las escaleras con prisa y encontró un panorama similar, había dulces por todas partes y más niños que en el piso de abajo.
-¿Qué sus padres no les enseñan a poner las cosas en su lugar?- murmuró por lo bajo.
En lo que daba un rápido recorrido con la mirada se percató de una cosa, una silueta amarilla y otra rosa serpenteaban entre el mar de gente, Mark y YoungJae iban tomados de la mano hacia la salida, tan presurosos por finalmente estar afuera. ¡Eso ni pensarlo! No gastará el bono navideño que le dieron en el trabajo, que lo hagan los demás. De inmediato llamó a YuGyeom.
-¿Qué pasa?
-YoungJae y Mark se dirigen a la salida. ¡Tienes que impedir que lleguen al estacionamiento!
Como el bajito le dijo, YuGyeom se puso alerta, dejó la canasta a un lado donde pensó que no sería vista con facilidad, entre una pila de cajas de bombones, y corrió en busca de sus rivales. Fue todo un desafío, pero ser alto tiene sus ventajas, con sigilo llegó hasta ellos que estaban de espaldas hablando en voz baja.
-¿Te refieres ahora?
-Sí, ahora.
-¿Pero realmente ahora?
YuGyeom les escuchó murmurar sobre quién sabe qué rayos, lo que a él le importaba eran las bolsas que dejaron a un costado. Con mucho cuidado de no ser visto las tomó y luego corrió tan rápido como sus largas piernas y el tráfico dentro del super le permitió. Ya habían pagado, pero eso era lo de menos, lo importante era que no llegaran al auto, las iba a cuidar en lo que se daban cuenta de que ya no las tenían. Después de todo no podía dejarlas así como así, no será tan cruel.
Lo logró. Un equipo descartado.
"Fue pan comido", le envió a Jackson. De inmediato recibió un audio. Se extrañó de escuchar a su amigo susurrar.
"Genial, pero chico, tenemos un problema. Solo queda una caja de los conejitos y una niña babosa me está persiguiendo para llevárselos. ¡Tengo miedo!"
En el segundo audio decía con voz agitada:
"Vamos, YuGyeom. Ya tienes las cosas, ve a la caja, paga y gana. ¡Gana!".
YuGyeom dio la vuelta y paró en seco cuando vio que...
-¿Pero qué demonios?
Su canasta había sido saqueada.
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De vuelta al equipo uno.
Transcurrieron alrededor de treinta minutos desde que quedaron varados y ni si quiera han avanzado un centímetro. Los tres ya se han hartado de observar al señor panzón y su esposa gorda. Y el colmo, una pareja con un bebé inquieto llegó detrás de ellos, así que han tenido que soportar las miradas para nada amigables de la pareja de enfrente y los llantos del bebé de atrás.
-Nos llevará horas conseguir un jodido pavo. -dijo Jae Beom recargandose contra el carrito.
-¿No podemos llevar otra cosa? No sé, salchichas.
-¿Cómo que salchichas, BamBam?
-Si en diez minutos seguimos sin movernos voy a estar a favor de las salchichas. -JinYoung se cruzó de brazos y empezó a contar a todas las personas delante de ellos. Quince, lo cual indica que son el lugar dieciséis.
-No permitiré eso. Pavo tiene que ser.
Tanto Park como BamBam voltearon los ojos, pero no comentaron nada. Ninguno de los seis tenía idea de por qué Jae Beom actuaba de esa forma, así que para no empeorar las cosas lo dejaban así. JinYoung sabe que lo dirá cuando se sienta listo, espera que sea pronto porque gracias a él ha tenido que aguantar sus deseos.
-Ya escucharon a mi amigo. ¡No nos vamos de aquí sin un pavo!- les gritó BamBam a los empleados que estaban detrás del mostrador. Estos ya comenzaban a mirarse unos a otros con nerviosismo, pues el chico de gorro blanco no era el único que estaba descargando su inconformidad con ellos.
"Ah, debería estar durmiendo en la casa. O tal vez tomando chocolate caliente. Sí, voy a preparar chocolate apenas lleguemos y no le voy a invitar a nadie."
-Espero que mis gatos no se coman las bolsas. -murmuró Jae Beom.
-Oye, hablando de tus gatos. ¿Aún no les consigues una madre o padre? ¿O será que ya tienes a alguien en mente?- el menor de los tres meneó las cejas de arriba hacia abajo.
-Claro que no.
-¿Qué hay de aquella chica? La pelirroja.
-Simplemente no funcionó.
-¿Y de aquél tipo del sedán gris?
-No le gustaban los gatos. Y ya sabes, el paquete somos mis criaturas y yo.
JinYoung negó. Era increíble cómo las mascotas de Jae Beom interferían bastante en sus relaciones, o bien, sus casi relaciones. Nunca escuchó que sus conquistas pasaran de la primera o segunda cita, esas criaturas mimadas son las culpables. Pero puede que no sea algo negativo, de esa forma Jae Beom puede saber si son amables con los animales, y todo el mundo sabe que las únicas personas que son malas con los animales son aquellas que carecen de corazón y sentimientos. Es decir, psicópatas. ¿Qué otra cosa podrían ser?
Vio a Jae Beom suspirar con la mirada perdida en sus pensamientos. De inmediato quiso animarlo, incluso si él mismo no tenía energía para nada por culpa de la fila anclada. La pareja gorda, el bebé quejumbroso y los jodidos pavos fueron olvidados.
-Pues yo digo que la pelirroja no era para ti. Y el tipo del sedán gris era un idiota, mira que enojarse por atrasar la cita para llevar a tus mascotas al veterinario... Un idiota, eso es. Te mereces algo mejor. Alguien que comprenda tu amor por los gatos incluso si no le gustan, alguien que tolere tus chistes repentinos, tus bromas pesadas, las fotos sin sentido que envías de la nada. Esa persona debe saber que por más cambios de humor que tengas, sigues siendo un hombre increíble, a veces sensible, tierno y asquerosamente empalagoso, un romántico sin remedio. Pero al fin y al cabo un hombre increíble que viene envuelto en paquete con sus gatos.
JinYoung bufó medio molesto al recordar a las casi parejas de Jae Beom. De pronto la idea de que él escogía mal a las personas empezó a parecer más lógica, sus mascotas nada más se encargaban de ahuyentarlas y salvarlo de enredarse con porquerías.
-¿Sabes una cosa? Creo que a tus gatos les gustaría comer de esos sobres asquerosos. Voy a buscar unos cuántos.
Salió de la fila y fue a buscar los regalos para los hijos de Jae Beom. Cuando regresó y los dejó en el carrito, éste lo miraba de una forma que no sabía descifrar. Sus ojos estaban ligeramente abiertos -y eso es algo que señalar, originalmente los tiene pequeños y medio cerrados-, su boca un tanto abierta denotaba el repentino sentimiento de sorpresa por el que estaba pasando.
-¿Por qué me miras así? ¿Tengo algo en la cara?
Jae Beom sólo boqueaba y decía cosas sin sentido. Ambos voltearon hacia BamBam cuando el flash de su cámara los cegó. El chico dijo emocionado. -Este es un momento histórico. ¡Al fin se dio cuenta! ¡Pasó frente a mis hermosos ojos!
-¿De qué hablas?- inquirió JinYoung.
-¡Se dio cuenta de que...
-¡BamBam, cállate!- Jae Beom le había lanzado una caja de fósforos que calleron de nuevo al carro de compras.
-Oye, quiero saber.- exigió
-¡Mira, han traído los pavos!- señaló el pelinegro.
-¿En serio?
Y en efecto, los empleados cargaban con cajas y cajas llenas de pavos pelones. Claro, tenían que estarlo, ya estaban muertos. Los tres estaban ya ansiosos de tener el suyo para irse de ahí por fin, JinYoung olvidó lo que segundos atrás estuvieron discutiendo. Todo aparentaba ir bien, hasta que...
-No puede ser. ¡Se están llevando más de uno!
Cada cliente al frente de la fila tomaba dos o más pavos, BamBam estaba gritando como loco que eran unos gordos egoístas sin espíritu de la navidad. Hicieron un conteo rápido, quedaban exactamente tres pavos. Uno para la pareja de enfrente, para ellos y para la pareja con el bebé.
"Lo tenemos, lo tenemos... No lo tenemos."
El señor del trasero golpeado los miraba jactándose de ellos, dando su venganza final por lo ocurrido. Con una guerra de miradas BamBam lo retaba.
-Atrévase a tomar los tres y verá de lo que somos capaces. ¡Esos pavos son nuestros y de estos de aquí atrás!
De pronto ya no era solo el chico vestido de blanco, era la pareja y otras personas que se acercaron a meter sus narices donde no los llamaban. El bebé se asustó por la repentina aglomeración y comenzó a berrear de nuevo. Jae Beom ponía resistencia a las señoras que se querían meter en la fila y aprovechando la situación, JinYoung trataba de escabullirse hasta adelante para tomar un pavo. BamBam lo vio y desvió la atención con su discurso acerca de las festividades y cómo la gente gorda siempre se llevaba toda la comida. "Ya estamos hartos. Los gordos no son los únicos que festejan las fiestas. Nosotros también tenemos derecho de comer pavo en la cena de año nuevo".
Parecía que iban a conseguirlo.
-¡Hey, ese del suéter feo quiere llevarse el pavo!
¿Y esa niña de dónde salió?
En un abrir y cerrar de ojos todo se volvió un caos, uno verdadero. Incluso pudo ver salchichas y otras cosas volar por los aires. Una abuela golpeaba a Jae Beom con su bolso, BamBam sostenía al bebé y éste era el que arrojaba las cosas a las cabezas de los demás.
Los guardias de seguridad llegaron. JinYoung supo que ellos no iban a ganar la apuesta.
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30 de diciembre, 8:00 p.m.
De estar atrapados en aquél disturbio pasaron a ser encerrados en una celda de tamaño medio al fondo de la caseta de guardias del supermercado. Para los tres chicos con manchas de comida en el rostro y rasguños descubrir que había una celda en el supermercado no fue lo impactante, sino encontrarse adentro con los dos equipos rivales. YuGyeom y Jackson. Mark y YoungJae.
¿Cómo llegaron a esto? Pues bien, todo sucedió de la siguiente manera.
Después de percatarse de que las bolsas habían desaparecido, el equipo dos las buscó por todas partes tanto dentro como fuera del edificio. El último lugar fue el estacionamiento, donde se desviaron un tantito. Se detuvieron para descansar un instante, ese fue el error de ambos. Como dejaron de prestar atención a las bolsas perdidas fueron conscientes -una vez más- de la fuerte tensión sexual entre los dos. Empezaron con un par de besos desesperados y cuando sus manos dejaron de estar quietas, Mark sugirió que fueran al auto. Y eso hicieron, estaban en lo suyo, ya bastante encendidos para darse únicamente toqueteos por aquí y por allá cuando se separaron de manera abrupta por los golpes en la ventana.
Fue así como acabaron por ser los primeros en la celda. Ambos con la ropa mal acomodada, el cabello revuelto, labios hinchados y mejillas rojas.
El siguiente en llegar fue Jackson. De acuerdo a su declaración:
"Estaba felizmente caminando con mis conejos de chocolate cuando una niña empezó a perseguirme para arrebatármelos. Me escondí, me encontró. Corrí, me alcanzó. Peleamos, esta vez le gané. Aclaro, oficial, que no fue mi intención tirar esa vitrina".
Y al menos eso era verdad, al forcejear tiró fuerte de la caja y eso ocasionó que se estrellara contra la vitrina. Por fortuna era una que contenía libretas y cajas de colores, de haber tirado la de los perfumes Wang estaría en serios problemas. Aunque bien, la historia de la mocosa debía ser cierta, porque todos saben que el de suéter rojo puede ser despistado y torpe, pero no mentiroso.
YuGyeom le siguió. Lo que pasó después de hallar la canasta vacía fue que empezó a buscar como un sabueso los dulces y frituras que había tomado. Los encontró todos dentro de un carro que aparentemente no tenía vigilancia, así que agarró lo que originalmente era suyo, pero la joven saqueadora de canastas lo atrapó infraganti y lo reportó al guardia que estaba caminando justo por ahí. Ningún guardia creía que no estaba robando los productos, así como ninguno creía que la verdadera ladrona fue esa muchacha.
Casi una hora después llegaron BamBam, Jae Beom y JinYoung. Ellos estaban siendo vigilados severamente porque fueron acusados de haber dado inicio a la pelea, lo cual no fue del todo cierto.
JinYoung estaba harto de la situación. Furioso. ¿Por qué debían ser los únicos dentro de la celda? ¿Qué hay de la pareja gorda y la abuela que le dejó el ojo morado a Jae Beom? Injusto, eso era.
-No entiendo por qué debemos declarar por segunda vez si ya lo hemos dicho todo. -se quejó. -Además, esta no es una estación de policía. ¡Es de la seguridad del supermercado! ¡No pueden retenernos!
-Tranquilo, joven. O tendremos que tomar medidas drásticas.
-¿Está amenazando a mi amigo?- BamBam se puso de pie y se acercó hasta el guardia que anotaba todo detrás del computador. -Nadie que no sea yo los amenza.
-Lo mismo para usted. -dijo el guardia, ya inmune a los alborotos del peliblanco.
-¿Acaso se les ha ocurrido revisar las cámaras? Ahí verán que lo que les decimos es cierto.
Les llevó una hora conseguir las grabaciones y otro par de horas en encontrar las tomas donde aparecían. Por supuesto, todo sucedió exactamente como relataron.
"¡Mira, Mark! ¡Es la misma mocosa que me quitó la taza!"
"Quién lo diría. Ese bebé fue el que empezó la guerra".
Para dejarlos ir tuvieron que firmar unos papeles y desde luego, ir a las cajas para pagar por los productos confiscados. JinYoung no quiso entrar, se quedó afuera con Jae Beom en espera de los demás. Era alrededor de las 8:00 a.m y el estacionamiento estaba igual de lleno que cuando llegaron. Por ser fechas festivas los supermercados no cerraban temprano, o como el caso de ese, trabajaban las 24 horas, les sentó de maravilla porque de no ser así no habrían podido llevarse las cosas.
-¿Te sigue doliendo?
-Ya no tanto. ¿Cómo se ve?
-Menos hinchado, pero más morado.
Jae Beom se quejó e inclinó la cabeza. Fue el que se llevó la peor parte. -Juro que ese bolso tenía piedras.
-O esa abuela fue boxeadora de joven.
Sus labios se curvaron con ligereza, pero no dijo más. Estaba agotado, todos en realidad, pero ni así lograban callarse. En todo el camino parlotearon e hicieron bromas, en especial BamBam que con voz emocionada se jactaba frente a todos porque a que no adivinan qué pasó justo frente a mí. Tengo la evidencia suficiente para hacerlos llorar de envidia.
Al llegar a la casa -que en realidad es la de Jae Beom, pero es como si fuera de todos- apenas acomodaron las compras fueron a dormir sobre lo primero que se les cruzaba; el sillón, la alfombra, la mesa. No sabe si alguno logró llegar hasta las habitaciones del segundo piso, él quedó noqueado apenas tocó la almohada del sofá.
31 de diciembre, 3:00 p.m.
El primero en despertar fue Jae Beom. Bajó quejándose del dolor en la espalda y fue a la cocina para dar de comer a sus mascotas. Quería seguir durmiendo, pero tenía que despabilarse o de lo contrario no terminaría de cocinar a tiempo.
Jackson y BamBam dormían sobre la alfombra, los despertó dándoles patadas en el trasero. Mark y YoungJae despertaron por sí solos, una lástima porque había querido tirarles agua fría y decir "A ver si así se les quita lo caliente".
Hundido entre almohadas y una cobija esponjosa, JinYoung dormía en el sofá. Estaba cubierto casi por completo, sólo sus ojos, nariz y parte de su mellija se apreciaban. Jae Beom siempre encontró algo atrayente en él cuando dormía, sus pestañas acariciando levemente su piel, la tranquilidad en sus facciones, sus cejas pobladas, sus labios gorditos. En realidad, encontraba aspectos atrayentes en él todo el tiempo, no sólo a la hora de dormir. Como el brillo malicioso en sus ojos cuando toma venganza contra BamBam y YuGyeom, el brillo en ellos después de lograrlo, cuando consigue lo que quiere, cuando pasa un rato agradable, la sonrisa inconsciente que se le forma tras el primer sorbo de su té favorito, lo atractivo que se ve leyendo, el tono de su voz que para él es la definición de "bonita, sexy, sedosa". No se queda callado cuando está inconforme, es muy ingenioso para atacar con su inteligencia, pero eso no le quita lo amigable que puede llegar a ser. Es como un bello estuche de monerías que Jae Beom guarda en su corazón, ahora es consiente de eso.
Lo admira, lo aprecia, realmente lo hace, pero hasta ese momento cuando dio su pequeño discurso sobre él no se había percatado de que tenía otra clase de sentimientos por el chico. Estaba sorprendido y también un poco... ¿tímido, nervioso? Sí, tal vez eso sea.
JinYoung es... Bueno, JinYoung. Ácido la mayor parte del tiempo, hay una especie de dulzura en eso, así como una dulzura real en el fondo. No es una máscara que use para defenderse, él el así y por más ilógico que pueda sonar, lo hace perfecto.
Jae Beom piensa si será sensato confesar sus sentimientos.
¿Estás demente? ¿Confesarse en una fecha como esta? Cada año será un tormento si te llega a rechazar.
No, no es lo más sensato hacerlo ahora. De hecho, quizás nunca lo sea. ¿Podrá ser capaz de guardar el secreto por siempre?
-¿Por qué suspiras y sonríes como un bobo? Llevas haciéndolo unos cuántos minutos y comienzas a preocuparme. -JinYoung le mira con los ojos apenas abiertos y un tanto molesto por haberle despertado. -Estaba teniendo un sueño estupendo y justo llegas a hacer... lo que sea que estabas haciendo. Desconsiderado.
-Ya es hora de levantarse.
-Ah, no quiero.
A veces suele ser berrinchudo, sólo lo justo. También lo encuentra encantador.
-El que no ayude en la cocina no comerá.-dice Jackson desde ahí. Probablemente ya se encuentre saqueando la comida de Jae Beom en el refrigerador.
-Yo me lancé por el pavo, merezco no hacer nada. -se levanta y estira los brazos, luego camina hacia la cocina incluso cuando no quiere ayudar.
A lo lejos le ve compartir pan tostado con Jackson y YoungJae. Lucen cómodos y hogareños, Jae Beom está feliz de tener a sus amigos ahí.
-¿Entonces es cierto lo que dijo BamBam? -pregunta Mark desde el marco de la puerta. Sigue con el aspecto de ayer, ese que grita "tuve una noche alocada".-¿Que tiene evidencias en foto y video?
-Cállate o les cuento a todos lo que vi cuando bajé por agua más temprano.
Continúan vestidos igual que el día anterior y para ser honestos nadie luce como si le importara. Estaban comenzando con la faena de la cocina, en eso BamBam entra bostezando y rascándose la cabeza.
-Oigan, ¿y YuGyeom?
-Debe estar arriba, dile que baje.
BamBam lo buscó en las habitaciones que se le ocurrieron, en el jardín y el patio de la casa. Hasta saltó la cerca de los vecinos por si de repente le habrá dado ganas de hurtar los girasoles. Pero nada. Ni siquiera pudieron empezar a preparar la comida porque de un momento a otro ya estaban buscando a YuGyeom por todo el vecindario.
-¿Alguien lo vio subir al segundo piso?- ninguno contestó. -¿Subir al coche siquiera?- una vez más, silencio.
-Si nadie lo vio subir al coche quiere decir que lo dejamos en alguna de nuestras paradas. -YoungJae empezó a enumerarlas. -El supermercado, la tienda de los pinos, la ferretería o la pizzería.
-¿No crees que ya habría llamado para que vayamos por él?
-Quizás le dio hipotermia. -dijo Jackson. -O bien, ya sabes cómo es. Puede ser tarado a veces.
-O sólo se quedó sin batería, no sabe cómo llegar y no tiene dinero para un taxi.
-Como sea, hay que encontrarlo. Separémonos en los mismos equipos.
-Pero mi equipo era él. No puedo ir solo por las calles. -el de gorrito rojo cruzó los brazos. -¿No puedes hacer nuevos equipos?
JinYoung suspiró cansado, empezaba a molestarse. ¡No tenían tiempo para tonterías! Así que él asigno los nuevos equipos en un santiamén.
"Irás con Mark, porque si continúa pegado a YoungJae no podrá quitarle las manos de encima. YoungJae acompañará a BamBam para evitar que haga más desastres. Y yo iré con Jae Beom porque es el más soportable de todos."
"Simplemente di que lo amas."
"Ya cállate, Bam. O me llevo a YoungJae y te quedas solo".
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-Regresemos al super mercado.
-Créeme, Jae Beom, después de esto no regresaré jamás a ese lugar.
Se habían llevado el auto, los demás se quedaron buscando por el vecindario. Una vez más, tuvieron una pequeña riña con los guardias porque estos no querían mostrarles las grabaciones del estacionamiento. Luego de que Jae Beom les diera un soborno considerable pudieron pasar a los cuartos de vigilancia, ahí vieron que al menos su amigo sí se había ido con ellos.
La siguiente parada fue la tienda de los pinos, YoungJae había estado insistiendo en que deberían comprar un pino real, ya que como el año estaba a punto de acabar iban a tirar todos los que no fueron comprados, él quería salvar al menos uno. Todavía no comprende qué es lo que demonios quería salvar si el árbol estaba prácticamente ya muerto. La empleada los manipuló diciendo que les daría acceso a las cámaras si compraban uno más, fue por eso que acabaron con otro pino amarrado al techo del auto, no iba a dar en el maletero así que lo pusieron ahí. YuGyeom se había ido con ellos, lo vieron subir el pino de YoungJae al maletero, la grabación se cortaba justo ahí porque las cámaras estaban fallando, pero en otra grabación aparecía el auto dejando el lugar. Ellos sabían que YuGyeom se subió al auto.
La ferretería no tenía cámaras y la pizzería tampoco, así que sólo pudieron preguntar por él. En ambos lugares los empleados recordaron haberlo visto ya que le había tirado una llave de 3/8 a Jackson en el estómago cuando estaban jugando a pasárselo, y además se había resbalado por pisar un empaque de puré de tomate cuando hizo la orden.
-No entiendo cómo se nos pudo haber perdido una persona de 1.82, es imposible no voltear a verlo.
Jae Beom suspiró, lucía más agotado que los demás y probablemente estaba más adolorido que cualquiera. Jamás hay que cuestionar la fuerza de una anciana.
-¿Qué te dijeron los demás?- preguntó sin desviar la mirada dormilona del camino.
-Mark pregunta de puerta en puerta mientras Jackson pega carteles. BamBam y YoungJae hicieron un equipo de búsqueda con los niños del parque, se disolvió a la hora porque sus padres los fueron a buscar. En fin, sigue sin haber señales de Kim.
-Voy a detenerme, necesitamos un respiro.
Jae Beom aparcó el auto en una calle no transitada, quizás porque ya estaba anocheciendo, hacía un frío intenso y la hora de la cena se acercaba cada vez más. Bajó un poco la ventana, ninguno salió porque de lo contrario se iban a congelar los traseros. Estuvieron en silencio un buen rato hasta que finalmente Lim lo rompió.
-Me estoy arrepintiendo de haber organizado esa salida. Fue un completo desastre, pasó todo lo inimaginable. Nos retuvieron por horas y apuesto que todos salimos golpeados. - de repente su semblante se volvió distante y su voz bajó de intensidad. -Sólo quería pasar buenos momentos con ustedes, no quise volver a casa de mis padres porque mi familia me asfixia y no le veo sentido soportar todo eso, menos cuando mis abuelos ya no están. Mis últimas navidades no han sido muy memorables, podría decir desagradables, siempre terminaba por escabuirme a la media noche para llorar en el jardín, justo donde ellos se sentaban en las tardes a merendar.
En su mirada ajena al presente, sumergida en recuerdos, podía percibir tristeza, resignación y un sinfín de emociones que se entremezclaban. Seguramente sentía todo eso por el anhelo de que sus mejores recuerdos pudieran volver a proyectarse fuera de su mente y fueran cálidos, tangibles.
-Supongo que me detendré, no seguiré intentando recrear algo que está en el pasado, porque es imposible traerlo de vuelta. Me tendré que confirmar con navidades solitarias y años nuevos no tan emocionantes.
-En algo tienes razón, no puedes regresar el tiempo, pero no tienes por qué pasar navidades solitarias ni iniciar los años estando aburrido o triste. Yo estoy contigo, todos estamos contigo en los días malos como los de embriaguez por un corazón roto, en los días buenos como tu cumpleaños, en los días simples cuando nos reunimos y almorzamos. Has hecho un trabajo increíble tratando de hacer que todos la pasemos bien en las fiestas, Jae Beom. Jackson, BamBam y Mark ya no están tristes por no haber podido viajar a casa con sus familias, YoungJae y YuGyeom ni siquiera han mencionado añorar la casa de sus padres y yo estoy contento por pasar las fiestas de una forma diferente.
-Pero lo último fue espantoso. Será un mal recuerdo para todos.
-Yo creo que no, en realidad si lo ves desde otro punto de vista resulta cómico y muy memorable, al menos para mí.
Jae Beom lo miró con sus pequeños ojos aguados por las lágrimas, pero al final sonrió tan lindo, como la suave luz del atardecer o los copos de nieve, tan lindo como sólo él sabe hacerlo.
-Gracias, JinYoung, por siempre hacerme sentir querido con tus palabras.
Emprendieron camino hasta su casa y se encontraron a todos afuera. Mark murmuró "Se hizo lo que se pudo, ahora a cocinar".
YoungJae se emocionó por el segundo árbol que compraron y lo bajó de inmediato con ayuda de los demás. "Si YuGyeom no aparece este árbol tomará su lugar. Hay que adaptarse a los cambios" escucharon decir a Jackson.
Por su parte, Jae Beom se quedó en la entrada observando a lo lejos cómo JinYoung se recargaba contra el maletero y miraba los copos caer por la calle, volviendo a cubrir los tejados y jardines de color blanco. Esta en un dilema.
¿Le digo o no le digo?
Se sorprendió a sí mismo cuando un golpe de adrenalina lo azotó. Inhaló profundo y caminó hasta estar frente a la persona de sus sueños. En el fondo tenía la esperanza de que no sería rechazado.
O al menos no me rechazará tan feo.
-¿Tienes algo más que compartir?- preguntó JinYoung con una sonrisa pequeña.
-Sé que esto parecerá extraño, más porque nos conocemos hace mucho tiempo y somos buenos amigos, pero algo me impide retenerlo. Siempre te admiré en todo sentido, por tus cualidades y personalidad, te aprecio muchísimo porque me sacas una sonrisa en los momentos oportunos. Yo no sabía que se trataba más que sólo admiración y aprecio, hasta ayer cuando dijiste todo eso sobre mí. BamBam tenía razón, finalmente me di cuenta de que mis sentimientos por tí derivan en amor, y la razón por la cual le lancé los fósforos fue para evitar que te dijera cuán enamorado estoy. Muy, muy enamorado de ti.
Los preciosos ojos de JinYoung estaban abiertos y las luces navideñas formaban pequeñas chispas en ellos, la mirada de Jae Beom cayó en sus labios gorditos y no pudo evitarlo.
-Tal vez me des un paliza después, pero no importa, en estoy momentos voy a besarte.
Y lo hizo.
Por un instante dejó de ser Lim Jae Beom, tomó forma de mariposas como las que sentía en el estómago, de copos de nieve que caían alrededor, de chocolate derritiéndose, porque el beso sabía igual. Y JinYoung tomó forma de malvaviscos por sus suaves labios, de flores por su aroma fresco, de burbujas haciendo cosquillas sobre su piel.
Al separarse, quedó maravillado por el color de sus mejillas, por la forma aturdida en que le miraba.
-Tú... Besas increíble.
-¿Te gustó?- JinYoung asintió con las mejillas encendidas. -Entonces supongo que no te importa si te beso de nuevo.
Ni siquiera lo miró, estaba tan tímido que Jae Beom sonreía enternecido por presenciar a un JinYoung que casi nadie tenía el privilegio de ver. El frío se había intensificado y ellos sólo tenían los suéteres a juego, pero compartiendo un espacio tan íntimo como ese ni siquiera pudieron sentirlo. El segundo beso fue igual de revelador que el primero, porque con la respiración entrecortada de JinYoung, el afiance de sus fríos dedos sobre su cintura y el entusiasmo que compartían le hicieron saber que JinYoung sentía lo mismo.
Este era el momento donde JinYoung se daba cuenta de su amor por Jae Beom.
No quería separarse un centímetro de él, pero de pronto.
-¿Qué- Qué fue eso?- preguntó JinYoung tras escuchar golpes provenir del auto.
Jae Beom abrió el maletero, escucharon a YuGyeom gritar y lo vieron cubrirse la cara con las manos.
-¿Pero qué demonios, YuGyeom? ¿Todo este tiempo estuviste ahí dentro?
-Sí, sí. Estaba dormido. Pero eso no importa. ¡Lo escuché todo! ¡Estuve presente cuando pasó! ¡Es un milagro de año nuevo! Dios, creo que voy a llorar de emoción.
-¿Qué es ese alboroto?- preguntó YoungJae con todos siguiéndole detrás. -No puede ser, estuvo en el maletero. ¿Cómo es que sigue vivo?
-Qué importa. ¡Fui testigo, el único! ¡Hoy triunfó el amor, señores! ¡Nuestros papis se hicieron canon!
Tras eso, todos comenzaron a gritar y correr alrededor de ellos, porque no celebraremos año nuevo, vamos a celebrar el amor verdadero.
La comida tardó demasiado, pero aún así terminaron cenando el vendito pavo a las 12:00 a.m con dos pinos medio chuecos pero llenos de esferas a los extremos de la mesa.
Para Jae Beom no pudo haber otras fiestas decembrinas iguales o alguna víspera de año nuevo parecida, en definitiva ninguna sería igual a la anterior y eso estaba bien, ya de ahora en adelante todo parecía prometedor al lado de sus amigos y de su nuevo amor florecido en las últimas horas de diciembre.
-¡Jae Beom, tus gatos se subieron a la mesa!
JinYoung los bajó con cuidado, YuGyeom estaba sentado en el sofá totalmente cubierto con una manta y murmurando cuán lleno estaba, Jackson y BamBam peleaban por ver para quién era el regalo más grande de todos los que colocaron bajo el árbol, Mark y YoungJae servían ponche en copas y Jae Beom -su novio- acomodaba la estrella en la punta del árbol que estuvo a punto de caerse por los revoltosos en el suelo.
Novios. Qué extraño es pensar en ambos de esa forma, pero se siente bien y decir en voz alta que Jae Beom es su novio deja en él un sabor afrutado.
Los llevó hasta donde estaban sus platos y les dio los refrigerios que les compró. -Gracias por haberlo cuidado, también por ahuyentar a sus conquistas y guardarlo para mí.
Fue hasta la ventana y observó el panorama de afuera, el cielo despejado y lleno de estrellas era hermoso, como imaginaba su futuro de la mano de Jae Beom.
"No se hagan, nos deben dinero a Mark y a mí."
"Todos fuimos ganadores."
"Sólo no quieres pagar, Jackson."
-¿Cómo estás iniciando el año? ¿Triste, aburrido?
-Para nada, gracias a ti y esos salvajes.
Esta vez fue JinYoung quien tomó la iniciativa, cuando Jae Beom se paró a su lado le dio besos cortos en las mejillas y finalmente, en los labios. Nada lograría apartar su atención de él, ni siquiera las risas y gritos de sus amigos que les tomaban fotos a un costado de la ventana y el árbol.
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YuGyeom en el sofá después de tragar.
BamBam y Jackson peleando bajo el árbol.
Mark y YoungJae mientras todos dormían.
Jae Beom cuando bajó por agua y los vio.
Jae Beom y JinYoung dándose besitos mientras todos les toman fotos.
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Y esto ha sido todo. ¡Feliz año, gente!
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