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𝟢𝟦. 𝖠𝗉𝗎𝖾𝗌𝗍𝗈 | 𝗣𝗼𝗿𝘁𝗲 🎩

04. Hombre apuesto de porte firme: Trata del imponente hombre que me regala sonrisas.

Los susurros no paran e incluso se hacen el doble de fuertes con el pasar de los minutos. El omega se hace chiquito en su sitio e inconscientemente intenta apartarse del alto alfa concentrado en firmar unos papeles en la entrada del reconocido restaurante.

—Es un alfa demasiado apuesto para un omega tan... simple como ese.

—Es lo que digo. Aunque puede que sea solo un empleado al que tuvo que traer por algo. No puedo imaginar que sean novios. Ni siquiera lleva una marca en su cuello. Ese alfa no es tan tonto para unirse a un omega tan raro.

—No tiene nada de especial. Es solo otro omega del rimero. En cambio ese alfa tan guapo... —sus risas son fuertes. —Si no lo viera de cerca hasta puedo confundirlo con un actor. Es tan considerado al traer a su empleado a un lugar tan costoso como este. Es simplemente perfecto.

—Tal vez podamos acercarnos e intentar hablarle. No puedo permitir que se me escape. Yo me deshago de ese chico idio-

¡Bom!

—¿Se-Se encuentra bi-bien? —los susurros han sido detenidos de manera abrupta por el espantoso sonido. El omega temeroso ha dado un saltito sobre su sitio. El beta pasa saliva sonoramente ante la mirada furiosa del alfa que ha impactado el lapicero contra el recibidor. El golpe ha sido tan fuerte que incluso los comensales al interior han volteado a ver lo que ocurre.

Las omegas que hasta hace poco estaban murmurando han retrocedido dos pasos ante el pesado ambiente de feromonas dirigidos exclusivamente a ellas.

Han hecho llorar a nuestro omega. Ponlas en su sitio.

El alfa aprieta los dientes e inconsciente ha hecho crecer levemente sus caninos. Esos que ahora sobresalen sobre su labio inferior intentando con mucha fuerza de voluntad no ser notorios.

—Es tan molesto tener que esperar escuchando comentarios de mal gusto—responde. El omega se encuentra ruborizado de la vergüenza e inevitablemente se encoge con levedad ante los sonidos sorpresivos de los omegas a sus espaldas. —No quiero hacer esperar otro poco a mi omega.

La mano grande se escabulle tras la delgada espalda e inmediatamente el contrario da un saltito. Sus iris brillosos e incluso asustados se elevan a observar al alfa que mantiene la mirada firme sobre el beta nervioso.

El azabache se abstiene de emitir algo tratando de mantenerse tranquilo. Pero eso no quiere decir que intente vagamente reprimir los suspiros ni los ligeros temblores ante el tacto firme de la ancha mano sobre su cadera. El brazo musculoso parece proteger su espalda e incluso lo acerca a su cuerpo sin intenciones de soltarlo.

Nos quiere.

El rubor no abandona su rostro ni un solo instante. Al contrario se vuelve ligeramente fuerte e intenta pintar por completo sus mofletes.

El alfa camina seguro sin soltar la delgada cintura ni un momento. Ambos siguen al beta hasta que el alto se detiene de lado. Precisamente donde las omegas han estado susurrando hace poco. Oh no.

El chico levanta la mirada buscando llamar al alfa e irse de inmediato. No quiere problemas con nadie. Una de las omegas acaba de mirarlo con cierto desprecio.

No vuelvan a hablar de mi omega de esa manera. No vuelvan a dirigirse a nosotros—el tono irritado que ha soltado luego de una mirada despectiva ha sido amenazador.

—Dis-disculpe alfa.

Ambos vuelven a retomar su camino. Uno con el porte firme mientras intenta mostrarse lo menos irritado posible. El otro algo cohibido pero disfrutando internamente del calor que el alto hombre le proporcionaba de forma inconsciente.

Nos protege.

Realmente lo ha hecho. Es la primera vez que se siente tan a gusto ante el tacto de otro hombre. Y Kim no era cualquier hombre. Ese alfa ha estado en sus pensamientos casi todo el tiempo.

—Tae.

El alfa voltea a verle con la seriedad con la que se ha dirigido a las omegas. Por un momento se asusta de ver ese color dorado en los iris contrarios pero se calma al sentir la gruesa mano apretar sus caderas con cuidado.

Es nuestro destinado.

Vamos—los labios finos se elevan cortamente antes de darle unos toquecitos en la espalda para avanzar.

El menor quiere soltar una risita de lo tierno que le parece el alfa tratando de disculparse por la escena que su lobo se ha encargado de hacer. Al final no puede evitarlo.

—Realmente lo siento tanto—el alfa tiene la cabeza escondida sobre sus antebrazos. —Nunca me ha pasado algo como esto—vuelve a hablar. —Ha sido demasiado grosero de mi parte. No estaba en mis planes incomodarte. ¡Ha sido demasiado atrevido! Yo- —el alfa ha levantado el rostro notoriamente preocupado.

—Tae—interrumpe. Los suaves dedos se han posado sobre la tibia mano que pronto han hecho mover la cola al lobo del nervioso alfa. —No has hecho nada malo—termina por decir. El omega se apena por la intensa mirada e inmediatamente la aparta sintiendo su rostro caliente.

—Te he proclamado mi omega sin tu consentimiento—emite en un susurro. El rubor se hace intenso en el omega tan pronto siente al otro tomar sus manos con lentitud. —No... he debido tomarme ese atrevimiento.

Es nuestro omega.

Es nuestro alfa.

El omega se relame los labios soltando un suspiro inconsciente. El mirar heterocromatico no se despega ni un segundo de los labios finos del menor e incluso el omega llega a notarlo.

—N-No me ha molestado—responde. Las caricias en las manos le dan ciertas cosquillas e intenta disimularlo evadiendo el mirar. —Entiendo bien por que lo hicis- porque lo ha hecho—se corrige de inmediato.

—Puedes tutearme—dice. —Tae es lindo—el omega se avergüenza tan pronto escucha el mote por el que lo ha llamado antes. Pero segundos luego termina por asentir en silencio.

—... Tae entonces—el lobo del alfa suelta un aullido deseoso de tenerlo en sus brazos e incluso besarlo con tan solo verlo. —Ya no te disculpes—interrumpe al alfa al verlo con intenciones de hacerlo nuevamente.

—Te he hecho pasar un mal rato—dice. —Yo ni siquiera se si tienes un alfa. —El moreno reprime un bufido ante el pensamiento. —Lo siento. Debe ser embarazoso que te relacionen conmigo.

—Esa es mi frase Tae—dice. El alfa acaricia las manos entre las propias observando la sonrisa entristecida en el contrario. —Lo escuchaste de esas omegas.

El omega no esperaba lo siguiente ni mucho menos lo que ese apuesto alfa iba a decir. Pero si de algo estaba seguro... es que desde esa noche todo iba a cambiar.

—Si fueras mi omega... —la voz grave intenta adormecerlo. —Yo sería el alfa más feliz del mundo.

©lduhn2here | ©alduhdhanna.

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