28. KURT
I have been searching from the bottom to the top
For such a sight as the one I caught when I saw your
Fingers dimming the lights
Like you're used to being told that you're trouble
—Stuck on the puzzle - Alex Turner
KURT
—Sé que las margaritas son de tus flores favoritas, pero disculpa que traiga tan pocas —digo, dejando en su respectivo lugar las pocas margaritas que pude conseguir en la tienda de flores frente al cementerio.
Visita al cementerio, como todos los domingos.
A veces me pregunto si mamá se cansa de tenerme el mismo día a la misma hora sin falta, porque no era una gran amiga del orden, mucho más considerando el desastre en el que había convertido su vida. Pero a la vez, recuerdo que soy su única visita sincera, papá lo hace de forma no tan constante, sin días fijos, y como algún tipo de obligación. Yo lo hago por necesidad, nostalgia, amor.
—Aunque pasen los años, no dejaré de venir. —Suspiro, hundiendo las manos en los bolsillos de mi sudadera—. Es un juramento.
No tengo idea de si me escucha o no, espero que lo haga, así lo siento.
«Estoy tan cerca de ella al estar aquí».
Me encargo de limpiar la suciedad, como siempre, y luego lo mismo que otros domingos: sentarme y tratar de hallar un tema de conversación, haciendo esto con el mayor esfuerzo de no caer en el abismo de pensamientos negativos que me gritan que jamás habrá una respuesta por su parte.
Pero sonrío a medias, porque ya sé qué contarle.
—Ayer la pasé genial, ¿sabes? —Rememoro todo lo que pasó hasta el punto en el que río por ciertas cosas—. ¿Recuerdas que te dije que estaba conociendo a alguien? Bueno, lo sigo haciendo, y ahora también a su hermanito. —Tomo mucho aire de forma dramática—. Él es... una bomba—. Río y niego con la cabeza—. De verdad lo es, en todos los sentidos, lo que lo hace mucho más parecido a su hermana. Y son tan unidos, en serio, son inseparables a pesar de que se insultan con palabras que muchos considerarían muy ofensivas, pero es su forma de amarse, supongo. —Encojo un hombro y aprieto los labios en una sonrisa melancólica—. Él es como ese hermano que siempre te pedí que me dieras, pero que luego de unos años comprendí por qué no podías cumplirme tal petición.
Para el pequeño Kurt era de sus más grandes sueños contar con un hermanito. Le valía una hectárea de mierda lo que decían los demás, de que lo dejarían de lado, de que el bebé se llevaría todo el amor, de que me culparían de sus desastres. Todo. Solo quería con quien compartir, reír, divertir, aprender, y tal vez ya no sentirse tan solo en esa casa que se le hacía tan inmensa. Eso, y ya no contar con las comidas a solas, la habitación silenciosa, el jardín vacío y desprovisto de vida a pesar de todo el cuidado que recibía.
Pero el Kurt de diez años supo la verdad. Que la ausencia de su madre se debía más a sus recaídas que a otra cosa, y lo comprobó al una vez llenarse de valor e ir a pedir una tarde juntos: de madre e hijo. Lo que encontró fue una madre convulsionando sobre el suelo de su habitación.
Luego fueron más problemas y más verdades.
Hospitales, ausencia, gritos, hospitales, gritos, ausencia. Un bucle sin descanso.
En eso se había convertido su vida, y sí, ya lo era desde antes, pero al saber el verdadero motivo fue como si la capa que lo cubría todo con su realidad deseada, se hiciera añicos y otra diera paso y nos cubriera a todos a su alrededor.
''¿Acaso no me quiere? ¿Soy el culpable? ¿Qué puedo hacer por ella? ¿Por qué lo hace?'' Eran las preguntas recurrentes en mí, cada noche y cada mañana al ir a verificar que mi madre seguía durmiendo, que seguía conmigo y que tenía más tiempo.
Hasta que, finalmente, una cruel verdad derrumbó aquel sueño de un futuro acompañante entre tanta soledad: mi madre padecía esterilidad secundaria, que es cuando el problema se manifiesta después de conseguir un embarazo y no se producen los siguientes. Llegó a ese punto, y fue devastador saberlo, cosa que la llevó a otra recaída, sin importarle que ese mismo fuese el motivo de su tragedia: más alcohol, más marihuana, más cocaína, más todo.
Me inclino y paso mis dedos por cada letra de su nombre grabado con esmero sobre aquella piedra, acción que repito en cada visita.
—Nada fue tu culpa —susurro y trago con fuerza—. No encontraste otra puerta de escape.
Vuelvo a guardar mis manos en los bolsillos y agacho la cabeza, clavando la mirada en la tela de la que está hecha la sudadera, aunque en realidad me pierdo en mis pensamientos.
»Fue reconfortante —murmuro—, el estar con ellos, pasarla bien y reír mucho. Demasiado en realidad. Ellos... —Me relamo los labios secos, más para ganar tiempo antes de hablar—: Son increíbles.
Logré mi cometido e hice que pasen una tarde estupenda, así lo vi a pesar de algunas cositas con respecto a la incómoda charla con sus padres. Al dejar de nuevo a Sam en la casa de estos, su sonrisa se desdibujó antes de portar una mueca, y yo estaba igual al ver que la gran salida había terminado, pero le recordé que lo haríamos otro día, además de que ahora cuenta con el muñeco de Deadpool y sonrió feliz por tenerlo antes de abrazarme con fuerza, cosa que casi me hace llorar.
Coraline fue con él hasta el interior de la casa y luego la llevé a ella a su departamento, claro que como despedida le robé más de un beso, recostándola contra la puerta de la entrada del edificio, obteniendo uno que otro gemido gracias a caricias por encima de la ropa, y cerrando así esa tarde como una de las mejores de mi vida.
Dejo salir mucho aire.
—Veo mucho de mí en él, de alguna manera. —Chasqueo la lengua—. Ya sabes a lo que me refiero. —Alzo el rostro y atraigo mis rodillas hasta mi pecho para así apoyar mi barbilla sobre ellas—. Quiero ayudarlo. A ambos, pero... hay tanto que no entiendo.
Recuerdo de nuevo toda aquella charla con sus padres. No logro quitarme el saber amargo cada que lo hago, es inevitable. Las expresiones forzadas me provocan nauseas y mareo, esto último por la confusión.
«¿Eso es todo o hay más detrás de toda esa fachada?»
La respuesta puede no gustarme pero, aún así, quiero saber, indagar. Excavar hasta dar con el punto medio, el inicio.
—Tal vez algún día dé con todas las piezas.
Permanezco allí, sentado en el frío césped, sintiendo el aire fresco contra mi rostro, aliviándome de cierta forma. Es así, con esa tranquilidad, que cierro los ojos, respirando con calma.
A muchos les podrá aterrar venir a este lugar, a mí me da fuerzas, porque está ella, mi madre, y suena algo loco, pero solo aquí la siento más cerca, y me aferro a la idea de que aquí de verdad me escucha.
Porque necesito una larga conversación con ella, y arde como el infierno saber que eso nunca será posible.
—Tal vez, si las cosas van bien —digo, con los ojos aún cerrados—, te la presente. —Sonrío con diversión—. Si estuvieras aquí sería tu cómplice de fotografías vergonzosas de mí, estoy seguro.
***
Se me dio por agregar a los chicos con cosas que me recuerden a ellos junto a sus nombres, más con cosas similares a frutas por alguna razón, y ahora me estoy meando de la risa, o casi.
James limonado:
Ya casi termino el último bocadillo 19:45
Fish zanahorio:
De acuerdo, abuelita uwu 19:45
James limonado:
Calla o no comes 19:45
Fish zanahorio:
LA CHUCHAAAAAA, NO ME AMENACES 19:46
HABLEMOS, ¿OK? OK:'V 19:46
Tú:
Tranquilo, amor mío, yo te guardaré algo;) 19:46
Fish zanahorio:
Ay, tan lindo que me mojas 19:46
Atragántame con ese armamento que te cargas T--T 19:47
Reprimo una risa antes de elevar la mirada cuando el elevador abre sus puertas. Coraline me pidió que subiera porque se tardaría un poco más con su maquillaje, y no tengo problema, su apartamento cuenta con esa calidez que te eriza la piel, y junto con Gato se me hace perfecto. Pocas veces aquí fueron suficientes para darle esa definición.
Me posiciono frente a la puerta, me aclaro la garganta porque, sí, vuelvo a estar nervioso, porque quiero que todo salga perfecto. Siempre cuento con mucha emoción al festejar el cumpleaños de los demás, este es casi uno pero lo siento como tal, por lo que, desde aquella tarde luego de proponerle esta idea, comencé a planearlo todo: el lugar, lo que habrá, quiénes irán —en eso recibí ayuda de Gigi—, y el toque final de todo que se verá al final de la noche, aunque será muy íntimo y de verdad espero le guste.
Estoy por tocar cuando la puerta se abre de golpe, dejando mi mano suspendida en el aire.
Lo primero que noto es al dulce gatuno entre sus brazos, este no se queda quieto, la forma en la que se mueve lo hace parecer un gusano en busca de su liberación al tiempo que maúlla con fuerza.
—El malhumor sí se hereda, ahora lo veo —bromeo y ella entrecierra los ojos.
—Hola a ti también, don comedia.
Sonrío e ingreso detrás de ella cuando se dirige hacia la cocina con pasos rápidos, podría decirse que me auto-invito a pasar mientras escucho que al parecer le coloca comida a Gato y cierro detrás de mí con suavidad.
—Ya come que tu madre debe irse, precioso —le murmura con voz cariñosa y algo graciosa justo cuando llego hasta ellos. Alza el rostro y me observa con una sonrisa apenada—. Mi deber de ser madre llama, así que espera un poco más.
Me encojo de hombros.
—Mi deber de ser reemplazado por un gato llama, así que claro que esperaré.
Ríe y me giro para volver a la puerta en lo que la espero, supongo que debo hacer esto para que ella siga con la charla con su hijo, lo que me divierte. Pero soy impaciente y voy de nuevo hacia ellos, justo a tiempo cuando se levanta y Gato comienza a estirarse.
Me permito admirar su vestimenta, porque me encanta hacerlo. Esta vez lleva un crop top negro de estilo encorsetado —o al menos creo que así se llama—, con transparencias en el escote que termina en un cuello redondo que deja libre de capas parte de su clavícula. La transparencia continúa por su abdomen y brazos, además de un par de cintas verticales que salen desde el pecho y se pierden en el tiro del vaquero también negro que no se ajusta tanto a sus piernas, pero aún así le queda espectacular, eso sin duda, y debo pasar saliva al volver a alzar la vista, luego de detallar sus botas negras, y darme cuenta de la gargantilla de cuero negro en su cuello.
Oscuridad absoluta y extravagante.
Doy con sus ojos, estos con el infaltable delineado, sus labios con un labial morado no tan oscuro se estiran en una sonrisa en lo que sube una mano para colocarse un mechón detrás de la oreja.
—Deslumbro, pero tampoco exageres —dice entre pequeñas risas y parpadeo varias veces.
«Puedo jurar que no exageré en nada».
Sonríe y se acerca ya con su teléfono en mano.
»Ahora sí estoy —me hace saber, quedando a menos de un paso de mí.
Alzo una mano, acercándome más a ella, y le acaricio los mechones de su fleco ya más largo, podrían rozarle pronto las pestañas, para luego posar mi atención en el resto de su cabello negro que cuenta con un brillo gracias a la iluminación del lugar y al este ser tan lacio y estar suelto.
—De verdad espero la pases bien —susurro—. Y no lo hice solo, los chicos han ayudado mucho y ya lo verás todo cuando lleguemos... Oh, y el lugar, es genial, o eso espero también pienses. Si no te gusta quizá-
Su palma me cubre los labios, haciendo que abra mucho los ojos y se me despeje por completo la mente, mandando al carajo todas las palabras atropelladas que tenía planeadas decir.
—Hablas mucho cuando estás nervioso, ¿sabes? —murmura, bajando su mano, luego es su pulgar quien se posa sobre mis labios y baja por el inferior para al final ser la uña de este, pintado de negro, quien lo estire con picardía.
Me ofrece su típica sonrisa de ''sé que te derrites por mí'' antes de que su mano quede colgando a su costado. Arrugo las cejas y debo aclararme la garganta antes de hablar, logrando recordar milagrosamente lo que dijo antes. He quedado algo atontado.
—No estoy nervioso.
Hace una mueca y emite un ''ajá'' con el significado de: eso no te lo crees ni tú.
Me rodea y la sigo, no sin antes ver a Gato para verificar que este ya se encuentre dormido sobre el sofá. Ella también le dedica una última mirada, tirándole un beso con sus labios estirados en su dirección. Una madre muy empalagosa diría yo, pero no lo aceptaría.
Ya en el auto, aprieto mis dedos por el volante, no con tanta fuerza porque no estoy enojado, sino deseoso de saber qué opina de todo, que de verdad ame lo que hemos preparado.
Coraline mueve sus dedos sobre sus muslos al ritmo de Stuck on the puzzle de Alex Turner, llenando el silencio entre ambos.
Su ceño se frunce al darse cuenta de que no vamos a mi departamento, me lo hace saber, y sonrío.
—Si hacemos un desastre allí de seguro me echan —digo y asiente despacio, de seguro analizando mis palabras.
Cuando llegamos a una esquina antes de al sitio al que nos llevo, detengo el auto y de nuevo se llena de intriga.
—Si vas a cortarme en cachitos para vender cada parte de mí solo dímelo ya —pide y río con fuerza—. Por lo menos me despedí de Gato.
—Qué exagerada y desconfiada —le reclamo y se encoge de hombros.
Hundo mi mano en un bolsillo de mi chaqueta y saco un pañuelo verde.
—Ya solo te falta el cloroformo y listo.
—Dios, Coraline, ¿qué tantas películas de asesinatos ves por día?
Lo calcula por unos segundos.
—Son más documentales que otra cosa.
Frunzo el ceño, riendo.
—Es para vendarte los ojos.
—Y así morir sin que vea lo que haces, pero sintiendo el dolor de mis partes desmembradas.
—Estás fatal —suelto, sacudiendo la cabeza, y por fin ríe, tanta seriedad en sus palabras me estaba asustando.
Termina cediendo y me permite vendarla. Me gusta la idea de hacerlo ver como un completo misterio, tampoco creamos un BOOM en el lugar que la dejará impactada, pero me da igual, fue hecho con, como diría Fish, la magia de la amistad... Y eso fue muy raro de pensar así que no puedo evitar soltar una pequeña risa.
Aparco frente al lugar donde veo la silueta de Gigi a través de una ventana. Ella agita una mano hacia el interior, de seguro dando la señal de que ya hemos llegado.
Ayudo a Coraline a bajar. Alza sus manos frente a ella para no chocar a pesar de que la sostengo por la cintura, lo que me trae recuerdos de aquella tarde en la pista de patinaje, y no todos son inocentes así que sacudo la cabeza.
La guío con lentitud hasta que llegamos frente a dos puertas de hierro, estas con barrotes en el medio para sujetar y así abrirlas. Tomo una y observo a la pelinegra.
—¿Lista?
—Estoy odiando este pañuelo y el suspenso, ¿podemos entrar de una puta vez? —Su tono impaciente me hace gracia.
—Esa dulzura no te la quita nadie.
Empujo la puerta y guío mi mirada hacia los demás que esperan la señal, esta es que le quito la tela que cubre sus ojos a la chica frente a mí, permitiéndole ver por fin.
—¡Sorpresa! —gritan, sobresaltando a Coraline y hasta a mí.
—¡Proyecto X! —grita el pelirrojo, haciendo que las miradas vayan a él y rían.
Poso mi atención en Coraline, quien se mantiene observándolo todo, desde los globos —que no son tantos al Fish decir que ya no sentía sus pulmones al inflar unos cincuenta y algo junto con Sax—, que están puestas en ciertas esquinas, hasta a las personas a su alrededor, que sé, gracias a Gigi, son amigos que ha hecho ella o ambas juntas en salidas a fiestas, y no hay ninguno de su universidad porque, según las palabras de la castaña que le ha citado su prima antes, ellos la asfixian.
A nuestra derecha, a unos pasos, contamos con una larga barra reluciente con varias bebidas sobre su superficie y con James detrás como barman, porque quién mejor para eso, es un genio y ya hasta hay personas halagando sus habilidades.
El interior es enorme, por lo que hay un estilo de pista improvisada y, al fondo a la izquierda, una pequeña cocina donde se han guardado las provisiones de bebidas. Todo está a oscuras por lo que hay luces de colores iluminándolo todo, como aquellas fiestas que solo son vistas en películas, es una suerte que las hayamos conseguido, dan un mejor ambiente.
Sax también es responsable de la música que comienza a subir de volumen luego de que muchos felicitaran a Coraline, a pesar de que saben que no es su cumpleaños.
Me posiciono mejor detrás de ella y recargo mi barbilla sobre su cabeza, pasando mis brazos a su alrededor en un abrazo.
«Joder, adoro abrazarla».
—¿Te gusta?
Luego de tantas felicitaciones, ha podido procesar más las cosas, pero sigue sin hablar mucho.
—Yo... Amm... No sé qué decir. —Una pequeña risa escapa de ella en tanto vemos a Gigi acercarse.
—Por suerte me invitaron a formar parte de esto o haría un berrinche.
—Te creo —digo y nos sonríe a ambos antes de tomar de la mano a Coraline y guiarla hacia algunos amigos suyos.
«Aish, el abrazo no duró mucho».
Sacudo la cabeza, parpadeando varias veces para alejar ese pensamiento.
Suspiro y decido aprovechar el momento e ir a verificar que las cosas van bien con Fish en la parte trasera del local, quien espera a que lleguen más cajas de bebidas junto con un poco de comida (más para él que para otros). Al el local ser tan grande, tardo un poco en llegar y, al hacerlo, Fish ya ha abierto una caja de pizza —debajo de esa carga otras cuatro más—, y viene comiéndose un trozo mientras que el chico encargado del pedido camina detrás de él con dos grandes cajas de plástico rojo colgando de cada mano con mucho esfuerzo al ser de las bebidas.
—Ni siquiera he pagado —me quejo y el pelirrojo se encoge de hombros.
—Logo me costigas —murmura con la boca llena, por lo que algunas palabras le salen no tan bien pero logro comprenderlo, además de que sube y baja las cejas con picardía.
Llegamos con todo hasta la cocina donde organizamos las bebidas en el gran congelador a un lado para que así el chico pueda llevarse de nuevo las cajas y, una vez todo listo, pago y luego tomamos las cajas de comida con Fish para llevárselas a nuestros amigos.
—Le llevo este a Sax —me hace saber él acerca de una caja con varios bocaditos. Enarco una ceja y ríe—. No, a James no, no quiero sufrir con sus halagos hacia sí mismo, ya sabes, es ''el don yo lo hago todo bien. Récenme''.
—¿No le rezarías? —inquiero con diversión y enarca una ceja.
—De rodillas, compadre. De rodillas.
Suelto una gran carcajada y me abro paso entre la gente en busca de la pelinegra. Pero me paralizo al encontrarla, mi sonrisa queda suspendida hasta que va disminuyendo, y no porque haya visto algo horrible, sino todo lo contrario, porque he quedado impactado con la esplendida vista.
Ahí, en el centro de la pista, se encuentra Coraline bailando como nunca la había visto hacerlo.
Sus ojos permanecen cerrados mientras mueve sus caderas al ritmo de la música y sube sus brazos para que así sus dedos se enreden con suavidad entre sus cortos mechones brillantes, tanto por su brillo natural como por las luces coloridas a nuestro alrededor. Admiro la soltura con la que se maneja, la libertad que desprende, lo ligera que se la percibe, como si supiera que es dueña de todo a su alrededor, hasta de mi atención que no se aparta de ella.
Y su sonrisa...
Qué acto más malvado y cruel el que no todos puedan verla, porque simplemente quedo cautivado.
«Por favor, no dejes de sonreír así».
A pesar de la música resonando entre las cuatro paredes, solo una canción hace acto de presencia en mi mente, y es aquella que escuchamos en el auto al venir hasta aquí, sus letras cobrando mucho más sentido en este instante. Stuck on the puzzle nunca se escuchó tan bien y clara en mi interior. Solo puedo pensar en esa canción y en lo bien que las palabras dichas por el cantante la rodean en mi imaginación.
I'm not the kind of fool who's gonna sit and sing to you
About stars, girl
But last night I looked up into the dark half of the blue
And they'd gone backwards
Something in your magnetism must have pissed them off
Forcing them to get an early night
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For such a sight as the one I caught when I saw your
Fingers dimming the lights
Like you're used to being told that you're trouble
And I spent all night
Stuck on the puzzle
Las luces la rodean al ella moverse, alegre, y sonrío. Sonrío porque no hay nada más en su mente que no sea el divertirse, no tiene a nadie llamándola un problema, como si fuese la verdad, cuando en realidad es una luz entre tanta oscuridad, tanto en este lugar como en cualquiera.
Solo hay que verla para saber que puedes llegar a perderte con locura y sin retorno en cada destello que te ofrece sin siquiera ser consciente.
I tried to swim to the side
But my feet got caught in the middle
And I thought I'd seen the light
But oh, no
I was just stuck on the puzzle
Stuck on the puzzle
Hay tanto que no comprendo. Cada vez que logro entender algo, es otro día y ella vuelve a esa tristeza que no sé de dónde proviene, no con exactitud, no conozco la semilla. Y quiero saber. Quiero armar el rompecabezas y conocer sus misterios. Quiero conocerla de verdad.
Parpadeo y vuelvo a la normalidad al ver que ríe, le dice algo a Gigi, que recién noto baila con una chica —amiga suya, supongo—. Intercambian unas palabras más antes de que la pelinegra decida acercarse a la barra y pedir con el rostro acalorado, pero sonriente, alguna bebida a James, quien realiza una reverencia que la tiene riendo un poco más.
Hay una corta conversación al mi amigo prepararle su pedido, entre eso la asombra con algunos súper trucos que ni yo tenía idea de que sabe hacer con esos vasos. Le entrega su bebida y ella, aún con esa encantadora sonrisa, recuesta su espalda baja contra el borde de la barra para seguidamente llevarse la pajilla hasta sus labios y observar a los demás bailar.
Me aclaro la garganta, acercándome. Camino lo suficiente como para quedar a una distancia considerable de ella, pero no tanto como para que note mi presencia, ni James lo hace al atender a otros que piden bebidas, y menos lo hace el chico que se le acerca a ella, haciendo que me detenga.
Él imita su postura, sonriendo con confianza y cruzándose de brazos, ella le devuelve el gesto y no sé qué hacer.
«¿Me quedo aquí? ¿Voy con ellos? ¿Pero eso no molestaría? ¡¿Voy o no voy?!»
—Y el chico este que organizó todo esto... Entonces, ¿no es tu novio? —cuestiona él, mi sentido de la gran audición funcionando de lo mejor justo desde esa parte de la conversación, y alzo ambas cejas.
«Uy, chismecito».
—Es... —Trago con fuerza porque al parecer hablan de mí y sé que está mal escuchar, pero ya me es inevitable—. Somos cercanos, sí.
«Cercanos...»
Digo, es una buena palabra, es para referirse a alguien que sabe mucho de ti, con quien puedes reír de cualquier cosa porque son unidos, cómplices, y siendo así... ¿por qué deseo que hubiese usado otra palabra?
—Esto debió costar un dineral —comenta él en medio de una risa y noto cómo la sonrisa de ella flaquea.
Permanece observándolo, y no es por ser chismoso —porque no lo soy, esa es cosa de Fish—, pero espero al igual que el chico a que ella responda.
—No lo sé, no... No me dijeron nada. —Intenta sonreír pero no le sale como planea.
—Ah, cierto que fue sorpresa —dice él antes de sonreírle con dulzura—. Es bueno que tengas amigos así, de seguro te sientes muy afortunada.
Coraline solo le ofrece otra sonrisa como respuesta, una mejor construida con un significado: pasemos de tema.
Frunzo el ceño, confundido, y me acerco a ellos, forzando una sonrisa de labios pegados.
—Hola —saludo con tono alegre, como si no pasaran miles de cosas por mi mente—. ¿Quieren?
Solo él asiente hacia la caja con pedazos de pizza, sándwiches y más cosas saladas que James se esmeró en hacer, ya que el chico que lo trajo todo es uno de los que trabaja con su madre en su local de comida por lo que, una vez más, el gran padre del grupo nos salvó el trasero.
El chico con nosotros me felicita por tan genial fiesta y hacerle esta sorpresa a Coraline, habla de lo bien que está decorado el lugar y de la creatividad de ciertas cosas, lo que me hace reír, a medias, porque mis pensamientos van de vez en cuando a aquello de hace un rato, sin poder evitarlo y regañándome por ello.
Una pelirroja se acerca a nosotros y le sonreímos, yo más por cortesía porque de verdad no conozco a nadie más además de a mis amigos. Ella nos saluda con amabilidad antes de tomar de la mano al chico y llevárselo riendo hacia la pista.
Las luces de colores mezclando el morado, rojo y verde, iluminan el rostro de Coraline, haciendo brillar sus ojos como un universo en el interior de estos, una noche estrellada donde el dolor forma parte y, a pesar de eso, es posible soñar con la plenitud, con la calma.
Me giro para dejar la caja de comida sobre la barra y luego vuelvo a mi posición inicial. Rozo mi hombro contra el suyo en un gesto amistoso.
—Sigo procesándolo.
—¿El qué?
—Todo —dice en medio de una diminuta risa que imito.
—¿Y qué tal?
—Aún no tengo un veredicto porque apenas va iniciando.
Me observa y por un momento me pierdo en cómo el color de sus ojos está más presente, pero en las esquinas aún persisten las luces de colores.
—Es bueno que lo tengas claro.
Sonríe y también lo hago. En eso una luz destella a nuestro costado y luego vemos a Gigi con una cámara en manos.
—Rayos, se supone que quité el flash. —Maldice y toca unas cosas en el aparato para posteriormente encogerse de hombros—. Igual salieron bien.
—Claro, es que yo siempre salgo bien —digo y ambas ríen antes de que la castaña se gire y le tome fotos a Fish junto a Sax detrás de lo que es la gran maquinaria de DJ.
—¿Cómo es que tu ego es tan grande?
Giro mi rostro hacia Coraline.
—¿Te sofoca?
Bufa.
—Mucho.
—Porque tú eres la modestia en persona —bromeo y su sonrisa tambalea un poco, de nuevo.
Clava la atención en su bebida y luego la pasea por el lugar, evitando verme.
—Cuando creces sin recibir... comentarios del tipo afectivo, llegas a una conclusión de que tú mismo puedes dártelas. —Con lentitud, deja sus ojos en los míos. Ladeo los labios en una mueca—. Y en algún punto las crees.
—Porque son ciertas.
—Muchas no.
—O tal vez s-
Me dedica una mirada cargada de reproche, de esas que te dejan en claro que ya no quieren seguir con el tema. Aprieto los labios y, en contra de su petición, hablo:
—Deberías dejar de menospreciarte.
Se encoge de hombros.
—Es mi estilo de vida.
Sonríe con debilidad antes de llevarse la pajilla a los labios.
Paso saliva, guardo mis manos en los bolsillos de mi pantalón y dejo vagar mis ojos por todo el lugar. La incomodidad se hace cada vez más presente, ¿lo peor? No se me ocurre una sola cosa para hablar, o tal vez hay tantos temas que quisiera soltarle que se me mezclan demasiado.
Reímos al ver a Fish ya en camino a estar muy ebrio, haciendo un baile que se supone es algo similar al twerk, luego su bebida se derrama al brindar con otro chico, a quien también se le derrama, pero no tanto, y lo toman con gracia, pero una sola cosa viene a mi mente:
—Tendremos mucho por limpiar.
—¿De quién es el lugar? —Se gira tan rápido que me sobresalto, y me sorprendo al ver la preocupación en su mirada—. Es enorme.
—Y eso que solo es una parte. —Río y su expresión va a peor.
—No hacía falta que gastaran tanto por-
—¡Shhhh! —digo con diversión y aplana sus labios, aún preocupada. Le sonrío con dulzura—. Tranquila, es parte de un local de Carlos. —Arruga las cejas—. El que organizó el festival, te hablé de él.
—Ah, sí, sí. —Hace una mueca—. Pero... ¿no les cobró mucho?
—Nos lo prestó, porque somos algo como... amigos. Así que ya quita esa cara —intento animarla.
Viendo que las dudas continúan en ella, alzo una mano hacia su rostro. Le acomodo un mechón tras su oreja, despacio. Intenta sonreír, pero al parecer este se ha vuelto un acto difícil de realizar.
Puedo notar lo tensos que se encuentran sus hombros, cómo pasa saliva y se relame los labios con urgencia, y no por querer que nos besemos, sino porque hay algo que no me dice y que la está inquietando, es fácil de saberlo cuando, además, curva un poco las cejas con disgusto. Tal vez no se da cuenta pero, cuando algo gira y gira en su cabeza, analizándolo, realiza muchos gestos.
—Voy al baño.
Apenas lo anuncia, se aparta con rapidez y camina con la misma velocidad. Mi mano queda suspendida en el aire porque, al alejarse, su mechón, otro que no logré acomodar del todo, se deslizó por mi piel, dejando un sutil cosquilleo por mis yemas al tiempo que ha quedado el vacío al ella alejarse.
«¿Qué acaba de pasar?»
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Holiiiiis
Uy, que ya estamos en el NO cumpleaños, apenas inicia, ¿eh? Falta mucho por ver 7u7
Espero este inicio les haya gustado, es muy soft todo aún... ya se viene LO POTENTE MUAJAJJAAAJA se aclara la garganta Tendremos que esperar un poquis para eso, pero valdrá la pena, eso se los aseguro👀
Les pide miles de disculpas por tardar tanto en actualizaaaar, me cuesta todo al estar en exámenes además de enferma je (resfriado namas, pero me da súper mal:'c)
MUCHÍSIMAS GRACIAS POR LOS 200K DE LECTURAAAAAAAAAAS AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH
Hace unas semanas festejábamos los 100k weyyy, khe pedo, lxs amo muchoteeee, en serio, gracias por tantoooooooo. Espero encuentren a alguien que lxs mire y se les quede viendo todo atontado como el Kurtqui🦋🦋
Pdta: te amo, Alex Turner. Tenía que decirlo🕴🖤
Cuídense, tomen agua y coman riko UwU
¡MUAK!
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